Javier Vázquez Delgado recomienda: Dinastía de X 1 y Potencias de X 1

Bueno, bueno, bueno, ha llegado el momento, las aventuras mutantes de Jonathan Hickman han comenzado a publicarse en España con dos títulos, Dinastía de X y Potencias de X, dos series limitadas que forman un todo y dispuestas a revolucionar a la Patrulla-X. Para ello, desde Zona Negativa, hemos decidido juntar a cinco valientes redactores dispuestos a entrar en la nueva nación de Krakoa y contar, desde su punto de vista, qué les ha parecido los primeros números de ambas colecciones, plasmando en este texto sus reacciones al trabajo de Hickman, Pepe Larraz y R.B. Silva. Allá vamos.

Raúl Gutiérrez

Tengo el honor de inaugurar mi opinión sobre el relanzamiento mutante llevado a cabo por Jonathan Hickman en Marvel, y a ese respecto, no puedo estar más contento con, lo que de momento hemos podido leer en España. Hickman, ya tenía una dilatada carrera en Marvel, comenzando por Los Cuatro Fantásticos y Los Guerreros Secretos, siguiendo por Ultimates (colección en la que creó al Hacedor, la versión Ultimate de Reed Richards que tanto juego está dando ahora en la continuidad Marvel de Tierra Primordial) y continuando con Los Vengadores.

En todas las colecciones que su mano ha tocado, Hickman ha dejado una impronta muy particular, dando lugar a versiones de los personajes que toca que normalmente, poco tienen que ver con lo que previamente sabemos de ellos, a pesar de tratarse de personajes históricos de Marvel con décadas de cómic a sus espaldas. Guste o no, esta es la forma de trabajar de Hickman, y es, precisamente, lo que hace que sea tanto amado como odiado por ello dentro del fandom.

En lo que a mí respecta, el estilo de Hickman, plagado de conspiraciones entre seres de suma inteligencia, de complicada simbología, y de ciencia ficción dura dentro de Marvel, hace que automáticamente acuda a la tienda para adquirir cualquier cómic escrito por él, por lo que me he lanzado a Dinastía de X y a Potencias de X sin dudarlo ni un segudo.

Si antes decía que Hickman realiza un tratamiento muy propio de los personajes que toca, era lógico (al menos servidor lo tenía claro) que los mutantes no iba a actuar de modo distinto, y es por eso que, cuesta reconocer a nuestros X-Men de toda la vida bajo la batuta de un Hickman que directamente pone a Xavier y Magneto como aliados desde un santuario mutante sito en Krakoa, teniendo ambos claro que ha llegado el momento de unir a todos los portadores de Gen X, aunque ello suponga enfrentarse al Homo Sapiens de forma violenta si a ello se ven obligados.

Partiendo de esta premisa, que presenta a un Charles Xavier o a un Cíclope, entre muchos otros, con una actitud que en otras décadas habríamos tildado de villanesca y, desde luego, más cercana al punto de vista de Magneto que al de la convivencia pacífica entre humanos y mutantes, lógico es que nos cueste reconocer a los protagonistas.

Sin embargo, esa circunstancia, que puede (y no con poca razón) echar para atrás a algunos lectores, personalmente a mí me encaja a las mil maravillas y me deja con ganas de más y más a cada número que leo. Y es que, como ocurrió en su día con Los Vengadores de Jonathan Hickman, los mutantes venían de una época en la que sus lectores hemos sufrido, y no poco, ante la baja calidad de sus colecciones, por lo que hacía falta un revulsivo, y si éste, es muy cambiante, poco me importa si la historia es buena.

Por otro lado, y a pesar de los cambios (muchos, abundantes y de carácter radical) que se producen en estas dos series, y que tendrán lugar de ahora en adelante en las colecciones mutantes hasta que llegue el siguiente relanzamiento de la franquicia y Marvel se plantee deshacerlos, no dejan de estar bien explicados y de guardar buena lógica con lo que Hickman ha venido a contarnos, por lo que mi opinión global es que estamos ante dos buenas series que todo fan de los mutis debería comprar, y ante un hito dentro de la historia de los portadores del Gen X.

