Javier Vázquez Delgado recomienda: Evento Marvel: La Era de Hombre-X, octubre
Como llevamos haciendo unos meses, volvemos a meternos en ese mundo creado por Nate Grey, el Hombre-X o como se le conocía antes X-Man, en el evento mutante del momento para ver lo que Marvel ha preparado para finalizar los últimos tres cruces. Tres series que resultaron ser una grata sorpresa, tomando como punto de vista tres bandos totalmente diferenciados, primero el del supuesto villano, Apocalipsis, y su equipo, luego el de los encarcelados por incumplir las normas de este extraño mundo y, por último, el de esa especie de policía de lo moral que persigue a los disidentes en nombre del bienestar general de la población. Último mes de cruces que nos deja expectantes ante lo que ocurra en el one-shot del próximo mes, el Omega que cierra el evento. Así mismo, como es habitual en estos textos, dejaremos un pequeño espacio final para hablar del número de La Imposible Patrulla-X, con los últimos cómics escritos para la colección por Matthew Rosenberg ante la inminente llegada de Jonathan Hickman a los mutantes.
APOCALIPSIS Y LOS X-TRACTOS nº2
Esta grapa recopila los últimos tres números de la colección, poniendo punto y final a la actuación del grupo de (en-teoría)villanos liderados por Apocalipsis que pretenden revelar al mundo las bondades de los sentimientos frente a la frialdad que promueve el establishment de esta realidad a la que han sido transportados los personajes. Seguimos con el equipo que se encargó de los anteriores números, formado por dos autores con trabajos muy interesantes como son Tim Seeley y Salva Espín, siguiendo la misma línea que nos encontrábamos en la anterior grapa.
En el caso de Espín no hay novedades, sigue al mismo nivel que en los anteriores números, tiene una gran narrativa y un tipo de dibujo que, además de ser muy diferente a lo que se realiza en los otros números, lo que se agradece a la vista, da un toque que resulta encajar muy bien con el tipo de guión de Seeley, rozando en ocasiones lo caricaturesco pero sabiendo dar fuerza en los momentos necesarios, como la aparición y batalla contra Rojo Omega. En este sentido le queda un Apocalipsis perfecto, mostrando una figura seria y fiable en la primera parte pero dando el punto agresivo cuando se va descubriendo la trama y se muestra al Apocalipsis de toda la vida.
La historia sigue con esa idea de alzar los sentimientos frente al mundo frío de La era de Hombre-X, siguiendo a los Jinetes de la luz en la misión de incorporar a un nuevo miembro al equipo, pero les sale rana, Rojo Omega es un asesino, mostrando que los sentimientos tienen dos caras, por lo que el grupo tendrá que luchar contra él. A raíz de esta batalla la historia comienza a girar en torno a todo tipo de sentimientos, amor, culpa, venganza…, todos ellos reflejados en cada uno de los personajes. Si algo llama la atención es la relevancia que se le da al arte dentro de esta obra y a su relación con el sentir de cada uno, evidentemente esto está hecho por artistas y la idea se soslaya, pero no deja de ser una reflexión interesante que los más cuerdos sean Dazzler y Coloso, la cantante y el pintor. Dazzler en tanto que aprende a usar los sentimientos buenos para luchar contra otros y Coloso al encontrarse con Kitty y mostrar cómo esconde su arte en símil a ocultar sus sentimientos del resto de compañeros de equipo.
Los autores siguen haciendo hincapié en la figura de Ojos, aquí se demuestra que, tanto en dibujo como en guión, son los que más fuerza han conseguido dar a un personaje que pocas veces pasaba de mero figurante, usando sus poderes de forma muy interesante pero también otorgándole algo de personalidad distinguible con respecto a otros personajes, al poner en él ese sentimiento de culpa e ira del que carecía en en su otra encarnación.
Pero este cómic también habla de religión, de sectarismo, de abrirse a uno mismo siendo crítico con lo que le rodea, y consigue dar un final más que digno cuando se descubre todo lo que allí ocurre en realidad, que, efectivamente, Apocalipsis no había sido transportado con el resto de personajes a este mundo sino que era una creación del propio Nate para que hubiera un villano en la historia. La única pega que se le podría poner a la serie es que hubiera estado bien algo más de profundidad en personajes como Kitty en su relación con Coloso, pero para ser cinco números en un mundo en el que hay tanto que se puede contar la sensación que deja es bastante positiva.
