Javier Vázquez Delgado recomienda: Maestros
Edición original: Maestros #’s 1-7, Image Comics.
Edición nacional/ España: Norma editorial.
Guion y dibujo: Steve Skroce.
Color: Dave Stewart.
Rotulación: Fonografiks.
Formato: Rústica.
Precio: 19,50 €.
Si hay algo que caracteriza a Image Comics es su increíble afán por producir obras nuevas. Ya sea atrayendo a prestigiosos autores de las dos majors o desconocidas promesas que puedan ser el nuevo pelotazo del momento, no hay mes en el que sus novedades no estén pobladas de nuevas series, y es raro que no haya al menos una de ellas que llame la atención y pida a gritos pegarle un vistazo. No es casualidad, pues, que en los últimos dos años haya copado la candidatura de Mejor Serie Nueva de los Eisner con nueve de once títulos, y es precisamente de una de ellas de la que vamos a hablar, recién desembarcada de la mano de Norma. Hoy vamos a hablar de magia, hoy vamos a hablar de Maestros.
Will Little no es mala persona, como cualquier otro aprovecha sus dones para ganarse la vida de la mejor manera posible. En su caso, hacer realidad los deseos de multimillonarios gracias a los poderes heredados de su padre, el Maestro, un todopoderoso dios que gobierna la existencia. Pero cuando este es asesinado junto a toda la familia real a manos de un ser infame que amenaza la sagrada ciudad de Zainon, Will deberá asumir el trono y, como último miembro de la estirpe Kahzar, convertirse en el nuevo Maestro. Una posición que le permitirá explorar mejoras para instaurar una sociedad mejor, y de paso putear al elfo cabrón que lo maltrataba cuando era un estudiante.
Esta es la premisa de Maestros, la primera obra de Steve Skroce como autor completo. Skroce llegó al cómic en 1993 dibujando Ectokid, una de las series que nacería en Marvel bajo el sello Razorline, una línea creada para las ideas del escritor Clive Barker, autor de Hellraiser. Durante unos años desempeñaría la labor de artista en títulos como Cable, Lobezno o Amazing Spider-Man, pero sería gracias a ese primer trabajo en Razorline por el que conocería a las hermanas Wachowski (guionistas de una etapa de Ectokid) y terminaría trabajando como diseñador de story-boards en la trilogía Matrix. A partir de ahí su carrera quedaría ligada al mundo del cine hasta que recientemente volviera a la primera plana comiquera con We Stand on Guard, la miniserie bélica futurista co-creada junto a Brian K. Vaughan, y la serie que aquí nos ocupa.
Con Maestros siento lo mismo que con mis cuadernos de apuntes del colegio, que siempre estrenaba con letra preciosa y subrayados de colorines, pero que para final de curso eran un montón de notas rápidas con boli azul. La historia de Skroce entra con una presentación tremenda, mostrando una mitología rica, un planteamiento y unos personajes interesantes y, sobre todo, mucha mala baba. El argumento es potente, pero en lo que el autor canadiense destaca especialmente es en sus diálogos, gamberros a más no poder y que consiguieron sacarme varias carcajadas durante todo el tomo. Sin embargo, en lo que respecta a la trama se nota cómo, según avanzan los números y se alcanza el ecuador del arco, empieza a verse más descuidada. Lo que comienza descrito y desarrollado con mimo va entrando en un vaivén de acción que deja un poco sin aire, con un desarrollo de la trama que se va descuidando y yendo más a saltos, hasta el punto de que en los últimos números hubo algún momento en el que pensé que mi edición tenía alguna página descolocada de lo brusco que es algún cambio de escena. Y lo mismo sucede con los personajes. A excepción de Wren, que me pareció falta de carisma y de un desarrollo real más allá del mero interés amoroso, los protagonistas de la historia molan, tienen buena percha, me interesan. Pero transcurre la serie y los objetivos de unos y otros se van haciendo más difusos, y su desarrollo va perdiendo lustre en comparación con esas primeras grapas. Probablemente el máximo exponente de esto sea Will, que para cuando llegamos al final del tomo su personaje sufre una evolución completamente forzada, más al servicio de la moraleja que de la coherencia del relato.
Esto no quiere decir que Maestros no sea una buena historia. Como ya comentaba, ante todo es una historia con la que te ríes mucho, y eso siempre te deja buen sabor de boca aunque la trama no termine de convencerte. Y hay que hablar del dibujo, que ya solo con la portada te secuestra los ojos nada más verlo en la estantería. Skroce tiene uno de esos estilos tripofóbicos tan noventeros, de trazo fino y cargadísimo de detalles para cada fibra, cada arruga de una cara, cada demonio repugnante que haya en escena. No es precisamente un estilo que me guste demasiado, de hecho nunca llegué a conectar con él en We Stand on Guard. Sin embargo, aquí se siente más estilizado y más en armonía con la temática fantástica que ilustra, y apoyado por Dave Stewart nos regala un buen trabajo al que, si tuviera que sacarle alguna pega, sería el uso en ocasiones de fondos planos que, en comparación con lo detallado que es su trazo en el resto del dibujo, contrastan demasiado.
¿Tendremos más Maestros? La historia queda cerrada y perfectamente podría terminar aquí. Sin embargo, tanto el uno de su lomo como su autor, que en entrevistas ha expresado su deseo de continuar, nos dejan la puerta abierta. Es posible que Skroce haya querido dejar un inicio lo más independiente posible, para no dejar el proyecto inacabado en caso de verse comprometido por otras labores. Lo que está claro es que el canadiense ha conseguido atraer la atención de muchos con esta obra, y a pesar de las carencias, siendo su primer trabajo como guionista se deja entrever a un autor al que habrá que tener muy en cuenta en sus proyectos futuros.
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