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Saint Seiya apareció por primera vez en 1986 en las páginas de la Shuukan Shounen Jump, de la editorial Shueisha, la revista de manga más vendida de Japón, en plena era dorada del shonen. Durante años, coincidió en dicha revista con otros mangas de mucho éxito como Dragon Ball, El puño de la Estrella del Norte, Jojo’s Bizarre Adventure, Dragon Quest: Dai no Daiboken, Bastard!!, Captain Tsubasa, City Hunter o Video Girl Ai. Estas obras se convirtieron en un manual para realizar shonen de largo recorrido, sentando las bases para muchas series posteriores que siguen repitiendo su fórmula de éxito.
KURUMADA Masami, su autor, había debutado en esta publicación con solo 20 años de edad y cuatro años después, en 1977, alcanzó su primer éxito con Ring ni Kakero, un spokon centrado en el mundo del boxeo, siguiendo la estela de la mítica Ashita no Joe. Esta historia ya contaba con elementos a los que recurriría posteriormente en Saint Seiya, como los épicos combates repletos de técnicas que requerían sobrepasar los límites personales una vez tras otra, las referencias a la mitología clásica griega, etc.
Una vez que había depurado los mecanismos que le llevarían a triunfar a nivel mundial, planteó la historia de un grupo de caballeros protegidos por sus armaduras, basadas en las constelaciones del firmamento, que lucharían por defender los ideales de paz, amor y defensa de los débiles, representados en la diosa Atenea. Difícilmente pudo imaginar su autor en aquellos inicios la repercusión que adquiriría su creación, que aún hoy en día sigue siendo explotada, generando nuevos productos y produciendo grandes beneficios económicos.
Saint Seiya prolongó su publicación hasta el año 1991, siendo recopilada en 28 tankoubon. Tras finalizar la serie principal y centrarse en otros proyectos, KURUMADA delegó en otros autores la responsabilidad de crear otras series de la franquicia, aunque también reservó una historia que diera continuidad a la serie madre para sí mismo. A continuación, detallaremos los contenidos de cada una de ellas.
SAINT SEIYA: la serie original
Este manga representa el canto del cisne de KURUMADA y su mayor aportación al noveno arte, ya que su mitología ha traspasado fronteras e incluso ha trascendido más allá del medio, como reflejamos en este artículo. Entre sus puntos fuertes destacan el carisma de sus personajes, la creación de las armaduras, las imaginativas técnicas asociadas a la idiosincrasia de los santos y sus enemigos, un notable sentido de la épica y un leitmotiv que nunca pasa de moda, como es el ensalzamiento del compañerismo, el amor fraternal, el valor y la superación personal.
Vista hoy en día, se trata de una serie muy anclada en su época, por motivos como su tosco dibujo, a pesar de la evolución del mismo a lo largo de la obra, la simplicidad argumental y narrativa, la homogeneidad de su elenco de personajes, etc. No se puede decir que KURUMADA sea un gran autor, como lo demuestran sus carencias artísticas y la escasa repercusión de sus trabajos ajenos a esta franquicia más allá de Japón. Sin embargo, hay que reconocerle el mérito de crear un producto atractivo durante tres décadas para un público muy numeroso, capaz de hacer que sus fans siguieran la misma historia tres veces sin rechistar y esperasen años para tener noticias de la saga del cielo, cuya publicación se vio truncada por discrepancias entre autor y editorial. La serie principal de Saint Seiya se divide en tres arcos argumentales:
LA SAGA DEL SANTUARIO
Esta saga comenzaba con un torneo que servía de prólogo para presentar a los santos de bronce, los protagonistas de la historia, y sentar las bases de los siguientes arcos argumentales. En concreto, cinco de ellos serían quienes más tarde lucharían contra un adversario tras otro para rescatar a Atenea: Seiya (santo de Pegaso), Shiryu (santo del Dragón), Hyoga (santo del Cisne), Shun (santo de Andrómeda) e Ikki (santo del Fénix).
Al comienzo, nos daban a conocer la fundación Kido, encabezada por un filántropo que se hacía cargo de un grupo de huérfanos. Sin embargo, pronto se nos revelababa que su intención era enviar a estos niños a diferentes partes del planeta para que se convirtieran en la siguiente generación de santos de bronce, con el objetivo de que protegieran a su nieta Saori, la reencarnación de Atenea. La vuelta de aquellos que habían sido merecedores de una armadura de bronce daría lugar al comienzo del torneo galáctico, cuyo premio era la armadura de oro de Sagitario.
Tras una sucesión de combates, haría aparición Ikki de Fénix, que roba la armadura de Sagitario para vengarse de la Fundación Kido por haberlo enviado a la Isla de la Reina de la Muerte, el lugar más inhóspito de la Tierra. El resto de Santos de Bronce perseguirían y derrotarían a Ikki, pero en seguida se tendrían que enfrentar a los santos de plata, enviados por el patriarca del santuario para secuestrar a Atenea, quien sería herida con una flecha de oro en su corazón. Para salvarla, Seiya y compañía tendrían que enfrentarse a los poderosos santos de oro, la élite de los santos de Atenea, en una emocionante sucesión de combates y poderosas técnicas mientras cruzaban el santuario para salvar a la diosa.
