Javier Vázquez Delgado recomienda: Las 10 claves de Historia del universo Marvel 2

En esta serie de artículos elegimos 10 cuestiones o “claves” que nos han surgido tras la lectura de cada número de Historia del universo Marvel, la fantástica miniserie elaborada por Mark Waid, Javier Rodríguez y Álvaro López en la que se repasa la historia de este cosmos de ficción desde su creación hasta el momento mismo de su final. Lo que tienes a continuación no es una reseña ni un repaso enciclopédico viñeta a viñeta sobre los acontecimientos narrados en estos cómics. Nuestra intención no es anotar la colección ni extender la información que ofrecen sus páginas, sino llamar la atención sobre algunos aspectos destacados de cada entrega y reflexionar sobre ellos. Con esto no pretendemos presumir de nuestro vasto conocimiento ni ejercer como material de consulta, sino dirigir la atención del lector hacia algunos temas relevantes e invitarle a seguir planteándose preguntas por su cuenta. Creemos, en definitiva, que cada una de las claves que seleccionamos en estos artículos es un tema sobre el que merece la pena pensar.

En nuestra entrega inicial presentamos nuestras 10 claves del primer número de Historia del universo Marvel. Hoy por tanto nos toca abordar el segundo número, del que hemos extraído otras 10 nuevas claves que pasamos a comentar en los siguientes párrafos.


Destino y Mística: un amor que trasciende el tiempo

A principios del siglo XX, dos mujeres mutantes llamadas Irene Adler y Raven Darkhölme se embarcaron en una búsqueda de riqueza e influencia usando los nombres Destino y Mística. Los poderes precognitivos de Destino les permitían conocer el futuro, así que trataron por todos los medios de usar ese conocimiento en su beneficio. Su carrera pronto daría un giro oscuro que las convertiría en criminales, pero los años no hicieron más que fortalecer el amor que las unía. Atrapada en la trampa de su propia visión del futuro, Destino acabaría muriendo, lo que dejó un vacío imposible de llenar en el corazón de Mística. Con el tiempo, Mística también acabaría muriendo. Toda la raza mutante acabaría muriendo. Incluso la Tierra acabaría muriendo. Miles de millones de años después, durante los últimos instantes de vida del universo, una antigua deidad cósmica devoradora de mundos aún recuerda la historia de amor de Destino y Mística. Galactus le narra esta historia al último superviviente de la creación y, de esta forma, su recuerdo perdurará tras la muerte térmica del universo y pervivirá en el nuevo cosmos que está a punto de nacer. El romance entre Destino y Mística acabará trascendiendo el tiempo. Será, en efecto, eterno.

El segundo número de Historia del Universo Marvel comienza de una forma aparentemente mundana con el origen de Destino y Mística, pero en realidad esas viñetas son muy especiales. El romance entre estas dos mujeres ha sido un secreto a voces para los lectores de la franquicia mutante desde los tiempos de Chris Claremont, pero muy pocas veces se ha mostrado de forma tan explícita y con tanta naturalidad. De hecho, quizá esta sea la primera vez. En los tiempos de Claremont, su relación tenía que inferirse a través del subtexto y de pequeñas sutilezas. Por ejemplo, la segunda historia del Marvel Fanfare #40 USA de 1988 nos mostraba a Destino acariciando la mano de Mística, pero ésta tenía que adquirir una forma masculina antes de poder bailar románticamente con su amante. Aquel fue el cómic que más cerca estuvo de desvelar su relación y ni siquiera llegaba a mostrar un beso entre ellas. Sin embargo, aquí estamos, en los últimos momentos de vida del universo, y resulta que Galactus aún recuerda el amor que unió a Destino y Mística miles de millones de años atrás. Javier Rodríguez y Álvaro López nos muestran un hermoso beso entre ellas cuando aún no habían comenzado su carrera criminal. Hay belleza, justicia y reivindicación en ese beso, pero también hay mucha tristeza. Esas miradas nostálgicas que Destino y Mística, ataviadas con las vestimentas que utilizarían en el futuro como miembros de la Hermandad de Mutantes Diabólicos, dirigen a sus yoes del pasado añaden un toque de drama. Como sabemos, su romance estaba destinado a la tragedia.

Pero lo importante aquí es que nuestro narrador, Galactus, recuerda su amor. Galactus sabe que ambas mujeres se amaron y que su romance es quizá la historia de amor LGBT+ más antigua del universo Marvel. Los tiempos de Claremont eran mucho menos tolerantes que los nuestros y por eso nunca se pudo hacer justicia a Destino y Mística, pero hoy sí se puede. Hoy su amor ha quedado grabado en piedra como una parte pequeña pero importante de la historia del universo Marvel.

