Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN 20 Años – Aniquilaciones

Era mayo de 2006, todo el mundo del cómic tenía los ojos puestos en un evento, Civil War, pero, mientras el ser humano se preocupaba por lo que más tarde se conocería como una llamativa pelea entre héroes, se acercaba algo grande y oscuro, una ola aniquiladora arrasaba el universo. ¿Dónde estabas tú?.

ANTECEDENTES: JIM STARLIN CONTRA EL UNIVERSO MARVEL

En diciembre de 2003 ocurría algo glorioso, Marvel sacaba una serie propia de Thanos, por primera vez el gran villano era el protagonista absoluto de su cabecera y Jim Starlin aparecía como autor completo de la obra. Seis meses después ocurría algo terrible, Starlin dejaba la serie y dejaba Marvel. Su último cómic en la serie de Thanos se llamaba “Endgame”.

La relación entre Marvel y Starlin siempre fue complicada pero, aun con sus idas y venidas que siguen vigentes a día de hoy, el autor se había creado su parcela en ese universo, una a la que se llegó a denominar “Poderes Cósmicos”, y en ella habían ido desarrollando diversas historias principalmente centradas en las figuras de Thanos y Adam Warlock. Por aquel momento jamás hubiéramos imaginado que el Titán Loco iba a tener la fama que tiene hoy en día y nadie que no fuera el propio Starlin había tocado al personaje de manera profunda. Esto provocó un gran temor entre aquellos que lo seguíamos, la serie de Thanos se quedaba sin su gran guionista, ¿quién se iba a ocupar de seguir con la historia de Thanos?, es más, ¿quién iba a desarrollar la parcela cósmica de Marvel?. Una vez más estos personajes corrían el riesgo de caer en el olvido, vale, nunca habían sido famosos a pesar de protagonizar algunas de las mejores historias de la editorial, ¡o peor!, que sacasen series terribles que destrozasen a los personajes. Sin duda la marcha de Starlin era algo horrible. Pero…

Marvel no tardaba en anunciar al encargado de gestionar todo esto, que a la par sería el nuevo escritor de Thanos, y el nombre era conocido: Keith Giffen. Sin duda se trataba de un autor con experiencia y que había hecho historias de todo tipo, pero Giffen es conocido especialmente por dos obras, cómics muy buenos que pasaron a la historia, la JLI y Lobo, ¿cuál es el problema? pues que el tono de esas obras distan mucho de lo que Starlin venía desarrollando en el Marvel cósmico, se alejaba de las reflexiones metafísicas y el tipo de profundidad que este ofrecía con lo que, a pesar de que se veía por parte de la casa de las ideas una buena intención de no abandonar estos proyectos, el miedo sobre el rumbo que Giffen le pudiera dar seguía ahí.

Sin embargo con el número 7 llegaba la sorpresa, el autor cumplía con creces y se alzaba como un gran sustituto. Al principio seguía la estela de Starlin, no marcó un cambio brusco, si bien la acción hacía más presencia que en los textos de su predecesor, el tono y el nivel eran los adecuados. Por desgracia esto fue solo un parche temporal, la serie de Thanos se cancelaba en su número 12, en septiembre del 2004, pero algo grande estaba por venir, año y medio después, a la vez que la Civil War, Giffen dirige un evento, llega Aniquilación.

ANIQUILACIÓN: EL ALZAMIENTO DE ANNIHILUS

Edición original:Aniquilación tomos 1 al 4 y Aniquilación Drax.
Guión:Keith Giffen, Dan Abnett, Andy Lanning y Varios Artistas.
Dibujo: Varios Artistas.

A pesar que en España el orden de publicación fue diferente, para comenzar a hablar de Aniquilación debemos ir a una miniserie de Drax que salía a la venta en noviembre de 2005, pero que aquí no vería la luz hasta después de ser publicado el evento y como un tomo que contenía los cuatro números originales de la misma. Como no podía ser de otra manera está escrita por Keith Giffen, esta vez con dibujos de Mitch Breitweiser, un autor no muy conocido en el medio al que se encargaban números sueltos de series nada minoritarias como Thor o Capitán América. Si bien es cierto que la miniserie no es necesaria para entender el evento sí que lo es para valorar el papel de Drax en el mismo, sobretodo dada la increíble fama que ha llegado a tener en los últimos años en el universo cinematográfico de Marvel, donde se toma un punto intermedio entre el de esta serie y el de los noventa, dos versiones del mismo personaje.

Si bien los autores no se rompen mucho la cabeza con la historia y el dibujo, aunque no está mal, no pasa del aprobado, la miniserie es bastante entretenida y tira de referentes clásicos, como son los Hermanos de Sangre, para situar al nuevo Drax en el tipo de universo cósmico que Giffen está orquestando. Un Drax prisionero cae junto a otros presos en la Tierra, el antiguo miembro de la Guardia del Infinito está confuso, Giffen hace así un pequeño recorrido por su origen mostrando el Drax listo de su primera etapa y el niño inocente de la segunda, formando una tercera. Su cuerpo evoluciona, es más pequeño y más ágil, pero también algo más inteligente. Se introduce a Cammi, una niña de pueblo que no encajaba en su sociedad y a la que él se lleva a sus aventuras galácticas.

