Javier Vázquez Delgado recomienda: Wonder Woman #16
Edición original: Wonder Woman núms. 62-65 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: G. Willow Wilson.
Dibujo: Emanuela Lupacchino, Jesús Merino, Xermanico.
Entintado: Andy Owens.
Color: Romulo Fajardo Jr.
Formato: Rústica, 96 págs. A color.
Precio: 8,50 euros.
Las primeras impresiones no tienen por qué ser buenas. Una frase repetida en mil ocasiones, sobre todo en lo que a personas se refiere, pero que no busca sino dar una segunda oportunidad a algo que, de alguna manera, consciente o subconscientemente, no acaba de agradar. Hay factores ambientales, anímicos, fatiga, preocupaciones… aspectos externos que pueden nublar la percepción de una obra, provenga de la disciplina que provenga, de tal forma que pueda ser valorada de forma negativa. Y sin duda era necesario dar una segunda oportunidad al trabajo de Willow Wilson en Wonder Woman, por si el irregular trabajo realizado en la anterior entrega era fruto de los agentes externos propios del lector o de la propia escritora, que precisaba de más números a la hora de poder demostrar su buen hacer.
Por desgracia la primera impresión no se diluye, sino que se acrecienta, amplificando los errores de tal forma que los aciertos quedan reducidos a la mínima expresión.
La guionista de Ms. Marvel no entiende a Wonder Woman. Wilson no ha sabido mirar el alma de Diana y se ha limitado a mirar a su alrededor, a otros autores que han trabajado con ella antes, creyendo poder emular los rasgos que definen a Diana sin tener que profundizar ella misma en las raíces, en el núcleo que define a Wonder Woman. Obviamente dicha táctica no funciona, las trampas nunca lo hacen, y el escenario que crea alrededor de la protagonista no solo deja a la vista todas las costuras, sino que se muestra absolutamente desencajado, anodino, carente de alma, con una Diana extraña y alejada de si misma, en una historia donde la mitología pulula a su alrededor de forma tan forzada que es inevitable desentenderse de la trama a las pocas páginas de lectura.
En esta entrega se cierra el primer arco de Ares y se abre uno nuevo que conduce a Diana a una situación de búsqueda y desesperación por la situación del Olimpo y la Isla Paraíso. Wilson sitúa a la protagonista en una posición ambigua, donde no parece tener el control, con la aparición de nuevas deidades que plantean retos sin drama alguno, sin interés, carentes de fuerza y que no se perciben como algo especialmente relevante en el día a día de Wonder Woman. Esta indecisión por empujar a la trama en alguna dirección clara, como si todo estuviera pasado por un filtro que añade un tosco tono sepia al conjunto, desmerece a una historia que podría dar mucho más de sí.
La caracterización del entorno de Diana es otro de los factores que desorientan al lector. El trasfondo personal y los secundarios resultan planos, incluso Steve Trevor, con un elenco de nuevas incorporaciones que lejos de aportar frescura y dinamismo, entorpecen y bloquean el fluir orgánico que toda historia debe tener. Las situaciones que se generan y narrar resultar muy artificiales, forzadas, generando más rozaduras en el proceso de lectura.
Por tanto, poco o nada queda para rescatar de esta etapa, que ya ha acabado en USA, pero que aquí todavía queda por aguantar e incluso sufrir. Diana no merece este tipo de trabajos tan desganados y faltos de vida.
Y como último clavo sobre el ataúd, queda hablar del dibujo.
En la serie de Wonder Woman es lo más salvable, gracias a tener a dibujantes de la talla de Emanuela Lupacchino, Xermanico y Jesús Merino, que aportan su talento, pero no la genialidad que necesitaría la serie para que al menos destacara en algún aspecto. Los dos primeros cumplen, pero Merino se muestra a medio gas, desganado, con poses forzadas y extraños errores anatómicos, que afean el buen hacer de este dibujante en otras ocasiones. El tener que jugar con tres dibujantes, unido al irregular trabajo de Wilson, hacen de este tomo una decepción de principio a fin.
En definitiva, una invitación al abandono de la serie, que se las prometía muy bien con la llegada de Wilson vistos sus anteriores trabajos, pero que no solo no brilla tras seis números, sino que se queda enterrada bajo un mar de aburrido lodo del que apenas hay nada rescatable.
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