Aventureros enmascarados y justicieros pulp

Una de las paradas inevitables antes de llegar al superhéroe moderno es la época de auge de la literatura pulp, que se produjo entre los años 20 y los años 30 del siglo pasado. Llamada así por el papel elaborado a partir de pulpa de madera, que era de baja calidad pero muy barato de producir, la literatura pulp supuso un estallido de imaginación dentro de la cultura popular. Títulos como Amazing Stories, Weird Tales, Startling Stories o Thrilling Wonder Stories inundaron el mercado. En este tipo de publicaciones, la ciencia ficción convivía con el western y las artes marciales. Las historias sobrenaturales compartían páginas con las historias de detectives y de viajes espaciales, propiciando así la mezcla de géneros. Precisamente de esa mezcla surgieron los primeros justicieros pulp como la Sombra, que combinaban aspectos del cómic de género negro con misterios sobrenaturales de origen exótico. Estos primeros aventureros enmascarados evolucionarían poco después en el superhéroe tal y como hoy lo conocemos.

El primer número de Historia del Universo Marvel se cerraba con un repaso a los vaqueros del universo Marvel y el segundo nos ofrece un pequeño vistazo a la época de los justicieros pulp de la Casa de las Ideas. Algunos de ellos provienen de la prehistoria de Marvel Comics, como es el caso del Ángel (cuya primera aparición data del Marvel Comics #1 USA publicado por Timely Comics en 1939). Sin embargo, la mayoría de ellos se introdujeron por retrocontinuidad, como el Puño de Hierro Orson Randall, la Confederación de los Curiosos y los Hombres Misteriosos. Estos personajes han tenido carreras tan breves que incluso llega a sorprender su inclusión en nuestra historia. Es cierto que Marvel cuenta con personajes como Dominic Fortune que conservan parte de la esencia de la época pulp, pero esa vertiente no parece haberse explorado mucho. ¿Es posible que el motivo se deba a la falta de tradición dentro de la propia editorial? Después de todo, Timely pasó rápidamente de la época de los aventureros enmascarados propios del pulp a la época de los héroes patrióticos como el Capitán América. La Distinguida Competencia puede establecer una conexión bastante directa entre los justicieros pulp y sus primeros superhéroes (pensemos en las muchas similitudes presentes entre la Sombra y Batman, por ejemplo), pero como veremos a continuación las raíces de Marvel se hunden en otros aspectos distintos del pulp.

Ciencia contra magia

El primer cómic de la editorial que más tarde sería conocida como la Casa de las Ideas fue el Marvel Comics #1 USA de 1939, en el que debutaron el androide llameante conocido como la Antorcha Humana, el Hombre Submarino, el Ángel (a quien ya mencionamos en el apartado anterior) y el Saqueador Enmascarado (personaje que vuelve a formar parte de la actualidad gracias al reciente Marvel Comics #1000). La icónica portada de aquel viejo cómic nos mostraba a la Antorcha Humana atravesando una cámara de metal acorazado mientras un hombre indefenso disparaba futilmente contra él. Esa imagen bien podría haber aparecido en la portada de cualquier publicación pulp de ciencia ficción, en las que las historias de robots que se volvían contra sus amos eran el pan de cada día. Quizá sea ahí donde debamos buscar las conexiones del universo Marvel con la literatura pulp, en la ciencia ficción… o más bien en la ficción científica, en la fantaciencia, pues en ese tipo de historias siempre ha habido mucha más fantasía que ciencia.

Se dice que el universo Marvel se sustenta sobre una base de ciencia ficción porque el origen de buena parte de sus personajes principales tiene cierto componente científico, con todos esos rayos cósmicos y esa radiación gamma. Seguramente Stan Lee y Jack Kirby no habrían sido capaces de explicar qué es en realidad un rayo gamma, pero ese es otro asunto. La intención de los padres del universo Marvel era fundamentar su cosmos de ficción sobre unos cimientos que aportasen cierta verosimilitud científica. El hecho es que en realidad estaban construyendo sobre los mismos cimientos que Carl Burgos había erigido en su historia de la Antorcha Humana original en Marvel Comics #1 USA; la historia de un hombre artificial que estallaba en llamas al verse expuesto al oxígeno de la atmósfera. En los cómics Marvel, la ciencia suele estar detrás tanto de la creación de monstruos y enemigos como del origen de los superhéroes. En un auténtico arrebato de genialidad, algunos personajes moldeados por esta fantaciencia eran tanto monstruos como héroes. La Antorcha Humana original tenía un poco de ambas cosas.

