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El nombre de Superboy representa un conflicto del Universo DC y a cuatro personajes distintos, algo común en la editorial de Burbank, así como otros tantos conceptos igualmente distintos. Cada uno personifica ideas y momentos de la historia en torno a la mitología de Superman sujetos a la preferencia de cada uno. Uno de ellos es el entrañable Superboy de Tierra Prima que aparece en Crisis en Tierras Infinitas, que se convierte en villano en Crisis Infinita. Otros es Kon-El/Conner Kent, un clon creado por Cadmus que se dio a conocer durante el arco El Reinado de los Superhombres, de la Muerte de Superman. El más reciente es Jonathan Samuel Kent, el hijo de Clark y Lois, el actual Superboy. Pero el primero de ellos es el que más controversia ha creado para el Universo DC a lo largo de las décadas e ilustra la idea original, creada por Jerry Siegel en 1941 enfocada en contar aventuras de la infancia del joven kryptoniano antes de ser el mayor superhéroe del mundo. Fue rechazada inicialmente por DC pero finalmente utilizada en More Fun Comics #101, enero de 1945, donde se incluyó una historieta de cinco páginas bajo esa idea suya, pero escrita por Don Cameron, ya que fue publicada mientras Siegel estaba enrolado en el ejército, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Aquella historia estuvo dibujada, como no, por Joe Shuster.
En cuanto a la creación del personaje tenemos ya un punto controversial, que más adelante daría para la batalla legal por los derechos del personaje. La idea fue de Jerry Siegel. En ese More Fun Comics #101 es acreditado en la mayoría de webs como escrito por Siegel, pero sabemos que no estaba físicamente en Estados Unidos. En el interior no figuran créditos para poder salir de la duda. En la historieta de More Fun Comics #102 y las posteriores ya aparece únicamente Don Cameron y Joe Shuster como equipo creativo. A partir de Adventure Comcs #103 también empezaron a incluirse aventuras de Superboy escritas por Cameron y dibujadas por Shuster. Queda claro que Siegel no estaba allí. Así, fue un concepto de Siegel, pero sus primeras historias fueron escritas Cameron tras un encargo de la editorial. Por eso en muchos puntos de información Superboy figura como creación de los tres autores.
La idea de que Clark antes de llegar a Metrópolis, trabajar en el Daily Planet (y Daily Star) y adquirir la fama mundial como el gran protector de la verdad, la justicia y el american way fue un héroe local adolescente en su pueblo, el niño bueno que ayudaba a sus vecinos enfundado ya en su traje, era buena. Correspondía al éxito de los sidequicks que ya frecuentaban las aventuras de los principales héroes de la casa, como Robin, Sandy y Speedy. A Superman no hacía falta añadirle un compañero, por lo tanto las mentes creativas optaron por contar una aventura en la que pudieran acercarse más a los niños, centrando el foco de la historia en la juventud de Clark, sin romper para nada la biografía del personaje. Una buena salida, que le ofreció muchas posibilidades.
Para la continuidad de entonces, decir que Superman fue Superboy antes de llegar a Metrópolis no rompía en absoluto la esencia ni la verosimilitud. Smallville era un pequeño pueblo de Kansas, la América profunda. Y Metrópolis la cima del mundo y la del progreso. Las cosas que pasan en un pueblucho no tienen porqué llegar a oídos de la gran ciudad. Y con ese conecepto se jugó hasta, prácticamente, el primer gran reinicio del Universo DC tras las Crisis en Tierras Infinitas. En el nuevo origen del kryptoniano, contado por John Byrne, no encajaba la idea de la existencia de Superboy. Por tanto, la eliminó de su historia. Superman solo empezó a luchar contra el crimen con su traje a partir de su llegada a Metrópolis. Sin embargo, su desaparición no era solo una alteración del status de Superman, sino también un cambio para la Legión de Super-héroes, que contaba con serie propia y gozaba de gran éxito. Y para que todo encajara, pues estamos en octubre de 1986 y han sido contadas cientos y cientos de historias de Superboy con y sin la Legión, se inició una serie de aventuras acerca de los viajes temporales de Superboy y una épica lucha final contra el misterioso Señor del Tiempo en la que acabó muriendo, así como historias que alteraron la continuidad de la Legión para cimentar la idea de que, según Byrne, Superboy fue una leyenda que con el paso de los siglos se alimentó e inspiró la formación de la Legión basándose en un mito que nunca existió. Pero Superman sí que existió. Y la Legión en su siglo XXX también siguió existiendo. Pero no su conexión. He aquí una incongruencia surgida al querer modificar la historia del personaje.