LA SAGA DE POSEIDÓN
Un mes más tarde de la batalla de las doce casas, Saori Kido asiste a la fiesta de cumpleaños de Julian Solo, heredero de una familia de comerciantes marítimos y nueva reencarnación del dios Poseidón, quien la mantendrá secuestrada. Ante esta situación, los santos de bronce deberán enfrentarse a las Marinas de Poseidón y destruir el pilar que sostiene a cada uno de los siete mares, guardado por los generales del dios de los mares, que se enfrentará finalmente a los santos de Atenea.
LA SAGA DE HADES
Tras derrotar a Poseidón, no tarda en hacer su aparición Hades, el dios del inframundo y el enemigo más temible al que se enfrentarán Atenea y sus santos. Hades desplegará a sus espectros para conseguir la cabeza de la diosa de la sabiduría, lo que dará lugar al enfrentamiento de estos con los santos de oro y bronce. Para detener la masacre, Atenea se infiltrará en el infierno para enfrentarse a su señor, pero los santos de bronce la seguirán para salvarla una vez más.
LAS EDICIONES ESPAÑOLAS
Saint Seiya fue una de las series que abanderó la explosión del anime en Europa, siguiendo la estela de Dragon Ball. La conjugación de mitología griega, las armaduras, las técnicas, los épicos combates, los poderosos enemigos y el amplio elenco de personajes supusieron una atractiva combinación para el público del viejo continente, que se sentaba frente al televisor para animar a los Santos de Atenea y adquiría el merchandising que llegaba al viejo continente, como las figuras articuladas.
Este éxito arrollador no pasó desapercibido para las editoriales del viejo continente, que deseaban licenciar la obra para aprovechar la ocasión y obtener beneficios. En España, fue Planeta Cómic la editorial que se hizo con los derechos de publicación de la obra de KURUMADA. Así, en 1993 apareció el primer número de la serie, con el título por el que era conocida por su adaptación televisiva, en formato comic-book de 36 páginas y sentido de lectura occidental, como era costumbre en aquellos años. Sin embargo, la editorial cerró la serie antes de llegar a su finalización, interrumpiendo la historia hasta que otra editorial recogió el testigo.
Fue Glénat en el año 2001, que apostó por editar la serie completa en formato tankoubon continuando desde el punto en fue cancelada por Planeta, a la vez que reeditaba los números anteriores en este formato. Diez años después, la misma editorial comenzaría a publicar la edición kanzenban, a mayor tamaño y con páginas a color, pero el cese de su actividad empresarial supuso su interrupción después de 6 volúmenes. En 2012, Planeta retomó la publicación de esta edición, cerrando así el círculo que había iniciado casi 20 antes.
EPISODIO G y EPISODIO G – ASSASSIN: la precuela
Edición original: Akita Publishing (20 tomos)
Edición España: Editorial Ivrea
Guión: Masami Kurumada
Dibujo: Megumu Okada
Formato: tomo en tapa blanda de 200 páginas B/N
Precio: 12,00€
Episode G constituye uno de los primeros productos de la franquicia «saint-seiyana» que no tiene la autoría de Kurumada. Su responsable principal es OKADA Megumu, que, bajo la supervisión del padre de la criatura, se encargaría de lanzar la primera serie derivada de la principal, en la forma de una precuela protagonizada por los caballeros de oro. El manga vería la luz en 2002, un año fundamental para la franquicia, por cuanto presentaría también la adaptación al anime de la guerra santa contra Hades.
La historia está ambientada en el período que va justo después del asesinato del Patriarca por parte de Saga de Géminis. El protagonista es el Caballero de Leo -llamado originalmente a serlo en la serie original- el cual debe pechar con el hecho de que, a ojos del mundo, su hermano es un traidor a Atenea. Aquí, vemos a un Aioria más joven e inmaduro, amargado por el recuerdo de su hermano y ansioso por reivindicarse en el seno de la hermandad dorada. Su progresivo afianzamiento dentro del Santuario irá abriendo paso a un protagonismo compartido con el resto de los caballeros dorados, los cuales habrán de combatir la amenaza de los titanes, que aspiran a liberar a su señor, Cronos y a vengarse de los dioses olímpicos, ocupando su lugar y dominando la Tierra.
El manga presenta un estilo gráfico radicalmente distinto al de Kurumada, con unos personajes mucho más estilizados, unas armaduras más barrocas y unas escenas de acción tan espectaculares como confusas -en parte, por la publicación en blanco y negro-. La historia dejó de ser considerada parte del canon oficial con la publicación de Episode Zero y su continuación, Episode G Assasin -centrada en Shura de Capricornio- jugaría abiertamente con este hecho, abriendo a la franquicia el concepto de multiverso.
Reseña de los dos primeros tomos de Saint Seiya Episodio G Assassin
NEXT DIMENSION: la secuela oficial
Quince años después del final del manga original, veía la luz la tan ansiada continuación oficial del mismo. El final de Saint Seiya había dejado la incógnita del destino del Caballero de Pegaso, al que en algunos foros se consideraba caído en la última batalla contra Hades. En 2006, la franquicia está nuevamente activa y, además, goza de buena salud, si bien ha tenido que sufrir un importante revés, en la forma de la fracasada película que debía prologar la llamada «Saga del Cielo». Es en ese año en el que se lleva a cabo una curiosa maniobra editorial, en la que dos mangas van a intentar narrar la misma historia, aunque desde dos puntos de vista. Uno será The lost canvas, bajo la batuta y la plumilla de TESHIROGI Shiroi. El otro, este Next dimension. Los protagonistas son unos jóvenes caballeros de Aries y Libra -los que, según el canon, sobrevivieron hasta los acontecimientos del manga original- y las reencarnaciones dieciochescas de Pegaso -el huérfano europeo de origen japonés Tenma- y Hades -Alone, el mejor amigo de Tenma-. Sin embargo, muy pronto ambas obras divergerán, para convertirse en tebeos autónomos y bien diferenciados.
