Javier Vázquez Delgado recomienda: Huyamos por la izquierda: Las crónicas del León Melquiades
Edición original: Exit Stage Left: The Snagglepuss Chronicles núms. 1-6 USA, Suicide Squad/Banana Splits Special núm. 1 USA (Extracto) (one-shot).
Edición nacional/ España:.
Guión: Mark Russell.
Dibujo: Mike Feehan.
Entintado:.
Color:.
Formato: Cartoné (Integral omnibus), 168 págs. A color.
Precio:17,95 euros.
Decir que Mark Russell es un escritor especialmente dotado no es decir nada que a estas alturas. Sus trabajos en Prez, Los Picapiedra, Red Sonja o los Wonder Twins así lo atestiguan, reafirmando el enorme talento de este guionista nacido en 1971, capaz de sorprender en cada nuevo trabajo. Y fruto de ello es el que ahora llega a España de la mano de ECC en tomo, de formato reducido, que recopila la miniserie de seis números que este brillante narrador escribió usando al personaje de los dibujos animados de Hanna Barbera, Snagglepuss (León Melquiades por nuestras tierras).
En el año 1959 se emitían Las Aventuras de Tiro Loco McGraw, show de animación en el que apareció Melquiades, sin lucir su característico rosa chillón, para dar el salto a su propio show en 1961 con su llamativo color. Sin embargo, se atribuye su primera aparición a la serie de Canuto y Canito de 1959, concretamente en el episodio 23.
Melquiades es un personaje especial por su particular caracterización y el enfoque de su serie. De Melquiades destaca su educación, elegancia e interés por la cultura, algo que sin duda ha sabido trasladar Russell a su obra, pues Melquiades no es sino un dramaturgo de éxito, atrapado por la histeria anticomunista de los Estados Unidos, que vive una doble vida por su orientación sexual, con la que Russell construye una historia que se debe madurar número a número y que no debe faltar en ninguna estantería.
Russell escribe de forma frontal, directa, con diálogos y frases lapidarias e inspiradoras, un relato adscrito a un momento histórico de los Estados Unidos oscuro y desalentador, para construir un texto revelador y extrañamente positivo, donde reflejar no solo una situación deplorable para el colectivo LGTBIQ+ sino también toda la histeria de un país que miraba con recelo la carrera armamentística nuclear. Un clima político, social y cultural, mediante el cual hacer todo un alegato por las artes y la libertad por encima de todo interés belicista y gubernamental.
Una época rancia y desagradable, donde la pluma se erige como la salvación para la búsqueda del yo a través de la ola de ultranacionalismo salvaje que asolaba Estados Unidos en la década de los años 50.
La obra de Russell arraiga en el capitalismo imperante que sirve como herramienta para incentivar el consumo de forma obsesiva sin llegar a digerir nada. La producción en masa de medios de entretenimiento con los que aplacar la posibilidad de que la sociedad piense por sí misma. Algo que hoy en día puede que haya alcanzado su máxima expresión, haciendo el mensaje de la obra algo de rabiosa actualidad.
El escritor de Los Picapiedra no se olvida de secundarios tan relevantes como Tiro Loco McGraw, Canito y Canuto, Manotas o Pepe Pótamo, que no están simplemente por estar, sino que forman parte de la trama y añaden un matiz tremendamente dramático. Ellos determinan la acción y desencadenan situaciones que encierran un enorme simbolismo, aprovechando sus virtudes para apuntalar de forma muy verosímil a la trama.
Melquiades huye no solo por la izquierda, sino también de querer ser un llamamiento a la nostalgia de todos aquellos que conozcan al personaje de los dibujos animados. Aquí lejos queda el enfoque televisivo y todo gira alrededor del comentado alegato a la cultura y las penurias de un pasado oscuro que hoy en día se sigue resistiendo a desaparecer. Russell no se anda con dobles sentidos y combate con ingenio y ácida oposición a la retrógrada sociedad americana de los años 50.
Melquiades quiere avergonzar al lector por pertenecer a una sociedad capaz de comportarse de esta forma… y es que no hay que quedarse con lo narrado sobre lo ocurrido en los Estados Unidos, sino ir más lejos y asimilar que la historia remite, bajo otro color, bajo otras circunstancias, a una triste simetría de fondo al momento actual. Y es que Melquiades increpa directamente en cada página a la firme oposición frente a lo que está mal y lo resume de forma contundente en las páginas finales del tomo, cuando deja claro que no se trata de cambiar las cosas, sino de demostrar que se pueden cambiar… y el cambio llegará.
Una lectura imprescindible.
La obra viene además acompañada de bocetos del diseño de Melquiades a mano de su dibujante, Mike Feehan, así como unas notas históricas que permiten contextualizar las diferentes inserciones que hace Russell a lo largo de la obra de los protagonistas de la época. Un extra muy interesante.
En cuanto al apartado gráfico Feeham cumple con un dibujo limpio, solventando con nota el reto de aportar de expresividad a los personajes animales antropomórficos. Su trabajo es tan eficaz que pronto se destierra la idea de que humanos y animales conviven de forma totalmente integrada en sociedad, sin que nadie se sorprenda de que haya un hipopótamo parlante o un caballo policía. Aún así muestra cierta rigidez corporal en las escenas donde los protagonistas salen de cuerpo entero, que queda oculta, o disimulada, gracias al excelente trabajo e Russell.
En tomo abre con una historia corta, una previa en la que Melquiades comparece ante el comité de actividades antiamericanas, dibujada por el cada vez mejor Howard Porter, que no defrauda y deslumbra en su breve pero fundamental aportación a la historia.
Una miniserie que destila elegancia e inteligencia, dónde Russell demuestra tener una extraordinaria sensibilidad a la hora de integrar en sus trabajos asuntos de actualidad como el de la visibilización y descripción de temas y personajes LGTBIQ+. Huyamos por la izquierda es un drama oscuro que mira al futuro con esperanza, mientras deja de lado listas negras y demostrar que lo importante es ser fiel a uno mismo.
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