Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Collection. Mística 2. Quietud
Edición original:Mystique 14-24 USA.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guión:Sean McKeever.
Dibujo:Manuel García.
Formato:Tomo en tapa dura, 272 páginas.
Precio:30€.
Hay personajes que por su valor potencial resultan muy interesantes, más de lo normal en el cómic superheroico, pudiendo dar pie a historias más atrayentes que las que se suelen escribir sobre ellos. Es el caso de El Hombre Púrpura cuyo verdadero potencial fue visto en su día por Brian Michael Bendis para Alias, de la concepción de La Visión presentada por Tom King… y por supuesto de Mística. Raven Darkholme, no deja de ser un mutante cuyo poder es el engaño en estado puro, al poder adoptar la forma de básicamente, lo que quiera. En esas circunstancias, limitarse a utilizarla como un villano más que de vez en cuando sorprende a sus enemigos, supone no aprovechar en absoluto lo que Mística puede dar de sí.
Ello fue rápidamente observado por un Brian K. Vaughan que todavía no era el gran guionista de cómics que estaba llamado a ser, pero entre los años 2003 y 2004 nos regaló doce geniales números protagonizados por Mística en su propia colección (primera vez que esto ocurría con el personaje) cuyo análisis podéis leer aquí, pues fueron analizados por este redactor al tiempo de la publicación de los mismos por Panini Cómics dentro de su sello Marvel Collection.
Pues bien, una vez que Vaugham contó lo que necesitaba contar respecto a Mística en aquella colección en la que la convertía en una auténtica espía al servicio a regañadientes del Profesor Xavier y de Forja, le llegó el turno a Sean McKeever (El Increíble Hulk, Ultimate X-Men, Pájaros de Presa, Jóvenes Titanes), un guionista que nunca ha destacado especialmente en el mundo del cómic pero que siempre se ha caracterizado por hacer un trabajo solvente y entretenido en las colecciones que se le otorgan.
McKeever empieza justo donde lo dejó Vaugham y, aplicando la máxima “si algo no está roto, no lo arregles” no arriesga absolutamente nada con su historia, lo que en este caso es de agradecer, ya que si en el cómic no se nos diera información sobre quién guioniza cada número podríamos pensar que efectivamente es Vaugham el que se encarga de continuar y poner fin a la colección en lugar de McKeever.
Este tomo, que abarca los números 14 a 24 de la colección, comienza con el arco argumental Contra Natura (el cual, curiosamente, era el que daba título al anterior tomo publicado por Panini Cómics que no contenía dicho arco argumental) en el que Mística debe de destapar el fraude cometido por una corporación de productos estéticos que está experimentado con mutantes (y con el propio y particular código genético de Mística) para crear sus productos milagrosos.
Pese a lo manido del argumento, la historia resulta muy entretenida, no dejando de resultar curioso aunque lo hayamos leído muchas veces, como algunos villanos no dejan de ser empresarios de traje y corbata que están dispuestos a todo con tal de ganar más dinero, llegando a no considerar seres humanos a los mutantes que utilizan como auténticas cobayas.
Dicho arco, tras un interesante número de transición, da lugar a Quietud, el arco con el que cierra la colección, y en el que Mística tendrá que elegir dónde está su lealtad una vez que el misterioso Shepard y el amo aún más misterioso al que éste sirve le pongan un cronómetro al tiempo que Raven tiene para adoptar una decisión final.
Al dibujo tenemos a Manuel García, quien ya se encargara en su mayoría del dibujo de los anteriores números, por lo que el cierre de la colección resulta aún más continuista, y es que, si al guión de un McKeever que decide no arriesgar para darle unidad a la historia planteada por Vaugham, se le añade el mismo ilustrador, el resultado como mínimo se presenta igualmente entretenido (aunque evidentemente, menos sorprendente) que el del anterior tomo.
En resumen, si os gustó el primer tomo de esta colección, no os quedéis sin éste. Sin embargo, si lo que Brian K. Vaugham os contó en dicho tomo no os dijo nada, no compréis su continuación, aunque cierre la colección, porque el continuismo entre ambos es tan evidente, que ambas obras parecen guionizadas por el mismo escritor.
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