Next Dimension es, a la vez, precuela y secuela, pues relaciona el destino de un agonizante Seiya -víctima de la espada del señor del inframundo- con los acontecimientos de la anterior guerra sagrada. Kurumada da otra vuelta de tuerca a una historia que, desde hace casi treinta años, parece anclada en el mismo punto -las luchas entre Atenea y Hades-. Para empezar, presenta a una generación de caballeros dorados demasiado parecida, al menos, en principio, a la original. Para seguir, juega la carta del décimo tercer signo del zodiaco, Ofiuco, fuente de constante discusión en el seno de la pseudociencia astrológica y, originariamente, constelación guardiana de Shaina, uno de los personajes principales en el inicio de la historia original. Para terminar, toma elementos relacionados con la fallida película de temática celestial, apuntando a la posibilidad de que, por fin, podamos ver en papel, tinta y color las ideas que el veterano autor tiene para su franquicia más popular.
La serie ha tenido una periodicidad irregular, en buena medida por los problemas de salud que han aquejado a Kurumada y, si bien tiene el indudable atractivo de ver al padre de la criatura en acción, no es menos cierto que su estilo gráfico se ha quedado un tanto desfasado, sobre todo si se compara con su manga «hermano» y con otros posteriores.
Reseña de los seis primeros tomos de Saint Seiya Next Dimension
THE LOST CANVAS: fuera de cánon
De todas las series derivadas del manga original, quizá la más popular sea la que contiene la narración de una versión de la guerra sagrada en la que lucharon Shion de Aries y Dokho de Libra. The lost canvas no solo supone un agradable soplo de aire fresco en la franquicia sino, además, una declaración de cariño por parte de una autora que, antes, había sido lectora y seguidora de las aventuras y desventuras de Seiya y compañía. TESHIROGI Shiori demuestra un profundo conocimiento del original, por cuanto aprovecha todos los elementos que componen la mitología dorada, con el fin de presentarnos a una nueva / antigua generación de caballeros de oro, los cuales se convertirán, por fin, en los indiscutibles protagonistas de la historia.
Tenma de Pegaso es, más que protagonista, hilo conductor de una historia en la que cada guerrero dorado tiene ocasión para brillar con luz propia, literal y figuradamente. Constelaciones tradicionalmente denostadas como las de Piscis y Cáncer, tienen aquí unos representantes que brindan a la afición unas peleas memorables. Elementos fundamentales de la serie original tienen aquí una justificación y una explicación, al tiempo que se desarrolla el catálogo de caballeros y de espectros, poniendo sobre el tapete a nuevos personajes de espectacular diseño. El resultado final es una historia que, pese a estar fuera del canon oficial, resulta, al menos en mi opinión, más interesante que la versión oficial.
El manga contó, al menos en lo relativo a su parte inicial, con una adaptación al anime que, desgraciadamente, no tuvo más que dos temporadas. Diez años después de su cancelación, no son pocas las personas que aún sueñan con la recuperación del resto de la historia para una versión animada. Si, después de todo, el original tardó más de una década en ser adaptado en su totalidad, todavía hay margen para la esperanza.
Reseña de Saint Seiya: The Lost Canvas
SAINTIA SHO: el spin-off femenino
Edición original: Akita Shoten (12 tomos y abierta)
Edición España: Editorial Ivrea
Guión: Masami Kurumada
Dibujo: Chimaki Kuori
Formato: tomo en tapa blanda de 200 páginas B/N
Precio: 8,00€
El penúltimo manga que ha visto la luz en el seno de la franquicia apareció por primera vez en el año 2013 de la mano de CHIMAKI Kuori y presenta una historia que se desarrolla de forma paralela al tebeo original. Las protagonistas son un grupo de guerreras, elegidas para ser las protectoras personales de la reencarnación de Atenea. Al contrario que las mujeres caballero, que debían portar una máscara que ocultara su rostro, las «saintias» o damas atenienses luchan con el rostro descubierto y habrán de secundar a su patrona en un enfrentamiento contra otra deidad, salida de una de las películas de la franquicia, la diosa griega de la discordia Eris.
En esta historia, volvemos a disfrutar de unos dibujos ciertamente espectaculares, cuyo estilo relaciona claramente las versiones de Chimaki y de Teshirogi. En la parte literaria, hay que indicar que la trama juega con muchos lugares comunes de la franquicia, como el de la existencia de dos protagonistas, Shōko y Kiōko, unidas fraternalmente y enfrentadas por un destino aciago. Igualmente, asistimos al viaje de la heroína y a la conformación de una hermandad con sus compañeras de armas, con el consabido entrenamiento para el dominio de la energía cósmica y el conocimiento de lo que implica vestir una armadura. Bien podría decirse que, en este manga, encontramos no solo la influencia del original sino, también, de la más notable de sus obras derivadas, The lost canvas.
