Javier Vázquez Delgado recomienda: Aquaman de Peter David Vol. III

Edición original: Aquaman núms. 30-48 USA, Aquaman Annual núms. 3-4 USA (one-shots), Aquaman: Secret Files & Origins núm. 1 USA (one-shot).
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: Andy Lanning, Dan Abnett, Jim Calafiore, Peter David, William Messner-Loebs.
Dibujo: Anthony Williams, Chris Renaud, Jim Calafiore, Kirk Van Wormer, Roger Robinson, Vince Giarrano.
Entintado: Peter Palmiotti, Howard : Shum, Ken Branch, Mark MsKenna, AndyLanning, John Lowe, Jonathan Sibal.
Color: Tom McCraw, Pat Garrahy, Michael Danza.
Formato: Cartoné (Integral omnibus), 544 págs. A color.
Precio: 44,50 euros.

 

Todo viaje tiene un principio y un final. Será más largo o corto, pero el camino que se empieza siempre termina por llegar a algún sitio… o no. Y es que esto es lo que le sucedió a Peter David cuando era el encargado de escribir la serie de Aquaman durante los años noventa. Su viaje empezó, pero nunca llegó a terminar, no al menos como él quería que acabara. Cuatro años de historias profundamente ancladas a su tiempo que, debido a desavenencias editoriales, acabó de forma abrupta rompiendo la relación del personaje con un David que sentía que no había sido capaz de cumplir el objetivo con el que empezó a escribir la serie: establecer a Aquaman de manera sólida, tanto que pudiera sostenerse tras su partida.

La serie se desangraba en ventas, perdiendo 10.000 lectores en tan solo un año y desplomándose al puesto 100 con unas ventas alrededor de los 27.000 ejemplares. Algo que llama poderosamente la atención si tenemos en cuenta que el trabajo de David mejora en enfoque respecto a sus primeros dos años en la serie.

David fue informado de esta caída de las ventas y comenzó a proponer ideas con la que poder recuperar a esos lectores que habían ido dejando la serie. Ideas que chocaban con la línea editorial y que fueron tensando la relación con el guionista de Young Justice que, harto, dejó la serie en el número 47.

Si os apetece saber algo más al respecto de este momento concreto, podéis pasaros por aquí..

La historia hasta ahora había relatado como Aquaman afronta la muerte de su madre adoptiva, Porm, para asociarse posteriormente con los Diablos Marinos a fin de explorar una sima oceánica en la que se han avistado mutaciones grotescas de la fauna marina. El viaje a la sima (una de las ideas de David era usarla a modo de historia de largo recorrido siendo el equivalente al Infierno de Dante) le descubre a su peor enemigo, Manta Negra, que también ha mutado…

En este punto comienza este tercer y último tomo del Aquaman de Peter David, con Arthur perdido en la sima y viéndose afectado por las aguas infectadas con algún agente mutágeno, mientras ha de lidiar con sus súbditos, la actitud de su hijo e incluso hacer frente a la estirpe misma de los dioses. Un sinfín de situaciones en las que David también recurre a otros héroes del Universo DC, como Power Girl, Superman (en su etapa más eléctrica) y la Cosa del Pantano a fin de intentar que pueda sobrevivir a todo este batallón de situación con las que el hijo de Atlan se ve obligado a batallar.

Los números 30-48 que se recopilan en este tomo resultan tan intensos como los anteriores, manteniendo el tono que imperaba en los años 90, con acción incasable, batallas de alto voltaje y situaciones que están al servicio de la nueva forma de proceder y de ser de Arthur. Sin embargo, entre sus páginas si se puede ir detectado un claro movimiento dulcificador, en una clara tendencia del guionista por comenzar a cerrar el tema del arpón, puesto que manifestaba abiertamente que dicha situación ya había dado todo lo que podía dar de sí.

David mira al pasado de Aquaman y concretamente a su propio trabajo en las Crónicas de Atlantis, para alimentar las tramas. Un claro ejemplo de nostalgia personal que además le permite poder explorar aspectos más humanos y emocionales de Arthur como rey de Atlantis. Hay más espacio para explorar el aspecto emocional de Aquaman y su relación con los secundarios, su entorno personal y su papel como héroe dentro del Universo DC. Un espacio que David aprovecha para elaborar tramas algo más complejas, en las que no abusa tanto de sus herramientas narrativas, ni sus vicios, dejándose llevar por la inercia editorial y el no hay nada que perder, cuando le indicaron que la serie se estaba ahogando a nivel de ventas.

Sin embargo, de manera natural, David contamina su trabajo con su propio hastío y sus números finales no son sino una sombra de lo que podría haberse hecho, cerrando tramas y dejando al personaje en un punto en el que es posible poder emprender cualquier tipo de acción. Su plan para matarlo, algo que no le dejaron hacer, así como recuperar su mano, algo que tampoco era del beneplácito de DC, acabaría llegando a la serie, dejando claro que Aquaman, al menos entonces, continuaba sufriendo un particular y doloroso via crucis editorial.

El apartado gráfico de la obra, el eslabón débil de las tres entregas, se asienta gracias a una mayor regularidad de Calafiore (al que se le pudo ver en los Red Lanterns de los Nuevos 52) que logra imprimir personalidad al conjunto, sin dejar de lado su trazo geométrico de línea gruesa, algo rígido, con propensión a la falta de fondos. Que mejore no significa que sea el más adecuado, siendo un punto en el que el lector de hoy puede encontrar un fuerte punto refractario hacía la obra.

Sin duda esta trilogía cierra la deuda contraída que había con los lectores, dejando claro que el trabajo de David con el personaje tuvo un valor más que significativo en su momento pero que, con el paso del tiempo, el cambio de tendencias y estilos, su aportación global queda en entredicho. David logró un objetivo, pero fue un objetivo puntual, anclado a su tiempo, con un apartado gráfico deficiente e irregular (que no benefició a su trabajo), y que debe leerse sin perder de vista la época a la que pertenece.

Un divertimento, un punto de inflexión para Aquaman, un loable intento de darle la importancia que tiene y que no alcanza la magnificencia de la que tanto se habla, pero que convence por todo el ecosistema que es capaz de crear alrededor del personaje. No decepciona y no emociona, es un trabajo interesante que se disfruta, sin ser capaz de dejar un poso sólido, que llena un vacío histórico en nuestro país, y verlo de otra forma puede llevar a serias decepciones.



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