Lo mejor:

• Krakoa. Sin duda, el nuevo estatus de la Isla Mutante como santuario que acoge a todo aquel de su especie que desee asilo y refugio, llegando a tener este emplazamiento un carácter cuasireligioso, ha sido el mayor y más sorprendente acierto de Hickman en la franquicia.

Lo peor:

• El haber estructurado el relanzamiento en dos series. Al final, ambas están hermanadas y deben leerse de forma intercalada, por lo que hubiera preferido como lector (aunque entiendo la vertiente de negocio que el tener dos series da a Marvel) que todo se orquestara en una única serie principal en la que se hubiera narrado todo.

El personaje:

• Sin duda, Charles Xavier.

Igor Álvarez Muñiz

Tras una de las peores etapas de la historia mutante, de la que mejor no hablemos más, es el momento de disfrutar del esperado Jonathan Hickman en España y… bueno, voy a ser sincero, no fui de los que saltó de alegría al ver el anuncio de Hickman en los X-Men. No me malentendáis, me gusta Hickman, su trabajo en Los 4 fantásticos me pareció genial y seguí mes a mes pegado a su larga saga en Los Vengadores, con esa maravillosa idea de Vengadores Mundiales, también me enganché a sus Proyectos Manhattan pero en mi mente Hickman no encajaba como escritor de los X-Men, era muy esquemático, compartimentando hasta la última miga, creando mundos con misterio pero de forma muy aséptica, muy limpio todo. Para que nos entendamos, no he visto a Hickman brillar por sus conversaciones en una cocina y creo que eso es lo fundamental en la Patrulla-X. Pero me compro las grapas con mucha ilusión, ilusión dada por los comentarios de los seguidores, que se llevan las manos virtuales a la cabeza asombrados por la genialidad de Hickman y busco un hueco para leerlas con tranquilidad, eso fue la semana pasada, por fin tenía en mis manos Dinastía de X y me dispongo a leerlo con mucha calma y atención. Lo primero que me encuentro es un Pepe Larraz inmenso, ya lo consideraba un gran dibujante, pero aquí está mejor que nunca, y comienzo a leer.

Lo que veo en sus primeras páginas son unos X-Men separados, aislados por su propia decisión en una nueva nación que han creado bajo el mando de Xavier y me pregunto ¿dónde está el sueño?. Han pasado unos meses y los mutantes han decidido apartarse de la sociedad, dando regalos a los humanos para ganárselos, con una comitiva representando a importantes países para convencerlos de algo, que no me queda claro si es aceptación o amenaza, pero parece lo segundo. Veo a las Cuco entrando como si fueran unas extraterrestres, generando inquietud de forma muy aséptica, y veo a Magneto dirigiendo la acción, pero no veo a los X-Men. Llego al final y me da la impresión de haber leído un cómic de la Hermandad de mutantes diabólicos que no me ha levantado emoción alguna y me pregunto ¿dónde está el corazón?, ¿dónde está aquello que caracterizaba a los mutantes?, mi mente dice: “esta no es mi Patrulla-X”. Sin embargo hay dos páginas que me dan esperanza, la primera es la conversación entre Cifra y Sabia, donde al fin se muestra algo de emoción típica del grupo, la segunda la breve conversación entre los 4 Fantásticos y Cíclope, un Cíclope más cercano, hasta sumiso, sin montar jaleo, tratando de mantener lazos aun estando separado, sin embargo me sigo preguntando si esto es así o es una estratagema, su última frase casi parece una amenaza. Acabamos de llegar de La era de Hombre-X y ¿estamos ante otra historia de lavado de cerebro?, quizás no, quizás esta no es mi Patrulla-X. Este cómic me ha planteado más dudas que respuestas pero no sobre su mundo sino sobre su identidad, es muy Hickman, se construyen muchas cosas, se explican muchas cosas, pero no veo la interacción que caracteriza a estos personajes, así que acabo el cómic, escribo esto y me lanzo a por Potencias de X. De nuevo el dibujo me llama la atención, me gusta algo más Larraz, pero R.B. Silva ha llegado a un nivel muy alto. Marvel está apostando fuerte por esta etapa y se nota en el esfuerzo de los dibujantes. Ninguna queja, los dos sobresalientes.