Hasta aquí todo parece normal, Giffen escribe una pequeña aventura de Thanos y luego una de Drax, pero entonces empieza el evento, salen las miniseries asociadas y surge una pregunta: ¿es esto un evento Marvel al estilo imperante en esta etapa de la editorial?. La respuesta es no, un NO mayúsculo y rotundo. Si nos fijamos bien, lo que Giffen está planeando es un nuevo modelo de Marvel cósmico, adiós a los fondos metafísicos en los que se basaba Starlin y hola a la guerra. Lo primero que hace el autor es poner a cada personaje en su lugar, primero a Thanos, luego a Drax y ahora vendrán Nova, Estela Plateada, Ronan y el Super-Skrull. Todos ellos se ven afectados por el evento, pero mientras que en los eventos normales de Marvel los tie-in vienen a contar lo que hace tal personaje mientras ello sucede o su papel dentro del mismo si tiene algo de protagonismo, aquí Giffen orquesta un puñado de series que nos vienen a contar cosas importantes para los personajes, es decir, son series de los personajes relacionadas con el evento y no series del evento en la que salen los personajes. Lo importante es el cambio que sucede en ellos y no el evento en sí. Para eso utilizará la serie central.

Tras la colección de Drax empezamos con el prólogo. El día 1 de la Ola Aniquiladora se presenta en un cómic llamado Annihilation: Prologue, con guión de Keith Giffen y dibujo de Scott Kolins apoyado por Ariel Olivetti, ni que decir tiene que el trabajo es magnífico, guión y dibujo se unen perfectamente captando esas atmósferas espaciales, plasmando la acción perfectamente, algo imprescindible, pues acción hay a raudales, y diferenciándose del otro gran evento de Marvel del momento al plantear una estética diferente.

La primera escena ya nos dice que lo que va a pasar es muy gordo, “este me conoce íntimamente” le dice la Dama Muerte a Thanos, Giffen va a por todas tirándose a la piscina con una historia que difiere, ya desde el prólogo, con el estilo de Starlin: vamos a la guerra, y la guerra es muy cruel. En solo un número los autores destrozan las Klyn, donde se había localizado parte de la serie de Thanos, y va a por el núcleo duro de los grandes defensores del universo, Xandar, planeta de origen del cuerpo Nova, a los cuáles los bichos destrozan sin piedad. Aquí no solo se difiere de los cómics de Starlin por los personajes o la acción, la perspectiva es totalmente distinta, se muestra lo mundano, es como agarrar todo ese entramado cósmico, hacer un evento de gran magnitud pero todo desde el punto de vista de la persona y no de las deidades o similares. Incluso las propias conversaciones son más del día a día, pero lo que más llama la atención es la capacidad para reflejar el sufrimiento cuando la Ola entra en Xandar acabando con todos. Nova se lleva la palma como personaje llamativo, aunque Giffen quiere hacer partícipe a varios, Drax y Cammi ya estaban en Xandar, pero nos dejan una pequeña muestra del lugar que ocuparán el resto, Estela Plateada notando que algo pasa, Ronan El Acusador siendo declarado traidor ante los Kree y el Super-Skrull espiando con su invisibilidad, aun así la atención de ese final la capta el villano, un Annihilus crecido y con miles de naves a sus espaldas. Más que una ola es un tsunami.

La primera edición en España, por Panini, que se hizo de esta serie fue en cuatro tomos y, tras el prólogo, lo siguiente que encontramos es la serie limitada de cuatro números protagonizada por Nova. Esta serie empieza directamente con el ataque a Xandar, con el cuerpo Nova aniquilado, Richard Rider destrozado y un planeta siendo devorado por los bichos de Annihilus, y toca a otros autores ocuparse de esta parte de la historia, ¿quiénes son los encargados?. Lo primero que nos entra por los ojos es el dibujo de Kev Walker, un dibujo que, como pasa con el prólogo, es muy diferente a lo que se ve en las grandes colecciones de ese momento, pero queda perfecto para reflejar la oscuridad de una guerra, defendiéndose perfectamente en el paisaje nevado de los restos de Xandar y en las batallas espaciales. Los guionistas son Dan Abnett y Andy Lanning, dos personas que llevaban escribiendo cosas por separado desde mediados de los noventa, que a finales se habían juntado para realizar varios trabajos y que aquí dan la campanada logrando una de las mejores series del momento, que además será la que les de pie para hacerse un nombre en la industria.

La historia no tiene desperdicio, nos cuentan el viaje de Nova desde la destrucción de Xandar hasta la primera gran batalla en la que logran vencer a la Oleada aniquiladora, el primer punto que ganan los buenos en esta gran guerra, lo cual les cuesta alguna muerte. Resulta una serie ágil y, aunque hay alguna broma por medio, transmite una sensación deprimente. Lo primero que se hace es elevar a Nova de hombre medio-muerto a uno de los seres más poderosos de la galaxia, con todos los miembros del cuerpo muertos la fuerza Nova le da todo su poder a él, pero debe albergarla en su interior, lo que no será fácil. El nuevo estatus de Nova resulta muy interesante, pero además los autores logra que la historia, aun con sus tópicos, sea emocionante página a página, empezando por el síndrome del superviviente, siguiendo por el escape de Xandar junto a Drax y Cammi y terminando por el enfrentamiento con Annihilus acompañado de otro gran héroe cósmico, Quasar, el cual fallece en una clara manifestación de poder del villano. Inteligente, triste y con mucha acción, esta miniserie resulta ser de lo mejor que se publica en Marvel ese año. Y esto repercutirá en el futuro del personaje, generando un interés y una calidad altísima.

