Javier Vázquez Delgado recomienda: Dinastia de X y Potencias de X, una visión en conjunto
Hemos llegado al final del camino, pero es el principio de un nuevo rumbo para nuestros temidos y odiados mutantes. Tras años de deriva, Jonathan Hickman ha tomado las riendas de la Patrulla-X y, derribando pilares y cimientos ha plantado las semillas de lo que será su paso por las series de mutantes. Bueno o malo, todavía es pronto, pero lo que es seguro es que va a dar mucho de que hablar. Cinco integrantes de ZN se atreven a hacer una valoración en conjunto de las dos series completas que conforman un arco de 12 números. Allá vamos.
Raúl Gutiérrez
La publicación de Dinastía de X, de Jonathan Hickman y Pepe Larraz, y de Potencias de X, también escrita por Hickman y dibujada en este caso por R.B. Silva, ha llegado a su fin en nuestro país. A partir de ahora, comienza una nueva serie regular para la Patrulla X, que arranca con un nuevo número 1, relanzamiento al que le siguen diversas colecciones mutantes para todos los gustos que aderezan este reboot mutante para que todo el mundo pueda elegir su serie favorita.
Sin embargo, ya hablaremos de dichas colecciones cuando las mismas estén más avanzadas, siendo el objeto de este análisis grupal, hablar del binomio formado por Potencias de X/Dinastía de X en su conjunto, dos series limitadas de lectura intercalada, que han puesto patas arriba todo lo que creíamos saber sobre los mutantes. Y es que, la premisa temidos y odiados ha sido retorcida por Hickman hasta el punto de dejar a los personajes sobre lo que trabaja prácticamente irreconocibles. Y sí, entiendo que esto puede ser precisamente lo que eche para atrás a muchos lectores a la hora de subirse al carro mutante cuyo auriga es Jonathan Hickman, puesto que en las páginas de estas dos series no van a encontrar a un amable Profesor Xavier que tiende una mano a la humanidad que lo odia y a la que libera de la amenaza de un imparable Magneto. Nada más lejos de la realidad.
Los mutantes tienen una nueva patria, y esta es Krakoa, isla a la que solo pueden acceder ellos a través de un sistema de portales, y desde la que proclaman una autodeterminación que ningún gobierno se niega a darles, y que trae consigo un sistema jurídico-legal propio invasivo, según el cual los crímenes cometidos por mutantes, serán juzgados por mutantes, según la meritocracia cuasi aristocrática que Hickman ha diseñado, y ello aún cuando las víctimas de dichos crímenes sean homo sapiens.
Por otro lado, se acabo regalar los dones mutantes al homo sapiens. Si el ser humano quiere adquirir lo que los mutantes le ofrezcan, tendrá que pagar por ello, como ocurre con cualquier otra nación soberana. En cuanto a los propios mutantes… estos parece que ahora son casi inmortales, por lo que su amenaza como salto evolutivo es mucho mayor hoy día. En cuanto a los líderes de estos mutantes tan nuevos, los mismos son seres como Apocalipsis o Mr. Siniestro, que trabajan codo con codo con un Magneto que se nos antoja más calmado de lo normal y con un Xavier que parece dispuesto a todo con tal de lograr un mejor futuro para su raza. Atrás quedó el Charles Xavier comprensivo y benévolo. Y es que, ha visto el futuro, y es un futuro nada bueno para los mutantes si los mismos continúan con su política tolerante y respetuosa con los humanos.
De esta forma Hickman desdibuja mucho a los mutantes, pero lo hace con tal arte narrativa, con un guión tan inteligente, que a mi juicio esto poco importa, estando como estamos acostumbrados a la escritura de un guionista que ya pergeñó unos Vengadores muy distintos a los que conocíamos, o que terminó de retorcer al Reed Richards Ultimate, llevando el camino trazado por Brian Michael Bendis sobre el personaje a un punto de no retorno que ha creado a uno de los mejores villanos que el Universo Marvel ha ofrecido en los últimos años: El Hacedor.
¿Será este cambio perpetuo? ¿Es este Charles Xavier más próximo a un Magneto o un Mr. Siniestro Claremontianos definitivo? Francamente, no lo sabemos, pero solo podemos tratar de disfrutar con la lectura y deleitarnos con lo que Hickman ha venido a ofrecer respecto de una franquicia legendaria y de capital importancia para Marvel Comics que se encontraba herida de muerte.