No obstante, el universo Marvel tiene otra vertiente distinta que conecta con otro tipo de historias pulp: las que se centraban en misterios sobrenaturales y las que exploraban los exóticos secretos de Oriente. Esta vertiente, muy relacionada con el Doctor Extraño de Steve Ditko, tiene mucho más que ver con la magia que con la ciencia. Dicha magia, además, tiene su origen en países lejanos y se aprende en santuarios ocultos. No está al alcance de cualquiera y sus practicantes suelen preferir el secretismo en lugar de la rimbombante presencia de los coloridos héroes fantacientíficos. Existe por tanto cierta tensión entre magia y ciencia en este cosmos de ficción y quizá por eso los autores de Historia del Universo Marvel nos presentan la primera aparición de la Antorcha Humana original (que otras series que narran los orígenes del universo Marvel como la célebre Marvels de Kurt Busiek y Alex Ross establecen como punto de inicio) en la misma página que los primeros intentos del Anciano por establecer su legado místico, que darían lugar a otros dos importantes practicantes de las artes arcanas como el Barón Mordo y el Doctor Druida. Así, el héroe fantacientífico se contrapone con los guardianes del conocimiento místico; la ciencia se contrapone a la magia.

La historia según Estados Unidos de América

El origen de Marvel Comics pasa primero por Timely Comics y luego por Atlas, pero por encima de todo pasa por el lugar y el momento en que se crearon sus cómics. Son cómics americanos y son hijos de su tiempo, cosa que queda patente con la entrada en la década de los 40 y el auge de los héroes patrióticos que tienen como mayor exponente a Steve Rogers, el Capitán América. Aquellos eran los años de la Segunda Guerra Mundial y la cultura popular no escondía su función propagandística. El Capitán América le pegaba un puñetazo a Adolf Hitler en una de las portadas más conocidas del medio, demostrando que los cómics de superhéroes eran políticos y que su política era la de su país de origen. La historia de los superhéroes es la historia de Estados Unidos y su ideología es la ideología de Estados Unidos… para bien o para mal.

De vez en cuando resucita en la red el viejo debate sobre si los cómics de superhéroes deberían limitarse a ser mero escapismo o si por el contrario deberían ser políticos. Es un debate sin sentido, que ignora selectivamente esta época del cómic de superhéroes en la que los personajes eran pura exaltación patriótica estadounidense. En realidad, basta una simple reflexión para concluir que la visión de Estados Unidos ha influido de forma innegable en la configuración de sus universos superheroicos, tanto en los años de la Segunda Guerra Mundial como en la posterior Guerra Fría. Pensemos en el universo Marvel, en el que Estados Unidos y sus héroes son lo mejor que puede ofrecer un mundo en guerra. El Capitán América y los Invasores, al igual que Nick Furia y los Comandos Aulladores, jugaron papeles fundamentales en la resolución del conflicto bélico. Es más, según nos cuenta Historia del Universo Marvel, oficializando una vieja historia publicada en un What if…?, fue la Antorcha Humana original quien acabó personalmente con Hitler.

Concluida la Segunda Guerra Mundial y con el panorama internacional encaminado hacia la Guerra Fría, la visión estadounidense siguió dando forma a los cómics Marvel. Pensemos en el mundo que nos presentaba el inicio de la Era Marvel de los Cómics, de nuevo con Estados Unidos como cúspide de la civilización y cuna de los mayores superhéroes. Los prejuicios propios de Estados Unidos podían encontrarse a lo largo y ancho de todos esos cómics. La Sudamérica de los inicios del Universo Marvel era poco más que una colección de atrasadas repúblicas bananeras dominadas por dictadorzuelos y dispuestas a ser conquistadas por potencias extranjeras más poderosas, como es el caso de las naciones ficticias de Santo Marco y San Diablo. Europa, en cambio, parecía un lugar anclado en el siglo XIX en el que todo eran ciudades de piedra y castillos medievales, como podía verse en Latveria. Finalmente, el sudeste asiático estaba compuesto por selvas en las que medraban pequeños señores de la guerra manipulados por los comunistas, siendo Sin-Cong un buen ejemplo.

En plena Guerra Fría, gran parte de los enemigos de los héroes de la Casa de las Ideas eran pérfidos comunistas o estaban siendo controlados por ellos. Era perfectamente concebible que un malvado soviético quisiera pasarse al brillante bando americano, como hizo la Viuda Negra en su momento, pero en cambio si la situación se producía a la inversa se consideraba el peor crimen posible. El cambio de bando de Bucky Barnes al convertirse en el Soldado de Invierno fue en contra de su voluntad (y gracias a la magia de la retrocontinuidad, claro), pues un auténtico patriota americano jamás se habría pasado al bando de los rojos. Como podemos ver, las ideas políticas de Estados Unidos y su concepción de la realidad internacional son indisolubles de los cómics de superhéroes americanos. En definitiva, los cómics son políticos y deberían ser observados siempre desde un prisma político, pues las ideas estadounidenses son parciales, subjetivas y, con frecuencia, están cargadas de los mismos prejuicios que ha venido arrastrando el pueblo norteamericano.