La serie, que está siendo adaptada al anime en estos momentos, tiene como único «pero» reseñable el detalle de que, por su condición de historia paralela al original, tiene que afrontar el hecho de que no puede alterar la continuidad del relato contenido en el mismo. Personajes de gran popularidad, como Milo de Escorpio, hacen su aparición y resultan ciertamente impresionantes en la versión de Chimaki, pero su función es más la de guiño cómplice a la parroquia lectora que la de elemento de peso en la trama.
Reseña del primer tomo de Saint Seiya: Saintia Sho
ORIGIN, GOLDEN AGE y EPISODE ZERO: las historias cortas
Para terminar de hablar de los mangas de Saint Seiya tenemos que dar unes pinceladas de algunas historias que no se han publicado en España: Golden Age, Episode Zero y Origin.
En 2016, en el marco de la celebración del 30 aniversario de la franquicia, la revista Champion Red regalaba un librito de 132 páginas titulado Golden Age. Las primeras treinta páginas eran en formato manga y el resto de la historia estaba novelada. Además, el libro contaba con ilustraciones exclusivas de KUORI Chumaki, TESHIROGI Shiori, OKADA Megumu y KOUGA Yun.
Cronológicamente la historia se sitúa entre las sagas de Poseidón y de Hades. Los caballeros están disfrutando de un día de descanso en el campo, cuando el suelo se abre y aparece un ataúd en cuyo interior duerme la diosa Astreia. A partir de ese momento, empezaran a ocurrir eventos extraños, entre ellos la aparición de dos ataúdes más con Ex y Machina, los guerreros de la diosa Astreia.
El año siguiente, en 2017, KURUMADA Masami se encargó de escribir y dibujar una precuela de Saint Seiya llamada Episode Zero. Esta precuela consta de tres capítulos que nos explican qué pasó durante la Rebelión de Saga: el intento de asesinato de Atenea (cuando aún era una bebé) y el enfrentamiento de Aiolos con Shura, Afrodita y Deathmask.
Finalmente, a finales de 2018, KURUMADA Masami y la revista Champion Red publicaron dos capítulos tipo precuela bajo el título Origin. La historia está centrada en los hermanos Saga y Kanon.
Si descendemos a la adaptación del manga de Saint Seiya, o como se les conoce en nuestro país, Los Caballeros del Zodiaco, a la pequeña pantalla, debemos hablar como no podía ser de otra manera de la emisión de dicho anime en el país del sol naciente, de su emisión en España, y de dónde podemos encontrarlo en DVD o Bluray para poder disfrutar de dicha serie. Además, dentro del Anime estarían incluidas las diversas películas y OVA’s que han sido emitidas de distinta forma en nuestro país, y de algunas de las cuales se hablará en otros apartados.
SAINT SEIYA: EL ANIME ORIGINAL
Así, Saint Seiya comenzaría en el año 1986 a ser emitida en Japón, adaptando la primera saga del manga original, la del Santuario, a través del espacio televisivo TV Ashashi, donde permanercería hasta 1989, momento en el que finalizaría la primera emisión de la última temporada de la serie clásica; o lo que es lo mismo, la Saga de Poseidón.
En 1987, y dada la fiebre por los animes que atravesaba Europa, que comenzaba a ver la calidad y el entretenimiento que aportaban a los más pequeños este tipo de productos, la serie comenzaría a ser emitida en Francia, país en el que Saint Seiya sería directamente traducido como Les Chevaliers du Zodiaque, traducción que pasada al español heredaríamos aquí hasta nuestros días.
Dado el buen funcionamiento que la serie estaba teniendo en Francia, en 1990, Televisión Española se vio por fin arrastrada por ese maremagnum de series de origen japonés que resultaban muy exitosas allá dónde eran emitidas (tan solo dos años antes la emblemática y mítica Bola de Drac había comenzado su emisión en la catalana TV3, siendo después doblada al euskera y al castellano), y dada la cálida acogida de Les Chevaliers Du Zodiaque en Francia, Los Caballeros del Zodiaco llegarían a los hogares españoles en Octubre de 1990, emitiendo TVE los primeros veinticinco capítulos, que ni siquiera alcanzaban a finalizar la saga del Santuario o primera temporada.
Tras la gran recepción que tuvo esta emisión, TVE dejó de emitir la serie, liberando un solo capítulo más, el vigésimo sexto (el cual ni siquiera aparecía anunciado en las guías televisivas) solo para volver a parar la maquinaria y destruir la esperanza de miles de niños españoles que veían así amargamente finalizadas las aventuras de sus queridos Caballeros de Bronce.
Sin embargo, en el mismo año 1990 Telecinco (cadena privada recién estrenada y que junto a Antena 3 marcaría un antes y un después en el mercado televisivo patrio) compró los derechos de los ciento cuarenta y cuatro capítulos de la serie (esto es, la totalidad de la serie clásica) y comenzó su emisión non stop hasta Septiembre de 1992, cuando finalizó la Saga de Poseidón y comenzó de nuevo la emisión de la serie al completo y desde el principio durante años, cautivando a distintas generaciones de todas las edades en las que nos enmarcamos la mayoría de los redactores que participamos en esta entrada.
En los últimos años, Selecta Visión ha adquirido los derechos de explotación de la serie, pudiendo encontrarse en su página web las distintas opciones de adquisición de los DVD’s con la serie clásica, por lo que hoy en día, ver Caballeros del Zodiaco doblado al castellano o con su doblaje japonés original ya no es una tarea ni difícil ni que dependa de estar delante del televisor a una hora concreta, algo que por otro lado, los que peinamos canas en Zona Negativa, recordamos con no poco cariño, alimentado eso sí, por la poderosa y engañosa nostalgia.
