Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN 20 años – Parker, de Darwyn Cooke

No llevo veinte años leyendo Zona Negativa, lógicamente por cuestiones de edad sería no imposible, pero sí poco probable. Sin embargo, recuerdo muy bien cuando empecé a ser lector de esta web. Buscando información sobre V de Vendetta, película que había visto mil y una veces en la tele, me topé con el magnífico artículo de José Torralba y David Fernández, en concreto la primera parte. Había oído hablar del cómic original de Alan Moore, pero por aquel entonces yo todavía no había empezado ni a leer ni a coleccionar tebeo americano, aunque siempre estuve conectado al medio desde mi tierna infancia, primero con tebeos de Ibáñez, y después con el manga. Me quedé impresionado por la calidad y el detalle del texto, y he de confesar que no pude acabarlo del tirón. No obstante, sirvió de puerta de entrada no solo para convertirme en lector asiduo de Zona Negativa, sino para interesarme poco a poco por el cómic americano, y meterme a fondo en el género superheroico, y concretamente en el universo DC, a través de los Nuevos 52, que es lo que se estaba empezando a publicar por aquel entonces.

Así pues, a Zona Negativa le debo, creo que como todos los que leemos esta web desde hace años, el conocimiento y la pasión que he desarrollado por este noble arte que es el cómic. A través de artículos, entrevistas, reseñas y noticias escritas por la larga lista de estupendos redactores que han pasado a lo largo de los veinte años de historia de la web, he podido alimentar mi pasión por este mundo, además de aprender como no he aprendido en ninguno otro medio, modestia aparte, por eso es uno de los más prestigiosos de este sector en habla hispana.

Cuando tuve la oportunidad de participar en el proceso de selección de un nuevo redactor para el área de DC, confieso que estuve dudando de participar o no, por mi poca experiencia y conocimientos por aquel entonces sobre superhéroes. Sin embargo, puse todos mis sentimientos en aquel primer artículo del que me siento muy orgulloso, y expresé todo lo que sentía sobre los Nuevos 52, y cómo pensaba que habían sido, y sigue siendo, una etapa injustamente tratada, con los correspondientes ejemplos como argumentos para defender la tesis. No me lo creía cuando Raúl me contactó y me dio la noticia de que querían contar conmigo para participar y escribir aquí. Desde entonces han pasado casi cuatro años y he seguido aprendiendo mucho gracias a mis compañeros, que desde el principio me recibieron con una enorme gratitud y calidez.

Estoy muy orgulloso y satisfecho de vivir este precioso momento para ZN que es celebrar sus dos décadas de existencia, y poder seguir escribiendo, compartiendo mis pensamientos, ideas y conocimientos con todos los lectores. Puesto que, aunque escribir consume una buena parte de tu vida, merece la pena cada minuto dedicado y cada gota de sudor empleada, sabiendo que contribuyo, junto a mis compañeros, a engrandeciendo la leyenda de ZN, y a continuar siendo uno de los medios de referencia.

Cuando nuestro director, Raúl López, nos contactó a todos para escribir un artículo especial para celebrar el aniversario de la web, me costó averiguar qué obra sería la adecuada para tamaña empresa. Algunas de mis obras favoritas, como Locke and Key, ya estaban escogidas. Pese a ello, tampoco me pareció la mejor idea hablar sobre mis obras favoritas de todos los tiempos, puesto que de ellas ya hay mucho y muy bien escrito por aquí, aunque eso no fuera en principio un inconveniente según nos dijo Raúl. Además, me apetecía hablar sobre algo diferente a superhéroes, que es sobre lo que normalmente acostumbro a escribir. Así que elegí una de las mejores obras de uno de mis autores favoritos. Hablo de Darwyn Cooke, y de Parker. Mi obra preferida del autor, no obstante, es La nueva frontera, pero eso contradecía las normas que me había autoimpuesto para este especial, y además de todo eso, Parker es una obra de un calibre descomunal, que le ha valido varios premios Eisner a Cooke, y que además trasciende el cómic, puesto que tiene una gran historia detrás, como os comentaré a continuación. Así que, sí, Parker era la elección perfecta, y espero que disfrutéis de la lectura de este artículo, tanto como yo escribiéndolo, y que para aquellos que no lo conozcáis, os sirva de iniciación a esta estupenda obra.

