Javier Vázquez Delgado recomienda: Entrevista a Sean Chen
Tras muchos años entrevistando a autores, es fascinante como las personas que se esconden detrás de los guionistas o dibujantes son cada una completamente distinta. Ante autores cuyo ego les sale por las orejas siempre es posible encontrar otros que son más humildes de lo que su currículum podría sugerir. Y ante algunos muy seguros de su trabajo, es posible encontrar otros ejemplos en los que sorprende cómo la autoestima del entrevistado no es muy alta. En estos casos, estas entrevistas casi a modo de confesión, arrojan otra perspectiva del interior del mundo y el negocio del cómic, mucho más salvaje y difícil. Es por ello que es interesante comprobar cómo profesionales con más de veinte años de trabajo a sus espaldas, nos ilustran sobre algunos aspectos del mundillo que no quedan reflejados en las páginas impresas. Este es el caso de uno de los invitados estrella de las pasadas Jornadas del Cómic de Avilés, Sean Chen, al que muchos asociarán a largas etapas en Iron Man y Lobezno en la Marvel del cambio de siglo. Aprovechando su presencia en la ciudad asturiana, tuvimos la oportunidad de charlar con el dibujante.
Pedro Monje: En este caso vamos a empezar con el momento fanboy. ¿Te acuerdas de aquella portada que hiciste de Lobezno que salía corriendo de las llamas? Pues aquella fue el poster de mi habitación durante muchos, muchos años…
Sean Chen: Sí, sí que me acuerdo. Pero supongo que ya no sigue allí, ¿no? [Risas]
P.M.: Bueno… [Risas] Empezamos por nuestra pregunta habitual. ¿Recuerdas cuando empezaste a leer cómics y cuáles eran?
S.C.: Mi exposición a los superhéroes al principio no lo era a través de los cómics, sino por la televisión y por las tiras de prensa de los periódicos. Mis padres compraban el periódico todos los domingos, y ese día venían con muchas tiras de prensa. La mayoría eran cartoon, pero también había algo de superhéroes. El Hombre Enmascarado (The Phantom en inglés en el original) y Spiderman estaban siempre ahí. Pero vamos, aquello era algo muy puntual. Porque en lo que respecta a los cómics mis padres tenían la idea clara de que no iban a entrar por la puerta de casa nunca. Así que nunca me llegué a plantear ni por lo más mínimo el dedicarme a dibujar cómics. Dibujaba de vez en cuando por curiosidad, pero pocos más. No fue hasta mucho después, en el instituto, cuando compré algún cómic. Aunque tampoco era cómic como tal, sino la revista de Heavy Metal Magazine. Estaba en los centros comerciales, en la sección de adultos, al lado del Penthouse y Playboy… Ahí dentro había cómics, y me llamaron la atención. Pero como te decía, nada de superhéroes. Nada puramente americano. Las siguientes exposiciones a los cómics fueron a través de Moebius, Milo Manara, Pepe Moreno, Carlos Trillo….
P.M.:¿ Carlos Trillo? ¿En serio?
S.C.: Sí, sé que poca gente en USA ha leído sobre él, pero las cosas que hacía eran asombrosas para mí. No seguía el patrón de gente como Jack Kirby o John Buscema. Intentaba hacer las cosas desde un punto de vista bastante realista. Y cuando usaba las acuarelas… Era un dios. Todos estos que te digo han sido mis influencias. Todos europeos. Nada de superhéroes americanos. Pero claro, si quieres trabajar allí, tienes que hacer superhéroes. Por eso cuando yo practicaba y dibujaba mis propios Spiderman, Lobezno, Batman de prueba, pues me decían que no eran dinámicos. Que no parecían como los de Jack Kirby. Que no era algo que se pudiera vender. Poco a poco fui cambiando, y montando un portfolio distinto, para ir a San Diego Comic Con.
P.M.:¿ Estamos hablando de finales de los ochenta o más bien a principios de los noventa?
