Javier Vázquez Delgado recomienda: Flash #32-34-35
Edición original: The Flash núms. 62-63 / 66-69 USA, The Flash Annual núm. 2 USA (One-shot).
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Joshua Williamson.
Dibujo: Christian Duce, Minkyu Jung, Scott Kolins.
Entintado:Christian Duce, Minkyu Jung, Scott Kolins.
Color: Luis Guerrero.
Formato: Grapa, 48-80 págs. A color.
Precio: 3,50 / 6,25 euros.
Nos saltamos un número a la hora de poner al día la serie de Flash, pero porque fue ya adecuadamente reseñado en El Precio, el cruce que mantuvo con Batman a la hora de analizar las consecuencias de los acontecimientos de Héroes en Crisis. Y es por ello que ahora es necesario dar un paso más para ver que ofrece esta serie que se encamina hacía el que puede ser el arco argumental más importante desde que se empezó a publicar en Renacimiento. Pero todo llegará y se hablará de ese Año Uno, recién acabado de publicar en España, centrando la atención en unos números en los que acaba la trama de las nuevas Fuerzas y arranca un arco con Trickster como protagonista absoluto de la función.
El cierre de la historia en la que Williamson da a conocer a las nuevas Fuerzas termina con el mismo interés que despertó durante su desarrollo. Hay un claro esfuerzo por intentar que todo sea relevante, pues queda claro que el guionista persigue que esta aportación acabe por tener consecuencias a medio plazo, pero durante la lectura del tramo final es imposible deshacerse de la sensación de que todo lo planteado está muy forzado y que acabará quedando en el olvido tan pronto como Williamson ceda el testigo de la serie a otro guionista. Tanto se nota el empeño que se termina con una potente revelación relacionada con un villano del protagonista, algo que deja en evidencia lo mucho que tensa de manera artificial una historia que no acaba de funcionar de manera orgánica.
Una vez abandonada esta historia, le llega el turno al anual de la serie, ilustrado por un Scott Kolins nefasto, que aplasta bajo su estilo caduco y desganado, la labor de Williamson en un anual que resulta interesante por varios motivos. El primero es por la aparición de Impulso (actualmente en Young Justice) que es reintroducido, a la espera de la adecuada explicación sobre su regreso, en el Universo DC de Renacimiento. El segundo motivo es que en este anual se da cancha a explorar las consecuencias de lo narrado en Héroes en Crisis y Williamson lo aprovecha para reflejar como procesan el duelo los diferentes velocistas y secundarios, que pueblan la serie. Un número que logra emocionar y sirve como puerta de entrada de un nuevo villano en la sombra y una subtrama que podría resultar muy importante en un futuro cercano.
Y tras dejar el número 32 de ECC, se entra de lleno en dos números, 34-35, en los que atención del guionista se centra en uno de los villanos más importantes de Flash, pero que busca dignificarlo, pues sus últimas aportaciones no habían sido especialmente relevantes y era necesario matizar más y mejor al villano conocido como Trickster, al de siempre.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que Geoff Johns firmara una de las mejores etapas del velocista escarlata, en la que centró su atención en los villanos como fuente natural de conflicto y sobre todo a la hora de añadir nuevos matices a su personalidad, con historias enteras dedicadas a profundizar en el pasado personal de cada uno de ellos. Williamson, recupera ese espíritu para arrancar este arco con un número en el que Flash no aparece, pero si lo hace James Jesse, el Trickster original, que narra su infancia traumática en el circo, castrado por unos padres disfuncionales.
En esta historia se tiene la sensación placentera de haber leído algo relevante. El guionista juega con los recursos más clásicos y construye el relato sobre varios clichés que sabe usar con bastante acierto. Sin embargo, una vez terminada no se puede uno olvidar de lo manida y comodona que es la historia, dibujando un relato típico y sin apenas atisbo de originalidad alrededor de la figura de James. Y, sin embargo, funciona bien, al resultar un agradable cambio de registro que sirve como preámbulo a la trama en la que James Jesse es el villano protagonista en un ataque masivo a la ciudad de Central City.
Lo que empieza bien, se desarrolla con poca picardía y denota que Williamson busca hacer grande al que parece el villano más insulso de Flash. Es inevitable no poder recordar la historia de Rucka con el Sombrerero Loco en Batman, demostrando que no hay villanos malos, sino escritores con o sin talento. En el caso de Flash, Williamson, se queda a medio camino por desarrollar una trama dependiente de sus propios añadidos anteriores, las Fuerzas, en la que todo queda deslucido por un más que previsible final.
Si el trabajo desarrollado por Wiliamson resulta débil y poco trabajado globalmente no es solo por su propia aportación, sino que se ve reforzado por un Kolins que resulta complicado de ver. Su estilo, estancado, rígido, plano, sin apenas valores que puedan rescatarse, es una losa que aplasta del todo a la historia. No hay épica, no hay espectacularidad, no hay innovación, no hay narrativa efectiva… todo es una larga secuencia de viñetas que aburren en lo visual y hunden las pocas cosas rescatables de Williamson.
Sin duda estamos ante el momento más bajo de la serie. Si en los anteriores números con la introducción de las Fuerzas, la historia ya empezaba a hacer aguas, estos números vienen a confirmar que es necesario un cambio, cambio que podría llegar con Año Uno y la llegada de un Porter en estado de gracia. Y no debemos olvidar que después regresa en gran Rafa Sandoval, así que depositemos la esperanza en lo que está por venir, pasemos por encima de este bache y centremos la atención en el futuro.
NOTA FINAL: Una reseña complicada por mi amor al personaje, pero donde ha de imperar el sentido común a la hora de abordarla. Os pido perdón si no he logrado ser del todo imparcial.
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