Autor y obra original

Parker es un personaje de ficción de unas novelas escritas por Donald E. Westlake, bajo el seudónimo de Richard Stark. Es posible que muchos no hayáis oído hablar jamás de ellas, puesto que no son muy conocidas por aquí, pero en su país original son muy populares, y especialmente por el autor. Westlake era un novelista muy prolífico, escribió más de 100 novelas en su larga carrera como escritor, desde 1959 hasta el momento de su muerte, en 2008, e incluso algunas más que se publicaron póstumamente. Eran de géneros muy diferentes, aunque se especializó en el criminal y policíaco. También cultivó su pasión por el cine, escribiendo guiones como el de Los Timadores (1990), de Stephen Frears, con el que incluso llegó a recibir una nominación al Óscar al mejor guion adaptado.

El bueno de Donald

No obstante, pese a la gran cantidad de novelas que escribió, su serie más conocida es Parker, que protagonizó un total de 24 novelas, más otras 4 centradas en otro personaje del mismo universo, como es Alan Grofield. Parker es un astuto y duro ladrón que sobrevive dando golpes cada tanto tiempo, cuando se le acaba el dinero, y hace todo lo posible por conseguir sus objetivos, utilizando a las personas que necesite para ello, y viviendo una vida dionisíaca. Las novelas de Parker han recibido multitud de adaptaciones al cine, como Point Blank (1967), de John Boorman, Payback (1999) protagonizada por Mel Gibson, o Parker (2013), protagonizada por Jason Statham. Parker es un personaje muy jugoso para Hollywood, pero pocas veces ha conseguido captar la esencia del personaje de verdad, y ofrecer un producto digno. Es más, Westlake jamás permitió en vida que en ninguna de las adaptaciones se utilizase el nombre de Parker, lo cual ya dice bastante de esas obras y del buen criterio del escritor. Solo existe una excepción: las adaptaciones al cómic que Darwyn Cooke le propuso poco antes de su muerte. Y aquí es cuando entra en escena este magnífico artista.

Darwyn Cooke (1952-2016) fue un artista canadiense nacido en Toronto, especialmente conocido por su trabajo en series y cine de animación y en cómics. Comenzó su carrera profesional realizando una pequeña historia en 1985 para DC Comics en la legendaria cabecera Showcase, pero poco después se introdujo en la animación de la mano de otro mítico artista como es Bruce Timm. Junto a él y otros artistas y escritores como Paul Dini, trabajó en series como The New Batman Adventures, Batman Beyond o Superman: The Animated Series.

Nuestro querido Darwyn Cooke

A finales de los 90, ya casi en el nuevo milenio, decide volver a intentarlo con su primera y verdadera pasión: los cómics. Aquí comenzaría otra larga y estupenda etapa en su vida profesional, realizando trabajos como Batman: Ego, Catwoman: The Big Score, DC: The New Frontier, o Before Watchmen: Minutemen, para DC Comics, en donde desarrolló casi toda su carrera en el medio. Tras triunfar con The New Frontier, decidió embarcarse en un proyecto personal. Cooke siempre fue un gran amante del género negro, y se puede observar especialmente en sus trabajos con Batman y Catwoman, en donde puede dar más rienda suelta a su influencia noir. Así pues, decidió presentar la idea de adaptar las novelas de Parker al cómic, encargándose tanto del guion como del dibujo, a IDW, que aceptó su propuesta, firmó un contrato por cuatro años para publicar cuatro novelas gráficas, y se pusieron en contacto con Donald E. Westlake.

Por desgracia, Cooke no pudo trabajar mucho con Westlake, puesto que éste se encontraba ya en una avanzada edad y el artista canadiense no quería molestarle demasiado, y además, falleció poco después de empezar a trabajar en las adaptaciones. No obstante, en palabras del autor, Westlake pudo ver gran parte del material artístico y “estaría orgulloso de llevar su nombre puesto en la portada de la novela gráfica”. En 2009, se publicó El Cazador, que adapta la primera novela protagonizada por Parker, con un enorme éxito en crítica y público, y en los sucesivos años se publicaron el resto: La Compañía, El golpe y El Matadero. Estas adaptaciones le supusieron una ingente cantidad de premios a Cooke, con un total de 4 premios Harvey y 7 Eisner que se suman a los que ya tenía, con un total acumulado de 13, siendo probablemente uno de los artistas más galardonados en este certamen. Finalmente, Darwyn Cooke falleció de cáncer en el año 2016, y, aunque había firmado con IDW para otros cuatro años, no pudo finalizar la siguiente novela gráfica de Parker, Butcher’s Moon, que quedó inacabada, y nos dejó sin uno de los grandes artistas de nuestro tiempo.