Empezamos este segundo número y Hickman se lanza a la piscina con el primer encuentro entre Moira y Xavier en lo que se llama año 1. Hickman sigue con sus números, la X es un 10 y representa el ahora, pero como si de una epopeya de ciencia ficción se tratara, hablará de las siguientes potencias, el 100 la guerra y el 1000 la ascensión. Tenemos al autor creando mundos misteriosos e interesantes, pero en sus primeras páginas sigue pareciéndome carente del espíritu que los caracteriza, no veo carisma y diversidad en los personajes, veo a los mutantes como si fueran un solo ser, veo muchas características de las series molonas de hoy en día pero no veo a la Patrulla-X. Nos vamos al futuro, la guerra de 100 años después y, como ocurría con esas escenas en el pasado número, vuelvo a ver algo que me da esperanza, el futuro distópico y los mutantes luchando contra máquinas. No es nada original, poco original se puede hacer con los X-Men, pero lo de futuro distópico es de lo más trillado, aun así parece que Hickman pone algo de alma en esos personajes, de manera muy breve, pero algo hay. Pero sigue habiendo muchísimas explicaciones, hay una importante mente científica detrás tratando de mostrar todo, Hickman está creando pero también se está comiendo a la Patrulla-X, su estilo por encima de la vida, y eso es lo que menos me gusta. Mis temores eran ciertos, no está escribiendo a la Patrulla-X sino que está creando sus mundos, los mundos de Hickman, y encajando a estos personajes en ellos.

Quiero aclarar que no me parecen malos cómics, ni mucho menos. Son historias interesantes y tengo ganas de ver como evolucionan, pero por momentos me parece estar leyendo a villanos algo descafeinados en mundos muy bien construidos, impecables pero asépticos. Aun así tengo esperanza que esto evolucione de manera favorable y me leeré con calma todas estas series, pero no me ha llegado a emocionar, no estoy asombrado, entiendo que haya mucha gente a la que le encante porque parece un tipo de historia atractiva pero, para mi no, principalmente porque en estos cómics no he visto a la Patrulla-X.

Lo mejor:

• El dibujo y la capacidad de Hickman para construir mundos y atar todo bien.

Lo peor:

• La falta de corazón en los diálogos y los personajes. No veo a la Patrulla-X, estos no son mis mutantes.

El personaje:

• Nimrod año 100, nunca había visto a un centinela reírse de los mutantes.

Raúl López

La lectura de la primera entrega de Dinastía de X y Potencia de X ha sido sin lugar a dudas una de las más satisfactorias de lo que va de año. Una vez más, Jonathan Hickman no sólo ha conseguido atraparme con sus tramas sino que además, me pase con ellos algo que hacía muchísimos años que no me pasaba, y es que en cuestión de tres semanas he releído ambos cómics por triplicado buscando cazar detalles que me habían pasado por alto en las anteriores lecturas. Estamos ante una historia inmensa, y que por fin, posiciona el universo mutante a la altura de sus mejores momentos editoriales. Con una historia que salta entre épocas y en la que el guionista modula de una escena a otra el lenguaje con el que transmite cuanto sucede al lector. Tenemos algunas páginas exigentes no porque utilice un lenguaje complejo sino por esa borrachera de ideas que nos lanza, y acto seguido nos ofrece una escena cotidiana o de acción en la que se nota que está pensada para que el lector se deje llevar. Estamos pues ante una montaña rusa literaria perfectamente orquestada en la que hay que prestar atención hasta el más mínimo detalle.

