Javier Vázquez Delgado recomienda: Supergirl – Primera Temporada: Los asesinos de Krypton
Edición original: Supergirl núms. 21 a 30 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: Dan Jurgens, Marc Andreyko.
Dibujo: Brad Walker, Eduardo Pansica, Emanuela Lupacchino, Evan Shaner, Karl Kesel, Kevin Maguire, Lan Medina, Tom Derenick.
Entintado: Sean Parsons, Wade Von Grawbadger.
Color: Fco Plascencia, Chris Sotomayor.
Formato: Rústica. 240 págs. A color.
Precio: 22,50 euros.
La chica de acero necesitaba un cambio y ese cambio ha llegado de la mano de Marc Andreyko (viejo conocido para todos aquellos lectores que disfrutaran en su día de su serie Manhunter, el octavo personaje con ese nombre, con lápices de Jesús Saiz), que no duda en tomar las riendas de Supergirl y dar carpetazo a lo narrado y usar el trabajo de Bendis en El Hombre de Acero, a fin de dar un cambio radical que de aires a un personaje que siempre parece estar bajo la sombra perpetua de Superman, con enfoques muy extremos y radicales, que precisaba, con urgencia, de un cambio que la sacara de su piloto automático.
Supergirl es un personaje difícil de escribir. Su propio origen y sus similitudes con Superman complica mucho que los guionistas puedan desarrollar bien a Kara. Sin embargo, como personaje tiene grandes virtudes, pues no esta encorsetado a las normas que rigen a Superman, permitiendo que haya más evolución, más cambio y por tanto más dinamismo en sus historias. Escribir a Supergirl es un reto y en este tomo de Primera Temporada de ECC, se recogen los primeros diez números del trabajo de Andreyko de tal forma que se cierra el primer arco argumental sobre el que pivota toda la trama.
Estos tomos denominados Primera Temporada son sin duda son una buena idea. Retoman al personaje y lo devuelven a escena, con obras casi auto conclusivas, con las que los lectores pueden disfrutar de trabajos más completos de sus personajes favoritos. Siguiendo esta dinámica se ha podido ya disfrutar de Deathstroke, Jóvenes Titanes y Nightwing, entre otras, a la espera de que lleguen Aquaman y Capucha Roja en breve.
Andreyko mira sin duda a lo planteado por Bendis y lo usa como material con el que poder desenjaular a Kara y llevarla a vivir su propio y particular camino del héroe, puesto que con Kara nada es fácil ni sigue los patrones establecidos. Con un carácter complejo, muy temperamental, atrapada por la vida que perdió en Krypton, que la distancia de Kal-El, haciéndola reaccionar de modo muy distinto ante la revelación de la destrucción de su planeta a manos de Rogol Zaar.
Este punto de partida resulta muy atractivo, pero pierde fuerza cuando el guionista no se molesta, de verdad, en construir mejor la trama y la misión que rodea al viaje de Kara por el universo. En la trama ocurren cosas, muchas, pero ocurren porque así dice Andreyko que han de ocurrir, sin un natural y dinámico fluir de la historia. Este modo tan artificial de mover la acción desvirtúa sus intenciones y hace que el conjunto se vea debilitado estructuralmente. Esta forma de proceder deja entrever el escenario de tramoyista ideado… y cuando se ve el truco la historia pierde la gracia.
Esta circunstancia no empaña la sensación de que Supergirl está en buenas manos, despegándose de las anodinas historias en las que estaba inmersa, buscando de verdad su sitio en el Universo DC, con un propósito definido. Se trata de un primer paso, todavía dubitativo, en el que Andreyko demuestra tener buenas ideas y conceptos, tropezando en su ejecución más por un tema de comodidad argumental, que por necesidades intrínsecas a la propia trama. La historia debería haber sido más exigente, más elaborada en ciertos aspectos, para de verdad golpear a los lectores que miran con cierto recela una colección con un personaje carismático, pero carente de alma en muchas ocasiones.
Supergirl se resiste a quedarse sin serie y aunque su colección no destaca, tampoco se cancela, por lo que mantiene el suficiente fondo y forma como para que finalmente se pueda ver de verdad una serie con Kara generando a su alrededor el mismo tirón gravitacional que puede tener Wonder Woman (aunque la amazona pase actualmente por uno de sus peores momentos).
Este tomo sirve para ampliar y empezar a vislumbrar que hay de cierto en los comentarios de Rogol Zaar y por tanto se trata de un tomo fundamental para todos aquellos que deseen saber más sobre la premisa de Bendis. Si algo está claro es que Rogol ha venido para quedarse y su presencia en el Universo DC va a ser explotada al máximo. Superman no tiene el mismo vínculo emocional que tiene Kara con Krypton y eso la hace la candidata idónea para desarrollar este aspecto en concreto.
Andreyko pone a disposición de la serie muchos de los personajes y conceptos cósmicos del Universo DC con los que aderezar este viaje y añadir un trasfondo que complemente a la historia. Son interesantes, pero también queda forzada su presencia en algunas ocasiones, pecando de añadido conveniente y no necesario para el buen funcionamiento de la trama. Y aún así se disfruta de su presencia.
Supergirl en manos de Andreyko cambia de rumbo y denota un evidente viraje de tono. No es una serie tan juvenil y se adentra más profundamente en las motivaciones de su protagonista, que reflexiona a lo largo de la historia sobre su vida y experiencias en un largo monólogo interior que permite conocer a Kara de otra manera.
El apartado gráfico también se renueva y se recupera, para deleite visual de los lectores, a Kevin Maguire que se encarga de varios números, ayudado por Evan Shaner, Emanuela Lupacchino (que parece estar en todos los sitios, pero a la vez en ninguno. Que le den ya una serie a esta excelente dibujante en DC, por favor), Lan Medina, Brad Walker, Tom Derenick y Eduardo Pansica. Un baile de dibujantes que le hace flaco favor en lo narrativo por los cambios de estilo tan bruscos que aparecen entre números. Una lacra de la que pocas series parecen poder escapar en estos tiempos.
Un tomo satisfactorio si se analiza de forma general, pero que se pierde en los detalles. Un cambio necesario en la colección que se queda a medias para destacar de forma clara y contundente, lastrado por el baile de dibujantes, por lo que la propuesta brilla menos y de forma más errática en su conjunto.
BONUS: Hay dos historias cortas dentro del tomo, una de Jurgens que respira de forma independiente, pero reflejan muy bien el espíritu de Kara, y otra del propio Andreyko que sirve para ampliar la historia de uno de los secundarios introducidos en el tomo.
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