Centrándonos por tanto, en la serie de televisión clásica, la misma estaría dividida en tres sagas sobre las que hablaremos a continuación, las cuales a su vez son consideradas las tres temporadas de la serie en cuanto a tal.
La primera saga, la Saga del Santuario, adapta directamente el comienzo del manga original, y por tanto nos presenta a los Caballeros de Bronce, el torneo en el que los mismos vuelven a encontrarse tras su exilio, y el enfrentamiento de éstos contra los Caballeros de Oro y contra el temible Patriarca. Esta saga esta compuesta por setenta y tres capítulos emitidos en Japón por TV Ashashi entre 189 y 1988, y en España entre 1990 y 1991 a caballo entre TVE y Telecinco.
La siguiente saga, La Saga de Asgard, es la única temporada de la serie que no se basa en el manga original, y que por tanto, es lo que conocemos comúnmente en el mundo del anime como una saga “de relleno” o que no tiene reflejo en el producto que adapta. En ella, los Caballeros de Bronce, guardianes de Atenea, se enfrentan a los defensores de Hilda y por tanto, a los paladines del panteón asgardiano, en una intensa y trepidante saga que no hace si no recoger todos los buenos (y no tan buenos) aspectos del Shonen puro y primitivo que representan nuestros queridos Caballeros del Zodiaco. Esta segunda saga o temporada sería emitida en 1988 en Japón, abarcando desde el capítulo setenta y cuatro al noventa y nueve, ambos inclusive, siendo emitida en España por primera vez en Telecinco durante el año 1991 y hasta Febrero de 1992.
Finalmente, en la Saga de Poseidón, el Dios de los Siete Mares elegiría un nuevo representante en la tierra, el cual desataría el caos ante el que se alzarían los Caballeros de Bronce (así como algunos de los miembros de la Orden de los Caballeros de Oro con la que Seiya y sus amigos ya habían solucionado todos sus malentendidos tiempo ha), siempre buscando la defensa de la Tierra y de su justa y sabia diosa, Atenea. Esta tercera y última temporada compuesta por los episodios cien a ciento catorce de la serie, marcaría el fin de la serie clásica y sería emitida entre los años 1988 y 1989 en Japón, mientras que Telecinco haría lo propio en España entre Febrero y Septiembre de 1992.
SAINT SEIYA – EL CAPÍTULO DE HADES: primer OVA
A finales de la década de los noventa del siglo pasado, el manga y el anime experimentaron en España un renacimiento que acreditó definitivamente que los productos venidos desde el país del sol naciente habían retornado para no marcharse nunca más del mercado patrio. La primera oleada, surgida a raíz del éxito televisivo de series como Dragon Ball o Los Caballeros del Zodiaco, trajo consigo la publicación de tebeos japoneses en nuestro país, en unos formatos que se asemejaban o, mejor dicho, copiaban los que eran uso y costumbre en el consumo local, con un sentido de lectura occidental, grapa o lomo cartonero. Cuando la programación infantil-juvenil fue borrada de las parrillas televisivas y los sellos de edición animada flaquearon, pareció engañosamente que la devoción por el manga y el anime habían sido el sueño de varias noches veraniegas, pero la llegada de productos como Rurouni Kenshin o Neon Genesis Evangelion renovaron la afición y convirtieron al sector en uno de los pilares del negocio editorial de la viñeta. En ese contexto, se recuperó en 2001 la publicación del manga original de Saint Seiya -como se narra un poco más arriba en esta misma entrada- y, por fin, se pudo leer -fuera de páginas en la Red y archivos en modo texto- el final de una historia que había quedado inédita por estos barrios y, también, en la versión animada.
Como recordarán quienes vieran el anime en su primera emisión completa, la historia se cerraba al final de la batalla contra Poseidón, pero quedaba por ahí algún cabo suelto, vagamente apuntado en algún diálogo entre los caballeros de oro que, a su pesar, debían guardar el Santuario, en lugar de ir a darse un chapuzón y repartir alguna sagrada forma. Después de la lucha contra el señor de los mares, tocaba batallar con el amo del inframundo y, de hecho, ya se estaba trabajando en la adaptación. Sin embargo, esta no se produjo y, en su momento, se apuntó la explicación de que la serie no estaba teniendo en Japón la popularidad esperada. Sería en el resto del mundo donde alcanzaría el incontestable éxito que, a mi entender, serviría para una recuperación por todo lo alto.
El anuncio de la adaptación, en la forma de trece capítulos, de la primera parte de la saga de Hades cogió a la afición con el pie un poco cambiado. Internet ya no era un fenómeno extraño, pero distaba mucho de estar tan extendida en su uso como en la actualidad, así que la llegada de los primeros episodios fue una grata sorpresa. El anime es un producto cuidado, en el que se recuperó al elenco de voz original -con algunas excepciones, por causa de fuerza mayor- al equipo de diseño comandado por Shingo Araki y Michi Himeno y a la banda sonora compuesta por Seiji Yokoyama. Tres de los pilares que sustentaban el éxito del anime original -superior, en muchos aspectos, a la obra de la que se deriva- se combinaron con modernas técnicas de animación, dando como resultado una serie que gustó a la parroquia veterana y pudo atraer a la novata.
