Javier Vázquez Delgado recomienda: Las torres de Bois-Mauri Integral 3

Edición original:Les Tours de Bois-Maury 7-10 FRA, Glenat
Edición nacional/ España:Planeta Cómic
Guión:Hermann
Dibujo:Hermann
Color:Hermann y Zeljko Pahek
Formato:Cartoné, 144 Páginas
Precio:25€

¡Es más hermoso aún que en nuestros sueños!

Planeta cómic acaba de publicar el tercer integral de Las torres de Bois-Mauri de Hermann Huppen. Este tomo supone el punto final al primer arco de la serie que nos ha contado los viajes del caballero Aymar por Europa y Asía durante la Edad Media. Contiene los tomos William (1990), Le Seldjouki (1992), Khaled (1993) y Olivier (1994) publicados originalmente por Glénat. Los tres primera álbumes nos narran el viaje de Aymar y Olivier a Tierra Santa con el objetivo de purgar sus pecados y conseguir fortuna para intentar de recuperar las tierras de su familia. Ese intento lo vemos en el último álbum. La historia contenida en los tres integrales de Planeta forma uno de los mejores cómics históricos que ha producido el mercado franco-belga y la obra cumbre del autor belga, sobre todo los tomos incluidos en este integral.

Hermann Huppen es un historietista belga nacido en 1939.Durante su prolífica carrera ha firmado alguna de la mejores series que se ha producido en el mercado franco-belga, primero en colaboración con Greg, Comanche (Planeta) y Bernard Prince (Ponent) y más adelante en solitario, Jeremiah (Planeta) y Las torres de Bois-Maury (Planeta). Además de más de una veintena de one-shot en los que ha tratado diversos temas y géneros. Un autor irrepetible que a sus ochenta años sigue firmando obras notables como Duke.

En William, el primer álbum del integral vemos como el caballero Aymar emprende el camino hacia Tierra Santa para participar en la Segunda Cruzada. Como siempre Hermann nos ofrece un relato alejado del glamour de las películas de Hollywood, los caballeros sin recursos y los peregrinos pobres debían atravesar Europa para llegar a su meta sorteando todo tipo de penurias y peligros. Pero también acababan convertidos en una plaga que no dejaba nada a su paso en su camino hacia Jerusalén. Su misión de Dios no les impedía convertir en un infierno la vida de los pueblos que cruzaban, saqueando y matando a quién tuviera la desgracia de cruzarse con ellos. Como en todos los álbumes que componen el tomo está muy presente el miedo al desconocido que hace imposible el entendimiento entre diferentes culturas, algo producto de la ignorancia que todavía sigue pasando.

Seldjouki nos narra como la expedición de Aymar se encuentra en Capadocia intentado llegar por fin a Tierra Santa. Cuentan con un guía bizantino que provoca recelo entre los miembros de la expedición a pesar de que siempre les ha guiado bien. Su camino se acaba cruzando con las múltiples intrigas políticas que había en la zona. Algo que le sirve a Hermann para enseñarnos como los intereses comunes hacen que las fronteras entre aliados y enemigos se difuminen. Quizás la fe no mueva montañas, pero está claro que el dinero y el poder sí lo hacen. El final del álbum es de los mejores de la serie.

Khaled marca el final de las andanzas de Aymar por Tierra Santa y el final del viaje iniciático que ha sido para él su paso por Tierra Santa. En él volvemos a ver como los cruzados se traicionaban unos a otros con la ayuda de los musulmanes cuando era necesario, pero también vemos como el honor seguía existiendo en la figura de Giles que trata de enmendar su falta ayudando a Bernard de Mance. En este álbum y en el siguiente la acción y la violencia tiene una escala mayor, vemos batallas de verdad no con había sucedido en el resto de la serie donde solo había escaramuzas. Pero las batallas de la época eran de pequeños ejércitos, nada que ver con la imagen que nos ha trasmitido la ficción.

Olivier es el final del viaje de caballero Aymar, ya que por fin tiene un ejército para recuperar sus tierras. En este álbum se cierra su historia y la de Germán, el cantero que conocimos en el primer álbum de la serie. El protagonismo de este álbum cae en Olivier, el fiel escudero de Aymar, que ha ciado en desgracia ante los ojos de su señor. Ambos son en cierto modo la versión realista de Sancho Panza y Don Quijote en plena Edad Media, aunque a pesar de que Olivier idolatre al caballero este no siempre le trata bien. Aunque es alguien mucho más honorable que el resto de sus congéneres. El final de ciclo es la consecuencia lógica de todo lo que nos ha venido contando Hermann en la serie, nunca es posible alcanzar las quimeras por mucho que las persigas.

En esta última parte de la serie el protagonismo de Aymar va en aumento, aunque Hermann sigue aprovechando sus viajes para mostrarnos como era la vida en época, poniendo en foco en las personas que no aparecen en los libros de texto como los pobres, los campesinos o los nobles menores. Gentes que por haber nacido en el lugar equivocado se ven abocados a una vida de miseria y crueldad, sujetos a las decisiones arbitrarias de los pocos privilegiados. Esta visión es la que convierte a la serie en una obra maestra, ya que Hermann construye el mejor retrato que se haya realizado en cómic de la Edad Media. Los personajes se comportan de acuerdo a la moral de la época, en la que la violencia era algo cotidiano y el autor belga nunca cae en la tentación de juzgarlos. También vemos como las cruzadas no buscaban un fin espiritual, ya que el motivo como siempre era económico. Los caballeros iban a hacer fortuna, los príncipes y reyes a aumentar su poder, a liberar las rutas comerciales o a crear nuevos reinos. Y hacían todo lo que fuera necesario para lograrlo, sin mostrar caridad cristiano ni piedad.

El apartado gráfico es sobresaliente como es costumbre en Hermann. Su capacidad para reflejar toda la crudeza, miseria y horror de la época sigue intacta. Además, hay que destacar su fantástico trabajo a la hora de mostrar las batallas, en las que deja que su dibujo y narrativa cuenten lo que sucede. Lo mismo que sucede en las escenas nocturnas. En sus páginas se puede observar el gran trabajo de documentación que ha realizado para llevar a cabo cada uno de los álbumes que componen este volumen, su recreación de Jerusalén en Khaled es prodigiosa al igual que los frescos de los monasterios de Capadocia en el álbum anterior. El único aspecto negativo es que Fraymond ya no es el encargado del color y Zeljko Pahek, su sustituto hace un trabajo muy poco adecuado en William y Seldjouki, ya que tapa demasiado el dibujo. Algo que tendría como resultado que Hermann se encargara del color de los dos últimos, con mucho mejor resultado, y a la larga se pasara al color directo dando un nuevo giro a sus trabajos.

La edición de Planeta Cómic no está a altura de una obra de este calibre, aunque no sean los responsables al tratarse de una coedición. Una obra como esta no se merecía que el tamaño sea más pequeño que en los álbumes originales ni un diseño de las portadas horrible, sobre todo viendo las preciosas ilustración que Hermann ha realizado de la serie todos estos años.

Las torres de Bois-Mauri es una obra maestra, una joya que no debe perderse ningún fan del cómic histórico. Hermann nos nuestra la realidad de una época oscura sin un ápice de romanticismo y nos nuestra la condición humana en su peor y mejor versión.



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