S.C.: No soy muy bueno con las fechas, pero esto fue cuando surgió Valiant, así que tuvo que ser a principios de los noventa. En el 92 o en el 93. Yo ya había ido otros años, pero el feedback que había tenido hasta entonces era negativo en el sentido de que no se veían capaces de vender o promocionar mi estilo de dibujo del principio. No movía la cámara en la página como ellos querían. Los únicos que mostraron interés en mí al principio fueron en Valiant. Le enseñé mi trabajo a Barry Windsor-Smith. Me dijo que le gustaba, pero que había que cambiar varias cosas. Me sugirió que me mudara a Nueva York, así podría trabajar con él en su estudio e ir aprendiendo con él. Me iba a dar trabajo. Iba a trabajar a la vez que aprendía. En aquel momento yo vivía en Washington y todavía no había acabado la universidad, pero le dije a mi madre que me iba a ir a Nueva York porque tenía una gran oportunidad de trabajo. Barry Windsor-Smith estaba empezando en Valiant, que era una compañía muy joven en aquel momento. También hablé mucho con Bob Layton. Ambos eran muy buenos. El primero podía dibujar todo lo que se propusiese. El segundo era un fenómeno a la hora de representar superhéroes típicos del cómic americano. Entre los dos aprendí mucho. Me pusieron en forma en seguida. Y esto no suelo decirlo mucho, pero tuve un tercer maestro en aquellos años. Una tercera persona que me ayudó muchísimo a la hora de mejorar mi dibujo. Fue David Mazzucchelli.
P.M.:¡ Anda! ¿El mismísimo David Mazzucchelli? Esto sí que no me lo esperaba…
S.C.: Sí, le gustaba mi estilo. Y me daba consejos en todas las convenciones. Era una especie de tutor freelance. Y lo fue durante tres años. Durante tres años, en todas las convenciones a las que íbamos, estábamos por lo menos una hora hablando de mi dibujo. Me ayudaba a mejorar y aprovechaba todos los minutos que tuve con él. Entre él y los dos que te decía antes, aprendí a mejorar mi estilo muchísimo. Y me fijaba en sus obras, claro. Por aquel entonces salió el Weapon-X de BWS, con esa mezcla de estilo europeo y americano. Brutal. Eran grandes nombres de la industria, pero conmigo eran muy amables. He vuelto a ver a Bob Layton en varias ocasiones, pero a los otros dos hace muchísimos años que no les veo. Y les debo casi toda mi carrera a ellos.
P.M.: Sí, David y Barry han desaparecido del mapa. David ya no hace cómics ni nada…
S.C.: Eso es. Pero Bob se lo pasa en grande yendo a todas las convenciones a las que puede. Y sigue enseñándome cosas. Con él hice mi primer cómic de Valiant: Rai & The Future Force #9. Vendió 800,000 copias. Y era solo mi primer número. Una locura. A mí me parecía un negocio fantástico. Mucho dinero y muy fácil. Así fueron mis comienzos…
P.M.: Con Joe Quesada colaborarías años después en Marvel, pero… ¿Llegaste a conocer a Joe durante tu etapa en Valiant?
S.C.: No, no. Jim Shooter y Joe Quesada estuvieron en Valiant antes incluso de que yo llegara. Y los dos ya no estaban cuando empecé a trabajar allí. Shooter fue el Editor en Jefe durante los primeros meses, pero luego tuvieron todos aquellos problemas y Layton y Smith se encargaban de todo. En la oficina no dejaban de hablar fatal de Shooter y repetir lo malo que era y el daño que les había hecho… Pero yo le conocí diez años después y me pareció una persona encantadora. Me sorprendió. Pero las leyendas son las que son… Y Joe Quesada… Pues Joe ha estado en muchas partes y en muchos puestos de la industria. Cuando le conocí, todavía era solo un dibujante. Hacía algunas portadas para Valiant. Luego trabajé con él cuando dirigía Marvel y era el Editor en Jefe. Ahora no sé exactamente cuál es su puesto…
P.M.: Estuviste en Valiant durante un par de años y luego fuiste a Marvel.