Desgraciadamente, las continuaciones se vieron afectadas por el fracaso de la ambiciosa película centrada en la obertura de la saga celestial, dando como resultado un producto muy por debajo del nivel de calidad presente en la primera entrega. Las entregas ambientadas en los infiernos y en los campos elíseos decaen progresivamente en cuanto a calidad, como si, simplemente, se buscara poner un apresurado cierre a una tarea que resultaba incómoda. Los capítulos se alargan exasperantemente, con escenas sin utilidad y unas animaciones que, en los episodios finales, ni siquiera merecen ese nombre. Un cúmulo de malas decisiones que provocó que la conclusión haya dejado amargo regusto en la memoria de la afición.
En honor a la verdad, hay que decir que una parte del problema viene dada por el propio material original. Las temporadas segunda y tercera siguen al pie de la letra el relato del manga y, ahí, ya se notaba que Kurumada empezaba a dar signos de agotamiento. En origen, entre la viñeta y la animación se había creado una suerte de simbiosis en la que las modificaciones de la segunda habían influido poderosamente en la primera. Los diseños de Araki e Himeno fueron esenciales para enganchar a la audiencia y, a día de hoy, constituyen uno de los principales valores comerciales de la franquicia. Algunos de los personajes más interesantes, algunos de los arcos argumentales más recordados, no son adaptaciones del manga. Sin embargo, al final del camino no hay interés -ni, quizá, razón- para las aportaciones de nuevo cuño y se acusa el mismo problema que ya reflejaba el manga: que la historia se ha tornado cíclica. La primera temporada reflejaba, como en el tebeo, un intento de centrar el protagonismo en unos caballeros de oro que se habían ganado el favor de la afición. De hecho, en el manga el único caballero de bronce que tiene un papel determinante es Shiryû del Dragón, siendo las adendas de sus compañeros de parranda un guiño del anime a la audiencia veterana. Saint Seiya es una serie en la que determinados personajes acabaron «rebelándose» contra su destino original, imponiéndose al teórico protagonista. Por un momento, parece que Kurumada va a dejarse llevar por esa corriente, poniendo el foco en los doce dorados, pero, en una de sus justificaciones «deusexmaquineras» les saca de escena, para volver a lo de siempre y a los de siempre. El anime «hadesiano» carga, en sus tardías temporadas finales, con ese problema, que se ve agravado por una pobre ejecución.
Reseña de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco). Capítulo de Hades: Santuario; Reseña de Infierno; Reseña de Elíseos
SAINT SEIYA – The Lost Canvas: segundo OVA
La versión animada del manga de Teshirogi es, probablemente, el mejor producto que, en ese formato, ha visto la luz respecto de la franquicia desde la primera temporada de la saga de Hades. Si la historia original ya era, como he dicho, un canto de amor hacia la serie clásica, su anime es una delicia que permite disfrutar del relato de la anterior guerra santa, donde los diseños e ideas de la autora cobran una exuberante vida.
La serie está compuesta por dos temporadas, cada una de las cuales cuenta con trece episodios. En ellas, se adaptan los acontecimientos contados en la primera parte del manga, como la relación entre Tenma, Alone y Sasha (reencarnación de Atenea en esos tiempos) y las primeras batallas en este nuevo conflicto. Como en el tebeo, son los caballeros de oro los indiscutibles protagonistas y, hasta el abrupto final de la serie, cada uno de ellos tiene ocasión de ser pieza central en un arco argumental épico, trepidante y emotivo.
Desgraciadamente, el favor de la crítica y el interés del público no se trocaron en un éxito comercial, razón por la cual la empresa responsable de la adaptación echó el cierre a la serie al final de su segunda temporada, hace ya casi diez años. Los rumores de una continuación, en la forma de una tercera se han sucedido durante este tiempo, sin que hayan pasado de ese punto.
Reseña de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco): The Lost Canvas – Primera Temporada; Reseña de Segunda Temporada
SAINT SEIYA Ω: 13 años después de la historia original
La cancelación de la adaptación animada de The lost canvas coincidió con el anuncio de otra nueva serie de animación en la franquicia. El producto estaba pensado para captar el interés de las nuevas generaciones, pero los cambios operados a todos los niveles y la coincidencia temporal indicada, jugaron ciertamente en su contra.
El anime está ambientado unos trece años después de los acontecimientos de la historia original y presenta a un nuevo Caballero de Pegaso que está siendo entrenado por Shaina de Ofiuco, bajo la atenta vigilancia del mayordomo Tatsumi y de una Saori Kidoh que no parece pasar por su mejor momento. Como en la serie original, se convertirá en el núcleo de una nueva alineación de caballeros, llamados a emular las hazañas del quinteto original, cuyos integrantes han alcanzado la categoría de leyendas.
A lo largo de dos temporadas -que abarcan un centenar de episodios- la nueva generación de caballeros se enfrentará a amenazas de talla divina, destacando las deidades Marte y Palas, con su consabida cohorte de seguidores con los que el ejército de Atenea ha de partirse los piños. El misterio del destino de Seiya y sus camaradas se irá desvelando poco a poco, hasta que todos ellos sean recuperados para la causa y para una nueva sucesión de batallas, más campales que épicas.
