Javier Vázquez Delgado recomienda: Black Magick 1: El Despertar
Edición original:Black Magick #’s 1-5 USA, Image Comics.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Greg Rucka.
Dibujo: Nicola Scott.
Rotulación: Jodi Wynne.
Formato: Rústica.
Precio: 17 €.
Hace poco leí a Jim Shooter comentar en una entrevista que existían tres aspectos fundamentales en la creación. La génesis, que es dar a luz algo nuevo; el análisis, que es desmenuzar lo ya creado y expandirlo, y la síntesis, que sería la creación de algo nuevo a partir de la recombinación de elementos existentes. Encontrar algo nuevo siempre es una experiencia refrescante, siendo tan difícil como es en un tiempo en el que está todo inventado, pero esta última, la síntesis, es una manera de crear historias que personalmente siempre me ha fascinado. El nacimiento a partir de la fusión, como si de un pintor mezclando tonos en su paleta se tratase, creando contrastes que chocan pero a la vez seducen por sus posibilidades. ¿Y si mezclamos la ciencia-ficción con el terror? ¿Y si ponemos hombres-lobo en la antigua Roma? ¿Y si juntamos a cowboys y a alienígenas? No es raro entonces intuir que una idea como la de la obra que nos ocupa me llamó muchísimo la atención, en especial viniendo de un nombre tan ilustre como el de Greg Rucka. Porque a quién no le gusta una buena historia de brujas. Porque a quién no le gusta una buena historia de policías.
Black Magick acaba de llegar por fin a España, y lo hace tras la friolera de cuatro años desde que diera el pistoletazo de salida en Estados Unidos. Eso sí, hay que perdonar a Norma la tardanza, ya que hablamos de una serie que no ha llevado lo que se dice un ritmo de publicación alegre. Por aquel entonces Greg Rucka se encontraba sumido en su temporal retiro de DC para centrarse en algunas ideas que tenía para proyectos independientes, como la que daría lugar a su celebrada Lazarus. El guionista se puso en contacto con su amiga Nicola Scott, con la que había realizado ya la miniserie La Noche Más Oscura: Wonder Woman, y le planteó una serie de propuestas entre las que se encontraba la historia que nos ocupa y que finalmente sería la elegida para llevar a cabo, una vez más dentro de Image Comics.
Sin embargo, la vuelta a DC de Rucka precisamente de la mano con Scott para llevar la serie de Wonder Woman tras el Rebirth nos dejó con la serie paralizada, con un año y medio de espera entre el fin de este primer arco y la continuación del siguiente, que por el momento es el último en haber sido publicado. Afortunadamente, este verano Nicola Scott ha confirmado en una entrevista que el proyecto, aunque depende mucho de la situación de su guionista (que además tiene una carrera constante como novelista y se encuentra implicado en la adaptación de su obra La Vieja Guardia, de próximo estreno en nuestras fronteras), sigue adelante y que esperan tener próximamente listo el siguiente arco.
Pero dejémonos de intrahistoria, ¿de qué va Black Magick? La historia nos presenta a Rowan Black, una detective de homicidios que comienza a encontrar en distintos crímenes señales de que alguien está tratando de acabar con ella, y tiene una idea bastante clara de la razón de ello: Rowan Black es también una poderosa bruja que ha visto florecer varios siglos a lo largo de su vida y que durante todos ellos se ha enfrentado a cultos y organizaciones que han tratado de destruirlas a ella y a las suyas. Pero en esta ocasión las pistas apuntan a que su enemigo es alguien nuevo, alguien más poderoso y peligroso.
Hay quien sabe contar historias, y Greg Rucka es una de esas personas. Es habitual, especialmente en historias de corte fantástico donde suelen ser necesarias explicaciones más elaboradas sobre lo que estamos viendo, recurrir al personaje que descubre el cosmos de la trama a la vez que el lector, las charlas/noticiarios explicativas o demás recursos para facilitarnos la información necesaria para orientarnos en la trama. Sin embargo, Rucka tiene la capacidad de ir aportando pequeñas píldoras de información dentro de los diálogos y las acciones de sus personajes lo suficientemente precisas como para que no nos sintamos perdidos, pero lo suficientemente suaves como para sentir que las conversaciones entre los protagonistas son totalmente naturales, sin un exceso de detalle poco realista que nos haga sentir que nos están contando la historia en lugar de presenciarla. No es una habilidad que abunde, y es algo que hay que valorarle al guionista estadounidense, que con este primer arco nos planta las cartas sobre la mesa pero sin que lleguemos a tener claro quién está en el lado bueno de la balanza en su historia, si es que alguno lo está.
Además, no será algo que sorprenda a quien siga la trayectoria del autor de Lazarus, pero hay que destacar su habilidad para desarrollar personajes femeninos ricos en detalles y que se sienten humanos. Lo que más me gusta de Rowan probablemente es que Rucka no se limita a diseñar a la tipa más superdura y más borde de la comisaría, como es habitual para justificar a una mujer detective, sino que dibuja un personaje normal a la par que interesante, integrado en su unidad como cualquier otro compañero y que transmite el respeto de quien se sabe amoldada al peligro, pero que igualmente nos transmite un intenso miedo cuando empieza a ver las señales de que algo más grande la está acechando.
Por lo que toca al aspecto artístico, Black Magick es de entrada una serie que entra muchísimo por los ojos. Nicola Scott tiene un estilo brutal, y plantea todo su diseño en un pseudo blanco y negro coloreado con tonos de grises que le da un toque perfecto a la temática de la historia. Y digo pseudo blanco y negro porque los números están salpicados de distintos toques de color para resaltar los momentos en los que la magia entra en escena. De este modo, el color de la dibujante australiana da un salto para convertirse en un elemento narrativo más de la historia, delimitando la trama policiaca y la trama fantástica. Aparte, a nivel de dibujo es tremendo el nivel de detalle que despliega Scott, siendo quizás mi única pega que ese mismo detalle, junto al estatismo de su estilo, me encaja más en portadas que en las viñetas. En cualquier caso, estamos hablando de un gran trabajo.
En resumen: queremos más. Black Magick es un muy buen cómic, con una historia que se toma su tiempo en ir extendiendo sus tentáculos y con un dibujo que lo dota de una personalidad deslumbrante. Su segundo tomo se esperará con ganas y confiaremos en que sus autores consigan sacar tiempo para completarla como se merece.
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