Javier Vázquez Delgado recomienda: Los Gemelos Maravilla #01

Edición original: Wonder Twins núms. 1 a 3 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Mark Russell.
Dibujo: Stephen Byrne.
Entintado: Stephen Byrne.
Color: Stephen Byrne.
Formato: Rústica, 80 págs. A color.
Precio: 8,50 euros.

No hay dos sin tres. Es lo que probablemente pudo incitar a Mark Russell a hacerse cargo de esta nueva serie que se publica dentro del sello Wonder Comics. Una serie que rescata a unos más que peculiares personajes de la televisión, ligados a Hanna Barbera, los Gemelos Maravilla, cuyas aventuras estaban ligadas a los grandes héroes de DC Comics en el serial conocido como los Superamigos. Sin embargo, no fue en la pequeña pantalla donde debutaron, sino que lo hicieron antes en papel, en Superamigos #07 (1977), ilustrado por la gran Ramona Fradon y escrito por E. Nelson Bridwell.

Mas recientemente, durante los Nuevos 52, fueron introducidos de la mano de Giffen y DeMatteis, en la serie Liga de la Justica 3000 como dos hermanos creados genéticamente por el laboratorio CADMUS. Pero sin más repercusiones a nivel editorial ni para los personajes en si, no tardaron en volver a caer en el olvido.

Hoy, tras superar aquella etapa, vuelven a estar bajo los focos gracias al trabajo de Russell, que los rescata para acometer con ellos un nuevo trabajo de rejuvenecimiento y readaptación de personajes de la vieja guardia de Hanna Barbera…

Quién se acerque a este trabajo de Russell, debe saber que se aleja mucho del enfoque, tono y fina ironía que destilan Los Picapiedra, ni es un cómic cargado de reivindicaciones y crítica, como el León Melquiades. Los Gemelos Maravilla se asientan sobre la base clásica del género, con finas inserciones del talento de Russell, que se deja llevar de forma mucho más complaciente por un tono mucho más desenfadado y abierto que en sus otras obras con personajes de Hanna Barbera. En esta hay más humor facilón, que se aprovecha para reírse directamente de los superhéroes al uso, mientras se sobrevuela fugazmente por la vida de los dos hermanos venidos del espacio. Y es que esta primera entrega se lee, pero no acaba de engranar, como si Russell estuviera acabando de encontrar el tono adecuado y va dando tumbos a lo largo de la historia a fin de ir tanteando el terreno en el que se esta moviendo. Este titubeo le pasa factura sobre todo a los personajes que no acaban de resultar interesantes (su caracterización es perfectamente reconocible y emulan a la que mostraban en la serie de TV) sin alcanzar un estatus suficiente con el que poder llegar a preocuparse por lo que les ocurre a lo largo de la trama. Esta falta de afecto es un ancla que hay que arrastrar durante la lectura en la que pequeñas y fugaces perlas facilitan que no acabe por hacer bola.

Es, por tanto, un trabajo que decepciona, sobre todo por las altas expectativas que se tienen depositadas en la pluma de Russell, que no esta fino, ni es digno de emularse a si mismo. Su fallo no es que escriba un cómic falto de alma, sino él mismo, su figura, su aura de escritor dotado y especial, la que le pone la zancadilla al generar en el lector unas expectativas que no se ven satisfechas de manera completa y absoluta.

Aquí todo es más ligero. No hay problema. Sin embargo, el problema está no en ese tono a vieja escuela que imprime a su trabajo, sino a la citada desafección por los protagonistas y lo que les hace experimentar en la trama. Si se unen estos dos factores, las expectativas y la falta de interés por unos personajes que quedan descafeinados, la impresión general es que se está frente una obra fallida.

Y, aun así, tildarla de fallida es exagerar. La verdad es que hay que liberarse de cualquier prejuicio inicial, entrar en la obra sin esperar nada, abierto a un Russell mucho más ligero, a fin de poder disfrutar de una propuesta que está claro necesita de más rodaje para demostrar si esconde algo más bajo este fino traje al que se le ven y notan las costuras en demasía.

El guionista de Red Sonja parece centrado en acercar la obra a un publico más juvenil que en otras ocasiones, tal vez influido por el enfoque del sello Wonder Comics (sin embargo, hay obras dentro del sello que no se ven encorsetadas por ello), siendo un trabajo que puede tener más sentido para lectores más nóveles y menos curtidos que en otros con mayor recorrido.

El dibujante, Stephen Byrne apuntala el tono de la serie con un estilo muy limpio, pero ligeramente influido por los dibujos animados, favoreciendo un tono distendido, simpático y gracioso en todo momento. Byrne es autor completo, pues se encarga no solo del dibujo, sino también de color y se nota que se siente cómodo con su doble faceta, explotando bien sus recursos en beneficio de la historia.

En definitiva, una primera toma de contacto que permite vislumbrar el tono de la serie, pero que sabe a poco y no acaba de convencer, quedando a la espera de su evolución en manos de Russell, que podría apostar por incrementar el nivel de sátira al género superheroico, lo que podría resultar muy beneficioso para la serie. Pero eso son especulaciones, deseos, esperanzas que no aportan mucho a estas alturas. Lo que si aporta es dejar claro que Los Gemelos Maravilla pueden llevar a la decepción en este primer tomo por las altas expectativas que Russell genera en cada uno de sus trabajos. Una obra interesante, pero irregular de la que queda todo apostado a sus futuros volúmenes.



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