Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman Año Uno – Libro dos
Edición original: Superman: Year One – Book Two USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Frank Miller .
Dibujo: John Romita Jr.
Entintado: danny Miki.
Color: Alex Sinclair.
Formato: Cartoné (216×276 mm). 64 págs. A color.
Precio:.
No está bien juzgar una obra por un solo número, máxime cuando la historia se ha de desarrollar en tres entregas, pero la ilusión fue grande cuando en la reseña de la primera entrega analizamos como Miller era capaz de encontrar nuevos huecos con los que poder contar los primeros años de Superman. Un Superman que ya ha quedado claro se trata del mismo que se pudo ver en El Regreso del Caballero Oscuro, empezando desde su llegada a la Tierra, su niñez y adolescencia, dejando al personaje ingresando en el ejército de los Estados Unidos. Un intenso primer número, publicado dentro del sello Black Label, que auguraba un futuro prometedor para las dos siguientes entregas.
Tal vez nos precipitamos al depositar grandes expectativas en esta obra, que aún debe terminar con la llegada de su tercera y última entrega, pero que se hunde (permitirnos el chiste fácil) en este segundo número de forma clara y contundente.
Miller, lleva a vivir a Clark una situación inédita hasta ahora y que enlaza de forma muy poderosa con el Superman del Regreso del Caballero Oscuro. Su actitud, su forma de procesar su condición entre los humanos, el nivel de poder que demuestra y ese peligroso camino que recorre, siempre al filo entre ser el defensor de la humanidad y convertirse en su dignatario, hacen de las primeras páginas de este trabajo un mapa de las diferentes parcelas psicológicas del personaje.
Pero no tarda en hacer aguas (es inevitable) cuando la trama se hunde (es el último, prometido) en explorar la relación entre Clark y Lori, nativa de Atlantis, pasada por el particular punto de vista de Miller.
Todo lo que ocurre de tal forma que no se ve integrado, sintiendo que todo es un añadido mal insertado a fin de satisfacer ciertos intereses personales, tanto de Miller como de Romita Jr. Sino no se explica el pobre desarrollo de la trama, la simplicidad de las acciones, la reducción del personaje de Lori a un mero adorno alrededor de un Superman altivo, ajeno a la situación, alejado de posturas dialogantes.
Si en la anterior entrega el desarrollo resultaba natural, con los adecuados saltos temporales, aquí se detiene en seco el tiempo para dar espacio a la trama de Atlantis. El ritmo se condiciona a este enfrentamiento entre dos culturas, que podría decirse son ajenas a la vida humana, y dónde se podría haber estudiado a fondo el choque de culturas. ¿Cómo un alienígena encuentra su sitio entre atlantes, cómo un ser venido del espacio, criado en la Tierra, es quién es por su educación o por ADN? Y finalmente se opta por sacrificar todas esas posibilidades y reducir la historia a una lujuriosa secuencia de enfrentamientos de poder en los que tan solo queda definido que este Superman podría partir la Tierra en dos de un soplido. Una oportunidad perdida.
Con una lectura tan descolocada, lo que antes resultaba placentero, se torna cuesta arriba, generado en la boca la desagradable sensación de llevar un granito de arena rondando entre los dientes. Se puede soportar, pero molesta mucho.
Romita Jr. dotado del espacio necesario para dar rienda suelta a sus exigencias (que se notan a la legua) exprime mucho mejor su talento y sí está a la altura de lo que se espera de su figura. Hay algunos momentos en los que flojea, pero en general logra adaptarse bien a cada situación, soltándose a pleno rendimiento en la trama de Atlantis, que parece más diseñada para su lucimiento que para la historia. Se puede criticar que Romita Jr. ya no se encuentra al mismo nivel que antaño, pero en estas páginas es la nota buena de todo el tomo.
Da rabia que haya que apostar todo a la última entrega para ver si hay espacio para la recuperación del bajón que se experimenta en la mitad de la historia. Miller denota un interés claro por tocar algunos temas, pero acaba despistándose de sus objetivos de forma muy clara. Todo en este tomo es muy superficial, con un tempo muy apresurado para algunas escenas, mientras que en otras parece haber todo el del mundo y más.
Las virtudes de la primera entrega se pierden en la segunda que se pliega a ser un mero despliegue de acción descafeinada, sin un fondo en el que poder sustentarse de forma sólida. Los primeros pasos son la promesa de algo que no acaba de desarrollarse, con un Clark ajeno a su entorno, a sus compañeros, a su vida, en plena fase de autodescubrimiento, para acabar en una reinterpretación banal e insulsa de una de las relaciones clásicas del protagonista. Una forma de reinterpretar Atlantis a gusto de sus autores, que no dudan en retorcer lo que sea necesario a fin de que se amolde a las necesidades argumentales. Y cuando se fuerza tanto algo, el resultado no es especialmente relevante.
Solo queda encomendarse a la tercera entrega y esperar que se recupere el tono, estilo y garra de la primera para lograr cerrar una de las historias más prometedores del sello Black Label.
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