Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN 20 Años – Titanes de Devin Grayson

Edición original: Titans Vol. I 1-25.
Edición nacional/ España: Planeta deAgostini.
Guión: Devin Grayson, Jay Faerber.
Dibujo: Mark Buckingham, Justiniano, Drew Johnson, Alé Garza, Patrick Zircher, Cully Hamner, Adam DeKraker, Paul Pelletier.
Entintado: Dexter Vines, Wade Von Grawbadger, Marlo Aquila, Rich Faber, Richard Bonk.
Color: Tom McCraw, Gregory Wright, Pam Rambo.
Formato: Rustica, tamaño educido, 200 páginas, color.
Precio: 9,95 euros.

Han pasado 20 años de la publicación de esta obra. 20 años son muchos años y poder recordar es poder vivir dos veces… Y por ello celebramos el 20 aniversario de Zona Negativa, orgullosos de poder estar aquí y poder recordar todos juntos esas cosas que pasaban en el cada vez más lejano 1999.

La mejor manera de empezar cualquier texto es siempre desde el principio. Parece una idea muy obvia, pero funciona, y aunque se puede innovar a la hora de contar algo, seguir una línea cronológica siempre ayuda… y más cuando se habla de los Titanes.

En el año 1964 pasaron muchas cosas alrededor de la música, los Rolling Stones lanzaban su primer álbum, Bob Dylan acababa de componer su clásico imperecedero, The times they are a changing, y los Beatles empezaban a arrasar en la lista de grandes éxitos norteamericanas. Pero no solo la música parecía estar forjando nuevas leyendas, también empresas como Hasbro sentaría las bases de un nuevo muñeco articulado, los G.I Joe, Ford presentó el primer Mustang, se creó el lenguaje de programación BASIC, se libraron batallas campales en Harlem por temas raciales y Estados Unidos autoriza el envío de tropas a Vietnam, se detonó la bomba atómica número 383 en el campo de pruebas de Nevada, se laza la sonda espacial Mariner 4… la ciencia, la tecnología, la política, la sociedad y la cultura cambia, todo se transforma, todo evoluciona en un mundo que parece hacerse cada vez más pequeño para una humanidad demasiado depredadora. Y en medio de todos esos cambios, dentro de ese reducto cultural que eran los comics también se experimenta una pequeña revolución.

En DC Batman se dinamizaba con un cambio de aspecto motivado por unas ventas tan bajas que la amenaza de cancelación era algo más que una posibilidad. El traje se modificó gracias al talento de Carmine Infantino (diseñador del espectacular uniforme del segundo Flash), apareciendo por primera vez el famoso ovalo amarillo rodeando al emblema del murciélago del pecho de Caballero Oscuro.

Ese mismo año se presentó en sociedad a Zatanna, una nueva Hermandad del Mal, se celebraba una boda bajo el mar entre Aquaman y Mera y los más jovenes de la casa se reunían en la serie Brave and the Bold #54 para hacer frente a Mr. Twister. El germen de los Titanes acababa de aparecer en julio de 1964.

En aquella historia inaugural, los Jovenes Titanes, que no recibieron dicho apelativo en esta primera aventura, escrita por Bob Haney y dibujada por Bruno Premiani, Robin, Kid Flash y Aqualad, forman una especie de Liga de la Justicia adolescente motivada por ese espíritu rebelde, ese salto generacional entre ellos y los adultos incapaces de entenderles. Un claro ejemplo de cómo los comics reflejan la realidad cultural y social de la época. La historia no era sino la forma de poner de manifiesto que esos jovenes eran capaces de buscar su propio camino y hacerlo sin seguir, necesariamente, los pasos de sus predecesores.

El éxito fue rotundo.

Tan rotundo que no hay que esperar mucho para que tan solo un año después, gracias a la contracultura que no dejaba de ganar influencia en el mundo real, se publicara The Brave and the Bold #60, donde el grupo se presentaba en sociedad bajo el sugerente título de Teen Titans, añadiendo a sus filas a un nuevo miembro, Wonder Girl, fruto de un error de identidad del equipo creativo de este número, Bob Haney y Nick Cardy, que ignoraban que ya existía una Wonder Girl vista en las páginas de Wonder Woman, pero que se trataba de la misma Diana adolescente y no un personaje diferente.

