Javier Vázquez Delgado recomienda: Reseñas DC – The Riddler: Year of the villain #1

Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que puede desvelar detalles argumentales que todavía no han sido abordados en la edición española.

Edición original: The Riddler: Year of the villain #1. DC COMICS
Guión: Mark Russell
Dibujo: Scott Godlewski
Color: Marissa Louise
Formato: 30 pags color.
Precio: 4,99$.

Mark Russell continúa regalando buenas historias a los lectores, aunque estén destinadas a eventos especiales, ya sea un número de San Valentín, un encuentro entre DC y Hanna Barbera o un one shot que complementará una historia principal. El autor que lleva años maravillando con su estilo ameno, original, especializado en darle la vuelta a historias con planteamientos sencillos, haciéndolas tremendamente atractivas, escribe este número dedicado al encuentro entre Lex Luthor y Enigma, dentro del arco del Año del Villano, el cenit de la historia que Scott Snyder está desarrollando al frente de la Justice League.

Con una estructura similar a la que vimos en Sinestro: Year of the villain #1, presenciamos el encuentro entre Lex Luthor y Eduard Nygma, The Riddler. Éste, a quien vemos en las primeras páginas departiendo con su colega King Tut acerca de sus fracasos intentando vencer a Batman, recibe la visita de Apex Lex, con esa mesiánica y siniestra apariencia. Y como ha estado haciéndolo últimamente, Enigma piensa que va a recibir un nuevo don por parte de Lex, un poder o una habilidad especial para mejorar sus prestaciones y poder llevar a cabo, por fin, la misión de su vida de derrotar al Hombre Murciélago. Pero no recibe ningún don, sino un acertijo, un poco de su propia medicina, por parte del poderoso líder de los villanos. Y éste no tiene que ver con ninguna trampa ni juego de palabras, ni ningún reto. Es un enigma que invita a la auto reflexión.

Lex analiza con Eduard su vida, su trayectoria, le cuestiona acerca de sus habilidades, duda de sus capacidades como villano. Le ningunea, prácticamente le desprecia y le insulta, dejando entrever que sabe que tiene un potencial que nunca ha sabido aprovechar al máximo. Le dice que durante muchos años él estuvo atascado en la prisión de su propio ego y le invita a no cometer sus mismos errores. Acaba diciéndole que él, que está orgulloso de sí mismo al considerarse el maestro de los acertijos, es el único acertijo que necesita ser resuelto. Y que, cuando lo haga, cuando encuentre la respuesta a sus errores como villano y como persona, entonces, recibirá un don por su parte.

Estas palabras resuenan en la conciencia de The Riddler. Y en la de los propios lectores. No hay mucha más historia en estas 30 páginas, pero es más que suficiente para empatizar con el villano y hacernos ver el verdadero sentir de un hombre torturado por sus fracasos. Desde la primera página notamos su desidia, una frustación abnegada, reconoce la inteligencia y la superioridad de Batman, pero también muestra su orgullo cuando llega el momento. En su cara a cara con Lex cambia la actitud derrotista que tenía mientras conversaba con Tut. Saca pecho y le dice a Lex que, al contrario de lo que él piensa, sabe que es respetado entre los malos como uno de los grandes, no se deja achantar por la imponente presencia del que ahora parece el chamán de los malvados.

Es muy interesante la imagen de este Enigma. Apex Lex llega a casi burlarse de él, a tratarlo como una caricatura más que como a un igual, algo a lo que el propio Enigma se niega a renunciar. Él se ve como un igual ante el némesis de Superman, o quiere verse. Por eso necesita verse en situación una vez más, necesita ver el fracaso para poder trabajar de cara a un futuro más glorioso. Evolucionar hacia lo que debería haber sido, dejando atrás sus artimañas estériles. Batman ya no se toma en serio los acertijos, los pulveriza, no son trabas ni trampas para él. Y eso es algo que el célebre genio de los enigmas necesita digerir.

También es interesante, y entrañable, tener a King Tut como invitado especial. Este villano, que en varias ocasiones ha sido un rival a la vez de Batman y el propio Enigma, fue creado para la serie de televisión de los 60, en uno de tantos episodios emblemáticos de la serie protagonizada por Adam West, con todo el sabor de la excentricidad de la época. Fue interpretado por Victor Buono, célebre actor que llegó a estar nominado a un Oscar por su papel en ¿Qué fue de Baby Jane?, donde compartió reparto con Bette Davis y Joan Crawford. Buono era un actor corpulento que hizo numerosas apariciones en series de televisión como matón, en títulos como Los Intocables, The Man from UNCLE y Perry Mason. Mark Russell recupera a este personaje, con un modus operandi muy similar al de Enigma, con quien hace un simpático dúo que podría dar mucho juego en arcos argumentales propios. Pero les da un tono de colegueo desenfadado. Hace que parezca guay ser un villano, quedando su conversación muy amena, pero perdiendo un poco de seriedad por el camino.

Pero más allá de ese tono de la conversación, se cuela entre líneas el discurso metalingüístico que Mark Russell introduce para desarrollar al personaje. Juega con su idiosincrasia, la pone ante el espejo para ayudar al propio villano a mirarse, a que le miremos, valorando su potencial mientras vemos sus defectos y las virtudes que podría llegar a tener. En ese punto le sirve la aparición de King Tut como ejemplo del camino que no ha de seguir. Y profundiza en su yo, en su origen. Solo le falta sentarse en el confesionario del Santuario para que el lector termine de gozar al ver su debate interno, pues siempre resulta muy atractivo el momento en que un carácter se juzga a sí mismo, casi rompiendo la cuarta pared. ¿Para cuándo un Villanos en Crisis?

Scott Godlewski, artista conocido por su trabajo en Copperhead para Image y que ya ha colaborado en algún número de Superman, Batgirl y Adventures of Supersons, es el encargado de dibujar esta historieta. Lo hace con un estilo sencillo, limpio, despejado. Juega con algunos contraplanos pero no tiene apenas escenas de acción que inviten al lucimiento. El tono distendido de la historia le exige unas situaciones tranquilas. Sus rostros no son una maravilla, pero transmiten las sensaciones de los personajes lo suficiente. Marissa Louise colorea este número. Es conocida por sus trabajos para BOOM! Studios, coloreando títulos como Scape from New York y Robocop entre los más destacados. Para DC ya trabajó en el tan querido evento Milk Wars y algunos números de Books of Magic del ya extinto sello Vertigo. En esta ocasión hace un trabajo digno, utiliza una paleta muy colorida, dando brillo y claridad a cada página, transmitiendo limpieza en el acabado del dibujo de Godlewski. Personalmente, me gustan más las pocas páginas nocturnas, en donde sí que me transmite más profundidad. La portada, por cierto, es del genial Mikel Janín, una maravilla del artista que tan consolidado está trabajando en el universo de Batman, del que ojalá no se alejara nunca.

Habrá que esperar a ver cómo se publica este evento en España, si ECC decide reunir todos los one shots de las visitas de Apex Lex, pues tiene mucho contenido, aunque para algunos sobrará teniendo una historia troncal bien trabajada, pero siempre son de agradecer aunque en ocasiones tengan una finalidad de sacacuartos. En este caso, la historia dedicada a The Riddler, Enigma, despierta una oleada de cariño hacia el personaje y un gran interés en saber qué será de él a partir de ahora. Lo cuál es, sin duda, otro gran acierto del gran Mark Russell, a quien no se le puede negar su talento y su arte narrativo.



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