Javier Vázquez Delgado recomienda: Inéditos DC: Prez, el chico presidente

Joe Simon nació en Nueva York (EE.UU) en 1913. Albert Hoffman nació en Baden (Suiza) en 1906. Timothy Leary nació en Springfield (EE.UU) en 1920. Allen Ginsberg nació en Newark (EE.UU) en 1926. Jerry Grandenetti nació en EE.UU el mismo año. Ken Kesey nació en 1936, en algún lugar indeterminado de EE.UU.

Joe Simon era judío. El judaísmo es una religión monoteísta. De hecho, es la religión monoteísta original. Basa su filosofía en la esperanza de un futuro mejor. Ese futuro mejor se articula en torno a la aparición de un salvador solar. Esto es importante.

En 1938, Hoffman sintetizó ácido lisérgico (LSD) por primera vez. En Marzo de 1941 salió a la venta el primer número de Capitán América. Joe Simon lo escribió y Jack Kirby lo dibujó. En 1943, Hoffman experimentó el primer viaje de LSD de la historia mientras volvía a casa de la universidad en bicicleta. Ken Kesey era un gran aficionado a los comics de superhéroes. Le gustaba sobre todo Capitán América y Capitán Marvel.

Bajó la influencia de William Carlos Williams, Allen Ginsberg compuso Aullido en 1955. Este poema épico se convertiría en el manifiesto, el catecismo y la pasión de la generación beat y los movimientos hippies. Durante los años 50, el gobierno colaboró con la Universidad de Bekerley en la investigación de los efectos psicológicos del LSD. Timothy Leary fue profesor adjunto en este proceso. Ken Kesey fue cobaya humana. Se basó en sus experiencias para escribir Alguien voló sobre el nido del cuco. Joe Simon colaboró extensamente con Kirby a lo largo de los 40 y los 50.

Simon y Kirby

En 1958, Leary viajó a México para probar la mescalina, el peyote y el LSD. Neil Gaiman nació en Inglaterra en 1960. En 1961, el famoso actor Cary Grant declaró que consumir LSD le había cambiado la vida. En 1962, el Congreso de los EE.UU prohibió la venta y consumo de LSD. En 1964, Ken Kesey se subió a un autobús con su panda de “alegres bromistas” y recorrió América buscando La Roca de la Eternidad. Timothy Leary prefería inspirarse en El Libro Tibetano de los Muertos. El LSD se extendió por todo EE.UU a lo largo y ancho (las percepciones espaciales y temporales empezaban a estar distorsionadas) de los años 60. Kesey militaba en el lado urderground y canalla del movimiento. Leary era el sumo sacerdote del movimiento. Ed Brubaker nació en EE.UU en 1967.

En 1967 tuvo lugar el Verano del Amor. Entre 1968 y 1969 ocurrieron varias cosas importantes. Los Beatles publicaron Sgt. Peppers (uno de los primeros discos de rock psicodélico de la historia, y hasta la fecha el mejor). Robert Crumb publicó el primer número de Zap Comix (uno de los primeros comics underground de la historia, y hasta la fecha el mejor). Leary se presentó como candidato a gobernador de California. John Lennon escribió la canción de su campaña electoral, la famosa Come Together. Ronald Reagan ganó las elecciones. Nixon se convirtió en presidente. Un fan fue asesinado en Altamont, durante un concierto de los Rolling Stones. Sharon Tate fue asesinada por la familia Manson. Los Beatles se separaron. Ken Kesey dejó de escribir. Janis Joplin murió en 1970. Jim Morrison murió en 1971. En 1970, Leary fue arrestado, se fugó de prisión y partió hacia el exilio. Estuvo en Argelia, Suecia y el espacio exterior. La revolución, el sueño, se había acabado.

Joe Simon y Jerry Grandenetti publicaron el primer número de Prez en 1973.

La verdad os hará libres

Steadfast. Un pueblo sembrado de relojes. Un pueblo sembrado de relojes donde todos dan mal la hora. Y si todos los relojes dan mal la hora, ¿cómo saber cuando serán las elecciones? Esta inocente expresión es el pistoletazo de salida de la historia de Prez, una historia de todo menos inocente.