PRISIONERO-X nº2
Volvemos a la cárcel para visitar a Bishop y sus compañeros, con más presencia en los tres últimos números incluidos en esta grapa, y lo hacemos de la mano de Vita Ayala y Germán Peralta. Su gran labor del anterior cómic queda recalcada en este, Ayala es una guionista estupenda a la que seguir y Peralta nos muestra unos ambientes carcelarios con toque de institución mental, mucho blanco, muy limpio y, como ocurría con Salva Espín, un dibujo muy diferente al resto del evento y muy bien hecho.
El primer capítulo nos pone en el ecuador de esta miniserie y resuelve el misterio de quién está detrás del trato de esta cárcel, no, no me refiero a X-Man, él es el creador de este mundo, ni Forja, que cumple la función de alcaide, sino al carcelero que maneja los hilos de la prisión manipulando los recuerdos de los personajes para que actúen a su antojo, este es Legión y con ello los autores hacen que esta serie se pudiera haber enmarcado en la continuidad de los X-Men. Y hubiese sido un arco mucho mejor que la mayoría de los que hemos visto en los últimos años.
Desde ahí la situación se acelera, Bishop va convenciendo al resto de mutantes encarcelados para revelarse contra los guardias con una ayuda de última hora de Forja. En esta parte se van contando pedazos de diversos personajes pero se centran los diálogos en Bishop, Espejismo y Polaris, tres grandes mutantes a los que se suele dejar en un segundo plano pero que, si se profundiza en sus historias, bien pueden estar en un podio de personajes Marvel interesantes. De hecho por un breve instante Ayala y Peralta forman un grupo de X-Men al que no me importaría ver conviviendo por lo dispar de sus personalidades y que, según se ve el primer dibujo de Peralta juntos, se nota cierta química. A los tres antes mencionados se unen La Bestia y Gabbi, con ellos, aunque focalizando la historia en Bishop se llega al final, la conquista de la cárcel que enlaza con el especial Omega que cerrará el evento.
Realmente, con el resultado completo de la serie sobre la mesa, no me importaría ni lo más mínimo ver a estos dos autores haciendo una serie de la Patrulla-X, con una mezcla heterogénea logran transmitir ese espíritu que siempre acompañaba a la Patrulla-X con sus misterios y sus relaciones interpersonales complejas, así como un dibujo muy capaz con las partes tranquilas pero que sabe desatarse en las batallas (las partes de Lorna acabando con los guardias son increíbles). Me da la impresión de que hubieran hecho un gran trabajo, sin florituras, sin reinvenciones y directos al grano continuando la vida de estos personajes, que al final es lo que nos enganchó durante años y no la pelea con el villano de turno.
X-TREMISTAS nº2
Lo decía en la anterior reseña y lo recalco en esta, no era necesario leer más de esta serie para saber que era buena, con lo que todo lo que diga aquí va a ser redundante. Si un poco más arriba comentaba que Vita Ayala es una guionista a seguir, Leah Williams pertenece al mismo grupo, la historia general puede ser más o menos interesante, pero aquí o en su Hombre Gigante para el otro evento, La guerra de los reinos, demuestra que su punto fuerte son el desarrollo de los personajes y unos diálogos muy buenos que consiguen transmitir mucho, a nivel personal y a nivel social, con conversaciones que, a priori, parecen bastante mundanas. El dibujante, Georges Jeanty, tiene un estilo más habitual que los dos anteriores, lo cual me lleva a pensar que ha sido buena idea la de Panini al compaginar estas tres series en un mismo mes, por temática y por la parte estética que nos entra por el ojo, con ello Jeanty sale ganando al marcar, con los otros dos autores, una diferencia de estilo y porque sigue teniendo una buena narrativa y unos diseños muy acordes a lo que Williams pretende reflejar con su guión, solo hay que ver al Hombre de Hielo y sus tirantes, pero también sus acercamientos insinuantes a Estrella del Norte. Con lo que esta pareja consigue ofrecer un producto final muy interesante.