El segundo tomo de aquella serie de Panini nos envía a otra, parando la acción un momento, para llevarnos a otro personaje, es el momento de Estela Plateada. El propio Giffen se reserva para él los guiones de esta miniserie, con el oscuro dibujo de Renato Arlem, muy en consonancia con la historia y con los anteriores capítulos. La editorial española parte la serie, empezando el segundo tomo con dos números y dejando los dos siguientes para el final del tercer tomo, puede parecer extraño pero, cuando se lee de esta forma, no lo es.

17 días después de la destrucción de Xandar nuestro protagonista se topa con una amenaza y una gran idea, seres con una fuerza igual que la del poder cósmico pero contraria al venir de la Zona Negativa, esto dará la acción al cómic pero Giffen construye un buen fondo, deja de lado todo rastro de humor y nos da una visión oscura del universo. “Incluso para nosotros, esto es una atrocidad” dice Gabriel Land, el Caminante Aéreo, antiguo Heraldo de Galactus, refiriéndose a la destrucción del planeta Xandar, “No es lo mismo” repetirá muchas veces Estela Plateada a lo largo de la serie, y no, no lo es… ¿o sí?, es una buena duda la que plantean y cómo lo hacen, mostrando una fuerte rabia en el protagonista que le levanta contra Annihilus.

Vemos la llegada de la Ola al Imperio Skrull, demostrando que esto va más allá de Xandar. Así consiguen transmitir esa sensación de peligro, es lo bueno de este tipo de series, al no ser punteras cualquier cosa puede suceder, cualquiera puede morir y los ex-heraldos empiezan a caer. En este punto Giffen ya ha demostrado hacerse con los personajes, pero esta miniserie no va solo sobre Estela Plateada y sus compañeros, sigue las andanzas de Thanos en esta nueva situación cósmica y si algo da miedo es ver a Thanos y a Annihilus confraternizar. El bando del Titán loco estaba claro en la primera página del evento cuando este habla con la Dama Muerte, pero es curioso ver a dos personajes así juntos.

Dejando esa tensión en el cuerpo pasamos a la serie del Super-Skrull, ahora que la Ola Aniquiladora a llegado a su imperio es momento que salga a la palestra. Lo primero que choca de esta parte es el dibujo de Gregory Titus, con un toque casi caricaturesco que difiere de las anteriores entregas, aunque tiene alguna página decente, tiende a flojear como no hacían el resto de dibujantes, por lo menos el color de Chris Sotomayor logra dar un poco de oscuridad y así mantener la línea del resto de series. Sin embargo lo que sí saca adelante la serie es el buen guión de Javier Grillo Marxuach (escritor de televisión que trabajó en series como Perdidos, Helix o Los 100), que nos muestra una faceta diferente de Kl’Rt, luchando por su imperio, matando bichos y usando sus poderes de forma muy diferente y mucho más agresiva que los 4 Fantásticos. Está bien porque en ningún momento te lo presenta como un héroe desde nuestro punto de vista pero sí como un gran guerrero de su imperio, la tendencia es verlo como un atacante y es agradable disfrutar del otro lado de la historia.

Un arma capaz de destruir planetas amenaza el antiguo imperio Skrull, ahora dividido entre caudillos que están más preocupados por pelearse entre ellos. En medio está Kl’Rt, al que su especie ya no guarda el respeto de antes, las derrotas ante los héroes de la Tierra pesan, así que el Super-Skrull se rebela por el bien de los suyos y se convierte en un fugitivo. Pero tiene un plan, ir a la Zona Negativa y encontrar la forma de acabar con este arma. La historia tiene su toque de space opera clásica pero son los personajes los que la hacen grande, es un gustazo ver como Kl’Rt va a pedir a Reed Richards que lo lleve a la Zona Negativa, aunque en este caso son pocos los personajes del Marvel cósmico que aparecen. La historia se aparta un poco de la serie central y pone su foco en el personaje, creando una serie de secundarios, muy interesantes, que se adecúan a él. Los sucesos pasan rápido, son solo cuatro números y parecen pocos para esta versión retorcida y sádica del ataque a la Estrella de la Muerte, pero según avanzamos se consiguen giros de guión muy efectivos, traiciones y muertes que nos hacen empatizar un mínimo con el odioso, asesino y torturador que conocemos como Super-Skrull. Las últimas páginas son sencillamente apoteósicas, es una pena que el final se quedase en nada, Marvel tenía planes para los Skrulls y esto no debía encajar bien, pero hubiese sido bonito ver a Kl’Rt reunificando al imperio.

El tercer tomo de Panini vuelve a la serie de Estela Plateada para ofrecer los dos últimos números de su historia, donde Giffen sí se acerca más al estilo de Starlin creando los Dioses Proemios, unos antiguos seres que quieren acabar con Galactus, pero esto se queda en el aire para la serie principal. Los autores usan estos dos números para devolver a Estela Plateada al estatus de Heraldo de Galactus a cambio de más poder para luchar contra el enemigo. Evidentemente aquí hay un plan.

Viendo con perspectiva estas series parece que Giffen no solo quiere hacer un evento, su intención es conquistar el Marvel cósmico y va poco a poco situando a los personajes donde deben estar, no solo para luchar contra Annihilus sino de cara al futuro. El siguiente en entrar al trapo es Ronan, y al timón van Jorge Lucas y Simon Furman. El estilo de Lucas vuelve a darnos ese toque de ciencia-ficción oscura de las series anteriores, obteniendo un resultado buenísimo y Furman sabe muy bien seguir la estela de Giffen, tomando distintos personajes del Marvel cósmico para situarlos en un mismo escenario que se adhiere a Aniquilación pero sin ser trascendental para la misma. Siguen importando más los personajes y su posible desarrollo a largo plazo que el evento en sí.