Slum City. Si hay un rasgo que define a la revolución juvenil de los años 60 ese es, precisamente, su carácter juvenil. Hasta ese momento los valores respetados en sociedad eran los valores “del adulto”: integridad, disciplina, respeto, educación. La revolución juvenil masificó valores que hasta ese momento pertenecían en exclusiva a grupos que vivían fuera de la sociedad (románticos, beatnicks, hípsters, etc) y los identificó con la juventud: rebeldía, originalidad, pasión, amor. Pero, ¿qué pasaría si un movimiento así tuviera poder, auténtico poder? Con esta sencilla premisa, Joe Simon comenzó a escribir la epopeya de Prez, el chico presidente.

En un mundo en el que nadie parece sorprenderse de que alguien tenga por cabeza un smiley gigante, es muy probable que el hombre símbolo en cuestión se convierta en el príncipe de ese mundo. El príncipe de este mundo es el Jefe Smiley. Hablaremos de eso más abajo. De momento, solo sabemos que el Jefe Smiley vive en una ciudad repleta de basura, y que sobre la mesa de su despacho tiene una foto dedicada por un tal Adolf H. En un mundo en el que nadie parece sorprenderse de que alguien tenga por cabeza un smiley gigante, es muy posible que los jóvenes puedan reducir la edad necesaria para presentarse a la presidencia a 18.

Cuando Smiley se entera de esto, se preocupa enormemente y viaja hasta el barco de su Goebbels particular. Este último le recomienda integrar las nuevas fuerzas alternativas dentro de los engranajes del poder (Naomi Klein construiría uno de los pasajes más inquietantes de No Logo en base a esto). De ahí que Prez se convierta en presidente. Otra comparación fascista. Prez llama la atención de Smiley después de arreglar todos los relojes de Steadfast. Mussolini prometió a los italianos que conseguiría que todos los trenes llegaran a su hora.

Prez es un joven inocente, pero por fortuna no está solo. Su encuentro con un joven jefe piel roja (que a la postre, en un loco giro del guion, acabará convirtiéndose en jefe del FBI) le hará replantearse sus creencias. Resulta sumamente revelador que su nuevo indio le aconseje con una cita bíblica de Juan 8,31: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Prez, por si no había quedado claro, es una figura mesiánica, un hombre que tiene la pretensión de ser puro abismo.

Es paradójico que el Prez propuesto por Joe Simon sea mucho más tridimensional que el Prez posterior propuesto por Neil Gaiman. Prez está lejos de ser un hippie arquetípico. Es inocente e inexperimentado, se enfada con facilidad, pierde la compostura y no le tiembla el pulso a la hora de aplicar la guerra sucia contra sus adversarios. No es algo nuevo. En Mateo 10, 34 Jesucristo dice: “No he venido a traer paz, sí no espada.” Si se piensa con detenimiento se verá que esta mentalidad es muy propia de un país que, sin realeza, tiende a idolatrar a sus mejores líderes, figurándolos como modernos príncipes guerreros.

Bobby Fisher solía decir que el ajedrez es la vida. En 1972 tuvo lugar el “encuentro del siglo” entre Boris Spassky y Bobby Fischer. Ese encuentro trasladó las tensiones de la guerra fría a un tablero de ajedrez. En realidad, fue la culminación de una escalada táctica y política que llevaba cociéndose unos veinte años. La Unión Soviética al completo se enfangó en esta particular guerra. Bobby Fischer luchó a solas. Bobby Fischer llevaba dos décadas tocándole las narices al oso soviético. En 1960, empató con el campeón del mundo Mijail Tal y le espetó un soberbio “no juega usted mal”. En 1962, en la Habana, empató con Boris Spassky. Desde 1962 hasta 1972, Bobby Fischer ganó todos los encuentros internacionales a los que se presentó, incluido el “encuentro del siglo”. La Unión Soviética dominó el ajedrez mundial desde 1945 hasta 1992, con la excepción del paréntesis Fischer. El “paréntesis Fischer” era un insulto para los comunistas, que se vanagloriaban de su superioridad intelectual y científica. La actitud insolente y rebelde de Fischer le convirtió en un villano en la URSS y en una especie de héroe en EE.UU. Prez #2 se publicó en Noviembre de 1973. Bobby Fischer era judío. Joe Simón era judío. Jesucristo era judío. Prez, aunque no se explicite en el cómic, probablemente era judío. Fischer significa “pescador”. En Mateo 4, 13 Jesucristo dice: “Id y os haré pescadores de hombres”. La epopeya de Prez es una revisión y una actualización del mito semítico por excelencia. Desde esta perspectiva, quizás no debería sorprendernos que Simon dedique el segundo número de Prez a Bobby Fischer. Como no podía ser de otra manera, el Fischer de Simon se plasma de una manera muy particular, al más puro estilo silver age. Fischerman (el Fischer de Simon) lleva capa y una torre de ajedrez por sombrero. Está desquiciado, babea y le obsesiona por encima de todo el dinero. A Prez le encantaría jugar un par de partidas con él, pero sus deberes como presidente se lo impiden. La rival de Fischerman es una especie de princesa guerrera vestida al estilo sado. Ambos se enfrentan en una excéntrica partida de ajedrez en vivo. Fisherman rompe abruptamente la partida alegando que los soviéticos están dirigiendo rayos extraños hacía su cabeza. Bobby Fisher casi abandona “el encuentro del siglo” alegando que los soviéticos estaban haciendo trampas. Henry Kissinger tuvo que llamar a Fischer y convencerle de que volviera a la partida. En el mundo de Prez, los soviéticos invaden la ciudad con una especie de robots sobre ruedas. En el mundo real, Bobby Fischer derrotó a Spassky y después desapareció. Trabajó pegando carteles antisemitas en los coches. Trabajó como DJ en una radio filipina. Se enamoró y tuvo un hijo. Volvió a enfrentarse a Spassky en 1992, en Yugoslavia, a pesar de que EE.UU se lo había prohibido. Ganó. Se convirtió en un prófugo. Murió con 64 años, y los tableros de ajedrez cuentan con 64 fichas.