Y de nuevo el éxito fue demoledor.

Unos meses después, ya en 1966, en febrero para ser más exactos, se lanza al mercado el Teen Titans #01, un número que tal vez en la historia de DC haya quedado algo eclipsado por el comienzo de la primera batmania provocada por la emoción desatada gracias a la serie de televisión de Batman con Adam West.

Sin embargo, ahí estaban de nuevo con su serie regular en marcha, donde el grupo viajaba al país sudamericano de Xochatán, de la mano de Bon Haney y Nick Cardy, como embajadores de los Cuerpos de Paz. Una historia en la que acaban enfrentándose a un robot gigante, al tiempo que ayudaban a construir un embalse y una escuela.

El resto es una larga historia con final amargo, en la que la serie acabaría cancelada en 1973, para ser posteriormente recuperada por Paul Levitz y Bob Rozakis, con los dibujos de Pablo Marcos, manteniendo numeración, con la publicación del Teen Titans #44 en noviembre de 1976. Una nueva época que se vería también truncada en 1978, cuando se publicó el último número de la serie hasta ese momento, el 54, en el que el grupo decide disolverse, recordando la aventura que motivó su primera reunión. Un final agridulce que dejaría a la cabecera en el congelador hasta que fuera retomada en noviembre de 1980 por Marv Wolfman y George Perez que estaban llamados a hacer historia.

La idea de Wolfman se centraba en recuperar al grupo de 1964 añadiendo al equipo clásico nuevos miembros, personajes de nuevo cuño, como Cyborg, Raven y Starfire, al tiempo que rescataba a Beast Boy (exmiembro de la Patrulla Condenada) al que le cambió el nombre por Changeling. El grupo original, formado por Robin, Wonder Girl y Kid Flash (Aqualad se quedó fuera en un primer momento) iba a tener una nueva oportunidad editorial y en DC nadie esperaba que el éxito de esta nueva encarnación fuera a ser tan arrollador. El trabajo de Wolfman y Perez destilaba calidad, no tanto por las aventuras que vivían sus protagonistas (con enfrentamientos con H.I.V.E, Trigón o Deathstroke), sino por la gran caracterización de cada uno de sus miembros y sus las relaciones personales entre ellos y más allá del propio grupo, dónde se podía leer un cómic con un nivel de sofisticación inédito en otras series de DC.

La serie se convirtió en uno de los títulos con mejores y más altas ventas de la editorial (otro era el de la Legión de Superhéroes) lo que favoreció que el primer volumen de estos Nuevos Titanes llegara hasta los 99 números, con una segunda etapa que se extendió 130 números más. Una serie mítica dentro del catálogo de DC, cuyo secreto del éxito se mostraría esquivo para las siguientes encarnaciones e intentos editoriales por volver a retomar al grupo en una serie regular. Sin embargo, entre todos los intentos por relanzarlos, sí que hay varios que fueron capaces de rescatar ese espíritu, esa esencia, que definía al equipo y todos y cada uno de sus miembros, siendo el segundo de ellos (del primero hablaremos en breve) el que se produjo en marzo de 1999, cuando la guionista Devin Grayson y el dibujante Mark Buckingham, se hicieron cargo de la serie Titanes. Pero no adelantemos acontecimientos.

Antes, en octubre de 1996, se ponía la venta una nueva serie bajo el título de Teen Titans (inédita en España), a cargo de Dan Jurgens en los guiones y dibujo y con George Perez como entintador. En aquellos interesantes números, se creó un grupo totalmente nuevo con una conexión alienígena que explicaba sus poderes y los relacionaba entre ellos. El nexo entre los anteriores Titanes y los nuevos se dio en la persona de Loren Júpiter, tutor de los Titanes durante algunos episodios de la primera encarnación del grupo y Augurio, la nueva identidad de la clásica Lilith. Este nuevo enfoque, radical respecto a lo visto anteriormente, no cuajo entre los aficionados y la serie acabó siendo cancelada en septiembre de 1998, tras 24 números publicados.