Al igual que pasaba con la historia del Super-Skrull, Ronan sigue siendo un villano y sigue impartiendo su justicia incluso en mundos no pertenecientes a los Kree, pero lo vemos todo desde su perspectiva, lo cual resulta aun más interesante que la de Kl’Rt, lo que no es decir poco. Como se había visto en el preludio, Ronan ha sido expulsado del cuerpo de acusadores Kree por atacar a su propio pueblo, algo impensable, efectivamente a Ronan le han tendido una trampa. Han pasado 88 días tras el ataque a Xandar y el protagonista debe exiliarse a planetas lejanos, junto a otros Kree renegados. Si, de nuevo, comparamos esta serie con la del Super-Skrull vemos muchos elementos típicos de las historias de ciencia-ficción, si además nos fijamos en los personajes que salen entonces la mano de Giffen en la sombra se nota mucho. Más aun si ponemos nuestra atención en los detalles de los diálogos, que son los que van uniendo las historias.

Entran en acción dos mujeres muy famosas a día de hoy pero ni una décima parte cuando esto se escribía: Nébula y Gamora. Lo único malo que se puede decir de esta parte es la traducción, en la que se cambian los nombres de Nébula por Nebulosa y de Cereza por Cerise. Con ellas y alguna más Gamora forma un grupo de repudiadas que luchará contra Ronan y sus exiliados Kree, una pelea que se verá interrumpida por la Ola aniquiladora que llega al planeta arrasando con todo. Aunque la serie está repleta de acción tiene un fondo interesante al mostrar la corrupción del sistema de familias Kree, al descubrirse que Ronan fue apartado no por hacer mal las cosas sino por tejemanejes políticos. Al igual que otras, la parte fundamental es situar a estos personajes en el nuevo universo de Giffen, su participación en esta aniquilación es pelear contra los bichos de Annihilus en el último número y escapar para pasar al siguiente punto, la serie principal recogida en el cuarto y último tomo.

La serie de Aniquilación es todo lo que se podía esperar y más. Keith Giffen y un pletórico Andrea Di Vito nos trasladan seis meses después de la primera Oleada Aniquiladora y nos plantan en un planeta donde los héroes ya están unidos tratando de resistir, futilmente, al enemigo. Tras un pequeño resumen de lo acontecido, presentan a los personajes que habían protagonizado las miniseries pero con una cierta evolución. Richard Rider es el general que dirige la batalla, un líder serio en el que todos confían. Su mano derecha es Starlord, un personaje diferente al que ahora conocemos en los Guardianes de la Galaxia, aunque suelta alguna broma es un hombre atormentado por su pasado y con heridas de guerra que han hecho que partes de su cuerpo sean sustituidos por implantes mecánicos, viéndolo desde hoy parece que estamos ante un futuro terrible y no frente al pasado. Por otra parte Ronan mueve a los Kree, aunque los jefes lo tomen por un traidor los soldados le siguen. Gamora, ahora unida sexualmente a Nova, y Drax matan muchos bichos cada uno por su lado, mientras los heraldos de Galactus dominan el cielo. Pero aun con todo esto son incapaces a vencer y deben retirarse. En el otro bando Annihilus dirige la batalla mientras Thanos trabaja para él como científico, si es que así se puede llamar a lo que hace, abriendo los cuerpos de los heraldos capturados para investigarlos. Se nos prometió una guerra, un escenario oscuro, y aquí lo tenemos. Hay mucha acción pero también mucha profundidad, no se puede decir que estemos ante una serie de peleas, guerra, en su peor sentido, es lo que aquí hay y se refleja muy bien.

Los Skrulls han sido destruidos, los Shi’ar prefieren mantener la distancia y con los Badoon es mejor no contar, así que las fuerzas que trabajan aquí son los Kree y lo que va quedando de diversas especies. Giffen domina a la perfección el escenario y además va plantando semillas que germinarán en un futuro cercano. Palos hay de todos los tipos, hasta Aegis y Tenebroso atacan, venciendo al mismísimo Galactus. La historia tiene muchos frentes y los autores no se olvidan de ninguno.

Por si fuera poco se añaden nuevos actores, está claro que Thanos trama algo y Giffen tira de personajes del Marvel cósmico para su plan, en esta ocasión es el turno de Phyla-Vell, hija del Capitán Marvel y personaje que ostentó brevemente ese rango, y Dragón Lunar, hija de Drax y antiguo miembro de la Guardia del Infinito. Thanos las ataca capturando a la segunda, ahora Drax tiene otro motivo para ir contra él. Todo ello sin olvidar que la política Kree jugará un papel importante, que además utiliza como símil de nuestra historia real de manera muy interesante, casi religiosa. Hay un punto en el tercer número en que los momentos épicos se suceden casi a cada página, Annihilus mandando tropas como si fueran infinitas, Kl’Rt resucitando, Drax destruyendo y con el colofón final de un Galactus capturado, y utilizado, por el gran villano devorando el planeta. Más de uno debería leerse estos números antes de escribir eventos en Marvel, solo por la mitad y ya se gana el título de evento del siglo, título que aun no le han podido arrebatar. No solo por las batallas, me repito con que esto no es solo acción, los autores saben cuando parar y, después de la nueva derrota, los personajes frenan e interactúan haciendo que la serie gane puntos por cada viñeta. Y no solo los buenos, también los villanos y lo más sorprendente es lo bien que los maneja, por momentos Annihilus demuestra ser peor que Thanos, lo que era impensable en el pasado, y es por ello que Giffen demuestra una grandeza y un conocimiento del personaje que no solo se basa en leer lo de antes, ha pillado todo lo que Thanos puede ofrecer y lo hace andar, llegando al punto álgido en su muerte ante Drax. Algo que otros escritores no han logrado aun escribiendo historias buenas de él (pocas, pero alguna hay) en Aniquilación se borda. El nuevo Drax también se alza como personaje imprescindible por la forma en que acaba con Thanos y las repercusiones de ello. Tampoco nos podemos olvidar de Blastaar, que se ofrece brevemente a ayudar acompañado de ¡los Caballeros del Espacio!, la especie de ROM de los que no se sabía nada desde hace mucho tiempo, ¿qué están preparando?. Lo sabremos pronto.