La serie ha sido fuertemente criticada por los cambios operados respecto de la premisa clásica. Así, se justifican argumentalmente cambios en el funcionamiento de la energía cósmica -ahora vinculada al dominio de una serie de elementos básicos- y en el diseño de las armaduras -que pasan a ser algo más parecido a pijamas súper-heroicos-. El resultado es un aspecto visual más adaptado a los gustos y series del momento que al original, con el consiguiente enfado de una parte de la afición, que consideraba una broma un tanto cruel que Lost canvas se viera cancelada, en tanto que esta serie llegara a puerto.
Saint Seiya Omega Ω debe verse como un producto que no está pensado para la parroquia original, sino para presentar el universo de la franquicia a unas generaciones a las que un manga y un anime de los ochenta les pillan algo lejanos. Pese a todo, demuestra respeto y cariño por el original, al hacer una curiosa y entrañable función de recuperación de conceptos vistos en el anime, reivindicando a una serie de personajes que, por exigencias de una trama que se iba construyendo sobre la marcha, desaparecían o pasaban a segundo plano. Los otros caballeros de bronce tienen ocasión de ser desarrollados, empezando por Geki del Oso y, ya puestos, hasta se toman la molestia de explicar por qué desaparecieron aquellos «ironmanes» de baratillo que eran los Caballeros del Acero. Todo ello se suma al uso de elementos habituales en todas las tramas de todas las series de la franquicia, pero incorporando otros, en los que se denota cierta evolución en algunos de los personajes clásicos. Así, Kiki, el discípulo de Mu, ha tomado el manto de su mentor como Caballero de Aries y asume su función como reparador de armaduras y aliado ocasional de los protagonistas. Seiya se ha convertido en el Caballero de Sagitario y ha madurado lo bastante como para no ser tan impulsivo como antaño. Shiryû es el progenitor del nuevo Caballero del Dragón y tiene un papel que evoca al de su mentor, como sabio de cabecera del ejército de Atenea. Shun ha concretado su vocación compasiva y se ha convertido en médico. Algunos de estos detalles serán empleados en otras obras de la franquicia, siendo esto prueba de que, después de todo, esta propuesta ha cumplido una parte de su premisa de partida.
SAINT SEIYA Soul of Gold: comercial para la venta
Uno de los pasajes menos queridos de la última etapa del manga clásico es, probablemente, el sino de los caballeros de oro. Con independencia de que la muerte en el universo «saintseiyano» es tan definitivamente como en el marveliano, la necesidad de que el quinteto broncíneo fuera el protagonista indiscutible de la última batalla forzó una salida de escena que, pretendiendo ser épica y emotiva, no funcionó ni en el manga ni mucho menos en el anime. En el argumento iniciado en la película de obertura de la saga celestial, se apuntaba la posibilidad de su regreso, pero ese camino se ha reconvertido en el manga Next Dimension y, hasta el momento presente, no hay rastro en el mismo de que los guerreros dorados originales vuelvan. Así las cosas, cuando se anunció la salida de Soul of Gold, la curiosidad volvió a picar, merced al protagonismo ganado por los caballeros de oro a lo largo de los años. No era una continuación protagonizada por una nueva y áurea generación; no era una adaptación de la precuela creada por Okada; se trataba de una historia de los originales que, para terminar de captar el interés, se situaba cronológicamente después de los hechos acontecidos frente al muro de las lamentaciones. El avance, con Aioria de Leo, era igualmente atractivo, pero el resultado fue, más bien, decepcionante.
La historia presenta a unos redivivos caballeros de oro en uno de los escenarios más recordados del anime original: Asgard. El eclipse que puede marcar la victoria de Hades aún sigue su curso y, mientras intentan averiguar la causa de su regreso, los servidores de Atenea han de enfrentarse a una nueva alineación de guerreros divinos, bajo el mando de un nuevo representante terrestre de Odín. Se reunían, pues, dos de los elementos más queridos de la franquicia, pero la idea no era tanto compensar a la afición veterana por su fidelidad, como convertir el anime en vehículo para la venta de más productos de la franquicia. Uno de los hilos argumentales centrales de la trama implicaba la posibilidad de que las armaduras de oro, al igual que las de bronce, alcanzaran un estatus divino. Nuevos y recargados diseños que, a su vez, se convirtieron en una colección de figuritas y sirvieron de base para otro de los olvidables videojuegos que nutren las consolas de Sony desde hace quince años. El visionado de los trece capítulos de la serie confirmó el hecho de que no se había hecho una inversión muy grande para llevarla a la pantalla.
La calidad de la animación muestra múltiples altibajos, con escenas que causan, ciertamente, una vergüenza ajena que, por momentos, rivaliza con la generada por la adaptación de la batalla en los campos elíseos del manga clásico. Se echa en falta la presencia de Shingo Araki (fallecido en 2011) junto a Michi Himeno (que no participó) en los diseños y la música no es ni un pálido reflejo de lo que Seiji Yokoyama (fallecido en 2017) llegó a componer para la serie original. Sin ser un producto de derribo, tampoco puede contarse entre lo mejor del área de animación de la franquicia.
No obstante lo anterior, hay que reconocer que el resultado denota cierto cariño hacia los personajes y la franquicia, tomando para sí algunas de las aportaciones de obras de mayor nivel. De esta forma, hay ocasión de que Afrodita de Piscis y Máscara Mortal de Cáncer se reivindiquen como dignos portadores de sus respectivas armaduras, al tiempo que hay espacio para algo de servicio a la afición, con la presencia de Aioros de Sagitario y su interacción con su hermano Aioria y con el artífice de su caída, Saga de Géminis. Aprisa y corriendo, se apunta un vago desarrollo de personajes y se hace referencia a acontecimientos de la serie clásica, para compensar con guiños a la afición el hecho de que estamos ante algo más pensado como comercial de larga duración que como aprovechamiento genuino del material empleado. Con todo, se deja ver, si no se espera gran cosa.