Llegar hasta la decisión de lanzar esta nueva serie dedicada al grupo que gozó del éxito de crítica y ventas de los años 80, no fue fruto del azar o de un capricho, sino que se forjó en las páginas de una miniserie que en tan solo tres números supo plasmar a la perfección lo que significaba haber sido un Titan. Aquella miniserie se lanzó en diciembre de 1998 (el mismos año que se puso a la venta el primer número de Young Justice de Peter David que supo encontrar a los aficionados del momento uniendo a los nuevos ayudantes de los héroes del momento, Robin, Impulso, Superboy, Arrowette… en una repetición de la fórmula orquestada en 1964), conscientes de que era necesario dar un primer paso que justificara una nueva encarnación del grupo, que ya no podía considerarse un grupo juvenil, pues habían crecido y era necesario dar un nuevo giro al concepto.

Con Devin Grayson al guion y acompañada del dibujante Phil Jimenez, reflotaron la franquicia Titan, estancada desde que se cerrara su serie en el ya citado número 130, con la miniserie JLA/Titanes, centrada en la figura de Cyborg, que poseído y controlado por los alienígenas Technis, colonizan la luna y secuestran a muchos de los miembros de los titanes, activando una misión de rescate por parte de la JLA.

Estos comics son mucho más que una simple excusa para cruzar a los dos grupos, son todo un enfrentamiento generacional de carácter épico porque reflejan algo más complejo que una disputa familiar donde los héroes más grandes se ponen frente a los Titanes, con la alineación de Nightwing, Starfire, Troia, Changeling, Tempest y Flash, que se ve dividido entre sus dos grupos, el actual, la JLA, y en el que creció, los Titanes. Con un esquema de este tipo sobre la mesa, se puede ya intuir que lo que cualquier lector puede interpretar como un cómic más de grupetes de DC, esconde en su interior todo un manual de uso de como se deben escribir a los Titanes y sobre todo es un catálogo visual de lo que representan para cada uno de ellos haber sido un Titan.

Hay que puntualizar que esta aventura sucede mucho antes de que se formara Young Justice en su propia colección regular de 1998.

La historia que desarrollan Grayson y Jimenez responde a una necesidad muy personal, ya que ambos son admiradores de la etapa de Marv Wolfman y George Perez. Jimenez, como pupilo de Perez y Grayson deudora del trabajo de Wolfman, se vieron obligados por tales circunstancias a recurrir a la formación más clásica posible, dadas las circunstancias, para dar forma a estos tres números de la Imperativa Technis.

La puesta en marcha de la miniserie, su elaboración, planificación y desarrollo, fue todo un infierno para sus dos autores por la ingente cantidad de personajes que parecen, obligándoles a una profunda labor de documentación. Además, se vieron atacados por infinidad de editores que se peleaban por decir algo al respecto de lo que se quería contar. Si un personaje salía mucho, estaba mal, si salía poco, tampoco gustaba, si en su serie regular pasaban ciertas cosas estas debían reflejarse en la historia… en resumen un calvario imposible de poder coordinar con un mínimo de éxito.

Las injerencias externas no amilanaron a Grayson ni a Jimenez que prosiguieron de forma firme con su idea original, dejando que el respeto y el cariño por todos esos personajes fuera lo que imperase cada vez que la escritora de Aves de Presa se sentaba frente a su teclado o el dibujante de Wonder Woman se ponía a trazar bocetos en su mesa de dibujo.

Tan excelente fue el resultado que se trata de una miniserie que sirve de puerta de entrada a cualquier lector que desee acercarse a la JLA o a los Titanes, pues en sus páginas va a encontrar todo un oasis clásico que homenajea a los dos de los grupos más importantes de DC (con permiso de la Legión y la JSA y los para los paladares amantes de lo extraño, la Patrulla Condenada).

