Javier Vázquez Delgado recomienda: Mundo Independiente: Novedades USA #30
Esta semana terminamos con la lista de cómics pendientes de reseñar. Próxima estación, Once & Future de Kieron Gillen y Dan Mora, que se estrenó esta semana pero circunstancias adversas me impidieron tener a tiempo mis impresiones. No obstante, permitidme un pequeño spoiler: es uno de los mejores debuts que he leído desde que empecé esta sección. La semana que viene trataré de convenceros de ello. Hoy os quiero convencer para que léais otras series.
The Death-Defying Devil #1, de Gail Simone y Walter Geovani
Al igual que con The Shadow, Vampirella o Red Sonja, Dynamite jamás se rendirá tratando de hacer populares a los héroes de Project Superpowers, creaciones de la Edad de Oro del cómic americano que Alex Ross y Jim Krueger rescataron en una miniserie con once años de antigüedad. Once años también han transcurrido desde la publicación de una serie de Daredevil, superhéroe al que Dynamite rebautizó como The Death-Defying Devil por temor a los abogados de Marvel. Sin embargo, los editores de Dynamite están convencidos de haber encontrado por fin a la escritora correcta para el personaje, la persona indicada para presentar al personaje a una nueva audiencia.
No se han equivocado.
Gail Simone me ha dejado muy impresionado con su primer número al frente de la serie. Daredevil se encuentra atrapado en un cochambroso edificio, habitado por un pintoresco grupo de personas y asediado por matones y un misterioso villano con superpoderes. El edificio está aislado del resto de la sociedad, probablmente por influencia de sus enemigos, por lo que Daredevil tendrá que apañárselas él solo. Pero para salvar a los habitantes del edificio tendrá que sacar a la luz sus secretos primero.
Ya desde la primera página, en la que un veterano de guerra sonado conversa con Daredevil, el guion de Simone nos inunda con malos presagios. El edificio donde transcurre la acción es frío y desasosegante. Su gente, aunque bienintencionada, arrastra secretos y patologías que se hacen evidentes en las excelentes conversaciones que escribe la autora. Esa sensación de incomodidad no hace más que acrecentrarse con la alta cantidad de violencia en la historia y unos villanos tan amenazadores como malvados. Daredevil es un oasis de cordura en ese ambiente, la única presencia reconfortante.
Eso no quiere decir que Simone se olvida de que escribe a un superhéroe. Al contrario, The Death-Defying Devil posee los atributos de un buen cómic de superhéroes: un héroe valiente que defiende a los débiles sin importarle las consecuencias, villanos con vendettas personales, atuendos coloridos y muchas tortas.
Lo que hace especial a este primer número es el trabajo que hace Simone combinando dos vertientes, el thriller psicológico con tintes sobrenaturales y las aventuras de superhéroes, sin perder el norte ni dejando que una merme a la otra. El suyo es un guion muy bien calculado, que sabe cuándo es el mejor momento para situar una splash page con el protagonista posando imponente y cuándo pedirle a su colaborador habitual Walter Geovani que dibuje conversaciones inquietantes.
Del trabajo del dibujante no hay mucho que decir. Sin ser el más espectacular o siniestro, o quizás gracias a no ser ninguna de las dos cosas, consigue un buen balance entre los diferentes elementos con los que juega el guion de su compañera. Las peleas se sienten violentas, contundentes y rápidas, como debería ser con un superhéroe acróbata; la ambientación es convincemente tristona y solitaria. Flojea representando las emociones de sus personajes humanos, al menos aquellas que no son ira o maldad, pero en general aprueba con nota. El color de Adriano Augusto, apagado y grisáceo, es justo lo que pide la historia.
¿Qué más puedo decir aparte de repetir lo mucho que me ha gustado el debut de esta serie? Dynamite está aprendiendo a cómo relanzar series.
Coffin Bound #1, de Dan Watters y Dani
Coffin Bound llega al mercado con un sinfín de alabanzas por parte de profesionales como Kurt Busiek y Warren Ellis. Si fuera menos cínico habría afrontado la lectura del primer número con un hype por las nubes. Quizás hubiese encumbrado la serie para no admitir que mis expectativas eran irrealistas. O quizás la hubiese criticado hasta la saciedad, buscando cualquier pretexto, por estúpido que sea, porque ninguna serie puede sobrevivir expectativas irrealistas. Afortunadamente, soy tan cínico como un antihéroe de Frank Miller (solo me falta pasear bajo la lluvia mientras recito un monólogo interno), e hice caso omiso a las opiniones de Busiek y Ellis. Os recomiendo hacer lo mismo.
No creo que Coffin Bound sea tan genial como los amigos de Dan Watters afirman que es. El guionista se empeña tanto en hacer del mundo de su serie un lugar surrealista y especial que consigue crear el efecto contrario. Como si se hubiese creado siguiendo una lista con los gustos del público americano que devora obras como Sandman, Pretty Deadly o Saga, por citar unos pocos ejemplos, el mundo de esta serie solo me transmite una sensación de artificialidad. No veo un escenario imposible pero coherente y creíble una vez ensimismado en la lectura, sino a un autor que quiere molar a todo coste.
Peor son los diálogos, que tienden a las reflexiones pseudofilosóficas, a expresiones poéticas, a frases crípticias. Sospecho que Watters piensa que sus diálogos son más inteligentes de lo que en realidad son. En mi opinión, el estilo forzado que predomina en los diálogos vence con demasiada frecuencia a cualquier hallazgo que haya en ellos, de la misma forma que encontrar un tesoro perdido no compensa el tiempo invertido en cavar un hoyo de veinte metros de profundidad.
Sin embargo, me atrevería a recomendar Coffin Bound pese a todo. Dan Watters y Dani, dibujante a la que habrá que seguirle la pista, tienen ambición. Mucha ambición. Esta no es una de esas series donde autores que en entrevistas hablan sobre lo mucho que adoran el género que abordan solo saben limitarse a repetir la misma historia que les marcó cuando eran niño inocentes. Esta es una serie creada por autores que son plenamente conscientes de la oportunidad que Image Comics les ha dado para contar una historia que cautive al público americano, cuya atención dura tanto como el intervalo de tiempo entre eventos de Marvel. Su pecado es no contenerse, querer abarcar demasiado y desmarcarse de la competencia. Veo a un equipo creativo que quiere ascender al olimpo del mainstream y que comete errores, pero por lo menos lo intentan, algo que no puede decirse de muchos muchos otros.
Esa ambición consigue que le de mi aprobación a Coffin Bound. La serie desprende la energía y entusiasmo que hace del cómic independiente americano un lugar tan encantador. Un valioso atributo que aprecio mucho y que rara vez se ve en Marvel, DC o la propia Image Comics.
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