Pero centrémonos ya en Superboy #1, una colección que hemos considerado más que digna para ser homenajeada en esta sección.
Con fecha de portada de marzo-abril de 1949 salió a la venta Superboy #1, la nueva serie que contaría las aventuras de Superman durante su juventud, más concretamente su adolescencia, luchando contra el crimen en Smallville, ya con el traje azul y la capa roja, luciendo el emblema de la Casa de El en el pecho. Se trata de una de las series clásicas de las edades de Oro, Plata y Bronce de los cómics americanos, una de las cabeceras de larga duración que llegó hasta el ejemplar #230, en agosto de 1977, aunque con una denominación cambiada a Superboy and the Legion of Super-Heroes desde el #197 y que se alargó hasta el #259, que pasó a llamarse Legion of Super-Heroes y desde el #313 #354 como Tales of the Legion of Super-Heroes. Este último ejemplar vio la luz en diciembre de 1987. Hasta el #230, aunque con cada vez más protagonismo, la Legión aportaba historias de complemento. A partir del siguiente, Superboy y el equipo del futuro compartieron la serie.
Superboy había aparecido en ocho números de More Fun Comics (#101-107 y #125) entre 1945 y 1947. Esta cabecera cerró en noviembre de aquel año, concluyendo en su número #127. Por su parte, en Adventure Comics ya había protagonizado 35 aventuras y todas las portadas desde el #103 en abril de 1946 hasta el #138, momento en que coincidió en el kiosko con el debut de la serie del Chico de Acero. Su popularidad ya había crecido tanto que recibió su propia serie. En aquel momento ya estaban en el mercado Action Comics, Superman, Adventure Comics y World Finnest, por lo que Superboy fue la quinta serie que contaba historias del universo de Superman.
Este primer número contaba tres historietas cortas creadas por tres equipos creativos: The Man Who Could See Tomorrow!, de Ed Herron y John Sikela; The boy vandals, de Edmond Hamilton y Ed Dorotka y Superboy meets Mighty Boy, de William Woolfolk y George Roussos. El editor, durante los primeros años de la serie, fue Jack Schiff, uno los personajes más importantes de DC entre las décadas de los 40 y 60. Esta fue una tónica de la serie, nunca hubo un equipo creativo duradero y son muchos los autores acreditados a lo largo de los 230 números. Curt Swan fue el autor que más números firmó, un total de 153. ¡Cuánto le debemos a este artista! Sin duda el más importante en la historia de la superfamilia. Henry Boltinoff, otro dibujante muy presente de la época, participó en 133, aunque muchas de sus aportaciones fueron con strips, tiras cómicas de complemento con personajes infantiles como Peg, Litlle Pete y Shorty. Su hermano Murray escribió 63 números. Por supuesto, Mort Weisinger, editor de Superman en los años 50 (para bien y para mal), es otro de los nombres más comunes en esta serie, editó 129 ejemplares. Sin llegar a la centena pero en primeras posiciones hay nombres grandes de la historia de DC y de Superman, como el dibujante George Papp (84), Ira Schnapp (83), el guionista Otto Binder (71), el editor Whitney Ellsworth, famoso por su decisión de que el Joker no muriera en su primera historia (69), Jerry Siegel pudo escribir 44 ejemplares de la que fue su gran aportación a su propia creación. El gran Al Plastino dibujó 36. Neal Adams tuvo oportunidad de dejar su sello en 32, Mike Grell en 29 y Sheldon Moldoff, un clásico de la época, en 27. Grandes nombres de aquellas décadas que dejaron su impronta en la serie, demostrando la propia editorial que realmente apostaba por este título.
La portada de este primer número ya presentaba la intención de la serie. Un grupo de chavales preguntaba a Superman cómo era cuando era un chico, un niño. Él, sujetando la primera página, en gesto de abrir el propio tebeo, les decía que si querían saberlo tendrían que mirar en el interior. Era una declaración de intenciones. Pero la primera página lo era más aún. La cabecera de la serie, Superboy, tenía una tipografía distinta a la ya icónica de Superman, con las primeras letras más grande que las últimas de la palabra y el fondo de grosor característico. En la palabra Superboy todas eran del mismo tamaño y dibujaban un semicírculo. Debajo, rezaba el lema que acompañó a la cabecera hasta la inclusión de la Legión en el título: The Adventures of Superman when he was a boy. Con el tiempo cambió a Superboy. When Superman was a boy. Pero ya querían dejar claro que estas historietas formaban parte de la biografía de Superman. De una continuidad que entonces tampoco importaba tanto como ahora, pero que permitía al lector llenar los huecos de la infancia del personaje.