Si a esto sumamos la mezcla de ese sabor clásico de la mano de personajes como Jean Grey, Magneto, Mística o Dientes de Sable con la creación de otros nuevos de corte más futurista nos ofrece un producto que reúne el sabor de las grandes epopeyas firmadas por Chris Claremont en su mejor momento con el punto de locura y a su vez actualización de la esencia de la cosmología mutante que nos regaló Grant Morrison. En la mezcla de ambos creo que va a radicar el éxito de esta miniserie doble.

Espero que con el paso de los años dejemos de llamarla La Patrulla-X de Jonathan Hickman porque el trabajo que realizan R. B Silva y Pepe Larraz es alucinante, cada uno en su estilo, y ambos brillando para convertir este proyecto en eso que tanto cuesta encontrar, una historia en la que no sepas si estás más enamorado de las palabras o de las imágenes. Y si, Silva y Larraz hacen un trabajo apabullante, no es menos cierto que no sería lo mismo sin los colores de Marte Gracia, probablemente uno de los mejores de la industria a día de hoy, y que sabe darle uniformidad a la historia jugando un papel capital.

Podría entrar en detalles, hablar de que escenas me han sorprendido más, o con qué concepto Hickman me ha ganado para siempre, pero creedme, estamos ante un hito de la historia del cómic, y es mucho mejor que inviertas los doce euros que valen ambas grapas y leas, y releas hasta la saciedad la historia. Estamos ante el resurgir del universo mutante, una nueva era de grandeza se atisba en el horizonte, sólo hay que dejarse llevar y disfrutar de lo mucho que tienen que ofrecernos los autores implicados.

Lo mejor:

• El regreso por la puerta grande Jonathan Hickman a Marvel Comics.
• La importancia que parece van a jugar personajes como Charles y Erik.
• Esa Jean Grey con su vestido verde recordando tiempos mejores.
• El buen gusto de los editores a la hora de escoger a los dibujantes involucrados.
• Ese vistazo al futuro apocalíptico.
• La entrada en escena de nuevos personajes que tanta falta hacían en el universo mutante.
• Que Marvel apueste seriamente por el universo Mutante después de tantos años.

Lo peor:

• Tener que buscar algún fallo a estas dos primeras entregas para poder poner algo aquí. Creedme no hay nada malo.

El personaje:

• Me quedo con la majestuosidad de Magneto, a este Erik vaya si me lo creo.

Juanjo Carrascon

Sentimientos encontrados. Ambas palabras describen lo que se siente de la lectura de este reinicio de la franquicia mutante. No nos confundamos, puesto que nos encontramos con un reboot en toda regla y ello nos puede conllevar una cierta desubicación en cuanto a personajes, tramas y argumento. Marvel Comics ha dado carta blanca a Hickman. La grave situación de deriva de los mutantes ha permitido poner toda la carne en el asador y dar todo por el todo en aras de poner a los mutantes en primera línea. Nada se pierde, y todo se puede ganar; así que la apuesta de la editorial carece de riesgo, pero si que le puede aportar un gran beneficio.

Entrando en harina y respecto Dinastía de X, lo primero que debemos afirmar sin género de duda es que el equipo artístico es muy notable, incluso hablaría de sobresaliente, tanto a nivel de argumento como gráfico.

