Javier Vázquez Delgado recomienda: El lápiz salvaje de Neal Adams. Leyendas de Conan (02)
John Buscema está considerado como el dibujante ideal de la serie Conan el cimmerio, Barry W. Smith fue el primero y es ensalzado como el más elegante y exquisito, otros artistas de la serie como Cary Nord, Gil Kane, Tomás Giorello o Dick Giordano son recordados por alguna etapa o por algunas historias interesantes y bien dibujadas.
Sin embargo se suele olvidar el paso de un gigante del cómic por la franquicia hiboria creada por Robert E. Howard, de un bárbaro de los lápices y las tintas que dejó su impronta en decenas de páginas tanto en el comic book titulado Conan the Barbarian como en la revista en blanco y negro The Savage Sword of Conan; estamos hablando de Neal Adams, un artista total que realizó media docena de historias – a veces a los lápices y tintas, otras solo entintando – y otra media docena de portadas durante un período de poco más de dos años y que interpretó al personaje de una manera magistral. Su salvaje representación del cimmerio es icónica, quintaesencial y magnífica.
Concretamente Neal Adams dibujó y entintó:
Sombras en Zamboula relato de 39 páginas guionizado por Roy Thomas y publicado en The Savage Sword of Conan #14
The Curse of the Golden Skull! relato de 19 páginas guionizado por Roy Thomas y publicado en Conan the Barbarian #37
The Crawler in the mists de 22 páginas en Conan the Barbarian #116 con guión de J.M.DeMatteis (a partir de la página 04)
Y como codibujante, finalizador o entintador participó en otras tres historias:
The last ballad of Laza-Lanti, una maravillosa historia de Roy Thomas de 18 páginas codibujada con John Buscema y publicada en Conan the Barbarian #45
Night of the Dark God en Savage Tales #04 (mayo de 1974) son 21 páginas con guion del omnipresente Thomas, con Adams y Gil Kane a los lápices.
Of Flame and the Fiend! con 18 páginas en Conan the Barbarian #44 con lápices de John Buscema y entintado de Adams. Es la segunda parte del relato iniciado en el 43 de la misma revista, este dibujado enteramente por Buscema y entintado por Ernie Chan.
A parte realizó varias ilustraciones y portadas para Savage Tales, The Savage Sword of Conan y Conan the Barbarian.
Si tuviéramos que escoger una historia que ejemplificara el paso de Adams por la serie, Sombras en Zamboula sería la elegida.
Thomas adaptó un relato de Howard en el que el factor brujería es casi anecdótico y su principal baza consiste en la descripción de las intrigas palaciegas y de los bajos fondos de una ciudad-estado en Estigia. El talento gráfico-narrativo de Adams amplifica y potencia la trama dándole matices realistas, casi de cotidianidad que hacen que nos sumerjamos en el ambiente de Zamboula como si hubiésemos vivido una temporada en ella.
Otro aspecto destacado es que el artista escoge un estilo narrativo más clásico, con menos elementos compositivos y estructurales innovadores, una puesta en escena más transparente, más clásica que aumenta la sensación de verosimilitud. Esta elección hace que paradójicamente su dibujo luzca más, que uno pueda apreciar mucho mejor el impecable sentido de composición y el dominio de la anatomía humana del dibujante de Ben Casey.
Lejos de ser un trabajo rutinario Sombras en Zamboula demuestra que Neal Adams se tomó muy en serio su colaboración con la franquicia cimmeria y que intentó aportar lo mejor de su arte.
Sin embargo, los caminos del cómic mainstream son inescrutables y a veces torticeros.
The curse of the golden skull! tenía que ser otro relato de Howard adaptado con cariño para la revista en blanco y negro The Savage Sword of Conan pero – como explica Thomas – surgió un problema con los plazos de entrega en el comic book principal y tuvieron que readaptar la historia que estaba a medio dibujar, ponerle color y reducirla a los estrechos márgenes del formato de 20 páginas, ya que estaba planificada para que tuviera una extensión mayor. Esta circunstancia industrial hace que la segunda parte de la historia se resuelva apresuradamente y con demasiadas viñetas por página, pero aun así el resultado es un relato interesante, bien narrado y mejor dibujado donde destaca un poético prólogo ambientado en la ficticia era de Kull el Conquistador. Thomas destacaba además la broma que Adams introdujo a modo de monstruo babosa con forma de genitales femeninos que pasó desapercibida a los censores, por supuesto.
La última balada de Lanza-Lanti, publicado en el número 45 de Conan el Bárbaro, también cuenta con un monstruo de forma complicada, sin embargo, el tono del relato no es nada humorístico. Nos hallamos ante una de las más bellas historias de la serie donde la atmósfera trágica de maldición inexorable planea sobre la pareja protagonista; el bardo que da título al episodio y un reflexivo Conan en pleno vagabundeo por tierras de Zamora (la de Hiboria, claro).
El trágico destino de Laza-Lanti y la bailarina Timara es contado por John Buscema a los lápices y Adams a las tintas bajo el pseudónimo de The Crusty Bunkers. Este nombre artístico englobaba los trabajos realizados por un grupo de dibujantes agrupados alrededor del estudio Continuity dirigido por Dick Giordano y Neal Adams. El guionista y editor de la serie Roy Thomas nos explica con inusual sinceridad como se repartieron el trabajo: “… se encargaron del acabado, de terminar los bocetos a lápiz de John, y luego los entintaron. Pero, aunque los Crusty Bunkers fueran tan solo un grupo de jóvenes dibujantes que trabajaban para Neal en su estudio y muchos de ellos no pasaran de simples aprendices, Neal siempre los guiaba y se encargaba personalmente de alguna parte del trabajo, sobre todo las caras“.
