Javier Vázquez Delgado recomienda: Zatoichi
No somos pocos los aficionados al manga de este país que echamos de menos a la editorial Glénat/EDT. La filial española de la casa francesa, comandada por Joan Navarro, que posteriormente se independizaría de la misma y cambiaría su nombre, jugó en papel fundamental para que la edición de mangas en España se asemejase a las recopilaciones japonesas en tomo. Fue el éxito de la primera edición de Rurouni Kenshin la que asentó definitivamente las bases del formato estándar y permitió a la editorial ampliar su catálogo y diversificar su línea editorial, dirigiéndose principalmente a las demografías shonen, shojo y seinen.
Dentro de esta última categoría, hacia el final de su vida, Glénat/EDT apostó por la publicación de obras del maestro HIRATA Hiroshi, una figura fundamental para el manga dentro y fuera de Japón. La explosión del cómic nipón para adultos conllevó la creación de mangas jidaimono, término que englobaba a las historias basadas en el legado histórico de Japón, que se erigiría como una fuente inagotable de ideas para miles de autores. SHIRATO Sanpei y KOJIMA Goseki fueron dos de sus pioneros, autores de obras inmortales, y, sin duda, HIRATA es la tercera figura que completaría el trío de autores fundamentales corriente, como denota el tratamiento que ha recibido su producción en los países de mayor tradición en el noveno arte.
Zatoichi es uno de los personajes de ficción más famosos que se han creado en Japón. Se trata de un samurái ciego, que se gana la vida como masajista mientras viaja por la geografía nipona. El esquema de sus historias suele responder al clásico de las películas y mangas de samuráis. Una aldea y sus pobres habitantes se encuentran bajo el yugo de algún tirano y su banda, pero Zatoichi aparece, se enfrenta a ellos desatando sus habilidades con la espada y restaura la paz en la región.
Este personaje, creado en la literatura por el novelista SHIMOZAWA Kan, ha contado con multitud de adaptaciones cinematográficas, series de televisión, etc., siendo la más conocida de ellas la cinta de 2003 dirigida por KITANO Takeshi. Además, ha servido de inspiración para que numerosos autores del medio creen personajes basados en su figura, como es el caso del Ichi (Sabu e Ichi) de ISHINOMORI Shotaro o del Zato Ino (Usagi Yojimbo) de Stan Sakai.
El tomo está dividido en dos historias. La primera de ellas, Se escucha el canto de Zatoichi, nos presenta al protagonista asistiendo al ataque a un hombre por parte de unos bandidos. Tras deshacerse de ellos, la moribunda víctima le entrega un saco de dinero y le pide que se lo lleve a otra persona. Zatoichi continúa su camino y llega a una aldea, donde los habitantes so extorsionados por el dueño de la posta local. La segunda historia, Zatoichi atraviesa el mar, tiene un planteamiento muy similar, ya que comienza con este derrotando a un asaltante, que al morir le pide que cuide de sus hermanos y, una vez más, tendrá que hacer frente a la banda de malhechores locales.
El dibujo de este cómic es muy tosco, no encandila por sus diseños, que HIRATA depuraría más adelante, pero es funcional y sirve para transmitir la intención del autor. Revela un dominio certero de la plumilla, pero carece de una narrativa gráfica que acompañe a la acción, ya que es demasiado estático y carece de fluidez, por lo que se echa en falta sentir la danza de Zatoichi cuando desenvaina la espada.
La edición de esta obra, como todas las de HIRATA publicadas por esta editorial, se realizó en formato A5 (15×21 cm), con encuadernación rústica con sobrecubiertas y no contaba con ningún extra, a pesar de hubiera sido de agradecer algún artículo contextualizando la obra o hablando de la importancia de su autor. Hoy en día, tras el cierre de la editorial en el año, es un tomo difícil de encontrar, pero si lo veis a buen precio en librerías con material antiguo o de segunda mano, no dudéis en llevaros este pedacito de historia del manga.
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