La historia oficial de Estados Unidos es básicamente una historia blanca y por eso la historia de los héroes americanos es igualmente blanca. ¿Dónde estaban los héroes racializados en estas historias de la época Timely? ¿Dónde estaban los héroes racializados en los cómics ambientados en la Segunda Guerra Mundial? Los pocos personajes que había originalmente eran poco más que estereotipos un tanto rancios… por no decir directamente racistas. Jim Morita de los Comandos Aulladores era un americano descendiente de japoneses y experto en karate… porque todos sabemos que los japoneses llevan el karate en las venas. Otro de los Comandos Aulladores, Gabriel Jones, era un afroamericano de Harlem cuyo mayor talento consistía en ser trompetista de jazz… y que se llevaba su trompeta a las líneas enemigas. Este tipo de personajes, además, nunca eran los protagonistas. Siempre eran personajes secundarios que quedaban en segundo plano bajo las órdenes de un blanco, ya fuese Nick Furia o el Capitán América. Personajes racializados de cierta importancia y protagonistas de sus propias historias como Isaiah Bradley (el Capitán América negro) o Adam Brashear (Maravilla Azul), fueron añadidos a la cronología mediante retrocontinuidad y su inclusión en Historia del Universo Marvel pone en evidencia la ausencia de héroes racializados en los cómics de aquellos años. La cosa cambiaría con la llegada de Pantera Negra, lo que facilitaría la inclusión posterior de Luke Cage y muchos otros, pero mejor no nos adelantemos a los acontecimientos.

Legados y ecos en el tiempo

Aunque el concepto de legado está más asociado al universo DC que a la Casa de las Ideas, la cronología marvelita también cuenta con algunas historias interesantes que exploran el tema. Lo curioso es que muchas de esas historias hablan de legados que no lograron estar a la altura o que acabaron torciéndose. La historia del legado del Capitán América es especialmente interesante, ya que no han sido pocos los hombres que han vestido el traje y han acabado mal. En primer lugar, Isaiah Bradley formaba parte de un grupo de soldados afroamericanos que fueron utilizados en una serie de experimentos carentes de ética con la intención de recrear el suero del supersoldado. Sus compañeros acabaron muriendo y el suero imperfecto le acabó causando daños cerebrales con el tiempo. Tras la desaparición del Capitán América original en el hielo, William Nasland, el héroe anteriormente conocido como el Espíritu del 76, se enfundó el traje del Capitán América y ocupó su puesto en las filas de los Invasores. Este segundo Capitán América perdió la vida salvando al candidato al Congreso John F. Kennedy de un intento de asesinato. Tras él hubo un tercer Capitán América, pues fue el turno de Jeffrey Mace, antes conocido como el Patriota, de ponerse el traje. Mace vivió la suficiente como para retirarse, aunque posteriormente enfermó de cáncer y murió. Finalmente, el cuarto Capitán América, William Burnside, utilizó una réplica defectuosa del suero del supersoldado que acabaría volviéndole psicológicamente inestable. El gobierno trató de criogenizarle hasta encontrar una cura, pero finalmente acabaría convirtiéndose en un supervillano. En resumen, podríamos decir que el legado heroico del Capitán América es una losa demasiado pesada. Sólo Bucky Barnes, el Soldado de Invierno, y Sam Wilson, el Halcón, han sido capaces de sostenerla, aunque de forma temporal. Quizá el mensaje que debamos extraer de todo esto es que no resulta nada fácil estar a la altura de una leyenda viviente como Steve Rogers.

En cambio, si nos fijamos en el lado oscuro nos encontraremos con legados muchos más exitosos. El Barón Heinrich Zemo, responsable de la pérdida del Capitán América original en el hielo y de la supuesta muerte de Bucky, tendría su legado en su hijo Helmut, que lideraría algunas de las encarnaciones más exitosas de los Amos del Mal y se convertiría en uno de los villanos más destacados del mundo. Volveremos a hablar sobre él cuando mencionemos a los Thunderbolts y el plan de conquista más inteligente jamás concebido por un supervillano. Otro famoso enemigo que contaría con su propio legado, aunque ajeno a su voluntad, fue Cráneo Rojo. Cuando Johann Shmidt, el Cráneo Rojo original, desapareció tras la Segunda Guerra Mundial, un agente soviético llamado Albert Malik ocupó su puesto. Entre sus principales hazañas se encuentra la muerte de dos agentes de la CIA llamados Richard y Mary Parker, los padres de un chaval llamado Peter Parker que acabaría siendo muy importante en el futuro. ¿Otro ejemplo de exitoso legado del mal? HYDRA tomando el testigo de los nazis e incorporando su ideología fascista a su propia filosofía.

Por suerte, el bando de los héroes contaría con algunos legados exitosos, como en el caso del Anciano cediendo el manto de Hechicero Supremo al Doctor Extraño. Por lo demás, el legado de los héroes es… complicado. Parece que cuando heredas el legado de un héroe de la talla del Capitán América, Thor o Iron Man lo máximo a lo que puedes aspirar es a mantenerle el traje caliente a su dueño original durante el poco tiempo que esté fuera. Eso suponiendo que no acabes muerto, enloqueciendo o pasándote al bando de los villanos.