Un número les basta y les sobra para contar la batalla final, y con él me abandonan las palabras, ¿qué se puede decir de un cómic como este?, Ronan liderando a los Kree luchando mano a mano con el Super-Skrull, Galactus y Estela Plateada destruyendo las naves de la Oleada Aniquiladora, Phyla-Vell siendo elegida por las bandas cuánticas de Quasar y Nova frente a Annihilus golpeando hasta sacar sus intestinos por la boca mientras al fondo se ve a Thanos, ataviado con una túnica negra, del brazo de la Muerte… impresionante. Pero ni con esas llegamos a la victoria, se inicia una nueva época, un tratado de paz que esconde una guerra fría, con los bichos de Annihilus manteniendo sus posiciones ante el territorio conquistado y con Annihilus naciendo de nuevo de una de las reinas. Esto no acaba aquí, por desgracia para ellos y por suerte para nosotros.

INTERLUDIO: NOVA EN LA TIERRA

Tras lo acaecido en Aniquilación, Marvel decide darle una serie propia al gran protagonista, Nova, y los guionistas serán los mismos que trataron su miniserie, Dan Abnett y Andy Lanning. Los tres primeros números son previos a la siguiente gran batalla espacial y sitúan un poco al personaje en este escenario, Nova está haciendo el trabajo del Cuerpo Nova él solo, con Mundomente en su interior, no me voy a regodear en esta parte porque no es objeto de este texto analizar la serie de Nova, pero sí tiene un detalle importante, hasta este momento, y aun unos años después, las historias cósmicas siempre estuvieron en un segundo plano pero su magnitud destructiva siempre fue la más grande, por ello el detalle de los autores hacia los lectores comparando los dos grandes eventos de 2006 es algo de agradecer.

Después de unas peleas Nova vuelve a la Tierra para ver a su familia y se encuentra una situación nueva, La Iniciativa, ese momento entre eventos en que Iron Man dirigía SHIELD y hacia equipos de héroes registrados. La escena no puede ser mejor, Stark trata de detener a Nova, algo imposible con el nivel de poder que este ahora tiene, y en una sala le explica toda la Civil War como algo de una inmensa importancia, la respuesta de Nova hace referencia al hecho de que él viene de una guerra de verdad, en la que han muerto millones de seres, en la que se han destruido planetas y en la que Annihilus ha conquistado parte de nuestro universo, dejando la Civil War como una simple discusión entre amigos que acaba con una peleilla que se les va de las manos. Decepcionado por lo que se ha encontrado en nuestro planeta, Nova se va como vino. Un comienzo fenomenal para lo que será una de las grandes series de la época.

ANIQUILACIÓN CONQUISTA: UNA NUEVA AMENAZA

Edición original:Aniquilación Conquista tomos 1 al 4 y Nova tomos 1 y 2.
Guión:Keith Giffen, Dan Abnett, Andy Lanning y Varios Artistas.
Dibujo: Varios Artistas.

Un año después de este maravilloso evento, cinco meses después de su final, nos ponemos en agosto de 2007 y sale el prólogo de un nuevo evento, Aniquilación Conquista. Panini sigue el método de publicación de antes, cuatro tomos a los que hay que añadir dos de la colección de Nova, uno con el cruce directo que empieza en septiembre de 2007, como el resto de miniseries, y otro con un interludio que acaba por enlazar con el final del evento, el cual empieza realmente en enero de 2008.

Sin embargo la publicación del primer tomo en España por Panini cumple una deuda que tenía con la anterior serie, sacar a la luz dos especiales que habían quedado inéditos de la anterior Aniquilación, los dedicados a los Heraldos de Galactus, varias historias escritas por Christos Gage, Stuart Moore y Keith Giffen, ahí es nada, con dibujo de Giuseppe Camuncoli, Mike Mackone, Skott Colins y Andrea Di Vito. No pasa nada porque se publique de esta manera ya que estos especiales nos cuentan qué fue de los heraldos que aparecen en Aniquilación tras la resolución final, cerrando los flecos que habían quedado sueltos en esta historia. Todos están bastante bien y tienen la cualidad de ser muy diferentes entre ellos, pero destaca el último, dedicado a Estela Plateada, en el que el más famoso de los heraldos acaba con la vida de las entidades conocidas como Tenebroso y Aegis, en venganza por capturar a Galactus junto a la Ola Aniquiladora. Conclusión: Giffen lo deja todo bien cerrado para el siguiente paso, y eso que él no se ocupará del guión del evento principal, solo de una miniserie, pero vaya miniserie.