Obra: Narrativa, personajes y estilo artístico

En El Cazador (2009), la primera de las adaptaciones que hace Cooke, nos encontramos a un Parker herido, dolido y traicionado por la mujer que amaba y por su amigo y compañero de fechorías, tras realizar un golpe que les reporta una buena cantidad de dinero. Dado por muerto, comienza después una calculada vendetta contra todos aquellos que le han traicionado. Así pues, en esta primera historia vamos a recorrer el frío Nueva York de los años 60, algo habitual en la saga, puesto que al autor suele centrarse en la costa Este del país, y nos vamos a encontrar todos los elementos típicos de una novela o película del género negro: balas, whisky, tabaco, crimen, muerte, sexo y una femme fatale. Todo ello, por supuesto, aderezado con el tono oscuro de este género. Cooke aplica una paleta de color simple, con un azul verdoso aplicado casi en forma de acuarela, con el que realiza virguerías al alcance de muy pocos. Aunque aparenta ser sencillo, el estilo de color elegido para estas obras es perfecto para la ocasión, y le imprime el tono necesario y creíble para una historia como ésta, y que además se repetirá en el resto, con la salvedad de El Golpe, en el que lo sustituye por un tono naranja, debido también al cambio de tono y de la narrativa. Y hablando de esto, cada historia está dividida en cuatro capítulos, algo que se marca desde El Cazador, siendo normalmente cada una de ellas de una longitud similar, aunque con excepciones.

Así pues, esta primera historia es una venganza sin más. Es un Parker desatado, con una dura carta de presentación que nos muestra la frialdad y crueldad del personaje. Sí, es cierto que Parker no mata por placer, pero no duda en asesinar a quién sea necesario para cumplir sus objetivos, sean compañeros o no. Tiene normas y reglas personales, como por ejemplo evitar matar inocentes, y respetar el reparto del botín con sus compañeros tras un golpe, pero no podemos decir que es un buen tipo, ni mucho menos. Para Parker, más allá del respeto que pueda profesar a según qué personas, los demás son simples medios para conseguir un fin, en el caso de amigos o compañeros, para robar, y en el caso de las mujeres, para satisfacer sus deseos sexuales, normalmente después de un atraco, como si de un ritual personal se tratase. Mujeres que utiliza como pañuelos, y que a veces suelen ser tan duras, frías y despiadadas como él. Pese a su frialdad, en esta primera historia da rienda suelta a sus emociones, especialmente a la ira que le motiva para cumplir su venganza. Aquí no hay crítica social, ni debates filosóficos, o dramas familiares, esto es puro y duro noir. Frío, helado como las balas que Parker dispara para acabar con sus enemigos, o como cualquiera que se interponga en su camino. Así pues, es una obra muy específica, muy de nicho, como se dice ahora, y solo apta para los paladares del negro más exquisito.

La cosa no cambia demasiado en La Compañía (2010), secuela directa de la anterior, y en donde Parker continúa con su historia su historia de venganza esta vez a una escala mayor, enfrentándose a un sindicato de criminales de nombre homónimo al título. Honestamente, disfruto más con esta obra, puesto que vemos a un Cooke mucho más atrevido de lo que ya era en El Cazador. La historia comienza igual, con una splash-page, en esta ocasión de la ciudad de Miami en el año 1963, algo que se repite en todas las historias. Su distribución de viñetas seguía siendo la misma, es decir, irregular y sin una estructura fija, cambiándolo en cada página en función a lo que le interesa al autor, combinándolo con páginas dobles de escenas de acción estupendamente ilustradas. Seguía utilizando la habitual narración de bocadillos normales que conviven con textos en los que el narrador omnisciente nos va relatando la historia, a veces con un detallismo descriptivo digno de novela. Estos textos son más numerosos en esta ocasión, quizás porque la trama es algo más compleja, ocurren más cosas, hay más personajes y el plan de Parker para cumplir su venganza es algo más rebuscado.