Continuando con el tema del legado, podríamos pensar que los Vengadores actuales no son más que los herederos del legado de los miembros del equipo de Vengadores formado por Nick Furia en 1959, que a su vez no eran más que involuntarios herederos de un legado establecido por los Vengadores de hace un millón de años que vimos en el primer número de Historia del Universo Marvel. Sin embargo, pensar en el grupo original como en un heredero de otros grupos que fueron añadidos posteriormente a base de retrocontinuidad parece restarle brillo y relevancia. Por eso quizá sea conveniente plantear la situación de una forma distinta. Pensemos lo siguiente: ¿Y si un suceso de gran relevancia es capaz de resonar a través del tiempo? ¿Y si los grandes hitos de la historia marvelita creasen ecos en el pasado o incluso en el futuro? ¿Y si pensamos en los Vengadores de 1959 y en los Vengadores de hace un millón de años como si fuesen ecos en el tiempo producidos por un evento de una magnitud gigantesca como fue la primera reunión de los Héroes Más Poderosos de la Tierra? Quizá la formación de los Vengadores fue un evento tan importante que resonó hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, creando ecos por toda la corriente temporal. Esos ecos, esos equipos de pseudo-Vengadores anteriores o posteriores o su tiempo, no serían más que un simple reflejo de la grandeza de los auténticos Vengadores. Pensando en estos términos parece que la retrocontinuidad se asimila un poco mejor, ¿no?

Nick Furia: del pluriempleo al paro

Nick Furia aparece varias veces a lo largo del segundo número de Historia del universo Marvel. En primer lugar lo vemos como sargento de los Comandos Aulladores, a continuación como el siguiente Hombre de la Muralla, después como fundador de la Iniciativa Vengadores de 1959 y finalmente como director de SHIELD. Aunque dos de esos papeles fueron introducidos mediante retrocontinuidad, queda clara la importancia de su presencia en el universo Marvel desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad. Nick Furia luchó contra los nazis y contra HYDRA, defendió el planeta de amenazas alienígenas, fundó un equipo de Vengadores años antes de que existiesen los Vengadores, se convirtió en el agente secreto definitivo y dirigió la principal agencia de espionaje mundial. Hubo un momento en el que no pasaba nada en el universo Marvel sin que Nick Furia se enterase o estuviese implicado de alguna forma. En cambio, hoy en día su presencia es meramente testimonial.

Dos eventos son los principales responsables de que en la actualidad el nombre de Nick Furia haya perdido relevancia. El primero de ellos es la creciente importancia del Nick Furia cinematográfico interpretado por Samuel L. Jackson (que a su vez estaba inspirado en el Nick Furia del universo Ultimate), que llevó a la introducción en el universo Marvel tradicional de un Nick Furia Jr. a su imagen con la intención de que acabase desplazando al original. Si bien el personaje ha contando con alguna que otra historia interesante, su popularidad nunca ha logrado rivalizar con la de su progenitor. El segundo evento fue el cambio de statu quo del Nick Furia primigenio durante la saga Pecado Original. Desde que quedó exiliado en la superficie lunar desempeñando el puesto que una vez ocupó Uatu, el Vigilante, Nick Furia se ha dejado ver bien poco. No en vano, ahora se le conoce como el Invisible. Saladin Ahmed, Javier Rodríguez y Álvaro López lo utilizaron de forma muy inteligente en el último volumen de los Exiliados, pero desde entonces parece haber hecho honor a su nuevo título y haberse vuelto realmente invisible. Lo cierto es que se echan de menos los tiempos en los que era una de las figuras más importantes del cosmos marvelita.

Reivindicando a John Byrne

De los muchos personajes que uno podría esperar encontrarse en un proyecto como Historia del Universo Marvel, seguramente Yankee Clipper, Zorro Negro, Chica Libertad y Ruiseñor fueran los últimos de la lista. Estos personajes pertenecieron a Primera Línea, un grupo fundado durante la década de los años 50 que luchó contra la amenaza de los alienígenas Skrull mucho antes de la fundación de los Cuatro Fantásticos. Primera Línea estuvo en activo durante tres décadas hasta que la mayoría de sus miembros fueron asesinados. Estos personajes han aparecido en una única colección hasta la fecha y no se puede decir que fuese en una colección exitosa o popular pese a que detrás de ella se encontraba uno de los nombres más destacados de la historia del cómic mainstream americano: John Byrne.