S.C.: Sí, y yo creo que era una transición muy básica. Ambas compañías se parecían en bastantes cosas, pero después de unos meses yo quería llegar a lo más alto. Y eso implicaba ir a Marvel. Valiant era muy pequeña, pero allí pude hacer X-O Manowar y practicar mucho el dibujar a gente con armaduras que volaban. Eso me iba a venir bien luego [Risas]. Durante Heroes Reborn, la serie de Iron Man la hacían desde Image Comics. Pero después, al volver a Marvel, necesitaban un dibujante para la nueva serie. Yo había hecho X-O Manowar y eran muy parecidos. X-O era naranja y dorado. Iron Man era rojo y dorado. No era difícil. Así que me eligieron.
[En este momento irrumpe Bernard Chang, amigo de Sean Chen y otro de los invitados a las Jornadas del Cómic de Avilés, para poner la zona patas arriba y hacer reír a todo el mundo y donde la palabra “apuesta” es repite bastante… La entrevista se detiene un momento. Y es buen momento para recordar que el mes que viene… ¡entrevista a Bernard Chang!]
P.M.: Estábamos hablando de Iron Man…
S.C.: No es que a mí me gustara especialmente dibujar a superhéroes en armaduras. De hecho, era difícil. Muy difícil de hacer. Pero estuve bastante tiempo.
P.M.:¿ Diseñaste tú la armadura de Tony en Heroes Return?
S.C.: Sí. Kurt Busiek me dijo que quería basar la armadura en una versión que había hecho Alex Ross para otro proyecto. No recuerdo ahora cuál. ¿Marvels? Puede ser, no recuerdo. Le dije que no tenía problema, pero que quería añadir algunas cosas. No hubo problema. Al menos yo, al ser mi primer trabajo en Marvel, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de que estuvieran contentos, no imponer mis ideas de diseño. La armadura es mezcla de Alex Ross y mitad mía.
P.M.:¿ Llegaste a hablar con Bob Layton de tu Iron Man?
S.C.: La etapa de Valiant fue muy convulsa internamente. Muchos cambios, muchas polémicas, muchas salidas. Cuando yo me fui, Bob ya no estaba en la editorial. Creo que Nicieza era el nuevo Editor en Jefe. Pasaba todo tan rápido que cuando me puse a hacer Iron Man, no caí en la cuenta de la importancia que había tenido ese personaje en la carrera de uno de mis maestros. Años después sí que lo hablamos, pero no en aquel momento. Le gustaba lo que había hecho. Creo que, en cierto modo, Layton siempre ha pensado en mí como si fuera un hijo. Él no tuvo hijos biológicos, pero estaba muy orgulloso de mí y de mi carrera.
P.M.: Estamos en una industria en la que los dibujantes cambian (o son cambiados) muy rápido de una serie a otra, pero cuando tú estabas en Iron Man, aguantaste más de tres años.
S.C.: Pero aquello fue más producto de que yo no sabía mucho más de lo que pasaba fuera de mi oficina. Me llegaba un guión, lo dibujaba y poco más. Había otros dibujantes que preferían cambiar de serie todo el rato, para que se hablara mucho más de ellos porque siempre había motivo para hablar. En mi caso, como no había cambios y seguía haciendo lo mismo, pues no aumentaba mi fama. Por aquel entonces yo era muy ingenuo. No era un gran hombre de negocios y al principio no tomaba las mejores decisiones. Y luego hay otra cosa. Creo que muchas veces cambiar es malo en el sentido creativo. Kurt y yo teníamos una buena relación creativa, y eso no se consigue al principio. Se tarda en conseguir. Al menos un año. No se consigue durante los primeros seis meses… Luego descubrí que, en un año, lo normal es que una editorial te ofrezca más o menos diez proyectos distintos y diez cambios de proyectos. Pero al principio, a mí todo eso no me llegaba. Y pensaba que era lo normal.
P.M.: Kurt Busiek dejó la serie… y llegó Joe Quesada como guionista. Pero no hubo cambio de dibujante.
