Javier Vázquez Delgado recomienda: Mi novio es un oso
Edición original: My boyfriend is a bear, Oni Press.
Edición nacional/ España: Fandogamia.
Guion: Pamela Ribon.
Dibujo y color: Cat Farris.
Formato: Tapa blanda.
Precio: 12,00 €.
Grah.
El amor es una cosa complicada, porque en cierto modo es una derrota. Mantener una relación significa compartir tu vida, y cuando compartes algo con alguien deja de depender solo de ti. Tus costumbres, tus manías, tus placeres… todo pasa a estar en régimen de custodia compartida, porque ya no te pertenece exclusivamente. Puede que este viernes sea de pijama y sofá aunque a ti te apetezca salir a bailar. Puede que tus escapadas tengan que empezar a ser a la montaña, a pesar de que a ti te encante la playa. Puede que la peli que veas mañana en el cine no sea la que más te apetece. En definitiva, puede que tú ya no seas tú nunca más, porque amar es entregar un pedacito de ti y permitir que lo moldeen a voluntad. Ceder y conceder. Quizás por eso a la hora de buscar a la persona adecuada con quien compartir tu rutina la pregunta no sea con quién podrás ser tú mismo, sino quién será capaz de coger ese pedacito de ti y convertirte en alguien mejor. Quién se parecerá más a ti pero tendrá más cosas que enseñarte. Y esa persona, amigo mío, no es fácil de encontrar, porque podría ser cualquiera. Quizás sea tu compañera del trabajo, quizás sea tu vecino de arriba, quizás sea esa desconocida que te cruzaste en la estación. O quizás, solo quizás, incluso pueda ser un oso.
Una año después de su lanzamiento en Estados Unidos bajo el sello de Oni Press llega a España Mi novio es un oso, el segundo trabajo comiquero de Pamela Ribon tras Slam!, y que al igual que este nos ha traído Fandogamia a nuestras tierras. La guionista, que ha trabajado activamente en el mundo Disney guionizando para películas como Vaiana o Rompe Ralph 2, se alía en esta ocasión con la dibujante Cat Farris para traernos una historia tan tierna y cálida como abrazar a un plantígrado de 200 kilos.
Mi novio es un oso nos mete en la piel de Nora, una joven de Los Angeles con una vida hastiada por culpa de un trabajo de mierda y una enorme lista de fracasos amorosos que un buen día encuentra el amor en la “persona” más inesperada de todas: un oso. No, no me refiero a un tipo peludo y bruto, ni a un oso humanoide al estilo de los personajes El León Melquiades de Mark Russel. Aquí hablamos simple y llanamente de un oso, un enorme bicho negro que solo habla con gruñidos pero que contra todo pronóstico consigue conquistar el corazón de Nora. Pero la gente es muy de juzgar, y su relación se verá afectada por la familia y los amigos de Nora, que no verán con buenos ojos este extraño idilio amor…oso.
La verdad es que no sabría cómo definir este cómic, pero lo que sí sé es que me ha encantado. Mi novio es un oso tiene la extraña capacidad de ser básicamente un piece of life sostenido sobre un planteamiento descabelladamente absurdo, y probablemente esa sea su gran fortaleza y su gran virtud, la capacidad de Pamela Ribon de abrazar su historia al completo, sin dejarse llevar por la simple parodia. Mi novio es un oso es un cómic de humor, que te hace reír bien y mucho, pero Mi novio es un oso es también un cómic que quiere hablar muy seriamente sobre el amor, sobre lo que significa querer a otra persona y aprender a compartir tu tiempo con ella. Es realmente tierno ver cómo Nora comienza a estudiar libros sobre osos para aprender y comprender a su nuevo novio, porque realmente cuando empiezas a salir con alguien es así como te sientes: tremendamente confuso, sin saber bien cómo interpretar cada gesto, cada frase. Aquí Nora va aprendiendo lo que quiere decir su oso con cada gruñido; nosotros vamos aprendiendo lo que quiere decir nuestra pareja con cada tono de voz, cada silencio. Vamos conociéndola poco a poco, hasta que el tiempo y el cariño consiguen que nos lleguemos a acostumbrar a las manías más absurdas, igual que Nora se acostumbra a que su novio se pelee con el gato o a que deje la bañera llena de pelo.
Pero Mi novio es un oso es también una historia sobre quererse a sí mismo. Nora es una personaje magnífico que consigue ilustrar esa sensación de estar bloqueado en la vida, de no encontrarte a ti mismo y sentir que nadie consigue comprenderte del todo excepto tú. Hay un detalle que me parece muy interesante, y es cuando se ilustra en dos ocasiones distintas a Nora reencontrándose consigo misma tras salir de una relación, volviendo a salir con sus amigas, poniéndose en forma, reordenando su vida en definitiva. En una de las dos ocasiones sale de una relación tóxica; en otra, de una relación feliz. Pero en ambos casos sale de ello dedicándose a sí misma, transmitiendo el mensaje de que el amor, cuando es bueno, cuando es sano, merecerá la pena, pero que ante todo debes tener claro que no necesitas a nadie más que a ti mismo para sentirte pleno.
Valga decir que me estoy poniendo muy profundo, pero que Mi novio es un oso es también una obra con la que reírte a carcajadas, y además de su genial guion, tiene mucho que ver con ello el dibujo de Cat Farris. O sea, sed sinceros, decidme cómo puede uno resistirse a los encantos de este caballero:
Farris consigue compenetrarse totalmente con el absurdo de la historia, y cada aparición que nos regala del oso es maravillosamente idiota. Y sobre todo, la dibujante posee un registro de expresiones faciales enorme que consigue ayudar a transmitir a lo largo de todo el cómic la profundidad emocional necesaria cuando la historia así lo pide. Además, personalmente me fascina ese estilo cartoon disney que puede recordar a otras obras como Giant Days o Heavy Vinyl, ambas editadas también por Fandogamia, que parece haber encontrado un importante nicho en el género cuqui, y que servidor espera que siga alimentándolo con unas ediciones tan buenas y tan económicas como ha estado sacando hasta ahora.
Mi novio es un oso es un cómic idiota que se empieza leyendo con risas y poco a poco, sin que te des cuenta, va cautivando tu corazón y se termina con una sonrisa cómplice y los ojillos vidriosos. Según Nora, cuando su oso dice “grah” puede querer decir “hambre”, “feliz” o “sí”, y yo digo “grah”. Porque me quedo con hambre de más historias así, porque me quedo feliz tras haberlo leído y porque sí, yo también quiero salir con un oso.
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