Y una vez concluida la miniserie, tocaba mirar al futuro y este parecía estar bien marcado, señalado con un más que visible camino de baldosas doradas, rumbo a una nueva serie regular en la que se recuperaba a los miembros más relevantes de la etapa de Marv Wolfman y George Perez, con el añadido de nuevas caras que permitió poner la nota que diera sentido a que se volvieran a reunir.

Con fecha de portada de marzo de 1999, se puso a la venta el primer número de Titanes (sin jovenes, ni nuevos en el título), con una duración total de 50 números y un anual, de los cuales Devin Grayson escribiría hasta el número 21, momento en el que la sustituiría Jay Faerber, que llegaría hasta el número 41, siendo el encargado de los últimos números Tom Peyer.

Entre sus dibujantes hay que hablar, de forma destacable, del trabajo de Mark Buckingham, Paul Pelletier y Barry Kitson, entre otros de menor calado visual y calidad. Los tres logran plasmar de forma muy dinámica las situaciones en las que el grupo se ve inmerso, no solo contra el villano de turno, sino en las conversaciones tomando un café, mirando las estrellas, o sentados delante de la televisión. Momentos íntimos y relajados que aportan ese punto de cotidianeidad tan característico de los Titanes.

En cuanto a su edición en España cabe señalar que tan solo se ha editado en una ocasión, por Planeta, en su famoso formato Clásicos DC, en tres volúmenes que recogen la totalidad del trabajo de Grayson en la serie, así como los primeros números de Faerber en solitario, quedando el resto inéditos en nuestro país.

Devin Grayson nunca ha escondido de dónde vienen sus influencias como escritora. Ella recurre con frecuencia a ellos en busca de inspiración y gente de Alan Moore, Neil Gaiman y Frank Miller bien podrían estar en el pódium, aunque hay infinidad de otros autores entre sus influencias, como Terry Moore, Chuck Dixon, Scott McCloud y Mark Waid, entre otros. Pero Grayson es una artista que absorbe de múltiples medios y no solo se nutre de autores de cómic, sino también de fuera del noveno arte, dónde destacan Terry Gillliam, Tori Amos, Nabokov, Anne Rice, Joseph Campbell, Thomas Moore e incluso académicos budistas como Pema Chödrön y Thich Nhat Hanh.

En sus propias palabras: “Lo realmente encantador de escribir es que estás constantemente influenciado por absolutamente todo. Mi propia psique influye en mi escritura más que cualquier otra cosa y mi psique es como una urraca”

Grayson se preparó a conciencia para encarar este reto, pues la sombra de Wolfman y Perez era larga y oscura, amenazante en todo momento y siendo consciente de las comparaciones que los aficionados iban a realizar, la escritora no dudo en leerse todo el trabajo previo de los Titanes de los años 80 mucho antes siquiera de comenzar a teclear la primera línea de guion del primer número. La responsabilidad era muy alta.

En declaraciones y entrevistas concedidas en su momento, Grayson manifestaba sus planes para la serie en estos términos: “La primera parte de este primer año se está utilizando esencialmente para establecer y aclarar los personajes y las relaciones con las que vamos a jugar en el transcurso de estos meses, incluidos los villanos. Problemas diferentes para cada titan y distintos villanos para conducir a nuestro final de año en los números 10-12. Estoy absolutamente dedicada a proporcionar mucha acción en estos números, pero también creo que a los lectores realmente les encanta ver cómo interactúan estos personajes, por lo que surgen muchos dramas personales e incluso ponen en marcha muchas de las aventuras.”

La escritora de Nightwing tenía muy clara su visión de conjunto de la serie, centrando su atención, como ya hicieran Wolfman/Perez en los 80, en los personajes. Todos y cada uno de ellos se ha unido al grupo por razones personales, pero hay una que es común a todos ellos, la de compartir y fomentar el sentido familiar del grupo. Sin embargo, es muy consciente de lo que implica formar un grupo que quiere ser una familia y por ello la interdinámica que se genera entre sus miembros es muy compleja, por muchos momentos divertidos, dulces y satisfactorios que puedan generarse entre sus miembros. La idea de la familia los humaniza y acerca al lector, mientras que el concepto de ser los encargados de tutelar a una nueva generación de héroes los posiciona en la figura de progenitores, algo que le permitía a Grayson trabajar nuevas facetas de cada uno de los miembros del grupo.