S.C.: Sí. Estos recuerdos no los tengo tan claros, la verdad. Para mí Quesada era un dibujante amigo. Ahora su nombre me pone nervioso, pero por aquel entonces no era tan famoso. Era muy fácil trabajar con él. Se notaba que quería empezar a escribir guiones. Había sido dibujante tanto tiempo que tenía algunas ideas que quería llevar a cabo. Estaba empezando a intentar ser guionista. Evidentemente, cuando das un paso tan grande en tu carrera, no te lanzas de lleno a ser el guionista de X-Men o de Los Vengadores. Empiezas más abajo. Con algún personaje que no importe tanto a la gente. Aquí no iba a tener problemas ni con el dibujante ni con el fándom. Fue un cambio de dirección interesante para el personaje. Ya me ha pasado un par de veces. Estar en una serie y que llegue un guionista distinto y lo cambie todo. No siempre funciona. Pero todo ello forma parte de trabajar en Marvel. Seguí haciendo las portadas, porque por aquel entonces no parecía ser tan importante lo de las portadas. Si eras el dibujante de la serie, podías hacer las portadas. Hoy en día no. Hoy en día hay tantos dibujantes, artistas, concept-artists, dibujantes por ordenador, etc. Y hay que darles trabajo a todos. Y hay que conseguir que la gente quiera comprarse todas esas portadas. Los tiempos cambian.
P.M.: Durante esos años también hiciste un par de miniseries, como Avengers: Infinity.
S.C.: De esto no me acuerdo muy bien. De hecho, ahora no recuerdo quién era el guionista de esa miniserie. Recuerdo mi etapa en Iron Man, mi etapa en Lobezno, mi etapa en X-Men… Pero estas miniseries ni las recordaba hasta que la has mencionado. Espera. Creo que fue con Roger Stern. Las series de grupo siempre son más difíciles. Conseguir que todo el mundo tenga química no es fácil. Y encima en tan pocos números. Es un desafío distinto que me gustaría hacerlo bien alguna vez. Quien haga bien una serie de grupo, puede hacer lo que quiera.
P.M.: Durante estos años también dibujaste la serie de Lobezno con Frank Tieri. ¿Cómo surgió aquello? Porque fue para un editor distinto…
S.C.: Fue un poco por amistad con el editor. Lobezno e Iron Man son dos series muy distintas entre sí, la verdad. Lobezno es todo un desafío, porque tenía y tiene una base de aficionados muy poderosa. Este Lobezno, con el traje amarillo y azul, estaba pasando por una etapa que luchaba mucho contra alienígenas y monstruos. Un Lobezno muy distinto. Pero la nueva editorial que llegó en ese momento quería cambiar las cosas y hacerlo completamente distinto. No querían que tuviera el uniforme amarillo, por ejemplo. Querían hacerlo más similar a las películas. Y que luchara contra maestros del crimen, no contra alienígenas. Yo había dibujado la etapa anterior y me quisieron mantener para la nueva etapa también. Pero aprendí a gestionar una sensación nueva. Y es que cuando estás dibujando a Lobezno, notas como todo el mundo quiere echarte para ponerse ellos. No solo dibujantes. También guionistas o editores. Todos quieren encargarse de él. Es mucha presión.
P.M.:¿ Y cómo te llega esa sensación?
S.C.: Pues, por ejemplo, cuando vas a convenciones y otros compañeros te comentan que tienes que vigilar la espalda, porque han oído rumores de que te quieren quitar de la serie. Acaba siendo todo un poco desagradable. Muchos rumores. O de que te van a cambiar de editor. Mucha gente por eso no dura mucho tiempo y por eso hay tantos cambios… Me lo pasé muy bien, y no puedo pedir más. Y además durante mucho tiempo, así que… Pero la presión era muy grande. Por lo menos pude hacerme la fama de ser un dibujante profesional que cumple con las fechas y con una buena narrativa. Pero a veces se ve que quieren tener a un dibujante más famoso, que sea una estrella del rock. Quizá no lo haga tan bien o no llegue a tiempo, pero les ayudará a vender mucho más. Fue una temporada difícil. Al final creo que se lo dieron a otro equipo creativo que estaba insistiendo mucho. Y cuando ellos llegaron las ventas empezaron a caer en picado [Risas]. Pero bueno, cada uno tiene su visión del personaje. En el fondo es lo interesante de Lobezno, que se puede adaptar en muchas situaciones distintas. Así que este equipo creativo convenció al Editor en Jefe y no tuvieron que hacer nada más.