Del prólogo se ocupan Dan Abnett y Andy Lanning, como harán con la serie principal y una de las miniseries, solo que aquí con dibujo de Mike Perkins, que hace un estupendo trabajo, donde se nos ofrece el gancho con el que todos picamos para quedarnos atrapados en esta nueva desgracia cósmica, y, a pesar del nombre, no será cosa de Annihilus. Evidentemente hay una intención de hacer marca, si la anterior etapa era reconocible por la palabra “infinito” se quiere ahora poner “aniquilación” para dar una perspectiva diferente, lo que, personalmente, me parece una gran idea. Es una pena que solo se usara estas dos veces (y una nueva que vendrá este año, pero eso es otra historia). Con respecto al especial, la acción se divide en dos partes, la más personal presenta a la pareja formada por Dragón Lunar y la nueva Quasar, Phyla-Vell, haciendo un pequeño repaso por la historia de esta última desde que fuera presentada en la colección de su hermano por Peter David. Se dedican a defender un sector del universo siendo conscientes de que están en una época de postguerra y deben ser clementes. La otra, la que narra el grueso de esta nueva guerra, se centra en Starlord, el cual ahora es consejero del gobierno Kree dirigido por Ronan, y consigue una alianza con los Galadornianos, aparecen los Caballeros del Espacio, sin ROM, de ahí la breve presencia de ellos en la anterior saga. La idea es buena y mejora por momentos, los Kree quieren mejorar su red de defensa y los Caballeros tienen una forma de hacerlo, Starlord hace de intermediario forjando una alianza contra amenazas futuras y con los bichos de Annihilus ocupando territorios cercanos, todo muy bien hilado, pero en la prueba algo sale mal, los caballeros están infectados por la Falange, la raza del padre de Warlock el de los Nuevos Mutantes que crease Chris Claremont allá por la década ochenta, se hacen con el control y separan un sector completo del resto del universo para poder asimilar a todo ser vivo que allí habita. ¿Se puede pedir más?, no, pero nos lo dan. Vaya que sí.

La capacidad para tomar personajes antiguos y reintroducirlos en esta nueva visión del universo cósmico Marvel es impresionante y así se demuestra ya en la primera miniserie, la dedicada a Quasar. Para ella hay autores que no aparecían en la anterior, Christos N. Gage se ocupa de los guiones y Mike Lilly del dibujo, este último, sin estar nada mal y con buenos momentos, da una sensación más de “normalidad” con respecto al resto del universo Marvel, alejándose de ese toque diferente que se daba a la mayoría de cómics de la anterior historia.

Caballeros del Espacio, Centinelas Kree y una nueva versión de la Falange que se parecen algo a los Fantasmas (los Dire Wraiths enemigos de ROM) serán los multitudinarios enemigos a los que la pareja se tendrá que enfrentar en estos cuatro números pero, como todo peligro es poco, los autores ponen al Superadaptoide como su líder haciendo que Dragón Lunar y la nueva Quasar lo pasen realmente mal. Personajes como los Cotati y referencias a Mantis, la Madonna Celestial de Los Vengadores, serán usados para el primero de los objetivos de esta colección, a saber, repasar el origen de Dragon Lunar y transformarla en un temible Dragon Lunar, valga la redundancia, mostrando una bonita historia de amor entre los personajes. El segundo objetivo es profundizar en Phyla-Vell, unirla a Wendell, el anterior Quasar, y con la supuestamente fallecida Inteligencia Suprema. Phyla tiene dudas, su pasado con su madre le ha dejado huella y no hace mucho que sabe que su hermano Genis ha fallecido, se trata del viaje necesario para convertirse en heroína y lo pasa mal. Como se puede ver aquí se sigue la línea marcada en Aniquilación de crear un escenario muy atractivo para el lector pero parándose el tiempo necesario para desarrollar a los personajes, en ese sentido siguen cumpliendo. El tercer punto es importante en esta serie es que su misión consiste en encontrar al elegido, ¿quién?, Adam Warlock ni más ni menos, sí, nos dan más de lo que pedíamos, pero aun faltan cosas, cosas muy grandes.

De la segunda miniserie se ocupa el propio Keith Giffen, siendo esto lo único que escribe para este evento, su título es Starlord y es un personaje tan poco importante que no sale en portada ni en los tomos de Panini. Este personaje poco conocido casi muere en el prólogo y los Kree supervivientes deciden curarlo, pero lo culpan de lo sucedido así que lo mandan a redimirse con una misión imposible, suicida, junto a otros personajes que están presos en una cárcel. Con reminiscencias a Los doce del patíbulo (cosa que el propio Star-Lord dice) y un dibujo muy interesante de Timothy Green III que sí se parece más a lo que se ofrecía en la primera Aniquilación, Starlord debe hacer equipo para destruir un importante enclave de la Falange, situada en Hala ahora que ha sido conquistada, con gente poco conocida, solo destaca la ex-Vengadora Mantis, seguida por el que fuera miembro de los Micronautas, Bicho, más Grito de Muerte, la Shi’ar sobrina de Lilandra y una nueva encarnación del Capitán Universo conocido por Gabriel Vargas, que se alza como un enorme fichaje. Ah, sí, otros dos personajes totalmente desconocidos sacados de navegar en las profundidades del universo Marvel, un tal Mapache Cohete y un árbol llamado Groot, ¿os suenan?, sí, ahora han hecho ganar millones a Disney pero aquí no eran nadie, ¿quién nos iba a decir que estábamos ante el origen de los famosos Guardianes de la Galaxia?.

La historia está llena de desgracias, desesperación, muertes y sacrificios, con alguna broma por medio, no solo avanzando sino revisando el pasado de algún personaje, especialmente el de Peter Quill, pero la química entre ellos se hace patente desde el primer momento con personalidades muy variadas que encajan a la perfección. Además de la historia del grupo, núcleo de la serie, los autores nos dan pinceladas de cómo está esa parcela del universo, centrándose en Hala, planeta que se lleva la peor parte del evento, primero destruyeron Xandar, luego el Imperio Skrull y ahora van a por el mundo principal de los Kree, Giffen & company van a por todas.