Bobby Fischer.

El tercer número de Prez versa sobre el control de armas. Un ejército formado y vestido como el Ejercito Continental de la Guerra de la Independencia ataca Washington después de que Prez anuncie sus planes para prohibir la tenencia y el uso de armas. Los miembros del ejército continental recibían el nombre de Minutemen. Eran con frecuencia colonos sin adiestramiento militar que aplicaban justicia por su propia cuenta y riesgo. Eran vigilantes. Eran protofascistas. En Watchmen, el grupo de superhéroes de los años 40 recibió el nombre de Minuten en referencia a este hecho. En la actualidad, los patrulleros que recorren la frontera entre EE.UU y México persiguiendo inmigrantes reciben el nombre de minutemen. Hombres del minuto.

No parece probable que Joe Simon y Jerry Grandenetti fueran conscientes de ello, pero lo cierto es que sus números de Prez contienen algunas píldoras de post-modernidad pura. Al final del primer número, Prez se dirige directamente a los lectores, invitándoles a leer el siguiente número. Al principio del tercer número, el título se dibuja mediante enormes letras esculpidas en la ladera de una montaña. En las siguiente viñetas, mientras el villano de la función habla, podemos ver esas letras grabadas en el macizo rocoso que se vislumbra más allá de una ventana.

Nadie le había dado pandereta en esta fiesta, pero Drácula no podía faltar. Prez concluyó su andadura original en el número 4, alcanzando deliciosos niveles de excentricidad. La historia comienza cuando El Hombre Lobo (en mayúsculas) llega volando hasta la casa blanca en un avión con forma de murciélago, presentándose como embajador del Conde Drácula. Trae un pequeño maletín con forma de ataúd que deja abandonado en el despacho de Prez. Se ve que este último no ha leído la novela de Bram Stoker, porque no se le ocurre que cierto noble demoníaco puede viajar dentro. Pero para caber dentro del pequeño maletín, Dracula se ha tenido que amputar las piernas, y ahora se desplaza en una pequeña plataforma con ruedas. Como lo oyen.

El múmero 5 de Prez jamás llego a publicarse, pero por fortuna, en las planchas originales en blanco y negro, podemos leer las aventuras de Prez enfrentándose a otro villano de excepción: El flautista de Hamelín. Prez coprotagonizó una aventura intrascendente junto a Supergirl y después desapareció.

Joe Simon se reunió una vez más con Jerry Grandenetti para crear Green Boys. Joe Simon se reunió una vez más con Jack Kirby para crear una nueva encarnación de The Sandman. Joe Simon desapareció del mapa. Cayó en el anonimato. Fue arrastrado por las grandes fuerzas de la historia del comic. Murió el 14 de Diciembre de 2011.

El príncipe de este mundo

¿Quién es el Jefe Smiley? Está pregunta me ha fascinado desde que vi por primera vez su redonda cara en El chico de oro, la historia de The Sandman dedicada a la figura de Prez. El Jefe Smiley era el príncipe de este mundo, nos dice Neil Gaiman. Quizás debería bastarnos solo con eso. Pero las grandes historias no dan respuestas. Solo platean preguntas. Y es nuestra obligación responderlas. Así pues, ¿quién es el Jefe Smiley?

