Javier Vázquez Delgado recomienda: Clase Letal 5: Carrusel

Edición original: Deadly Class #’s 22-26 USA, Image Comics.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guion: Rick Remender.
Dibujo: Wes Craig.
Color: Jordan Boyd.
Rotulación: Rus Wooton.
Formato: Rústica.
Precio: 16,50 €.

¿Se puede sobrevivir estando solo? En la vida casi siempre hace falta un hombro en el que asirsede vez en cuando, dos manos sobre las que apoyar el pie para coger más impulso y una espalda contra la que pegar la tuya cuando los peligros llegan por todas partes. No hay mayor fortaleza que contar con alguien a tu lado cuando combates, alguien por quien darlo todo y vender tu pellejo más caro aún si cabe. Alguien en quien poder confiar. Sin embargo, no son pocos los que creen que las emociones son lastres, vulnerabilidades que más tarde o más temprano alguien acaba explotando para llegar hasta tu interior y hacerte daño. La máxima es no involucrarse, porque involucrarse lleva a bajar la guardia, y bajar la guardia lleva irremediablemente a que te alcancen en el corazón. Porque no se puede confiar en nadie, y mucho menos en un asesino.

Sigue adelante nuestra cobertura de Clase Letal, esa serie donde las navajas están becadas y los exámenes finales solo tienen una convocatoria si no quieres alimentar a los gusanos del jardín de la escuela. Todavía estamos recuperándonos de la bacanal de violencia y frenesí del volumen anterior, donde los finales de los alumnos de primer año desembocaron en una cacería sin tregua de “ratas”, alumnos sin recursos acogidos por Kings Dominion debido a sus circunstancias excepcionales. Una lucha sin cuartel que nos dejó sin aliento, con una enorme lista de bajas entre las filas de nuestros personajes favoritos y unas últimas páginas que nos quitaron el aliento. Pero este tren no se puede detener, y Rick Remender y Wes Craig lo saben muy bien. La guerra por sobrevivir continúa, y parece que Kings Dominions aún no nos ha dado más que una pequeña parte de todo lo que tiene para ofrecernos.

Carrusel es el título con el que este quinto volumen abre un nuevo arco que tiene cierto aroma a reinicio, a nuevo punto de partida tras los eventos mencionados del tomo anterior. Ya en la propia portada podemos ver un resumen del leitmotiv de su historia: Saya sobre los restos de la funesta cacería. Aquella que le hizo cruzar las líneas que no quería, pero que debía atravesar para mantenerse fiel a su filosofía y a su promesa: no atarse, no comprometerse, seguir adelante, sobrevivir. La alumna más destacada de Kings Dominion debe asumir su sino a la vez que, con una nueva hornada de estudiantes de primer año recién llegados, se ve obligada a custodiar a una nueva pupila, una muy diferente al resto de estudiantes y que le obligará a confraternizar de nuevo con un grupo de rookies que buscan su lugar en la escuela.

Veréis, creo que estoy enamorado. Comencé Clase Letal ya inclinado hacia que me gustase, profundamente enganchado a Ciencia Oscura y esperando lo máximo de su guionista en su otra serie más famosa. Y sí, me gustó, pero llega un nuevo tomo y le digo a todos mis conocidos: “tienes que leer esto”. Y entonces llega un nuevo tomo, y lo excepcional del anterior queda eclipsado por un nuevo salto absolutamente empapado en calidad. Clase Letal es para mí un flechazo, y parece que este idilio aún tiene cuerda para rato.

Como comentaba, tras el espectacular y asfixiante volumen anterior, Remender vuelve a frenar por completo y a darle una suerte de reseteo a su trama, asumiendo el comienzo del nuevo curso y la llegada de nuevos estudiantes como un nuevo punto de partida desde el que empezar a pisar poco a poco el acelerador mientras nos vamos poniendo al día con el nuevo statu quo de Kings Dominion, el reparto del poder derivado de los finales, y poniéndole un enorme foco encima a uno de los personajes más importantes de la serie sobre el que aún no había depositado las riendas. Hablamos de Saya, uno de los pesos pesados del elenco de la serie de la que por fin comenzaremos a recibir ciertos esbozos de su pasado, entre los que se encuentra un simpático muchacho llamado Kenji, al que podemos augurar que veremos mucho más de aquí en adelante.

Pero la letal japonesa con katana no es nuestro único centro para la historia. La hornada de nuevos estudiantes nos trae a tres nuevas caras, las de Quand, Helmut y Zenzele, que cobran un protagonismo importante con especial detalle en esta última, un personaje que despierta un gran interés al salirse por completo del perfil común de alumno de la escuela. Unos valores distintos y una meta distinta, que prometen hacer de ella un nuevo personaje a seguir. Aunque la verdad sea dicha, los personajes interesantes no son algo de lo que haya escaseado Clase Letal. Si bien podría haberlo destacado en cualquier otro tomo, es especialmente palpable en este la tremendísima calidad que tiene su guionista para crear y presentar a nuevos personajes con una personalidad tan arrolladora que tras la masacre de las ratas y en tan solo un par de números nos encontramos de nuevo prendados por un nuevo repartor completamente nuevo. Una nada sencilla labor que guionista y dibujante consiguen no solo con su gran capacidad para conceder a sus personajes rasgos definitorios y singulares, sino con unas interacciones que van más allá de la acción. Unas escenas de convivencia magníficas, como esa fantástica partida de D&D, en las que Remender desnuda a sus chavales asesinos para mostrárnoslos en su lado más vulnerable y más chabacano. Y nunca, nunca se olvida de ninguno de ellos. Es una labor colosal.

Y cuando ya creíamos que podíamos relajarnos un poco, el guionista mete quinta y surfeando sobre un nuevo trabajo colosal de Wes Craig, nos mete de lleno en un nuevo nudo en el que todo explota y la acción y la intriga vuelven a ser la portada principal. Uno tiene la sensación con esta serie de que nunca se puede relajar, y que toda subtrama que se deja entrever en un número está diseñada para salir disparada como un cohete al siguiente. Aquí no hay (al menos por el momento) una promesa de que va a pasar algo gordo que se vaya orquestando con calma y cuidado.Tan pronto estás enfrascado en el paleto Fuckface como en el Cártel como en los Kuroki. Todo va rapidísimo, pero en un buen sentido de la palabra, porque siempre hay algo nuevo a la vuelta de la esquina. Y precisamente en este tomo lo que encontramos detrás de la última esquina es un número final que funciona como prólogo del próximo arco y que puedo catalogar como uno de los mejores números de lo que va de serie. Cualquier detalle más sería spoiler.

Que estoy prendado de esta serie es un hecho, y si en algo no ayudan sus creadores es en rebajarme las expectativas con semejantes finales argumentales. Si digo que no podéis perderos el próximo volumen parecería que me estoy repitiendo en cada nueva reseña, pero es que damas y caballeros, no podéis perdéroslo.



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