Esta serie era realmente encantadora. Todas las aventuras del joven Clark tenían una combinación de tono superheroico con aires adolescentes, con moralejas acerca del buen comportamiento, el bien sobre el mal, el ejemplo de esfuerzo y autosuperación y, además, algo de esa ciencia ficción que siempre funciona con Superman en cuanto a enfrentamientos o encuentros con seres de otros planetas o monstruos surgidos por misteriosos motivos. Fue un título enfocado a lectores jóvenes, con afán de entretenimiento e, indirectamente, formación a través del espejo que pretendían que Superboy fuera para los adolescentes. Superman podía llegar a ser un ejemplo para los adultos, aunque sus cómics también estaban enfocados a los niños, pero las del Chico de Acero carecían de ese aire político y criminal marca de la casa de los maravillosos años 40. Aunque también los hubiera, tenían un cariz distinto, el tono era más ligero.
Uno de los grandes legados de esta serie es el personaje de Lana Lang, que compartió protagonismo en 150 números de la serie. Su primera aparición fue en Superboy #10. Fue creada por Bill Finger y John Sikela. Y desde el principio fue la vecina de Clark y su eterno interés romántico adolescente. Aunque fue considerada la versión adolescente de Lois Lane, tenía algunas similitudes. Trataba a Clark algo mejor. Quería demostrar que Superboy y Clark eran la misma persona. Vivió aventuras junto a él y la Legión. Una de las más recordadas es la de Superboy #124, de Otto Binder y George Papp, en la que salva a un insecto alienígena atrapado bajo un árbol y recibe como gratitud un anillo de poder que le permite tener poderes de insecto.
En Superboy #127 se convirtió en la villana Insect Queen. Aquí había ya mucha influencia del tono de la Silver Age, que encajaba muy bien con la pretensión de la serie. Pete Ross, el mejor amigo de Clark, también fue creado en las páginas de Superboy, en el #86. Su participación era secundaria, pues solo apareció en 23 números aunque en esa época llegó a ganar mucha simpatía. La versión joven de Lex Luthor tuvo presencia también, apareciendo como un potencial villano en 27 números, explicando detalles acerca de su rivalidad con el kryptoniano que fueron aprovechadas como ideas de la serie televisiva de Smallville.
Otros personajes que tuvieron mucha importancia fueron, además del matrimonio Kent, Lewis Lang, el padre de Lana que salió 45 veces y Parker, el jefe retirado de la policía de Smallville, que tuvo 31 acreditaciones. Y también hubo espacio para personajes muy del momento. El perro Krypto, que fue creado en Adventure Comics #210 en marzo de 1955 como mascota de Superboy, estuvo presente en 74 ocasiones. Es el personaje que mejor representa la influencia de la Edad de Plata en Superman y el que más ha trascendido. Aunque el Superbaby tuvo también su momento para ganarse el corazón de los lectores. Creado en Superman #53, en julio de 1948, en una historia que contaba el origen del personaje, comenzó a tener sus propias aventuras en historias de complemento en Superboy #8 continuando ocasionalmente hasta un total de 34. Y encontramos al Superboy Robot. El tema del robot echo a semejanza de Superman ha sido recurrente a lo largo de la historia. Llegando a haber historias en las que el propio Superman creaba sus robots para diferentes usos. El de este caso es uno creado por unos ladrones a imagen y semejanza de Superboy, en Superboy #52, octubre de 1956. Fue usado como doble, entre otras cosas, hasta un total de 31 veces.
Como curiosidad, en Superboy #100 conocimos otra historia de origen del personaje en que aparecía uno de los mejores mapas del Krypton clásico.
