Javier Vázquez Delgado recomienda: Isla de perros
Edición original: Kodansha
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: MOCHIZUKI Minetarô
Dibujo: MOCHIZUKI Minetarô
Formato:Flexibook con sobrecubierta. 80 páginas
Precio: 9,95€
Wes Anderson es un director de cine cuyo inconfundible estilo le ha granjeado una fiel legión de seguidores, a la par que una horda de furibundos detractores. Sus recurrentes temáticos y sus actores y actrices fetiche lo han acompañado durante toda su filmografía, donde destacan obras como La vida acuática con Steve Zissou, Fantastic Mr. Fox, Moonrise Kingdom o El gran hotel Budapest. En 2018 estrenó Isla de perros, su último largometraje hasta la fecha.
El argumento de esta película nos sitúa en Megasaki City, una urbe japonesa en la que se desató un brote de gripe canina y, para evitar el contagio de la población, el alcalde, Kenji Kobayashi, declaró el estado de emergencia y envió a todos los perros de la ciudad a Isla Vertedero, abandonándolos a su suerte. Spots, el perro guardián de Atari Kobayashi, sobrino huérfano y heredero del alcalde, fue el primer perro en ser deportado y puesto en cuarentena. Mientras tanto, el profesor Watanabe, científico que se opone a la decisión del alcalde Kobayashi, trata de hallar una cura a la gripe canina.
Atari, afligido por la pérdida de su fiel compañero, decide volar en una avioneta hasta Isla Vertedero para rescatarlo y llevarlo consigo de vuelta a la ciudad. Tras un aparatoso aterrizaje en el que sufre considerables heridas, conoce a una manada de perros formada por Rex, King, Boss, Duke y Chief. Todos mostrarán disposición por ayudar al humano y seguir sus órdenes, excepto el último, un perro callejero que no tiene en gran estima a las personas, pero al que la presión del resto del grupo obligará a ayudar a Atari en su búsqueda. La cinta de Anderson era una muestra de la profunda relación que puede surgir entre los humanos y sus mascotas, lo importantes que estos pueden llegar a ser para nosotros, las consecuencias de las políticas del miedo y el desastre ecológico, todo ello adornado con una animación muy atractiva, sus habituales artificios y secuencias muy inspiradas.
Dada la presencia que tiene Japón en esta historia, parecía claro que, si se quería trasladar a las viñetas, el manga era una opción más que coherente. El encargado fue MOCHIZUKI Minetarô, un guionista y dibujante que ha sufrido una interesante evolución a lo largo de su carrera y cuyos últimos trabajos lo aproximan mucho a la figura de Anderson, por su marcado componente autoral, el desarrollo de un estilo muy personal y la importante presencia de la dimensión visual de su obra, cuyos títulos más importantes se han publicado en nuestro país.
Descubrimos a este autor con Dragon Head, mítico manga que combinaba la lucha por la supervivencia tras un accidente de tren y el terror, publicado por la extinta Glénat y cuya reedición inició Planeta Cómic el año pasado. La misma editorial se encargó también de traernos La mujer de la habitación oscura, otro manga de terror y Maiwai, una historia moderna de piratas. Tras una larga ausencia en nuestro mercado, ECC Ediciones publicó en el año 2016 Chiisakobee, un drama costumbrista en el que el autor daba muestras de haber alcanzado un nuevo estado de madurez.
Teniendo en cuenta estos interesantes precedentes y la buena factura del material a trasladar al papel, la adaptación de esta película era para quien escribe estas líneas una apuesta sobre seguro. Sin embargo, resulta fallida, tanto en su faceta de adaptación como si nos olvidamos de la obra original y es leída como una obra independiente, aunque esto no quiere decir que se trate de un mal trabajo en su totalidad o que carezca totalmente de interés.
Mochizuki se excede al comprimir la trama de la película, dando la sensación durante toda la lectura de tener un desarrollo demasiado apresurado, que simplifica en exceso la historia original, perdiendo por el camino muchísimos de los detalles que la engrandecen. Las interacciones entre Atari y los perros son mucho más directas, perdiéndose toda la resistencia ofrecida por Chief a someterse a un humano y perder su libertad, además de que las conexiones emocionales entre seres humanos y perros son mucho más superficiales. Como consecuencia del paso de un medio a otro, también se pierde el interesante uso de la música que hace el director americano o la contraposición de lenguas entre el inglés, hablado por los perros y algunos humanos, y el japonés, utilizado por los habitantes de Megasaki City, que hace necesario recurrir al lenguaje corporal y la expresión de las emociones. El mangaka finaliza la historia con un desenlace anticlimático y apresurado, debiendo recurrir a un Deus Ex Machina muy forzado que deja mal sabor de boca.
El contraste visual que se produce con la película de animación es otro aspecto donde esta adaptación flaquea, ya que el apabullante trabajo en stop motion se pierde por el camino, como no puede ser de otra manera, para dar paso a un dibujo frío, quedando en tierra de nadie entre el estilo de Mochizuki y el diseño de los personajes de la obra original. A pesar de que cuenta con algunos hallazgos gráficos ocasionales y una dinámica narrativa secuencial, en líneas generales es un trabajo menos cuidado de lo que este autor nos tiene acostumbrados, perdiendo incluso el componente post apocalíptico de Isla Vertedero, al dedicar poco esfuerzo al dibujo de los escenarios. Sin que pueda ser tildado de ser un mal dibujo, la obra no deja buen sabor de boca tampoco en el aspecto artístico, ya que convertirse en un manga demasiado impersonal y menos cuidado que sus precedentes se convierte en un peaje demasiado caro.
La edición de este manga corre a cargo de ECC Ediciones, que continúa ampliando su catálogo con obras de corte underground. Se trata de un tomo en formato A5 (145×210 mm), con la encuadernación en flexibook, por la que apuestan cada vez más, acompañada de las típicas sobrecubiertas a un precio de 9,95 euros. Es una edición correcta, aunque carece de páginas a color o cualquier otro detalle, pero no se trata de una obra que merezca un formato más destacado que el tomo estándar y su precio resulta a todas luces desorbitado, teniendo en cuenta que solamente tiene 72 páginas de historia, que no dan más para más que unos minutos de lectura.
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