Ya se ha mencionado a los miembros clásicos seleccionados para dar forma al grupo, mientras que se les unían nuevos miembros, como Argent, Damage y Jessie Quick. Merece la pena detenerse un momento en cada uno de ellos a fin de dibujar un poco el material con el que Devin Grayson contaba para trabajar y saber de primera mano como la escritora veía a cada uno de los miembros de este nuevo grupo de Titanes.

NIGHTWING

Devin Grayson no duda en trabajar en detalle con Dick, al que somete a una lista de responsabilidades que no parece disminuir, sino más bien aumentar de forma progresiva, con la losa de sentir que toda la motivación personal que movía su vida era algo tan simple y demoledor como intentar demostrar que es tan bueno como Bruce. Dick nunca estuvo cómodo bajo el traje de Robin, llegando a abandonar dicha identidad en la tercera encarnación del grupo de Titanes, para adquirir la identidad de Nightwing. Una identidad que le permitió alejarse de la sombra del murciélago y emprender su propia carrera como vigilante en la ciudad de Blüdhaven.

Devin Grayson tiene claro como ha de tratar a la figura de Dick en los Titanes. “Está comenzando a examinar los diferentes elementos de la ley, las relaciones y, especialmente, el concepto de trabajo en equipo y familia”

TROIA

Donna es la prueba de que nunca se puede pensar que se conoce a alguien. Lo que todos los lectores pensaban al principio era que se trataba de una chica normal a quién los titanes míticos habían otorgado poderes, pero resulta que fue creada hace años como copia de Wonder Woman. O eso se pensó durante un tiempo hasta que fue secuestrada por Ángel Oscuro que la hizo experimentar incontables existencias trágicas. En una de esas vidas, nació y tomó el nombre de Wonder Girl, para unirse a los Titanes, dónde se casó, fue madre y empezó a denominarse Troia. Incluso fue una Darkstar. En el momento en el que la toma Devin Grayson el personaje sufre el duelo de su hijo y marido muertos, por lo que la hace portadora de un vacío enorme hacía si misma y hacia el resto de los miembros del grupo.

Devin Grayson entendia a la perfección lo que se debía hacer con Donna: “Donna necesita entender el significado de su nuevo origen. El origen modificado por John Byrne, en su etapa de Wonder Woman, ha confundido a muchos aficionados, por lo que me pareció natural que ella también estuviera confundida. Su papel en los Titanes le da la oportunidad de analizar toda esa nueva información que tiene sobre sí misma rodeada de buenos amigos. Aunque las cosas pueden empeorar antes de mejorar, prometo que mi intención final es restaurar eventualmente a Donna a la felicidad y la gloria que todos sabemos que merece”.

ARSENAL

Tras la muerte de sus padres, Roy Harper, fue criado por los indios navajos hasta los 13 años. Fue entonces cuando fue adoptado por Oliver Queen, el Green Arrow original, al que ayudo en su lucha contra el crimen, bajo el nombre de Speedy. Se unió al primer grupo de Titanes y cayó en la heroína, superando dicha adicción gracias a la intervención de Canario Negro, momento en el que empezó a trabajar para la DEA y el CBI. Y fue durante una misión para el gobierno cuando engendró a su hija, Lian, con la terrorista y asesina, Cheshire. Roy se busca a si mismo de forma constante, persigue a un yo ideal que nunca encuentra, con cambios de aspecto y nombre, dejando el apelativo de Speedy por el de Arsenal, en un nuevo intento por entender a la persona que ve reflejada en el espejo cada mañana cuando se levanta.

Devin Grayson lo definía así: “Bueno, él ha estado muy feliz criando a Lian últimamente. Lo que no saben los lectores es que hay algo que nunca le ha contado a nadie sobre Cheshire ese secreto va a cambiar las cosas tal y como han estado en su vida”.