Cooke se atreve a innovar y experimentar en esta obra en el capítulo tres, que dedica casi entero a explicar, en forma de novela ilustrada prácticamente, el asalto al Club Cacatúa, una parte del plan de Parker para cazar a Bronson, el líder de la Compañía. Es una delicia ver como Cooke cambia por completo de registro, y nos cuenta el robo primero en prosa pura, como si de un recorte de prensa se tratase, y “escrito” por Richard Stark, para después con sencillas ilustraciones y textos, explicarnos paso a paso el plan de Parker, con un estilo artístico completamente diferente. Acto seguido, tras esta pausa, empezamos el capítulo cuatro justo donde lo dejamos, y vemos el final de la historia. Para soltar el cómic y aplaudir hasta quedarse sordo.

En esta misma historia veremos además personajes secundarios importantes como Handy McKay o Alan Grofield. El primero es un inocente y bonachón ladrón que ayuda a Parker varias veces a lo largo de su vida en diferentes atracos, y el segundo tres cuartos de lo mismo, solo que con una personalidad muy diferente; es un hombre culto, atractivo, alegre y divertido, que parece tomarse las cosas siempre con buen humor, pero que le gusta el dinero y un buen atraco tanto como a Parker, como veremos en la tercera novela. Cada uno de ellos es diferente del resto, perfectamente reconocibles, algo que no ocurre tanto con los personajes femeninos, especialmente con las conquistas de Parker, que, como crítica al autor, hay que decir que parecen todas iguales, o cortadas por el mismo patrón al menos.

Aprovecho para comentar el estilo de Cooke, que como cualquier seguidor del autor sabrá, es muy cartoon. Esto puede extrañar al principio a los amantes más exigentes del noir, puesto que es lógico pensar que es imposible que encaje ese estilo artístico con un género así. El resultado tras las primeras páginas es sorprendente, puesto que en seguida Cooke consigue meterte de lleno en la historia y tener la sensación de estar viviendo un noir de manual. Al estilo de color que ya hemos comentado, hay que añadirle el inteligente uso de las sombras, o incluso de ciertos y sutiles efectos muaré que utiliza en ocasiones en determinadas escenas, especialmente en El Cazador. Y si hay algo que distingue a estas obras del noir, es el ritmo, más frenético y menos pausado, salvo excepciones, que lo que se acostumbra en el género. Ocurren cosas constantemente, la acción apenas te deja respirar, y en general la lectura es ágil y rápida.


Estas dos primeras novelas gráficas son en realidad una obra en sí misma. Inseparable la una de la otra, pese a que puedes disfrutar sin problemas de El Cazador sin leer nada más. En El Golpe (2012) la cosa cambia, avanzamos un año y en la ciudad de Jersey, Parker acude al reencuentro con un par de amigos, y con un desconocido que les propone un ambicioso plan: robar una ciudad entera. Al principio, a Parker le parece una locura, pero poco a poco empieza a resultarle estimulante la idea, más atractiva para él por la hazaña que supone que por el propio botín. Reúne a una docena de hombres y se lanzan a atracar la minera ciudad de Copper Canyon. Una tarea muy poco sencilla que requiere de una gran cantidad de pasos que Cooke nos relata una vez más de forma ágil y sencilla, y cambiando el tono azul que utilizaba en las anteriores obras por un naranja potente. Esto puede rechinar al principio, pero adquiere lógica al ver que el tono de la historia es completamente diferente, puesto que pasamos del noir más duro, a una historia de atracos puramente, algo que ansiábamos tras la primera obra, al ser el oficio del protagonista, y del que tuvimos un buen aperitivo en La Compañía. Aquí el robo es el tema central de la historia, estructurada en cuatro capítulos como siempre, y con sus respectivos cliffhanger, especialmente a partir del tercero. No podemos decir que sea la mejor, pero desde luego es una buena y entretenida historia, en la que además el carismático Grofield adquiere un mayor protagonismo, y conocemos un poco más sobre su historia y su personalidad. No obstante, sigue siendo un acercamiento muy superficial, y para conocer de verdad al personaje, quizás debamos adentrarnos en las 4 novelas que protagonizó, escritas por Westlake.