Esta serie no está completamente inédita en España. La editorial mexicana Novaro publicó la serie original dentro de su revista Ediciones Recreativas, dentro de la cabecera única de Supermán, con el carismático acento en la a. En dicho título se incluían alternamente ejemplares de Action Comics, Superman, Adventure Comics y Superboy, con el tiempo también algunos de Super-friends, World Finnest, Superman’s Pal Jimmy Olsen, Lois Lane y otros títulos de DC. En cuanto a la publicación del Chico de Acero, los lectores españoles pudieron disfrutar de los números #25 al #239, con 27 interrupciones. El primero fue Superman de Novaro #30, que correspondía a Superboy #25. Novaro publicó 178 ejemplares en total. El último, el #239 USA, correspondía a Superman Novaro #1249, fue el único que se publicó ya con la época de la denominación Superboy and the Legion of Super-Heroes. Novaro publicó 1537 cómics de Supermán, pero a España no llegaron todos. A partir del #429 (que correspondía al Superboy #103) se prohibieron su publicación tras un estudio del gobierno franquista que alegaba que eran perjudiciales para la educación religiosa de la juventud, al considerar a los superhéroes como una suerte de dioses y el único dios al que podía adorarse en España en esa época era el de la Iglesia Católica. Afortunadamente, en 1970 la censura de los cómics que publicaba Novaro, que también incluían aventuras de Batman, se levantó y volvieron a permitirse a partir del número Superman de Novaro #830, recuperando la publicación ininterrumpidamente hasta el final de la colección, en 1983. A partir de entonces, entró Ediciones Zinco, pero la serie de Superboy ya no existía como tal. En los años prohibidos se perdieron los ejemplares que iban del Superboy #104 al #162, con algunas interrupciones.
El personaje de Superboy fue motivo de una batalla legal entre DC y sus creadores. Es un tema arduo, que nace de las malas relaciones entre la editorial y los autores. En resumen, en 1947 Siegel presentó junto con Joe Shuster dos demandas, una por los derechos de Superman y otra por los de Superboy. El primero de estos pleitos lo perdieron, pero el juez J. Addison Young les concedió el segundo, el referente a los derechos del Chico de Acero. Esta sentencia obligó a DC a pagar una considerable suma a los creadores (94.000 dolares) para poder seguir publicando a Superboy. De esta manera, los derechos seguían correspondiendo a la editorial. La ley de Copyright a partir de los años setenta extendió los derechos de explotación a los poseedores de la licencia, y al mismo tiempo ofrecía ventanas legales para que los creadores y sus herederos siguieran intentando recuperarlos. A finales de los 90 la familia Siegel y su abogado Marc Toberoff, pusieron en marcha otro pleito que entró en 2002 en su fase más dura en una lucha por los derechos del personaje. En ese momento no existía la consideración de Superboy como Superman cuando era niño, sino que se le consideraba un personaje a parte. Además, ya se había creado al personaje clon, con el mismo nombre, lo cual calentó aún más la disputa. En ese momento, DC podía seguir contando aventuras de Superman cuando era joven, siempre y cuando no le llamara Superboy y no le vistiera con el traje clásico. Por eso la serie de Smallville nunca se refirió a Clark como Superboy y la serie de los 80 no pudo ser reeditada completamente en DVD. El 18 de abril de 2013 hubo una sentencia que puso fin a este asunto. El juez consideró que el acuerdo de 2001, que en enero una sentencia consideraba vinculante y definitivo para los derechos de Superman, es también aplicable a los derechos de Superboy. Con esta decisión Warner vuelve a tener el campo libre para usar al Superboy clásico. Cosa que no ha hecho hasta ahora, pues el Superboy clon es que se ha impuesto entre el fandom, que en aquel momento tenía su propia serie. Y ahora el pequeño Jon Kent está ganando en popularidad, empujando al clon a ser nombrado como Conner. Para una información un poco más completa del tema visitar este enlace.
En definitiva, la serie original de Superboy fue un título muy importante durante los años en que estuvo en el mercado. Amplió el universo de Superman, llenando el espacio de sus años de juventud antes de llegar a Metrópolis. El personaje ganó en popularidad y tuvo su público durante casi 38 años. Contó historias entretenidas, que son un reflejo de la época en que fueron publicadas, así como del lenguaje y la creatividad del cómic de superhéroes del momento. Si era dura la Silver para personajes adultos, no lo era tanto para uno joven, pues esa locura de los años 50 y 60 no sentaron tan mal a Superboy. Tal vez ahí radicó su éxito. Ojalá llegue el día en que DC Comics decida volver a publicar esta serie en tomos, cosa que nunca ha hecho. Tan solo llegó a reeditar los números que correspondían a las apariciones de la Legión de Superhéroes, pero dentro de una colección titulada Legion of Super-Heroes Archives. Así, con las aguas calmadas en los juzgados desde hace años, cruzamos los dedos por que llegue ese día. El bueno del joven Clark se lo merece.
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