P.M.: En este punto aterrizas en la trilogía de X-Men The End con Chris Claremont. ¿Cómo llegas a este proyecto, a dibujar tantos personajes?
S.C.: Joe Quesada era el jefazo en Marvel. Y es muy listo. Sabe el camino que tiene que seguir un dibujante, porque él lo ha recorrido y lo ha experimentado. Yo en este punto no sabía qué hacer, y me ofreció este proyecto. Pensaba que iba a ser bueno. Un proyecto que le defina para el resto de su carrera. Y era esto. X-Men: The End con Chris Claremont. Parecía una buena idea, porque era una historia importante con el patriarca mutante. Se suponía que iba a ser mi gran obra maestra en mi carrera. Tres años, dieciocho números… Pero creo que al final fue algo corriente. Fueron tres años divertidos de dibujar. No me arrepiento, ojo. Porque yo había leído mucho X-Men con quince años y siempre había querido dibujarlos. Pero… no fue una gran obra maestra. Además, para Claremont también fue una época distinta. Había estado muchos años escribiendo mucho, pero aquí hacía algunos números en unas dos horas. Demasiado rápido. Sé que era un gran nombre, pero si tu dibujante se va a pasar catorce horas al día durante un mes entero dibujando el número con tantos personajes, quizás escribir un guión en dos horas sin revisarlo pues… Pero claro, era Chris Claremont. No le toques. El proyecto no se acabó promocionando cómo se suponía que iba a vender. Pero bueno… Acabó siendo todo muy diferente de lo que iba a ser. Yo ya me di cuenta al acabar el primer número, pero…
P.M.: Después de esto fuiste a trabajar para DC. Hiciste aquella miniserie interesante como Salvation Run.
S.C.: Aquí sucedieron muchas cosas que me dieron problemas. Me echaron de Lobezno, el proyecto de The End no salió nada bien… No fue lo que iba a ser. En DC habían intentado que yo trabajara para ellos durante mucho tiempo, así que al final les dije que sí. Salió en todas las webs como una gran noticia. Didio me dijo que me iban a dar un gran proyecto, así que yo estaba muy contento. Pero acabó pasándome como con X-Men: The End. Al final fue algo corriente. Además, fue cuando nació mi primer hijo. Intenté dibujar cómics con el niño recién nacido en casa y fue muy difícil. Me retrasé un poco en mis fechas de entrega y no pude hacerlo integro. Me planteé dejar los cómics.
P.M.: Pues sí que parece que te lo pasaste bien en esta serie…
S.C.: No, hacia el final no me lo pasé nada bien. Hice lo mejor que pude. Además, no había leído casi nada de estos personajes cuando yo era pequeño, así que… Y claro, todos esos grandes momentos que teníamos que representar en la serie, no me los acababa de creer del todo ni yo mismo. No los sentía como importantes. De hecho, hasta que la gente no me lo dijo en las convenciones, ni yo mismo era consciente de lo importante que era lo que había dibujado. El guionista Bill Willingham empezó a escribir la serie, pero luego la tuvo que dejar por otras cosas y llamaron a otro guionista. Sí se marchó, es porque no tenía tanta pasión por la serie… Y el que vino después, pues lo mismo. Fue el principio de mi desenamoramiento de los cómics. Y creo que nunca he vuelto a tener las sensaciones de Iron Man o Lobezno.
