Javier Vázquez Delgado recomienda: Shazam #02

Edición original: Shazam! núms. 4 a 6 USA.
Edición nacional/ España:ECC Ediciones.
Guión: Geoff Johns.
Dibujo: Dale Eaglesham, Marco Santucci, Max Raynor, Scott Kolins.
Entintado: Dale Eaglesham, Marco Santucci, Max Raynor, Scott Kolins.
Color: Mike Atiyeh.
Formato:Rústica, 80 págs. A color..
Precio: 8,50 euros.

Con la llegada de Renacimiento a las series de DC Comic su universo de ficción comenzó a recuperar a muchos de los personajes que habían quedado olvidados durante los Nuevos 52. En el caso de Shazam (Capitán Marvel antaño) durante los Nuevos 52 gozó de una puesta a punto a cargo de Geoff Johns y Gary Frank, como complemento de la Liga de la Justicia. Una fórmula algo injusta para el personaje que sin embargo demostró una solvencia y solidez tal que fue la base sobre la que se cimentó la estructura argumental de la película estrenada esta primavera. En dicho complemento se refrescaban y actualizaban muchos de los conceptos relacionados con su protagonista, sin perder de vista el aspecto que más lo caracteriza, su inocencia.

Tras el paso por los Nuevos 52 llego el momento de lanzar una nueva serie regular capitaneada por Johns, acompañado para la ocasión de Dale Eaglesham. Un tándem creativo que sentó las bases y estilo para una serie que se apartaba de los cánones establecidos en otras colecciones, para continuar las aventuras de la Familia Marvel en el punto exacto donde se quedó la historia en los Nuevos 52. Tras un primer tomo de corte iniciático y diseñado para sentar el nuevo estatus, le llega el turno al segundo tomo recopilatorio dónde se abandona, no completamente, pero si parcialmente, el tono desenfadado y se oscurece la trama de tal forma que la Familia Marvel acaba en una situación poco o nada favorecedora dentro de las Tierras Mágicas.

Con la historia a pleno rendimiento Johns continúa desglosando ideas y separa a la Familia para poner a cada uno de sus miembros frente a una situación particularmente complicada. Sin embargo, lo relevante no es tanto lo que les ocurre a los héroes protagonistas, sino como Johns se centra, como ya es marca de la casa, en los villanos de la función, Mr. Mente, el Dr. Sivana y Black Adam, que bien se pueden considerar los villanos por excelencia de Shazam a lo largo de toda su carrera editorial. Villanos que asisten a la puesta en marcha de nuevas subtramas en las que Johns continúa rescatando personajes clásicos para modernizarlos, someterlos a un buen proceso de chapa y pintura, y dejarlos lustrosos para las nuevas generaciones de lectores. Ejemplo de ello es la visita que se hace a las Tierras Salvajes en al que la sociedad está formada por animales antropomórficos con serios problemas con los humanos.

Si en el primer tomo el tono general podía ser tildado de infantil, en el sentido más elegante y conciso de la palabra, en este segundo se sigue percibiendo de forma clara, pero diluido, dejando paso a la inocencia y la esperanza, como motores argumentales de toda la historia. Hay más drama, más oscuridad, más maldad pululando entre las rendijas de la trama, por lo que el aspecto global es que Shazam sube la apuesta al acercarse más a ciertos convencionalismos adscritos al género, pero sin traicionar del todo la esencia pura del personaje protagonista.

Un protagonismo que queda en entredicho para bascular el peso de la historia entre todos los miembros de la Familia Marvel, siendo Billy uno más de ellos, al que le ocurren también cosas, pero sin ser el foco central de los acontecimientos. Ahora, más que en ningún momento, se entiende el título de la serie, más allá las necesidades legales, al no haber un solo protagonista, sino hasta ocho de ellos, al lograr Johns que todos resulten atractivos y relevantes para el lector.

Y en medio de todo lo mágico que se desarrolla hay tiempo para la caracterización para recorrer nuevos senderos centrados en la figura de Billy, que necesita poder avanzar en su estatus como muchacho huérfano dentro de su nueva familia adoptiva. Johns tiene claro que es necesario despojarse de los aspectos más apolillados de los personajes, sin traicionarlos, sin exponer las costuras, sin tensar las bases sobre las que tienen sentido dentro del Universo DC. Por eso la lectura de este segundo tomo continúa siendo un ejercicio de diversión sincera y directa, sin más pretensión que resultar una lectura fresca se esté en cualquier franja de edad. Shazam es un cómic para todo tipo de lectores, sin más aspiración que ser fiel a sí mismo y no pretender llegar más lejos delo que es capaz de hacerlo.

El punto débil de esta segunda entrega se encuentra en el apartado gráfico que no acaba de estabilizarse con la colaboración de tres dibujantes entre los que Eaglesham apenas destaca, con un acabado más errático y difuso, con errores anatomicos obvios, como desganado en algunos momentos, lo que sin duda debilita al conjunto y al trabajo de Johns en la serie. Por otro lado, aparece Scott Kolins, dibujante de estilo difícil, pero cumplidor, que se hace cargo de una de las tramas, en la que realiza un trabajo más que correcto. Mientras que Santucci y Raynor, cumplen con creces a la hora de dar forma a esos locos mundos que salen de la mente de Johns, salvando con nota el cnjunto gráfico del tomo.

En resumen, Shazam es la serie que se debe leer como aperitivo sabroso, como serie donde encontrar la diversión y la inocencia que otras colecciones no tienen, sin más aspiración que observar cómo se va desplegando de forma progresiva este nuevo y particular universo lleno de posibilidades dentro del Universo DC.



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