Ilustración de Darwyn Cooke para el Toronto Comic Art Festival de 2014

Con Matadero (2013), llegamos al final del ciclo planteado inicialmente por Darwyn Cooke e IDW. Una historia notablemente más corta que las anteriores, situada cinco años después de la anterior, en la que Parker sufre un accidente de coche en la huida de un atraco, abandona a sus compañeros moribundos en el coche, y huye con el botín, escondiéndose en un parque de atracciones cerrado. Es, no obstante, pillado escondiéndose por parte de un par de policías corruptos que hacían un trato con la mafia local. Todos ellos se adentran en el parque para cazar a un Parker que es consciente de la situación y que se recorre cada zona del parque minuciosamente para preparar trampas y cazas uno a uno a sus enemigos. Otra historia bastante diferente, en la que Cooke vuelve al azul verdoso, y que a pesar de su brevedad, nos incluye detalles divertidos como un par de páginas realizadas imitando un folleto de Fun Island, el parque de atracciones, con cada una de las zonas detalladas, y que saldrán después en la historia. Este último tomo incluye además la historia corta El Séptimo, en donde tenemos una breve ración del Parker de siempre, el vengativo y cruel criminal que persigue a un hombre que echa a perder un atraco que Parker había planeado. Aquí Cooke cambia el color al rojo anaranjado, diferente al de El Golpe, y que no ofrece nada distinto, pero nos deja con un buen sabor de boca con una historia que en pocas páginas resume tanto el personaje como las tramas y temas habituales de la saga Parker.

Edición

Astiberri es la editorial que edita en su colección Sillón Orejero las cuatro novelas gráficas de Parker en España. La editorial española respeta las portadas originales de la edición hardcover de IDW, así como el formato en tamaño más pequeño al habitual comic-book americano. La diferencia sustancial con la edición original es que la de IDW tiene una sobrecubierta, que es la portada, y la cubierta en sí es simple y plana, como el de una vieja novela, pero con un pequeño símbolo de Parker detrás, que le da un toque muy elegante. No obstante, se agradece que eligieran el formato tapa dura, en vez de la tapa blanda que publicó primeramente IDW, que tenía además unas portadas diferentes y poco acertadas. La edición de Astiberri, más allá de respetar más o menos la edición original, se divide también en cuatro tomos, con un precio de 18 euros cada uno, salvo Matadero, que por su corta paginación (96 páginas) se reduce su precio a 16 euros. El papel es de una gran calidad, como acostumbra la editorial bilbaína en sus publicaciones. Es, en esencia, una buena edición, aunque a mi gusto esta obra necesitaría un tamaño superior y una edición integral.


Existe, no obstante, una edición de lujo llamada Parker: The Martini Edition, que agrupa las dos primeras obras, El Cazador y La Compañía, en un formato mucho más grande, con una bellísima portada exclusiva para la edición realizada por el propio Cooke que adorna la caja que guarda el tomo, y que contiene 65 páginas de contenido extra del propio autor. Una edición a la altura de la obra, que no obstante solo está disponible en el mercado USA, y a un alto precio, 75 dólares. Lástima que no exista un segundo recopilatorio de las otras dos novelas gráficas, aunque tiene sentido teniendo en cuenta que las dos primeras están íntimamente conectadas, y las otras dos son historias separadas.

Portada de la edición Martini de IDW

Llegamos al final del camino, espero haber estado a la altura con esta super reseña, de una longitud y un detalle analítico que no acostumbro a realizar, más por tiempo que por otra cosa, pero que merecía la ocasión, tanto por la obra de la que se trata, como para celebrar el veinte aniversario de Zona Negativa. Espero que esta santa web cumpla muchos años más, que pueda verlo y vivirlo, como redactor y lector, y que entre todos sigamos intercambiando opiniones, ideas, emociones y sentimientos, y aprendiendo los unos de los otros con respeto y educación.

Enhorabuena a todos, a Raúl López, por crear y dirigir este navío durante tantos años, a toda la plantilla de redactores actual y a todos los que alguna vez colaboraron en esta web.

¡Feliz cumpleaños, Zona Negativa!



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