TEMPEST

Garth siempre ha tenido un profundo complejo de inferioridad. Maldito por culpa de sus ojos purpuras, abandonado por los atlantes siendo niño, Aquaman lo encontró y se lo llevó consigo, adquiriendo la identidad de Aqualad. Fue miembro fundador de los Titanes y sin embargo siempre se sintió desplazado, apartado de todo ellos, hasta el punto de sentirse el eslabón débil de la cadena y por ello fue el primer miembro en dejar el grupo. Cuando Devin hace uso de Garth, lo hace bajo el prisma de ser el titan más pasional de todos, lo que sin duda le da juego a la escritora a usarlo de la manera más intensa posible. “Garth, como el nuevo mecenas financiero del equipo, tiene más voz en esta encarnación de lo que solía tener … y creo que le gusta ese sentimiento.”

STARFIRE

Kory creció en el planeta Tamaran, que para librarse de la guerra con La Ciudadela, condenó a Kory a la esclavitud. Fueron tiempos oscuros en su vida, sometida de forma sistemática a torturas de todo tipo. Tras huir, llegó ala Tierra dónde se unió a los Titanes. Mujer pasional, fuerte, sincera, desprovista de los tabúes y condicionamientos terrestres, Kory siempre ha visto el lado positivo de las cosas, siendo al mismo tiempo dulce y cariñosa y una de las mejores guerreras de toda la galaxia. Y en medio de todo esto esta Dick, con el que tuvo una relación tan sincera y poderosa que estuvieron a punto de casarse, algo que no ocurrió y que los separó de forma irremediable.

“Kory es la que más tiempo invierte en ver las cosas como estaban en “los viejos tiempos”, y cuando finalmente se da cuenta de que no puedes retroceder en el tiempo, bueno, mejor no molestes a un tamarano, eso es todo lo que digo.”

CYBORG

Tras un accidente en el laboratorio de sus padres, que lo dejó huérfano de madre y al borde de la muerte, Victor Stone pudo sobrevivir gracias a uno d elos trajes robóticos en los que trabajaba su padre. Su condición de medio hombre y medio máquina siempre le ha resultado una carga hasta que su cuerpo fue casi destruido y su consciencia transferida a un ordenador planetario que derivó en lo que se nos narra en la miniserie de la JLA/Titanes.

“Vic se ha esforzado mucho por superar su propia condición, pero la verdad es que es menos humano que nunca y no está nada contento. ¿Pero a quién puede acudir para confesar su infelicidad…?”

FLASH

El Flash de toda una generación, la encarnación del legado, Wally tuvo que asumir ser Flash tras la muerte de Barry Allen en Crisis, viéndose de golpe solo ante el peso del traje rojo de su mentor. Wally West, fan de Flash, adquirió poderes durante una visita a la comisaria de Barry, al caerle un rayo encima a través de una repisa llena de productos químicos. Pronto debutó como Kid Flash, vistiendo de amarillo y rojo, para formar parte de los Titanes y forjarse una carrera como el velocista del Universo DC.

“Wally se unió a los Titanes por la razón más personal de todas: ayudar a un amigo. Ahora está increíblemente ocupado, pero preparado para el desafío, como he dicho con frecuencia en su defensa, si hay alguien que pueda estar en dos lugares a la vez, ¡es él! Sin embargo, no puede estar en tres lugares a la vez, por lo que se producen complicaciones en los Titanes cuando se embarca en una aventura en su serie regular, ¡una aventura de la que no puede volver!”

DAMAGE

Grant es hijo de Átomo original, al tiempo que es un producto de un experimento controlado por Vandal Savage, que le infundió el potencial metahumano de algunos de los mayores héroes de la Edad de Oro. Damage fue clave para poder solventar los problemas derivados en Hora Zero y formó parte de los Titanes de Roy Harper, hasta que colgó el uniforme y dejo de lado una vida cargada de demasiadas responsabilidades.