La tercera serie recupera al guionista que escribió la serie del Super-Skrull, Javier Grillo Marxuach, con Kyle Holz a los lápices, y ambos nos muestran un personaje nuevo, el Fantasma, con una clara unión a los clásicos enemigos de los Caballeros del Espacio antes mencionados pero con un origen que lo distancia. Personaje que, por cierto, está saliendo en la actual serie de Guardianes de la Galaxia de Donny Cates. Pero no solo entorno a este extraño Kree se mueve la historia sino que los autores recuperan a Ronan, al Super-Skrull y a Praxagora desde el segundo número.

Con ese plantel la idea que se narra aquí funciona a varios niveles, el fundamental es la presentación de este nuevo personaje, bastante interesante, que resulta ser un Kree modificado por una extraña raza y con el poder para matar a los miembros de la Falange con cierta facilidad. Su origen es oscuro pero se cuenta prácticamente por completo y resulta interesante ya que marca bastantes diferencias con el resto. Al igual que ocurría con la historia del Super-Skrull, esta es la más salvaje del evento, llegando a puntos de cierto sadismo. Por otro lado profundiza en Ronan, ahora esclavo de la Falange, al cual convierten en su torturador, no así con el Super-Skrull y Praxagora que son más figurantes a la espera de entrar en la serie principal. Pero además estos cómics nos hablan de la labor de la resistencia Kree, oculta en su mundo, que se alza contra el enemigo. La historia es la más simple pero sirve muy bien para situar las piezas en el tablero.

Ya solo queda una última serie antes de empezar con el evento, la de Nova y, aunque es importante en este nuevo universo cósmico Marvel pues casi se puede decir que es la piedra angular, su cruce es más tangencial al basarse en puntos concretos. Dan Abnett y Andy Lanning continúan los periplos de Richard Rider acompañados por varios dibujantes que duran dos o tres números, Sean Chen, Welinton Alves y Paul Pelletier más una pequeña participación de Mahmud Asrar, pero que consiguen dar un resultado medio bastante bueno y una coherencia al usar estilos similares, eso sí, ya nos podemos olvidar del tono más cercano al cómic independiente de la anterior saga para entrar en un tipo de dibujo más habitual en Marvel.

La acción publicitaria que se toma para estos cómics es algo incomprensible, solo los números cuatro al siete llevan el subtítulo Aniquilación Conquista, sin embargo todo lo ocurrido hasta el doce (incluyendo el anual de Nova de ese año) hacen referencia a él. Del cuatro al siete son números que concurren al mismo tiempo que las miniseries antes mencionadas sobre el evento, mientras que el resto suceden a la vez que el propio evento y cuentan el motivo por el que Nova no aparece hasta el final, pero no deja de ser algo que tiene incidencia en la propia historia. En España esto fue editado en dos tomos en rústica y publicados antes del cuarto tomo de Aniquilación Conquista, el que contiene todos los números de la serie principal del evento.

Los autores siguen haciendo que Richard Rider lo pase muy mal, a la par que continúan con ese tono de acción en el que se van desarrollando otros personajes, de hecho los más importantes en su vida seguirán siendo su amante Gamora y el que le ayudara a evolucionar en la anterior historia, Drax, pero esta vez los veremos de forma diferente. Nova se encuentra en el espacio Kree cuando la Falange se hace con el control de Hala, tras un capítulo de mucha acción en que la Mundomente Xandariana evita que Richard y ella sean infectadas (muy bonito el detalle en el dibujo durante todos los números con el virus creciendo y menguando en el cuerpo de Nova) los villanos lanzan a Gamora contra él. Lo bueno de los autores es su capacidad para moverse sin estar recordando todo el rato el pasado del personaje, de hecho no deja de ser curioso que, en el primer arco, Richard caiga y Mundomente le encuentre una sustituta, una Kree llamada Ko-Rel a la que designa como Nova 0001, que será la protagonista en dos números, lo suficiente como para que le cojamos cariño y suframos su muerte. Así de cruel es el espacio.

El conflicto Richard/Mundomente sigue siendo fuerte, mientras que él quiere luchar y solucionar las cosa, Mundomente solo desea huir para sobrevivir, en este caso no les quedará más remedio pues la amenaza es demasiado fuerte para ellos solos. El cierre de este arco lleva a Nova a conseguir escapar de ese sector, atravesando la barrera pero siendo perseguido por Drax y Gamora infectados y a las órdenes de la Falange. Y dejando una historia magnífica, pero ¿dónde acaba Richars?, en principio salta a un pequeño arco de dos números separado del evento, donde toma posiciones y se recupera, puede parecer algo de tránsito, insignificante, pero resulta que son números imprescindibles al mostrar la primera aparición de Cosmo y la base de Sapiencial, que no tardará el coger fama, mucha fama.