Marvel: La generación perdida fue una serie de doce números que contaba con una estructura bastante particular. La serie comenzaba en el número doce y mostraba la muerte de los integrantes de Primera Línea ya en la misma portada. Los siguientes números seguían una cuenta regresiva hasta el número uno mientras un personaje saltaba hacia atrás en el tiempo en busca de respuestas. Coescrita por John Byrne y Roger Stern, dibujada por John Byrne y entintada por Al Milgrom, Marvel: La generación perdida es una serie que ha quedado exiliada en el mismo limbo en el quedaron sus personajes protagonistas. ¿Quién recordaba a Yankee Clipper, Zorro Negro, Chica Libertad o Ruiseñor? Desde luego, la ausencia de reediciones no ha facilitado que estos personajes que fueron concebidos hace ya veinte años llegaran a los nuevos lectores. En España no hemos visto ninguna edición de Marvel: La generación perdida desde los tiempos de Forum y eso nos lleva a preguntarnos por qué. ¿Por qué un trabajo de John Byrne ha quedado olvidado de esta manera?

Hubo una época en que John Byrne era un autor universalmente adorado. La Patrulla X, Alpha Flight, los Cuatro Fantásticos, el Hombre de Acero… cualquier colección que cayese en sus manos se convertía en oro puro y en una inagotable fuente de gozo. No obstante, hoy John Byrne parece haber sido condenado al ostracismo por las grandes editoriales americanas, lo cual ha creado una situación paradójica: algunas de sus obras se reeditan constantemente (quien escribe estas líneas tiene un mínimo de seis ediciones distintas de la Saga de Fénix Oscura), mientras que otras han quedado en el olvido más absoluto (como Marvel: La generación perdida). Es cierto que John Byrne no es la persona más diplomática del mundo y que sus trabajos más recientes no llegan a la altura de las obras de su época dorada, pero sigue siendo John Byrne; sigue siendo uno de los más grandes. Es una tragedia que una parte de su trabajo se haya olvidado de esta manera. Por fortuna, Galactus lo recuerda. Historia del universo Marvel lo recuerda. Hoy la generación perdida está un poquito menos perdida.

La era de los monstruos

En el primer número de Historia del universo Marvel pudimos ver a Fin Fang Foom y en el segundo tenemos a la encarnación original de Groot. Se trata de dos de los exponentes más famosos de la era de los monstruos, esa época anterior a la primera aparición de los Cuatro Fantásticos en la que la Casa de las Ideas publicaba una abundante cantidad de tebeos protagonizados por monstruos. Las páginas de Journey into Mystery, Strange Tales, Tales of Suspense y Tales to Astonish estaban entonces plagadas de criaturas extrañas, muchas de ellas creadas por el talento de Jack Kirby. Seres con nombres como Orrgo, Googam, Xemnu, Spragg, Zzutak o Goom fueron grandes exponentes de esta época de esplendor de los monstruos. Algunas de estas criaturas quedaron en el olvido mientras que otras fueron trasladadas a la continuidad del universo Marvel. De hecho, la transición de los cómics de monstruos a los cómics de superhéroes no fue inmediata. Después de todo, la portada del primer número de los Cuatro Fantásticos mostraba a un monstruo típicamente kirbyano y en sus páginas podíamos ver a las criaturas que servían al Hombre Topo. Incluso uno de los héroes, la Cosa, tenía una apariencia claramente monstruosa.

Algunos de los monstruos de aquella época siguen formando parte del universo Marvel y habitan en la Isla de los Monstruos, una remota isla situada en el Pacífico Norte. Otros forman parte de la abundante fauna interestelar que puebla el universo. De hecho, el Groot monstruoso que se muestra en Historia del Universo Marvel fue el primer miembro que conocimos de una especie alienígena procedente del Planeta X conocida como Flora Colossi. El Groot de los Guardianes de la Galaxia también es un Flora Colossus y forma parte de dicha especie. Por otro lado, Marvel intenta de vez en cuando lanzar algún nuevo cómic sobre monstruos, aunque sin demasiada suerte. En 1998 tuvimos algunas historias protagonizadas por el grupo de Cazadores de Monstruos compuesto por Ulysses Bloodstone, el Doctor Druida, Makkari, Zawadi y Namora. Más recientemente tuvimos Monsters Unleashed!, protagonizada por Kid Kaiju, un chaval que era alterado por las Nieblas Terrígenas y adquiría la capacidad de convocar a los monstruos que dibujaba.

El (retorcido y complejo) origen de Lobezno

Lobezno fue una vez un niño mutante nacido en Canadá en el siglo XIX. Después fue un mercenario que viajó por todo el mundo, un asesino, un espía y hasta un samurái frustrado. Luchó en la Segunda Guerra Mundial y conoció a buena parte de los héroes del universo Marvel, como la Viuda Negra, el Capitán América o Nick Furia. Después formó parte de un grupo de operaciones encubiertas llamado Equipo X, pero ese grupo era en realidad parte del Proyecto Arma X, que experimentó con él y le proporcionó un esqueleto de irrompible adamantium. Pero resulta que la equis del Proyecto Arma X era en realidad un diez en números romanos y que el Proyecto Arma X (Diez) formaba parte de una conspiración mayor conocida como Proyecto Arma Plus, que estaba consagrado a la fabricación de superarmas vivientes. Pero Lobezno escapó y fue reclutado por el Departamento H canadiense, que estaba reuniendo a un grupo de superhumanos que acabaría dando lugar al supergrupo Alpha Flight. Pero poco después también abandonó el Departamento H y pasó a formar parte de la Patrulla X, donde luchó a favor de la convivencia pacífica entre humanos y mutantes. Y su historia continúa a partir de ahí, claro. Imagina tener que escribir a un personaje con semejante bagaje argumental. Debe ser un auténtico quebradero de cabeza.