Dicho lo anterior, ahora queda una pregunta en el aire que debemos hacernos: ¿Estamos ante un serie o evento de la Patrulla-X?. En sentido formal, la respuesta es sí, si bien leyendo cada una de las páginas que conforman esta grapa, la respuesta es difusa cuanto menos. Iremos viendo a personajes clave de la historia actual y pasada de la Patrulla-X, si bien están alienados o irreconocibles. La afirmación es rotundamente objetiva. Leyendo Dinastía de X, no reconozco a los X-Men. Este humilde lector no alcanza a comprender la posición de prevalencia y prepotencia en la que se mueven los personajes, los cuales son capaces de permutar invenciones claramente beneficiosas para la sociedad a cambio del reconocimiento de un Estado soberano. Es pronto para hablar de lo que será esta macro historia, y muy probablemente todo tenga un por qué y un fin, pero esta actitud es más propia de Victor Von Doom que de la Patrulla-X. Entendiendo el fondo, incluso el trasfondo y la terrible situación en la que se encuentran los mutantes, si bien no es comprensible esta actitud para un lector de toda la vida de los mutantes. ¿Convivencia pacífica entre humanos y mutantes?, no, ahora ya no.

Lo dicho hasta ahora, no es óbice para afirmar igualmente que nos encontramos ante un comic sobresaliente. Las líneas argumentales, así como el complejo entorno social y cultural que ha desarrollado el autor es digno de alabar. Hickman nos regala información sesgada, y en pequeñas dosis, para que queramos seguir leyendo, y lo hace con un resultado impecable. El simbolismo propio de su obra se plasma por entero en las páginas que conforman este primer número, y muy probablemente todo será desvelado a lo largo de los números que haya previsto el autor que durará su etapa, tras este inicio.

La labor gráfica es de diez. Pepe Larraz se ha convertido en un dibujante de trazo espectacular. Las páginas del autor denotan cariño, dedicación y horas de trabajo detallista. Cada página es una explosión de movimiento y de fondos plagados de detalle. Nuestro autor patrio se ha convertido por méritos propios en una estrella.

Respecto a Potencias de X, encontramos a Hickman en estado puro. Encontramos al autor desatado, haciendo un planteamiento lleno de información sesgada, dando pasos en la maquinaria temporal y trasversal que es su cabeza. La conformación de las páginas de este primer número puede llegar a ser caótica, necesitando de una segunda y tercera lectura para poder captar toda la información que el autor facilita. No es una lectura sencilla.

Por lo demás debemos afirmar lo mismo que con Dinastia de X, es decir, es pronto para poder hacer una valoración definitiva, puesto que el guionista hace siempre planteamientos a largo plazo. Los personajes que aparecen en este número son de nueva creación, siendo informado el lector de sus posibles orígenes aportando complemento al contexto social y temporal de cada uno de los saltos que da Hickman, para poder ver así el futuro al que se dirigen los mutantes. Posible hastío es el que se siente al ver el tan denotado uso de futuros distópicos y pesarosos para nuestra sociedad, y en concreto para la especie mutante. En definitiva, un primer número muy confuso en cuanto al contenido y dispar en lo referente a la línea argumental a la que se dirige el autor.

La labor gráfica no desmerece la de Pepe Larraz, siendo R.B. Silva un autor “in crescendo” que nos regala un trabajo impecable.

En definitiva, es muy pronto para denostar o alabar lo que se nos plantea, pero no olvidemos que cuando se ponen las expectativas muy altas, es muy fácil estrellarse.

Lo mejor:

• la intriga, el no saber a dónde nos dirige el autor.

Lo peor:

• las altas expectativas.

El personaje:

• ese es el problema, no hay un personaje que pueda destacarse, son fríos, sin emoción, sin empatía.

Jordi Molinari

¿Qué hago yo en un artículo de Marvel? Bueno, salvo que omitieseis los magníficos artículos que hicimos para el 20º aniversario de Zona Negativa, soy un gran aficionado de la etapa de Jonathan Hickman con la Primera Familia de Marvel. Su etapa vengadora aún la tengo pendiente, porque me dio la impresión que era Hickman escribiendo DC con personajes Marvel. Y yo lo que quería era a Hickman escribiendo personajes Marvel en DC Comics, especialmente a la Legión. Al final este rol se lo ha quedado Brian Michael Bendis, y el autor ha regresado a Marvel para relanzar otra franquicia: la de los mutantes.