Reseña de Saint Seiya: Soul of Gold
SAINT SEIYA: la adaptación de Netflix
Recuerdo como si fuera ayer el momento en que vi por primera vez Saint Seiya, o debería decir “Les Chevaliers du Zodiaque” allá por el 88/89 en Francia, me quedé anonadado con esos llamativos luchadores vestidos con increíbles armaduras que no paraban de darse tortas como si no hubiera un mañana, a pesar de entender poco de lo que allí pasaba, por el idioma, su estética me dejó pegado a la pantalla un verano de vacaciones con mis padres. Ni que decir tiene que la vi entera (o casi) cuando se estrenó en España y una vez más ya crecidito y con más conocimiento del medio. Cierto que no me volví un gran fan, poco he visto más allá de la famosa saga contra los caballeros de oro y no me he leído ninguno de los mangas, pero me hacía cierta ilusión poder revivir esa experiencia con mi hija mayor por el estreno en Netflix de la serie.
Dado el caso, es imposible hablar de decepción, ver el interés en sus ojos ya es suficiente como para ilusionar a un padre, pero la experiencia personal ha estado por encima de la ofrecida por la serie. La animación es mucho más moderna, algo que, a priori, atrae a los niños de hoy en día, ejemplos como Ladybug o PJ Mask son los que se pueden poner dentro de ese estilo, pero me ha llamado la atención que sea una serie para mayores de 13 años por dos motivos, el primero que los jóvenes de esa edad ya exigen una mejor animación, las series antes citadas están destinadas a un público menor, como mi hija, en torno a los 4 u 8 años, por lo que no parece la animación más adecuada para el target de edad, lo cual me lleva a lo segundo y el motivo por el que expuse a mi hija a ese visionado: la violencia ha sido considerablemente reducida, no hay sangre, más que un poco en una escena del último capítulo, y las peleas son mucho más rápidas (por no haber no hay ni pezones, algo que mi hija no dudó en remarcar). Lo mismo ocurre con las explicaciones, está todo muy mascado, no hay lugar para la duda y todo llega a parecer un resumen de lo que vimos hace años, con lo que la edad recomendada baja considerablemente, hay alguna palabra malsonante de vez en cuando, pero son pocas y muy conocidas, de hecho, respecto al argumento, solo le tuve que explicar una cosa, tras aparecer el Caballero del Fénix la miré y le dije “Ikki es malo” y, literalmente, se llevó las manos a la cabeza. Efectivamente, le había dicho que era mi favorito… pero no le conté cómo evoluciona el personaje para que lo disfrute ella. Su favorito es Seiya, es joven, seamos comprensivos, ya cambiará de idea.
Da la impresión de que hay una fuerte occidentalización del producto, obviando las ridículas peleas contra tanques y helicópteros, a mi hija no le extraño en ningún momento el tipo de narrativa ni lo que allí se cuenta, cosa que sí pasaba cuando los de mi edad nos enfrentamos a ella hace años, no era a lo que estábamos acostumbrados. Cierto que hoy en día hay mucha más variedad y accesibilidad a contenidos culturales por lo que todos, incluso los niños, estamos más familiarizados con diferentes tipos de narrativa, pero la sensación que queda con esta serie es de simplicidad y endulzamiento. Por ejemplo, las famosas primeras batallas entre los caballeros de bronce por la armadura de oro aquí pasan muy desapercibidas. Incluso el gran momento que que Seiya reanima el corazón de Shiryu es soso y no refleja el sufrimiento de los caballeros como sí lo hacía la otra serie.
Otro claro ejemplo, que ni entiendo ni quiero entender, es el de Shun, el caballero de Andrómeda es una chica. Por un lado el cambio está bien, el cambio de género no es algo que afecte al personaje con lo que da igual que sea hombre o mujer, pero por otro lado le quita esa extraña sensación que generaban sus acciones a principios de los noventa, con las que se intuía un acercamiento a la idea de presentar a un personaje homosexual (algo inaudito en aquella época no tan lejana) cuya visibilidad sigue siendo necesaria. Perdemos por un lado y ganamos por otro, algo que no considero muy justo.
Por último hay una cosa que me hizo reflexionar sobre estos cambios en la narrativa, en las acciones, en el tipo de público al que se supone que se enfoca y, sobretodo por la animación: entre capítulo y capítulo mi hija me pedía poner Reena y Gaudi (la primera serie de Slayers que se puede ver en Netflix), si bien este nuevo estilo puede resultar más atractivo en general para esa franja de edad no parece condición suficiente para que los niños la vean. Slayers tiene la animación de antes y les gusta igualmente por lo que el cambio no es necesario, mejor hubiesen modernizado la versión antigua acercándose al anime actual.
En definitiva, a mi hija le gustó y a mi me gustó verla con ella, pero es una serie pobre y está a años luz de la original. Hay muy poca sensación de novedad, ¿tenemos una sobreexposición?, puede ser, ¿es demasiado suave?, sin duda, ¿la seguiré viendo? eso no depende de mí, pero me aventuro a decir que sí. Eso sí, cuando sea mayor nos veremos la original.
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