Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN 20 años – Una emoción con veinte años por Julian Clemente
Por Julian Clemente
¿Qué hacías hace veinte años? Recuerdo que aquel verano de 1999 me quedé sin vacaciones. Estaba terminando de escribir X-Men: El precio de un sueño, y el quinto capítulo, el dedicado fundamentalmente a La Patrulla-X sin Claremont, me tuvo todo el verano clavado al procesador de textos. Por aquel entonces, quizás un poco antes, Raúl López, al que había conocido en el entorno de Dreamers, donde se agolpaba todo el mundillo internetero del cómic por aquel entonces, me enseñó la primera versión de Zona Negativa, todavía en obras. Era ambicioso, tenía buena pinta y muy pronto sería una realidad.
El final de los años noventa era el de empezar a recuperarse de la resaca después de los excesos de los noventa. En aquella época, pocos tebeos de superhéroes habían conseguido emocionarme como en los buenos tiempos dorados de la década anterior. Pero el mercado empezó a recuperar el pulso, primero con títulos como Thunderbolts y toda la oleada de Heroes Return, y más tarde con Marvel Knights. Había una intención de que la visita semanal a la librería especializada volviera a ser emocionante. Sólo faltaba que se produjera una pequeña revolución, y fue la que trajo la llegada de Joe Quesada a la dirección de Marvel Comics.
Íbamos vivir tiempos emocionantes. A partir de entonces, todo cambió. Volvió en optimismo y el entusiasmo hacia aquello que tanto nos gustaba, pero que no siempre disfrutábamos, y fue así como tuvimos Ultimate Spider-Man de Bendis y Bagley, New X-Men de Morrison y Quitely, The Amazing Spider-Man de Straczynski y Romita Jr., The Ultimates de Millar y Hitch. ¡Qué gran época para leer tebeos! Qué momento para enmarcar, en que las series geniales abundaban y en que las simplemente buenas eran un montón. Recuerdo la emoción de llegar a la tienda y encontrarte con cinco, seis, siete títulos extraordinarios. Recuerdo el entusiasmo de comentarlo con los colegas. Recuerdo la conciencia de que ese tiempo excepcional era, efectivamente, excepcional y que un día acabaría. Decían entonces que Marvel estaba haciendo cómics pensando en el recopilatorio, y puede que fuera cierto, pero esos cómics también estaban hechos para disfrutarlos calentitos, nada más salir del horno, porque necesitábamos leerlos. Porque es así como deben leerse los tebeos de superhéroes: sin esperar ni un minuto.
Duró más de lo que podíamos imaginar. Creo que duró hasta Asedio, más o menos, e incluso después Marvel mantuvo el brío durante un tiempo, hasta que un día me di cuenta que se había acabado, que aunque sí, hubiera muchos títulos que merecieran la pena, la emoción había desaparecido. ¿Sería que nos hacíamos mayores? Lo cierto es que ya no cumpliríamos treinta años. Y pronto, tampoco cuarenta.
Y entonces, un día… entonces leí Dinastía de X nº 1, el comienzo de la etapa de Jonathan Hickman en La Patrulla-X, con nada menos que Pepe Larraz al dibujo, y ese mismo día tuvimos también Historia del Universo Marvel nº 1, de Mark Waid y Javier Rodríguez, y todo volvió a empezar. Todo estaba allí de nuevo. El entusiasmo, el necesitar que llegara el día en que saliera el tebeo, el estar allí para leerlo cuanto antes, el comentarlo, el analizarlo de cabo a rabo, el plantear hipótesis que no se cumplían, o que quizás sí. La emoción del cómic, esa emoción que es imposible repetir en ningún otro medio. Eso que lo convierte en el lugar donde quieres vivir. Eso mismo.
¿De verdad habían pasado veinte años de aquella emoción de entonces? Hemos crecido, nos sentimos con fuerzas y además creo que hemos aprendido mucho en este tiempo, aunque fuera a fuerza de equivocarnos. Es algo que creo que le pasa también a Zona Negativa, que, después de todo este tiempo, atraviesa un momento dulce, en que es una web donde ya no importa ser el primero en contar algo, sino que lo que importa es la emoción compartida del buen tebeo. ¿Puede haber emoción mayor? Sí, ha pasado mucho tiempo, pero, cada vez que vuelvo a sentir esa emoción, nada de lo demás importa.
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