Aunque mi salto a la adolescencia fue delante del televisor con las series de la Patrulla X y Spiderman, nunca he seguido de forma regular las series de los X-Men. Algunos cómics míticos leídos de pequeño de mis hermanos mayores, y como adulto las etapas de Grant Morrison y Joss Whedon, y algunos eventos de Bendis tales como House of X o Avengers vs X-Men. “Cyclops was right“, ahora y siempre, por mucho que Gail Simone se empeñe en lo contrario. Pero tantas series, tantos años acumulados de lecturas, uno de los fandoms más pasionales y variopinto… nunca encontraba el momento de volverme a poner con la franquicia, ya que en su día fue motivado por la enorme etapa que estaba haciendo Morrison en Batman and Robin.

Por ello, con la llegada de Dinastía de X y a Potencias de X me encontraba con todos los elementos para volver (¿para quedarme?) a la franquicia mutante. No sólo tenía al frente a un valor seguro como es Jonathan Hickman, al parecer iba a hacerles un “Renacimiento tras unos Nuevos 52”. Sé que muchos creen que el verdadero aficionado mutante es el que constantemente sufre con la franquicia, y a pesar de grandes autores que han tenido algunas joyas estos últimos años – anda mira, como los Nuevos 52 -, todo el “desastre” venía a ser arreglado por el mayor salvador de la compañía en la última década. Pero el Renacimiento fue poco más que una mentira piadosa, y aquí es mucho más que esto: es un post-Flashpoint bien elaborado. Y hasta aquí puedo leer con lo publicado en España.

Si en la etapa de Morrison veíamos como tenían que re-situarse en el mundo tras la destrucción de Genosha, aquí es todo lo contrario, toman su lugar en el mundo en Krakoa y ahora es la humanidad quien le tocará adaptarse. Lo mismo les ocurrirá a muchos aficionados mutantes, que les tocará re-situarse ante este tablero tan viejo y conocido, y a la vez tan nuevo y desconcertante. ¿Porqué Charles Xavier da la sensación de ser más uno de los villanos característicos del propio Hickman en el universo Marvel, en vez de ser la figura bondadosa aun con armarios llenos de cadáveres a sus espaldas? ¿Deberían sentirse aliviados o doblemente estafados quienes compraron las últimas etapas mutantes? ¿Ver nuevamente a Mística, Dientes de Sable y Sapo haciendo tropelías es algo más que un guiño a las películas de Bryan Singer?

Personalmente he disfrutado de ambos números, dándome lo suficiente para al menos justificar que haya 2 mini-series, si bien esto al final será leído como leímos la etapa Renacimiento de Greg Rucka en Wonder Woman. A R.B. Silva ya lo había disfrutado en antaño en series de DC Comics, así que verlo brillar en Potencias de X no es una sorpresa sino simplemente una alegría. Pero lo de Pepe Larraz en Dinastía de X es otro nivel, de esos artistas que más te vale tener bien preparado tu parte del guion para no desaprovechar semejante talento. Por ello, no puedo decir que haya empezado a leer nuevamente Marvel. No, lo que he empezado es a leer nuevamente los X-Men, y con Hickman de arquitecto, será por largo tiempo.

Lo mejor:

• No sólo es que no se leen en “5 minutos” en su primera lectura, es que dan para múltiples re-lecturas. Y sólo acabamos de empezar.

Lo peor:

• Tener que re-escribir mi parte tras una re-lectura de las primeras grapas, y ver que hay cosas de las que aún no puedo hablar. ¿Me leéis emocionado? Aún no ha empezado lo bueno.

El personaje:

• Cíclope. Leer un Scott Summers que simplemente se siente él, y en frente de mis queridos 4 Fantásticos, es una de las mayores muestras de que puedo confiar en Hickman.



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