Lo curioso es que prácticamente todo lo que sabemos de Lobezno ha sido narrado mediante retrocontinuidad. Durante su primera aparición en las páginas de la colección protagonizada por Hulk, Lobezno era un personaje con un trasfondo más bien escaso. Algún tiempo después, cuando formó parte de la Segunda Génesis de la Patrulla X, su trasfondo seguía siendo igualmente escaso y los detalles sobre su pasado se proporcionaban con cuentagotas. En ese momento los lectores ni siquiera tenían claro si sus garras formaban parte de su cuerpo o si por el contrario eran un accesorio de su uniforme (como prueba de aquello queda una vieja viñeta escrita por Chris Claremont en la que sus propios compañeros de equipo se sorprendían al verle utilizar las garras sin llevar el uniforme puesto). Por aquel entonces los autores conocían la importancia de mantener el misterio acerca de su origen, pero con el paso de las décadas se han ido acumulando una historia de origen tras otra. Algunas de ellas incluso llegaron a contradecirse entre sí de tal modo que Paul Jenkins, Bill Jemas, Joe Quesada y Andy Kubert tuvieron que retroceder hasta el siglo XIX para contar la “historia definitiva” del origen de Lobezno.

No es extraño, por tanto, que Historia del universo Marvel prefiera pasar de puntillas por la historia del mutante de las garras. Hay una pequeña nota en el primer número y otra pequeña nota en el segundo. Posteriores entregas seguirán mostrando otros aspectos del personaje, pero sin entrar demasiado en detalle. La historia de Lobezno, quizá más que la de otros personajes igualmente populares de la editorial, se ha construido mediante capas y capas superpuestas de retrocontinuidad. Es una historia de contradicciones, imposibilidades temporales y de ubicuidad, pues todos sabemos que Lobezno es uno de los pocos personajes que puede estar en varios sitios al mismo tiempo sin que ese sea su poder mutante. Haría falta mucha paciencia para llevar a cabo un proyecto similar a Historia del universo Marvel para crear una cronología completa y coherente de las andanzas de Lobezno.

El tiempo en el universo Marvel: la continuidad retroactiva y la línea temporal deslizante

Este segundo número de Historia del universo Marvel concluye con el viaje espacial que supondría la creación de los Cuatro Fantásticos y el inicio de la Era Marvel de los Cómics. Todos conocemos bien ese momento, ¿verdad? Sin embargo, sería interesante preguntarse cuándo se produjo exactamente. El primer número de la colección del cuarteto se publicó en 1961. Posteriores entregas nos narraron que Reed llegó a participar en la Segunda Guerra Mundial. Suponiendo que rondase los veinticinco años durante la guerra, en 1961 Reed rondaría los cuarenta años. Si esto es así, hoy, en 2020, Reed debería estar en torno a los cien años de edad. Lo cierto es que se le sigue viendo muy lozano para tener un siglo, ¿no? Esto es así porque, como todos sabemos, el tiempo en el universo Marvel no funciona igual que en el mundo real sino que sigue sus propias reglas. Entonces, ¿cuáles son exactamente esas reglas? ¿Cuál es la relación entre el tiempo real y el “tiempo Marvel”? ¿Cuántos años de tiempo real equivalen a un año en el universo Marvel? Estas preguntas no tienen respuestas sencillas.

En Dinastía de X y Potencias de X, Jonathan Hickman asegura que toda la historia mutante se ha concentrado en un intervalo de diez años (como se deduce del hecho de que el “año uno” sea el momento en que Xavier conoce a Moira antes de la fundación de la Patrulla X y el “año diez” sea el establecimiento de la nación mutante de Krakoa). Suponiendo que los eventos de estas series se estén produciendo en la actualidad, en el año 2020, la fundación de la Patrulla X se produjo algo después de 2010. Puesto que los Cuatro Fantásticos se formaron antes, ¿debemos suponer que los Cuatro Fantásticos existen sólo desde el año 2008 o 2009 en el universo Marvel? Eso permitiría que Reed tuviese una edad cercana a los cuarenta años, aunque haría imposible su participación en la Segunda Guerra Mundial. Nos encontramos así con otro problema: ¿Qué pasa entonces con los personajes cuya historia está asociada con la Segunda Guerra Mundial? Nick Furia tiene la Fórmula Infinito y Lobezno tiene un factor curativo mutante, ¿pero qué pasaría con Magneto? ¿Cuál sería la edad actual del Amo del Magnetismo? En casos así hacen falta auténticas piruetas con la continuidad para encontrar una explicación, como por ejemplo decir que Magneto fue revertido a su edad infantil por el Mutante Alfa en una batalla contra los Defensores y que al recuperar su aspecto adulto fue ligeramente “rejuvenecido”. No obstante, estas excusas se van volviendo cada vez más inverosímiles a medida que pasan los años y los sucesos del mundo real se van alejando en el tiempo.

