Javier Vázquez Delgado recomienda: Head Lopper 1: El cortacabezas y la isla, o una plaga de bestias
Edición original: Head Lopper #’s 1-4 (Image Comics).
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión y dibujo: Andrew McLean.
Color: Mike Spicer.
Formato: Libro de tapa blanda, 280 páginas.
Precio: 23 €.
Norgal es el Corta Cabezas, un audaz, hábil, musculoso y veterano luchador que deambula por un mundo de fantasía medieval. También conocido como El hijo del minotauro y El verdugo, se gana la vida combatiendo a pavorosos monstruos, desde el más gigantesco al más ladino, y cobrando unas monedas a las comunidades asoladas por ellos. Y tiene mucho trabajo: la llamada Isla de Barra donde corre sus aventuras, viene aquejada desde hace tiempo por una plaga de extraños seres que surgen cada cierto tiempo para atacar a su población.
Su única compañía es la cabeza cortada (sí, esa es su especialidad) y no-muerta de Agatha, la Bruja Azul, a la cual despachó hace tiempo. Por molesta que sea la incesante, sarcástica, afilada e insolente cháchara de Agatha, no se atreve a deshacerse de este extraño trofeo, por miedo a que, dejada a solas, la Bruja Azul traiga calamidades o maldiciones a quien pueda encontrarla.
La Reina viuda regente de la Isla de Barra, Abigail, busca un remedio para las devastadoras incursiones de las horribles bestias que asolan los territorios de los que está encargada hasta que su hijo Aaron, todavía un niño, llegue a la edad de ser coronado. Un día, su consejero Servin Lulach, que nunca le ha dado buena espina, pero en quien su marido siempre confió, le propone contratar a Norgal y enviarle a la Ciénaga Negra, donde reside el hechicero que está tras los monstruos, para que acabe con él.
Pero quizás las sensaciones de Abigail siempre hayan estado fundadas y Lulach esté conchabado con el brujo. Y quizás, éste precisamente necesite que Norgal llegue a sus dominios para tener en sus manos la llave que le libere de esa ciénaga donde una diosa le confinó, y así poder alzarse y, con sus maléficos poderes totalmente restituidos, conquistar los reinos de la isla.
Head Lopper es un cómic cuyo creador, Andrew MacLean, empezó a autopublicar en 2013. Dos años después, llamó la atención de Image Comics, y bajo la editorial de Eric Stephenson, se lanzó una miniserie de periodicidad trimestral, y cuatro números (la recopilada en este tomo de Norma del que estamos hablando) con cuadernos de mayor número de páginas de lo habitual, entre cincuenta y sesenta. Resultó ser un éxito de crítica, y en 2017 se lanzó una segunda miniserie, a la que continuó otra más en 2018 que está a punto concluir el mes que viene en EEUU.
Lo primero que llama la atención de esta obra, claro, es su aspecto gráfico, muy peculiar pero que nos puede recordar al de los trabajos de Mike Mignola, Paul Grist, la serie televisiva Hora de Aventuras de Pendelton Ward, o incluso el artista español Max. Con esos referentes, está claro que ese por otro lado maravilloso apartado visual es un tanto rara avis en el panorama norteamericano. Además, el contraste de ese look cartoon con el tono de lo que se cuenta y cómo se cuenta, lóbrego, épico, resulta un acicate para cautivar a quienes se sumergen en sus páginas.
Dentro de lo estrictamente visual, no solo son reseñables el dibujo en sí o los originales diseños de personajes, escenarios y criaturas: lo que nos deja verdaderamente boquiabiertos es el manejo y soltura de McLean con la narrativa. Cada uno de los combates que aparece en Head Lopper es un auténtico espectáculo perfectamente coreografiado. También el ritmo de las conversaciones, los tránsitos de personajes recorriendo el mundo mientras contemplamos extraños paisajes, denota maestría, y ante los resultados, no podemos poner inconveniente alguno a que McLean se tome su tiempo para lanzar cada entrega.
Pero Head Lopper no es solo un bello y dinámico espectáculo: la trama, con sus duplicidades, traiciones y revelaciones es apasionante y llena de drama, sembrada de personajes que resultan carismáticos a pesar de estar esbozados con tan solo unas sólidas pinceladas. Tanto, que quizás la pega que se pueda poner a la obra es que el protagonista queda eclipsado en interés frente al adversario. Y es que la historia y motivaciones de Servin Lulach, que se nos van desglosando en sucesivos flashbacks, desluce un tanto al propio Norgal, que a su lado queda algo esquemático y reducido a un rotundo y molón badass con un lado entrañable. Cosa que oigan, pues tampoco es precisamente mala. Y Agatha es un auténtico hallazgo, con sus enajenados comentarios y actuaciones, las únicas notas de humor (negro) de la historia.
La edición de Norma, que recopila el primer arco argumental de cuatro entregas en un grueso tomo de tapa blanda, se ve complementada por una nutrida galería de chulísimos bocetos, más otra de pin ups a cargo de gente como Mike Mignola, James Harren, Michael Avon Oeming, Tradd Moore y otros, y de las las portadas de la miniserie, incluidas las variantes de autores como James Stokoe, Gabriel Bá, o Mike y Laura Allred. Y por supuesto, el volumen abre con un mapa de la Isla de Barra; toda narración de espada y brujería o fantasía épica debe llevar uno, después de todo.
Esperemos que este primer tomo funcione bien y Norma se anime a publicar en castellano los siguientes: hay uno ya acumulado en USA, y como comentábamos, allí está a punto de finalizar el tercer arco argumental. Se ha tardado un tiempo en ver este material por aquí, pero la espera ha merecido la pena. Que no pare.
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