El trabajo satisfizo a Thomas y es innegable ver la mano de Adams en páginas como la que podemos ver encima de estas líneas. “Creo que, como resultado, The last ballad of Lanza-Lanti mantuvo las calidades de dibujo de números anteriores“. Estos comentarios los realiza Thomas en los textos introductorios en la reedición en comic book de Conan el Bárbaro que publicó Forum a finales de los 90 y principios de la pasada década y que ahora también están incluidos en la recopilación integral de Conan the Barbarian que ha empezado a publicar la editorial Panini. Son textos que, bajo el título de Conan the Marvelous, la desconocida historia de Conan el bárbaro, reúnen los principales recuerdos del máximo artífice de la publicación y principal impulsor de los comics de fantasía heroica en el mainstream norteamericano. Aunque también podemos encontrarlos en la colección de omnigolds que está publicando Panini, sería muy interesante recopilar estos artículos en un libro… Muy interesante.
La última balada de Lanza-Lanti es una de las historias más hermosas de toda la serie, curiosamente Conan adopta en ella un papel de mero espectador.
The Crawler in the mists! fue en principio un comic-disco allá por 1976. El guion es obra de Len Wein y los dibujos a lápiz de John Buscema con tintas de Adams y en menor medida de Dick Giordano. Las tres primeras páginas son claramente de Buscema y a partir de la cuarta, la mano del dibujante de Deadman se nota por doquier.
Al dejar Thomas la serie, hubo una época de desconcierto por lo que J.M. DeMatteis adaptó esta historia a la continuidad del comic book principal de la franquicia; Conan the Barbarian y la incluyó en su número 116 de noviembre de 1980.
The Crawler in the mists! es uno más de los innumerables encuentros de Conan y acompañante – esta vez masculino – con un monstruo informe, en una ciudad desértica y maldita. Destaca la narrativa limpia, clara y eficaz de Buscema o de Adams y también la descripción del personaje protagonista noble, inteligente y generoso, aunque no exento de ferocidad.
Otra de las grandes historias del cimerio, y de Neal Adams en la serie, es La noche del Dios Oscuro. Esta historia codibujada por Gil Kane y entintada por Adams con la ayuda de Pablo Marcos y Vince Colleta, se publicó en blanco y negro en la revista Savage Tales y en color en el número 15 de Marvel Treasury Edition en 1977. Está basada en un relato escrito por el mismo Robert E. Howard aunque con otro personaje de protagonista, concretamente Turlogh 0’Brien, un relato que Thomas se encargó de encajar en la continuidad del cimmerio, cambiándole el personaje principal por el de Conan.
Es una aventura situada en Cimmeria, tierra natal de Conan, a donde volvía de vez en cuando cansado de vagabundear por tierras extrañas. Otra vez el aspecto sobrenatural es escaso y predomina la descripción de las diferentes tribus hiborias y de los aspectos sentimentales que guían al protagonista a rescatar un antiguo amor de juventud. En el aspecto gráfico destaca la alternancia de páginas claramente abocetadas por Kane con otras trabajadas por Adams y también el entintado más oscuro, con grises difuminados en aguada (en la versión en blanco y negro) tan característicos del trabajo de Pablo Marcos. Es una historia seca, sincera y algo nostálgica donde la figura de Conan vuelve a ser la de un bárbaro paciente, algo filosófico, aunque con los habituales raptos de furia demente que son su rasgo distintivo.
Finalmente queda por comentar la segunda parte de una historia publicada los números 43 y 44 de Conan the Barbarian. En el primer capítulo el arte corre a cargo del tándem habitual de la época formado por John Buscema y Ernie Chan y sin embargo la continuación titulada Of flame and the wind! será entintada por los Crusty Bunkers, aunque Thomas atribuye este cometido al pincel de Adams o el de sus ayudantes en un estado inspiradísimo. Se trata de una historia donde el cimmerio comparte protagonismo con Red Sonja y donde se enfrentan a una pareja de vampiros que habitan en una torre llamada la Torre de Sangre. Un relato algo flojo donde el arte de Adams no destaca en demasía.
El dibujante que renovó los X-Men dibujó y pintó portadas para Savage Tales, The Savage Sword of Conan y Conan the Barbarian e hizo numerosas ilustraciones, para la revista en blanco y negro principalmente. De su paso por la franquicia destaca su interpretación del cimmerio al que dio una personalidad más profunda, reflexiva y noble y que encaja mejor con las interpretaciones más modernas del personaje creado por Robert E. Howard.
Con un puñado de historias interesantes que sus lápices y tintas mejoraron claramente, Neal Adams consiguió sacarse de la chistera el tesoro de un arte sencillo, emocionante y profundo. Como la estrella de Khorala que Conan sustrae de manera disimulada al abandonar Zamboula, el artista de Nueva York nos ofrece una versión del bárbaro cimmerio mucho más humana, mucho más auténtica y mucho más creíble que la mayoría de encarnaciones que podemos leer en relatos anteriores o posteriores. Que sus enseñanzas no calaran hasta mucho más tarde no le quita ni un ápice de valor a la encarnación del noble bruto surgido del lápiz (y el pincel) salvaje de Neal Adams.
Salut!
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