Una opción que utilizan algunos autores para solucionar estos problemas es lo que se conoce como continuidad retroactiva. Si por ejemplo un personaje participó en un conflicto bélico que sucedió en el mundo real y que ya queda demasiado distante en el tiempo, la historia de su participación puede trasladarse cambiando una cantidad mínima de detalles a un conflicto posterior. Esto es lo que ha ido sucediendo con el origen de Iron Man, ambientado originalmente durante la Guerra de Vietnam. Posteriormente se modificó por el conflicto del Golfo Pérsico y más recientemente por el conflicto en Afganistán. La historia básica permanece siempre igual, pero la situación espaciotemporal se modifica mediante continuidad retroactiva para situarse más próxima al presente, manteniendo la edad del personaje dentro de un intervalo razonable.

La implicación directa del uso de la continuidad retroactiva es que toda la línea temporal del universo Marvel puede mantenerse básicamente igual, manteniendo el orden de los acontecimientos, al mismo tiempo que se desplaza unas cuantas décadas hacia delante. Esto es lo que se conoce como “línea temporal deslizante”, un concepto que se presentó por primera vez en el Official Handbook of the Marvel Universe y que algunos autores como Dan Slott han defendido con firmeza. En 2014, Slott guionizó una miniserie ambientada en los primeros años de Peter Parker como Spiderman titulada Aprendiendo a trepar. Dicha miniserie conservaba parte de la estética del Spiderman de los años 60 que nos mostraron Stan Lee y Steve Ditko, pero siguiendo el principio de la línea temporal deslizante se situaba en una época mucho más cercana al presente. De ahí que los personajes apareciesen empleando teléfonos móviles y ordenadores portátiles, lo que impactó mucho a los lectores en su momento.

No todos los autores son partidarios del concepto de línea temporal deslizante, pero es una solución interesante que encajaría bastante bien con lo presentado por Hickman en Dinastía de X y Potencias de X. La formación de los Cuatro Fantásticos, por tanto, podría haberse producido en la década de los 2000 y el resto de acontecimientos seguiría el orden establecido por la cronología original con algunos cambios mínimos. Historia del Universo Marvel se saca de la manga el conflicto de la nación ficticia de Sin-Cong (introducida por primera vez en The Avengers #18 USA de 1965) para facilitar el encaje de los acontecimientos más complicados. De esta forma, el origen de Iron Man se sitúa ahora en Sin-Cong cuando un señor de la guerra llamado Wong-Chu secuestró al multimillonario fabricante de armas Tony Stark. De igual forma, el pasado militar de personajes como James Rhodes y Frank Castle se sitúa también en Sin-Cong, evitando así las referencias a la Guerra de Vietnam que empiezan a hacer inverosímil la edad de los personajes. Finalmente, incluso el pasado bélico de Reed Richards (y su colega Ben Grimm) en la Segunda Guerra Mundial se traslada al conflicto de Sin-Cong. De esta forma, se mantiene intacta la historia original y lo único que cambia es la situación espaciotemporal de los acontecimientos. Obviamente, siendo Sin-Cong un país inventado es mucho más fácil hacer que encaje en la cronología.

El concepto de línea temporal deslizante daría para un artículo propio porque no está exento de sus propios problemas y contradicciones, pero es realmente fascinante. En la wiki de Marvel en inglés hay una entrada fantástica sobre el tema, aunque sólo se recomienda su lectura a los que disfruten dándole más vueltas de las necesarias a los aspectos más triviales. Al fin y al cabo, los cómics no tienen por qué regirse por reglas matemáticas. Los cómics se rigen por reglas propias que cambian constantemente y la imaginación es su único límite. Además, el arte de Javier Rodríguez y Álvaro López en Historia del universo Marvel es tan maravillosamente atemporal que su versión del primer viaje espacial de los Cuatro Fantásticos podría encajar perfectamente tanto en la década de los 60 como en el presente, lo que hace que todas estas cuestiones temporales sean irrelevantes.

En otra ocasión quizá podamos preguntarnos cuántos años tiene Franklin Richards, que se ha mantenido siendo un niño durante décadas y cuya hermana menor, nacida mucho tiempo después que él, ahora casi parece haber igualado su edad. ¡No hay línea temporal deslizante que explique eso!


Próximamente, en las 10 claves de Historia del universo Marvel número 3: el comienzo de la era de los héroes, bodas y funerales, guerra en el espacio, los extraños años 70, el fuego del Fénix y mucho más.



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