Javier Vázquez Delgado recomienda: A walk through Hell 1, de Garth Ennis y Goran Sudzuka

 

Edición original: A walk through Hell 1-5.
Edición nacional/ España: Planeta Cómic.
Guión: Garth Ennis.
Dibujo: Goran Sudzuka.
Color: Ive Svorcina.
Formato: Tomo, 136 páginas.
Precio: 14,95 €.

 

La novedad de Planeta para noviembre, en lo que respecta a Aftershock, nos devuelve a un autor muy especial para el mundo del cómic. Tras finalizar su Jimmy’s Bastards, nos deleitan con la tercera obra de Garth Ennis para la editorial independiente, A walk through Hell, que resulta ser una sorpresa de proporciones épicas, lo cual no es decir poco con una persona de estas capacidades, la carrera de Garth Ennis está plagada de buenas obras, es un autor que, por lo general, mantiene un nivel cualitativo muy alto, aun no siendo un artista muy versátil, pero este aspecto da igual cuando eres el mejor en tu trabajo, además, aunque tenga solo un puñado de fondos ha sabido trabajarlos bien dando variedad a los argumentos y sabiendo poner a sus personajes en situaciones distintas. De esta forma las historias de Ennis se puede agrupar en tres categorías, por un lado están sus historias de guerra, el autor demostraba un buen conocimiento de la Segunda Guerra Mundial con un importante número de miniseries sacadas en diferentes editoriales, por cierto, la de Aftershock, Dreaming Eagles, aun inédita y es de las mejores. Por otro lado están esas historias especiales con humor, mucha violencia y un peculiar tratamiento del amor y la amistad que dieran lugar a dos de las mejores obras de los últimos treinta años, la ahora-de-moda The Boys y la indiscutible Predicador. En este saco se podrían meter desde la antes mencionada Jimmy’s Bastards hasta Hit Man o Punisher, también alguna gamberrada de las que le gustan a él, ahí está The Pro o Crossed, con diferentes partes de la condición humana pero con una línea que las une y mucha sátira social. Pero también tiene obras algo más serias, obras que se mueven en mundos como el terror (Caliban), lo policíaco (Equipo Rojo es el ejemplo más reciente) o la magia (Diosa es otro de sus importantes trabajos), siendo Hellblazer el más claro ejemplo de esa seriedad argumental no exenta de su estilo macarra ni de su humor negro. En Aftershock empezó con una historia bélica, luego una sátira gamberra, así que ahora toca de las serias ¿y qué es lo que encontramos?, hay que ser cautelosos porque estamos ante un primer tomo con los cinco números que dan inicio a la serie, pero todo apunta a que se va directo al “top” de series de Ennis, lo que encontramos en una absoluta maravilla en la que el autor funde terror, policíaca y violencia, consiguiendo dar varias capas a la historia gracias a personajes muy tridimensionales.

En el dibujo tenemos al otro creador de la serie, Goran Sudzuka, artista muy vinculado a Vertigo al haber trabajado en Y, El último hombre, Hellblazer y Outlaw Nation, con alguna obra interesante en el mercado independiente, veáse Ghosted, que resulta el autor indicado para una narración de este tipo. Sudzuka hace totalmente suya la historia, el ritmo narrativo es perfecto, sabe cómo y cuándo ir metiendo los flashbacks, que son la parte fuerte de la historia, la que le da profundidad, pero lo que más llama la atención es que los cliffhangers finales de cada número se basan más en gestos, con escenas de los dos agentes hablando, que en una imagen sorpresa que de algún giro, como suele ser habitual. También demuestra una enorme capacidad para jugar con luces y sombras, los retazos del pasado, en los que se cuenta la vida de los protagonistas, son mucho más luminosos incluso cuando están en espacios cerrados, lo que contrarresta los sucesos del almacén, generando una sensación de claustrofobia que aumenta la de terror. Ive Svorcina, colorista de la obra, también hace que resalten ambas partes, dando el color justo al interior del almacén pero sobretodo en las otras partes, haciendo que siempre predomine un color en cada parte y que sean diferentes para que las localizaciones se distingan a un simple golpe de vista.

Con A walk through Hell los autores nos meten en la vida de dos miembros del F.B.I. que, tras ver que sus compañeros no salen de un almacén en el que habían entrado a investigar un caso, deciden ir tras ellos. Allí, sumidos en la oscuridad, empezarán a vivir situaciones extrañas, terroríficas e inexplicables que les harán cuestionarse todo. Sin embargo esto no ocupa ni un tercio del cómic, los autores saben construir en torno al almacén un gran misterio, que nos hará continuamente preguntarnos qué pasa, qué es y cómo lo resolverán, pero en realidad A walk through Hell habla de la condición humana, habla del bien y del mal, de sus líneas grises y de gente que las pisa, aun pesando esas cosas sobre su conciencia.

Hay muchas formas de terror y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias fobias, esa cosa que a uno no le da miedo pero a otro le aterroriza, para algunos puede ser algo físico y real, para otros una parte del imaginario del ser humano. El cómic habla de monstruos, de diferentes tipos, el inicio con la matanza en el centro comercial, la presencia constante de los niños como victimas da paso a los extraños suicidios, la oscuridad o a engendros monstruosos, haciendo que cada personaje tenga su propio miedo y todo ello se cocine con calma. Lo fascinante es como se unen ambos temas, el de los monstruos y el de la separación del bien y el mal, para llegar a considerar la inmoralidad como otro de esos terroríficos seres.

La oscuridad del almacén conlleva la falta de conocimiento, que a su vez nos lleva a la duda, y es que el tomo es una duda constante, ¿esto será así o de otra manera?, ¿será él o no lo será?, ¿esto está bien o mal?, ¿estamos vivos o muertos?, los personajes se alejan de la predefinición, no hay blancos y negros, al principio parece que estamos ante prototipos, la poli dura y el poli inteligente, son la pareja perfecta, pero es bastante asombroso como los autores los van haciendo evolucionar página a página en un tomo que se antoja corto pero que llama a la relectura por todos esos matices que tiene.

Garth Ennis sigue metiendo sus escenas llamativas, partes que son típicas en las obras del autor, manías personales tal vez, pero aquí es mucho más comedido y el trabajo de Sudzuka lo hace menos explícito. Si que hay algún suicidio por aquí, algún torso por allá, pero no es tan bestia como puedan ser otros trabajos de Ennis, y Sudzuka lo oculta muy bien, no por censura ni autocensura para llegar a más público, a estos autores eso no les hace falta, sino porque la historia realmente pide ese ocultamiento que se vincula a la constante oscuridad que ayuda a que nos metamos más en el cómic, a que seamos más partícipes de la oscuridad que le rodea.

Para mi, A walk through Hell se está convirtiendo en uno de los pelotazos del año, no se a qué nivel llegará dentro de las obras de Garth Ennis, pero si sigue esta línea va a estar muy alta. Y, como ya ocurriera con Darick Robertson y Steve Dillon, parece que Sudzuka se ha convertido en su nueva pareja perfecta para este trabajo. Habrá que estar atentos a los siguientes tomos.



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