“Esta emocionado por ser un Titan, no teme a la muerte, pero si arrastras un secreto como el suyo, tampoco le tendrías miedo”

ARGENT

Hija de un importante político, creció como una niña mimada obsesionada con lo material. Sus poderes vienen dados por una herencia genética alienígena, la de los H´San Artall, que querían crear una avanzadilla invasora en la Tierra. Sus poderes se manifestaron a los 19 años, pudiendo crear y manipular energía plasmática. Formó parte de los Titanes de Jurgens y Perez.

“Argent está encantada de ser parte de este equipo. ¿Que podría ser mejor? ¡Mientras no se enteren de quién es su padre, nada puede salir mal!”

HESSE QUICK

Jesse es hija de héroes, pues sus padres fueron Liberty Bell y Johnny Quick, por lo que sus poderes vienen de serie, llevándolos literalmente en la sangre. Trabaja como una prospera empresaria, adicta al trabajo, con sus más y sus menos con Wally. Jesse no es solo una velocista más, ya que haciendo uso de la fórmula 3X2(9YZ)4A se puede mover a la mitad de la velocidad de la luz e incluso volar, algo inedito entre los corredores del Universo DC.

“Jesse realmente está comenzando a disfrutar ser un Titán, y están disfrutando de tenerla en el equipo. Por supuesto, todos sabemos algo que Jesse aún no sabe … no hay un “status quo” de los Titanes. Tan pronto como te sientas cómodo…”

Con estos pilares el trabajo se centraba en saber atrapar la esencia de la etapa más famosa y querida por los lectores y transmitirla a todos esos lectores que todavía no se hubieran sentido atraídos por el grupo. Poder disponer de todos estos personajes no fue tarea fácil, puesto que siempre hay injerencias y mandatos editoriales, pero que con el tiempo se fueron relajando para que Devin pudiera hacer uso de todos ellos a lo largo de su etapa. El interés principal era establecer dinámicas interpersonales atractivas, sin perder de vista la necesidad de tener un diálogo directo con los lectores. Usar solo personajes clásicos hubiera redundado en otro fracaso, pero acertadamente se introdujo a nuevos miembros, para que no entendieran las bromas internas y fueran los interlocutores de los lectores más nuevos. Y algo que siempre creó malestar a Devin Grayson fue no poder hacer uso de Changeling ni de Raven, por lo que lo los usaba siempre que era posible dada la importancia de ambos para el grupo.

Devin Grayson no ocultaba su opinión al respecto de las relaciones que puso en marcha en el grupo. Para la escritora las relaciones hombre/mujer en los comics resultan muy exacerbantes, por lo que trabajo duro para que la relación entre Dick y Donna fuera la excepción a ese patrón establecido. Lo normal es que sean enemigos declarados o almas gemelas, lo cual resulta poco realista, pero para la guionista hay muchas otras formas de interactuar de forma enriquecedora y gratificante entre dos personajes que se quieren y respetan, donde les une una amistad muy cercana, casi de hermandad, por lo que son el estandarte de la serie en lo que a caracterización se refiere. Titanes es sin duda un ejemplo claro de como construir historias cimentadas en los personajes, donde el talento no es elaborar grandes sagas en las que un enemigo de proporciones cósmicas ponga en jaque a todo el grupo, sino centrar la atención en lo que hay entre sus miembros, lo que los une, lo que los separa, lo que hace que funcionen como un equipo. Los planes de Grayson no se limitaban a inventar villanos y amenazas, sino a mirar a cada miembro de forma que ellos mismos se fueran escribiendo y generaran las aventuras propias al género de superhéroes. No en vano uno de los objetivos de la escritora era el de restaurar a Donna a un estatus nuevo tras el maltrato al que la había sometido Byrne en la serie de Wonder Woman. Dejar que el personaje tocara fondo y hacerlo resurgir como un ave fénix, alcanzado de esta forma tu antigua gloria siempre fue el plan maestro e inicial de la guionista en Titanes.

La historia de los Titanes, de estos Titanes, esta salpicada de aventuras, cruces con eventos editoriales, como El Día del Juicio, que lejos de causar una ruptura argumental es usado con habilidad al rescatar de nuevo a un villano de los primeros números, Goth, y continuar profundizando en los problemas de personalidad de Troia. El Día del Juicio fue un evento diseñado y orquestado por Geoff Johns y dibujado por Matt Smith, en el que el Espectro, poseído por Asmodel, libera a todas las hordas infernales sobre la Tierra. Una aventura que se soluciona cuando El Espectro consigue de nuevo un receptáculo humano: Hal Jordan.

