Javier Vázquez Delgado recomienda: El año del Villano – Máscara Negra / Sinestro

Edición original: Black Mask: Year of the Villain núm. 1 USA (one-shot), Sinestro: Year of the Villain núm. 1 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guion: Mark Russell, Tom Taylor.
Dibujo: Cully Hamner, Yildiray Cinar.
Entintado: Julio Ferreira.
Color: HI-FI.
Formato: Grapa, 64 págs. A color.
Precio: 4,95 euros.

Dos reseñas en una.

Comienza un nuevo evento en el Universo DC, orquestado desde las páginas de la Liga de la Justicia, que para la ocasión se publica mediante especiales dedicados a los villanos en grapa doble, de forma mensual, siendo la primera la que une a Máscara Negra y a Sinestro.

Antes de separar este texto y dedicar líneas independientes a la hora de analizar lo que podemos encontrarnos entre las páginas de esta entrega, hay que comentar el vínculo común que tienen ambas, la aparición de Luthor, como activador de la trama que subyace bajo la marca del Año del Villano y que a los lectores veteranos les puede recordar, con toda la razón del mundo, al evento denominado Underworld, donde, Nerón, el maestro de ceremonias de este cómic escrito por Mark Waid, se manifestaba a distintos villanos y héroes prometiéndoles nuevos poderes. Las similitudes son evidentes, el fondo no, pero la forma, inevitablemente hace que los recuerdos afloren y solo queda ver hacia donde se dirigen todo lo que Luthor está orquestando desde la sombra.

Y ahora sí, pasemos a la acción.

MÁSCARA NEGRA

Para escribir el número dedicado a Roman Sionis tenemos a Tom Taylor, todo un peso pesado, guionista de obras tan relevantes como Injustice y DCSOS, que se deja caer por el evento a fin de dar forma al número del ahora un poco más famoso Máscara Negra (en parte por su aparición en la película Aves de Presa).

Roman apareció por primera vez en Batman #386 (agosto 1985) y Taylor revisita el origen del villano antes de lanzarlo de lleno a una trama que no es sino el inicio del algo más grande y peligroso, en la que Sionis se perfila como una amenaza encubierta dispuesta a dar rienda suelta a su sádica visión del mundo.

El escritor no se limita a producir un guion alimenticio sin más, sino que aprovecha la oportunidad para acercarse a la figura de Sionis y mostrarlo de manera cruda e implacable. Un maestro criminal, demente, pero inteligente, que nada tiene que ver con otras figuras del crimen organizado de Gotham. Sus motivaciones son oscuras, perturbadoras y hay un afán de venganza en su interior que aflora con letales consecuencias a la primera de cambio. Un relato que versa sobre la identidad y su búsqueda, de lo que queremos ser y lo que debemos ser debido a las circunstancias, aderezado por la presencia de Batwoman que investiga el caso que Renne Montoya le ha presentado.

Con los lápices de Cully Hammer, cuyo estilo se adapta a la perfección a lo que demanda la trama, el relato se erige con una puesta en escena potente sobre todo cuando se trata de la expresividad facial y el juego de sombras con el que Hammer demuestra su buen hacer. No estamos ante un dibujante que deslumbre, pero si ante un dibujante práctico que aporta al conjunto lo que es necesario para que funcione.

Un trabajo cumplidor, bien plantado, con una puesta en escena potente y un villano que demuestra que en buenas manos puede dar mucho de sí… incluso en este tipo de historias.

SINESTRO

Y ahora la joya de la corona de este número, el dedicado a Sinestro, el que puede ser considerado uno de los villanos más elegantes, no por vestir trajes de Zegna, ni llevar pesados relojes Omega, ni siquiera por lucir zapatos relucientes de hebilla… no, la elegancia de Sinestro va de serie, dentro de su persona, dentro de su ADN, porque Sinestro es elegante por naturaleza y de eso se vale Mark Russell para realizar un número unitario de potente factura que merece más de una lectura.

“Algunas personas sirven como soldados porque han elegido una causa. Otras personas eligen una causa porque necesitan servir, Pero la mayoría de la gente sirve porque es lo que hacen todos los demás”

Con semejantes palabras arranca este número del que es imposible despegarse hasta el final de sus páginas. Russell comienza fuerte, comienza duro, directo al mentón, sin concesiones, sin miramientos, para atacar de lleno la base, como le gusta, de esos cimientos que llamamos sociedad.

Sinestro, miembro de la Legión de la Condena de pleno derecho, es enviado a eliminar una posible amenaza contra el plan de Luthor. Sin embargo, es curiosa la conversación que mantiene estos dos villanos, que se tratan con respeto, pero sin sumisión alguna entre ambos.

Con Sinestro volcado en su misión, su característica forma de encarar los problemas lo llevará a descubrir una más que peculiar forma de existencia con la que la fuerza bruta sirve de poco.
Y con esta premisa Russell elabora un relato que le sirve de vehículo a la hora de continuar lanzado agudas reflexiones sobre la sociedad que vivimos, centrándose en nuestra efímera existencia y como nuestro limitado tiempo de vida nos limita como sociedad e individuos. La vida humana es perecedera, es breve, es un pestañeo en el universo que se pierde con fugacidad y eso nos hace ser cortoplacistas, sin tiempo para poder cambiar la triste ilusión de una libertad que no existe en realidad.

El dibujo corre a cargo de Yildiray Qinar, de trazo modesto, cumplidor, pero sin destacable fuerza ni el lo visual ni en lo narrativo, supeditado a una historia que apenas tiene espacio para el lucimiento visual.

Y si las palabras con las que Russell abre la historia son contundentes, las que la cierran son demoledoras al encerrar en cada silaba una verdad absoluta que resulta triste y desalentadora. Un trabajo brillante el que Russell realiza con Sinestro, sacando oro a cada viñeta y situación, elevando esta historia como una de las mejores publicadas recientemente. Para que luego digan que los eventos no sirven para nada.

Imprescindible.

Nos leemos en el siguiente número.



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