El princípe de este mundo.

Vuelvo a la frase anterior: El Jefe Smiley era el príncipe de este mundo. En Juan 12:31 se dice en referencia a Satanás: “Ahora es tiempo de juicio sobre este mundo; ahora el príncipe de este mundo será expulsado.” Como Satanás, El Jefe Smiley lleva a Prez al desierto para ofrecerle todas las ciudades de América. Prez es obviamente una referencia a Jesucristo. No obstante, quedarnos en este nivel de lectura sería simplemente vago. Hacia el final de la historia Prez le pregunta a El jefe Smiley si es Dios o el diablo. “Solo soy El Jefe Smiley” responde su redonda cara. Así pues, ¿quién es El Jefe Smiley?

En la historia se deja caer (o se dice de manera explícita) que El Jefe Smiley es el poder en la sombra detrás del gobierno de EE.UU. En ese sentido, la analogía con las fuerzas del capitalismo también es clara. Pero esto tampoco completa el puzle. Así pues, ¿quién es El Jefe Smiley?

Especulo a menudo con que el motivo que llevo a Gaiman a escribir esta historia fue la naturaleza de El Jefe Smiley, un concepto que en cierto modo ya estaba presente en las historias originales de Joe Simon. En el universo hippiesco creado por Simon el mayor objeto de veneración es el smiley, la carita sonriente y omnipresente. Más allá de que su aspecto sea una metáfora evidente de la dualidad de cualquier político que se precie, El Jefe Smiley es lo que ocurre cuando los seres humanos adoran algo sin ser conscientes de que lo están adorando. Como cualquier dios en cualquier época en cualquier país, el smiley es una idea que empieza vivir, a tomar cuerpo, a llenarse de maldad y anhelos de poder. Una idea que está más allá del control de los hombres que la han creado. Es este un concepto presente en todas y cada una de las fábulas de Gaiman.

La tensión que se produce entre una idea que toma cuerpo y el mundo que la acoge o la rechaza y que se ve transformado por ella es tema y una consecuencia obvia del punto de vista gaimaniano. Un punto de vista, por cierto, heredado de la tradición griega clásica. La archiconocida teoría de Platón según la cual los objetos, los hombres y las cosas existen de forma perfecta y completa en un plano de existencia más elevado (un plano “ideal”) y se manifiestan de forma imperfecta en el mundo visible articula la epopeya de Prez.

A nivel gráfico, Michael Allred representa la teoría platónica de forma estremecedoramente bella. Mientras que en el mundo “real” la cara de El jefe Smiley es imperfecta, sórdida y arrugada, en el mundo “ideal” es un Smiley perfecto, redondo y plano. Mientras que en el mundo “real” Prez envejece y sufre los estragos del tiempo, en el mundo “ideal”, Prez sigue siendo (y siempre será) el eterno jovencito de oro.

El mundo ideal.

De acuerdo. Así que El jefe Smiley es el príncipe de este mundo, pero no es el diablo. Tampoco es Dios. El jefe Smiley es el espíritu del capitalismo. El jefe Smiley es una idea que ha tomado conciencia de si misma. El jefe Smiley es El jefe Smiley. Pero, ¿quién es Prez? Mejor dicho, ¿quién cree Neil Gaiman que es Prez?

Antes de cruzar el umbral de los mundos y partir en busca de otras Américas, Prez cuenta la historia de su reloj. Pertenecía a su padre, y durante seis meses Prez trabajó como repartidor de periódicos para poder comprar un kit de reparación de relojes de segunda mano. Prez montó y desmontó el reloj cientos de veces antes de hacerlo funcionar. El reloj de Prez es para Prez un símbolo de tiempos mejores. Prez es un símbolo de tiempos mejores. Prez es otra idea que ha escapado del control de los hombres. Prez es la encarnación de la fuerza de las ideas que se niegan a corromperse. Prez dice: “Si encuentras un reloj roto en medio del desierto, no supones que se ha creado por casualidad. Supones que hay un relojero, y entonces coges el reloj y lo arreglas”. Prez es el hijo del relojero.