P.M.: Luego has hecho varios fill-ins aquí y allí…
S.C.: Sí, pero eso es muy peligroso. Te vuelves invisible. Simplemente es una forma de ganar dinero en base a la tarifa por página, y nada más. Desapareces del mapa. Eso fue una mala idea. Lo siguiente destacable que recuerdo fue Vengadores: Academia. Me lo pasé muy bien con el guionista, con Christos Gage. Es un gran profesional y podría haber dibujado aquella serie indefinidamente. Pero me llamaron de Marvel, porque estaban haciendo recortes presupuestarios, y me dijeron que mi tarifa por página era demasiado alta para una serie que vendía tan poco. Yo era muy caro. Así que iban a traer a un dibujante diferente para que hiciera la serie, y a mí me prometieron ponerme en una serie importante. Yo ya sabía que eso no iba a pasar, pero bueno… Y si pasaba, iba a ser algo provisional durante cuatro o seis meses. Así que acabé pasándome al mundo de la publicidad, que está muy bien pagado. He hecho portadas aquí y allí, pero me fui separando del mundo de los cómics… De hecho, ahora que estoy bastante alejado de los cómics es cuando más los estoy disfrutando como media. Aunque ahora tengo una sensibilidad distinta de cuando era pequeño. Releí Watchmen hace poco y me encantó lo bien escrito que está. También suelo leer saga. Me gustan las cosas de las editoriales más independientes. Antes no era así.
P.M.: ¿Y no han tratado de traerte de vuelta a los cómics?
S.C.: Sí, obviamente. En cuanto saben que estás interesado, no dudan en llamarte. Sé que el día que quiera ir a Marvel o DC, me van a dar trabajo. Pero a mí me cuesta. ¿Has visto dibujar a Bernard Chang? La forma que tiene él de dibujar hace que parezca algo fácil y rápido. Como si no le costase esfuerzo. Dibuja una página al día. A veces dos. Pero para mí es muy difícil rellenar una hoja en blanco y convertirla en un cómic. Me deja muy cansado. Y al día siguiente otra. Y así un mes tras otro. Eso puede llegar a ser estresante. Intentas hacerlo lo mejor posible… y luego vas y lees en Internet una crítica y te quedas destrozado. “Este tío no dibuja bien desde que dibujaba Iron Man”. Te destroza. En publicidad no es así, y las fechas de entrega no son tan malas como en los cómics si te sabes organizar bien. Si algún día llega un proyecto interesante, estoy abierto a estudiarlo. Creo que pasará antes o después, es casi inevitable. Pero… Eso sí, nunca voy a hacer una serie regular durante tres años seguidos. Eso lo tengo claro. Podría ser interesante incluso volver a Iron Man. Hay veces en las que Bernard me llama para que le sustituya. Le gusta mucho salir de fiesta y a veces se retrasa en las fechas de entrega, así que me llama para que le eche una mano. Pasó con Green Lantern, por ejemplo. Luego la gente nos compara, y nuestro estilo no es muy parecido, pero al menos es divertido. Y llega un momento en el que tienes claro que es imposible satisfacer a todo el mundo. Eso es imposible. Y cuanto antes lo asumas, mucho mejor. Es duro, pero es así. Conozco a mucha gente que ha tenido que dejar el negocio por eso. Más de uno. Y al final se trata simplemente de ser un poquito mejor cada día, pero no intentar dar muchas vueltas a las críticas. Si has sido un gran fan de pequeño, esto va a ser más difícil de conseguir.
P.M.: De esos cómics que leías de pequeño… ¿te verías dibujando un título europeo?
S.C.: No sé. Miro a Milo Manara, por ejemplo. Los cómics europeos suelen ser tan realistas, que no me veo en este apartado. Estoy demasiado adaptado al estilo de cómics americanos, de cómics de Kirby, con todo estos uniformes y disfraces y peleas. Todo más juvenil. Creo que en el fondo me gusta más esto…
P.M.: ¡Muchas gracias por tu tiempo, Sean! ¡Ha sido un placer!
S.C.: Muchas gracias a vosotros.
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