Seguimos con las aventuras del grupo encargado de arrestar a los mutantes que muestran conductas afectivas con otros, pero ahora se profundiza más en el cambio que está sufriendo el grupo al aflorar sentimientos. A esos pequeños detalles del Hombre de Hielo le siguen la historia de La Mole y Mariposa Mental, el primero dudando cada vez más de su fidelidad al ideal de estos X-Men y la segunda dejando que su amor por él guíe sus acciones. La forma en que tratan los autores este tema es muy especial, tanto el diálogo como en el lenguaje corporal, de ahí que la gran labor de Jeanty se vea reflejada más en la narrativa y el movimiento que logra transmitir que en la belleza de su dibujo. Lo mismo ocurre con Moneta y Estrella del Norte, personajes encargados de representar la versión más radical de esta ideología, el odio se puede ver en su cara, sin embargo Estrella del Norte es más cabal y los autores se van trabajando al personaje a base de hacer que se relacione con otros mutantes homosexuales.
A diferencia del resto de cómics donde los recuerdos les llegan a los protagonistas en el último número y casi de sopetón, Williams y Jeanty rompen hacia la mitad de esta grapa con el argumento para hacer que haya una rebelión, la manera en que la rectitud de Estrella del Norte va menguando es su forma de enfocar como todos ellos van recordando su anterior vida, con Júbilo quemando el pueblo al recordar que tiene un hijo y Jean-Paul, Rictor y el Hombre de Hielo dispuestos a ayudarla. Además de explicar algo relevante para el evento, la manera en que todos recuerdan el pasado, el último número es una maravilla, capta a la perfección la forma de actuar de cada personaje en base a décadas de desarrollo en cada una de las series, consigue sacar diálogos emotivos y con fuerza, sin necesidad de grandes batallas, ni muertes, ni una gran revelación, solo escribiendo a los personajes como son. Igual que la dupla Peralta/Ayala.
LA IMPOSIBLE PATRULLA-X nº8
Y tras leer esa maravilla escrita por Leah Williams con Georges Jeanty, no nos queda más remedio que enfrentarnos a el número de este mes de la Patrulla-X de Rosenberg, pero tiene una parte buena, ¡es el último!. Por fin acaba la etapa que mes a mes se está trabajando el honor de superar en nivel de desastre a los cómics de los noventa en esta franquicia, la serie que ha conseguido que echemos de menos a Scott Lobdell ya deja paso a Jonathan Hickman, cuyos cómics llegarán a nuestras tiendas en poco más de una semana.
¿Y cual es el fin de fiesta?. Mi compañero Juanjo Carrascon está realizando la ardua tarea de reseñar esta etapa de forma más profunda y seria de la que yo lo hago aquí, más que nada porque esto es solo un apunte final al análisis del evento, quizás con la intención de mostrar que La era de Hombre-X no es un mal evento y que es algo separable de esta etapa. Con respecto al número no sé por dónde empezar, de verdad, a las pocas páginas se llama Warlocks a las copias de Warlock que usan para hacer un gran Warlock… ¿podía haberle explicado alguien que su especie alienígena tiene un nombre?. Seguimos con personajes totalmente despersonalizados, que no se parecen en nada a lo que conocemos de la Patrulla-X y más muertes sin sentido. Pero el colofón se lo lleva cuando, de una página a otra, pasan de querer capturar a Emma Frost a ser su aliada (y de Mister Siniestro, y de Mística, y de Juggernaut…) parece que no aprendieron de lo que les pasó con la Bestia Oscura un número atrás. Evidentemente hay muertes importantes, como la de Kaos, no hay número en que no muera alguien, pero sí que hay un giro interesante cuando Frost hace que la humanidad no pueda ver a los mutantes, ¿será esto lo que marcará la siguiente etapa?, no, de la misma que lo hace lo deshace. Es que ni el reencuentro entre Cíclope y Jean Grey tiene un mínimo de química o coherencia. Una vergüenza.
En un mes volveremos con el último número de esta mini-sección, el fin de La era de Hombre-X y, no lo dudéis, hablaremos de Jonathan Hickman.
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