Huele como un presidente adolescente

El adolescente norteamericano de los 90 era un tipo de adolescente muy diferente al tipo de adolescentes que le precedieron. El padre de Prez, el relojero, si suponemos que era un hombre, perteneció a la generación de idealistas norteamericanos que lucharon en Sicilia, Francia y en las playas del Pacifico. Prez perteneció a la generación de jóvenes rebeldes que lucharon contra su propio gobierno y contra un país que arrastraba consigo toda clase de contradicciones. Prez Jr. pertenece a una generación de adolescentes que no tenían nada por lo que luchar. Mejor dicho, a una generación de adolescentes que habían sido educados bajo la premisa de que el mundo se iba a acabar mañana. El mundo siguió girando, y esos adolescentes descubrieron que lo que se había acabado era el futuro.

Kurt Cobain fue el mesías de esta nueva era. Glenn Miller luchó en la 2ª Guerra Mundial. Elvis sirvió en el ejército. John Lennon se marchó a la India y fue perseguido por la administración Nixon. Kurt Cobain tenía problemas de otra índole. Nunca pudo superar el divorcio de sus padres. Nunca pudo superar su carácter depresivo. Nunca pudo superar su adicción a las drogas. Prez Jr es el sosías de Kurt Cobain.

Prez Jr es el hijo de Prez, el presidente adolescente. Al igual que Kobain, Prez Jr. tiene serios problemas de autoestima debido a la falta de una figura paterna estable. Al igual que Kobain, Prez Jr. tiene un grupo de rock. Al igual que Kobain, Prez Jr. es alcohólico. Al igual que Kobain, Prez Jr. tiene un carácter nihilista y autodestructivo. En lugar de convertirse en una estrella del rock como Kobain, Prez Jr. atravesará América para encontrar a su padre. En su camino se encontrará con pelirrojas obsesionadas con asesinos en serie, cutres museos de carretera, hippies locos y una verdad profunda.

Está historia esta escrita por Ed Brubaker e ilustrada por Eric Shanower. Aunque ambos habían sido nominados al Eisner por Detour, todavía faltaban unos cuantos años para que alcanzaran el estrellado por separado. Esta historia es el último capítulo de la epopeya de Prez. Merece la pena considerar las tres visiones que tres autores tan diferentes como Joe Simon, Neil Gaiman y Ed Brubaker tienen acerca del mito. Ellos nos ilustraran acerca de tres visiones religiosas que han gobernado EE.UU a lo largo del s.XX.

Simon es un judío nacido en los EE.UU de principios de siglo. Gaiman es un inglés nacido en los 60. Brubaker es un americano nacido en los 60. La visión de Simon es puramente mesiánica. Se articula en torno a una figura salvadora proveniente de un mundo que está “más allá”. La visión de Gaiman es puramente postmoderna. Se articula en torno al poder que la idea mesiánica tiene sobre nosotros. La visión de Brubaker es puramente realista. Se articula en torno a un mundo donde las figuras mesiánicas han desaparecido.

En el mundo de Brubaker, la única manera de acceder a aquello que está “más allá” son los estados de conciencia alterados. El único país donde puede producirse un cambio es el país del interior. Los dioses caminaban entre nosotros para Simon. Para Gaiman, los dioses habían sido desterrados a la esfera de lo ideal. Para Brubaker, los dioses están muertos, enterrados demasiado lejos o demasiado dentro como para que podamos comunicarnos con ellos.

Aquí acaba la epopeya de Prez, el chico presidente.

El chico de oro

¿O quizás no?

Delmore Schwartz dijo que el tiempo es la escuela en la que aprendemos y el fuego en el que ardemos. Se le olvidó añadir que el fuego, como el tiempo, nunca se apaga. Todas las generaciones llevan fuego dentro. ¿Qué puede decirle Prez a mi generación, la generación “millennial”?

Mark Russell resucitó a Prez a mediados de esta década. Resucitó a Prez y lo convirtió en una chica inmersa en un mundo dominado por las redes sociales y las mega-corporaciones capaces de actuar a escala planetaria. Resucitó a Prez y articulo en ella el espíritu de estos tiempos y de este mundo. Un mundo sin dioses entre los hombres, sin dioses que hablaran por medio de ideas, sin dioses desterrados. Un mundo en el que ya no existía ni siquiera el recuerdo de un dios. Resucitó a Prez y lo integró en la generación millenial.

Resucitó a Prez y nos recordó lo que somos. Jóvenes arrastrados a la vorágine de un mundo capaz de alcanzar grados de deshumanización impensables. Jóvenes neuróticos, depresivos, fatigados y fatigosos, caprichosos e indolentes…pero todavía capaces de amar. Capaces de creer que la fuerza de la juventud puede cambiar las cosas.



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