El último arco y el anual incluido en el segundo tomo vuelven a retomar el evento con Nova dirigiéndose al planeta natal de la Falange y encontrándose más de una sorpresa, la principal Warlock, no Adam, el antiguo miembro de los Nuevos Mutantes exiliado de los suyos por mostrar una empatía que lo convertía en algo parecido a un mutante para su especie. Los autores saben reflejar perfectamente a este personaje que acaba dando su vida para resucitar a un Richard Rider demasiado infectado como para seguir adelante. Ni que decir tiene que base de la historia es la acción, una gran pelea entre Drax, Gamora, Nova, Warlock, un niño de la Falange que ayuda al aliado de los mutantes y un miembro de la Alianza Falage adulto, tan peligroso como lo era el padre de Warlock. Todo ello confirma una historia muy entretenida en la que los autores demuestran un conocimiento profundo de los personajes de la editorial a distintos niveles. Como colofón final Warlock afirma que el virus que ellos portan es diferente, algo lo ha cambiado, metiendo una intriga que se resolverá en la serie Aniquilación Conquista, cuyos escritores serán los mismos pero con Tom Raney al dibujo.

La serie comienza justo donde las previas nos habían dejado, siendo el primer número una tabla de ajedrez donde se sitúan esos personajes y alguno más, Blaastar, que había participado brevemente en la alianza contra Annihilus, estaba en Hala cuando la Falange realiza su conquista, ahora dirige a las tropas Kree en la resistencia y no lo está pasando bien que se diga, Dragón Lunar y Quasar explican la situación a Adam Warlock, pero meten un detalle interesante que disminuye considerablemente los poderes de este, al sacarlo antes de su vaina regeneradora no recuerda nada, ni quién es, y sus nuevas capacidades van apareciendo poco a poco. De esta forma Adam sigue siendo un personaje importante como lo fuera Thanos en la anterior Aniquilación, pero sin ser el motivo de la resolución, logrando así establecer ese paralelismo entre ambos que había marcado Jim Starlin, algo que los seguidores de esta parcela disfrutamos por seguir con esos pequeños guiños. Otro punto es la entrada de el Alto Evolucionador pero ¿qué papel jugará?, lo cierto es que este primer número no tiene nada que envidiar a la primera saga, bueno, quizás el dibujo, pero lo suple con dos cosas, el interesantísimo equipo que forman Ronan, el Super-Skrull y el Fantasma bajo el lema “La guerra hace extraños aliados”, dando punto a una realidad patente en nuestro planeta, y la última página con el descubrimiento del gran villano detrás de todo esto, Ultrón. Una grata sorpresa porque precisamente lo que le faltaba a esta serie es un antagonista con personalidad. En cierta manera es verdad que se repite el esquema del gran villano con muchos súbditos listos para masacrar y ser masacrados, pero es una fórmula que funciona a las mil maravillas, y si no que se lo digan a las películas de Los Vengadores (que si cambiamos personajes se pueden establecer curiosas coincidencias).

Esta repetición de fórmula funciona precisamente porque no solo replica el esquema sino que consigue transmitir las mismas sensaciones, dolor y desesperación, con el enemigo poniéndolos contra las cuerdas y la muerte a la vuelta de la esquina, de hecho personajes con cierta relevancia como Dragón Lunar o Blaastar no llegan ni a la mitad de la historia, aunque aquí se guarda algo de trampa, la infección puede regenerar y no se sabrá si se quedan al otro lado hasta el final. Lo bueno del villano es que funciona muy bien como lo hacía Annihilus porque su crueldad siempre ha sido representada como ilimitada, si el de la primera parte quería acabar con todos este quiere que todos se conviertan en él, es poderoso, inteligente y sabe qué hacer. Hasta ahí todo bien pero ¿Ultrón ocupando el cuerpo perfecto de Adam Warlock y clonando un ejército como él?, una idea original y maravillosa.

El final es el que es, los buenos ganan pero pierden mucho en el camino, en parte por las decisiones de los no tan buenos, ahí es donde se nota quienes son Ronan y Kl’Rt, está claro que no van a cambiar de un día para otro, y menos con un aliado como el Fantasma. Y es que, aunque la historia sea altamente entretenida y transmita muy bien las sensaciones que quiere, en realidad son los detalles los que nos ganan, desde cosas grandes como el papel del Alto Evolucionador o la muerte de Mantis hasta la unión de Badoon, Shi’ar, Galadornianos no infectados y Rigelianos en el exterior preocupados por la nueva amenaza, a lo que hay que añadir que es un lujo ver al otro Warlock, el de los Nuevos Mutantes, interactuar con un escenario como este. Y, por supuesto, la batalla final, no es el centro de este cómic esa batalla, si profundizamos casi se podría decir que esa posición la ocupan los futuros Guardianes de la Galaxia y la evolución de Phyla como Quasar, pero no vamos a negar que se disfruta.

Y es que, en definitiva, las dos aniquilaciones se disfrutan página a página, no hay muchos eventos de los que se pueda decir eso. Por ello se puede ganar el título de ser uno (o dos) de los eventos mejor hilados, mejor trabajados y más entretenidos del universo Marvel, no nos podemos engañar, evidentemente los autores tenían una libertad creativa que dista mucho de la que puedan tener los eventos de grandes personajes, pero eso es algo que siempre caracterizó a la sección de Poderes Cósmicos, por lo que se agradece que el cambio de Starlin no fuese a peor sino a igual. Después de esto Abnett y Lanning aun tienen correa como para hacer dos buenas series, Nova y Guardianes de la Galaxia, y algún otro evento más, ya sin el nombre de Aniquilación. Por desgracia llegó la fama, debido a la película de estos últimos, y con ella llegaron el control y los grandes autores de la editorial, algo que no sentó nada bien (y no vamos a decir nombres). Han pasado un buen puñado de años, más de diez, desde que estas series acabasen y en sus relecturas siguen funcionando, hasta se encuentran nuevos detalles, eso es lo que demuestra que es una buena historia. Y con eso nos debemos quedar.



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