Pero la acción no se detiene y las siguientes historias traen a La Colmena y a Tartarus, grupo de villanos creado en las páginas de la serie, mientras que los primeros son un enemigo clásico de los Titanes cuya primera aparición se produjo en el Superman Family #205 (1981). Han atacado en numerosas ocasiones a los Titanes y han sido vencidos otras tantas, casi hasta la erradicación, por lo que se puede ver de ellos en la serie poco tiene que ver con La Colmena más clásica.

Grayson no deja de mirar al pasado de los Titanes para seguir nutriendo de villanos sus historias y un ejemplo de ello es la aparición de la Gárgola, un villano menor, pero que hizo acto de presencia en el Teen Titans #14 (1968) siendo en realidad el difunto Mr. Twister, el primer villano al que se enfrentaron los Titanes en The Brave and The Bold #54 (1964).

Pero el final del trabajo de Devin Grayson se encontraba ya cerca, puesto que su última gran aportación es en la saga que centra su atención en Starfire y su vinculación en la inminente guerra entre los Tamaranianos y los Gordanianos, donde no todo es tan simple y lo que parece ser obvio no lo es tanto. Una historia a dos tempos, con el grupo dividido con una parte luchando en el sistema Vega y otra en la Tierra dedicada a temas más mundanos y terrenales entre Roy y Grant.

Escribir y dibujar comics es un negocio tremendamente corporativo y restrictivo y mucho más cuando hay en juego una franquicia y todo un abanico de personajes pululando en las páginas de la serie. La presión mensual a la que la guionista fue sometida fue una carga con la que al final no quiso seguir cargando y abandonó la serie tras 21 números de excelente factura. Su marcha no significa que la calidad de la serie descendiera ya que el trabajo de los siguientes números a manos del ya colaborador de Grayson, Jay Faerber, no desentona con la llegada del juicio de Cheshire y una nueva saga que intenta cerrar de forma definitiva el pasado de Donna Troy.

Sin embargo, si que le llegó el final definitivo a la serie en el año 2003 tras 50 números en los que la irregularidad fue la marca de la serie a partir del número 25 en adelante, con episodios realmente brillantes mezclados con otros de dudosa calidad. Esto se hizo muy patente a partir del número 41, momento en el que Jay Faerber deja la colección por la falta de afinidad entre sus ideas y las del editor, Andy Helfer, por lo que prefirió dejar la serie en manos de un guionista más acorde a la forma de pensar de Helfer, siendo el elegido Tom Peyer.

Faerber se centró en la introducción de un grupo de niños que se fueron vivir con los Titanes, las consecuencias del juicio de Cheshire y sobre todo su veredicto, en el número 30 de la colección, siendo sentenciada a prisión, momento que aprovecha para fugarse y Roy la detiene para dar por cerrada para siempre su relación. Peyer, en cambio, no mantiene el tono de la serie como si hizo Faerber, y lleva al grupo a enfrentarse a aventuras de carácter cósmico, centrándose en el retorno de Starfire y los problemas conyugales de Tempest.

La cancelación de la serie llegó de improviso, pero el trabajo ya estaba hecho, la antorcha se había encendido y llegaba el momento de dar paso a una nueva generación de Titanes con el especial Titanes / Young Justice: Día de graduación, del que algún día merecerá la pena hablar en profundidad.

En resumen, se trata de una de las etapas más solidas de los Titanes, donde el trabajo de Grayson es fundamental y definitorio para su éxito. La colección supo mirar al pasado lo justo y necesario para asentarse y construir un presente que miraba al futuro sin vergüenza alguna. Una serie en perfecta sintonía con su momento temporal y editorial que supo sincronizar todos sus aspectos técnicos para alcanzar personalidad propia. Una etapa para atesorar, a descubrir y a releer.



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