Javier Vázquez Delgado recomienda: Dial H de Héroe #01

Edición original: Dial H for Hero núms. 1 a 3 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Sam Humphries.
Dibujo: Joe Quinones.
Entintado:Arist Deyn.
Color: Jordan Gibson.
Formato: Rústica, 80 págs.
Precio: 8,50 euros.

Aunque no sea este el lugar ni el momento para hacerlo, es necesario dar unas breves pinceladas sobre uno de los conceptos más potentes que hay dentro del Universo DC, el Dial H.

Pero lo primero es decir que es eso del Dial H. Se trata de un dispositivo, un dial telefónico, como su propio nombre indica, que permite a su poseedor convertirse en un superhéroe si pulsa las teclas H.E.R.O., dotándole de poderes por tiempo limitado, que cambian cada vez que lo usa. Un objeto que de forma recurrente aparece por el Universo DC, pero que trae tras de sí su propia historia. Un objeto que no es lo que hace lo que importa, sino a quien se lo hace y como eso afecta a todo su entorno.

Suena increíblemente versátil, ¿verdad?

La idea viene de los años 60, presentándose en sociedad en House of Mistery #156 (1966) y apareció en dicha colección hasta el House of Mistery #173 (1968). Creado por el mítico Dave Wood (Danger Trail, Detective Comics, Batman) a los guiones y con dibujos de Jim Mooney, se sentaron las bases de lo que ha perdurado hasta nuestros días a través de diferentes encarnaciones, con un protagonista (quedaros con el nombre) Robby Reed, amo y señor de Dial H. Encarnaciones que fueron evolucionado y en los años 80 se pudo ver al Dial H en acción en Legion of Super-heroes #272 (1981) y al mes siguiente en Adventures Comics #479-490 (1981-1982), para acabar como historia de complemento en New Adventures of Superboy Vol. II #28-49 (1982-1984). Tras atravesar un desierto en cuanto a lo que apariciones se refiere, siendo tan solo reseñable un especial titulado Silver Age: Dial H for Hero #01 (2000), le llega su mayor momento de gloria de la mano del guionista Will Pfeifer y la serie H-E-R-O (2003), con dibujo de Kano, que se centra en estudiar las repercusiones en las vidas de las personas que usan el Dial H. Una serie con un potencial enorme que profundizaba en las presiones morales que el Dial H ejercía sobre sus poseedores durante los 22 números que aguantó tan interesante propuesta.

Durante los Nuevos 52 el Dial H vuelve a resurgir y durante el 2012-2013 se publicó una serie regular escrita por China Miéville (Hellblazer Holiday Special) y dibujos de Mateo Santolouco que centra su atención en un perdedor, Nelson Jent y como el Dial H le cambia la vida. Una serie rompedora y extraña, donde la mitología del Dial H se expande a través de toda una intrincada red de diales.

Lo que nos lleva a Wonder Comics y la recuperación del Dial H para una nueva serie, escrita por Sam Humphries (Green Lanterns) con dibujo de Joe Quinones, que trae ECC recopilada en tomos para regocijo de los seguidores del Dial.

Y tras la breve puesta en escena, veamos que podemos encontrarnos en esta nueva colección.

Estamos ante la puesta en escena de una nueva serie. Son tres números los que comprenden este primer tomo y en ellos se realiza un recorrido de manual por los personajes, de nueva creación, a fin de poder conocerlos, empezar a introducirse en su personalidad, sus motivaciones, conocer sus miedos, anhelos, inquietudes y demás aspectos que los definen. El despliegue es el convencional, con inserciones en forma de analepsis sobre el pasado de cada uno de ellos a lo largo de una trama que se va desplegando de forma progresiva con cierto regusto al trabajo de Pfeifer, al poner también foco sobre lo que implica el Dial H para quien lo usa y las emociones que despierta.

Miguel y Summer son la pareja de jóvenes que se ven atrapados por el Dial H, obligados a tener que entender muchas cosas en poco tiempo y a lidiar con conceptos que hasta hace poco les eran ajenos. Ambos son capaces de superar las barreras que impone en Dial para apartarlo de las garras de Mr. Thunderbolt.

Y ahí es donde reside la esencia de este trabajo, que puede parecer enfocado para lectores más juveniles, cuando en realidad su espectro es mucho más amplio. Sin duda quien recuerde el trabajo de Miéville verá que no hay ninguna similitud entre ambas colecciones, siendo una mucho más siniestra, oscura y lúgubre, mientras que la de Humphries es mucho más luminosa, pero no por ello menos opresiva.

El escritor realiza también un potente ejercicio de proyección enfocada sobre el exceso de valor que se le concede a la nostalgia. Un sentimiento que mueve montañas, pero empaña las nuevas manifestaciones culturales que van a apareciendo en la actualidad. Esa metáfora golpea muy fuerte al lector que se ve muy increpado por ello, tal y como hizo Moore en su obra Watchmen, al bautizar al perfume de Veidt con el nombre de Nostalgia, en un guiño intencionado al lector que se mueve a través de las vidas de los protagonistas. Por supuesto es solo un ejemplo, no una comparación, dado que Humphries no es tan sutil y elegante al plantearlo, pues prefiere escupir directamente al lector para que no haya sombra alguna de duda sobre lo que quiere expresar.

Por supuesto es necesario hablar del trabajo de Quinones, dado que sin su aportación la obra sería justamente la mitad de lo interesante que resulta. Su dibujo limpio, clásico en muchos aspectos, es capaz de amoldarse, de mutar, de retorcerse y de innovar lo que sea necesario para introducir de lleno al lector en los locos acontecimientos que desata el Dial H. Sin esa peculiar forma de rasgarlo todo, la serie perdería la frescura que la impregna y todas esas ideas tan potentes acabarían muertas antes de poder nacer.

Una de las mejores series de Wonder Comics a la que hay que dar la bienvenida de forma muy efusiva al rescatar al Dial H de nuevo y ser capaz de conjugar tantos conceptos viejos y nuevos de forma tan eficaz. Un cómic que debe leerse.



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