Estas dos miniseries introductorias funcionan muy bien conjuntamente, no necesitan de lecturas previas para ser entendidas (al constituir en sí mismas un reboot en toda regla) y suponen el pricipio de lo que, a juicio de este redactor no será si no una gran etapa mutante que muy posiblemente sea recordada durante años.
• Que por fin los mutantes gozan de autodeterminación como pueblo, y no todo es un sueño imposible o una concesión del gobierno.
Lo peor:
• La sensación de que los mutantes son omnipotentes, aunque está por ver si esto es así, y todavía es pronto para arrojar un juicio de valor al respecto.
El personaje:
• Charles “Don’t Fuck with me” Xavier.
Igor Álvarez Muñiz
Hickman no me convencía como guionista de los mutantes, aunque me había gustado en los Cuatro fantásticos y Vengadores, no lo veía adecuado, le falta corazón en sus guiones, más relaciones humanas y menos explicaciones pseudocientíficas, pero no dudé en darle una oportunidad. Con el primer número de ambas series no me convenció, pero aun así tenía la mente abierta y quería darle la oportunidad a estos doce números. Por desgracia para mi sigo pensando lo mismo, mucha explicación pero poco corazón. Que Hickman es un constructor de historias es innegable, le gusta imaginarse nuevos mundos y se los trabaja a fondo, pero aquí en vez de añadir nuevas partes a este gran edificio que son los mutantes ha decidido derribarlo y construir uno nuevo, uno donde los sentimientos y las relaciones personales, base de los X-Men y que los diferenciaba del resto de superhéroes, están prohibidas.
Si esto fuera una historia de un mundo alternativo, de un What if…?, probablemente diría “bueno, es diferente, no está mal, hay mucha imaginación…” pero no es el caso, Hickman pasa por encima de los mutantes como una apisonadora y no respeta ni un ápice de su personalidad ni de su historia. Porque no, esto no encaja de ninguna manera dentro de la historia de los X-Men, por mucho que se esfuercen lo que aquí se cuenta no cuadra con su historia pasada, y no me vale la disculpa de que Moira lo ha cambiado, no, porque si se cambia la historia de los mutantes eso repercutiría en todo el universo Marvel. No entra ni con calzador, pero ni esto ni los cambios de humor. No se qué es esto pero no son los X-Men.
El ideal por el que se crearon es la coexistencia pacífica, inclusión social que diríamos hoy en día, vivir juntos, el sueño de la aceptación, y ese sueño no lo cambia una conversación en un banco de un parque por mucho que nos lo repitan. Pero si nos metemos en los personajes ¿qué clase de gobierno es este que forman?, ¿en qué momento Xavier de fía más de Apocalipsis o Mister Siniestro que de Espejismo, Bala de Cañón, Pícara, Lobezno o el largo etcétera de líderes que tuvieron los diferentes grupos de X-Men. ¿Sebastian Shaw como jefe de operaciones encubiertas?, ¿en serio?, no tiene ningún sentido, pero lo que menos sentido tiene es que el resto de mutantes, muchos de ellos se enfrentaron a Xavier en diferentes ocasiones por diferencia de opiniones, ahora estén calladitos y obedientes. Es un total sinsentido camuflado por muchas palabras pseudocientíficas, la mitad de las cuales no son más que florituras que no llevan a ningún sitio.
Pero no solo se queda en esos personajes, Mister Siniestro es presentado como un payaso que parece sacado de la serie de Masacre, la llegada de Apocalipsis afirmando que ese es su sueño cumplido ¿cómo?, Apocalipsis siempre promovió la supervivencia y dominación del más fuerte, no que los mutantes vivieran en una isla formando su propio gobierno. Éxodo está por sus convicciones morales, es decir, no se me ocurre ninguna excusa para meterlo aquí. ¿Y qué decir de la condena de Dientes de Sable?, la facilidad con la que Jean, Ororo y Kurt están de acuerdo da miedo, pero lo que más miedo da es que un guionista sea capaz de hacer que Xavier diga “aquí no hay cárceles” y seguidamente lo meta en una, una muy cruel que vulnera los derechos humanos más básicos, ríanse de Guantánamo. Pero la peor parte se la llevan las mujeres, desde que Chris Claremont entró en la franquicia las mujeres de la Patrulla-X siempre se alzaron como independientes, personajes muy trabajados alejados de los clásicos tópicos de género, aquí nos muestran a una Jean Grey débil, que solo sabe llorar y pedir ayuda en batalla, además de ser tan moldeable que hasta es capaz de sonreír y compartir bebida amablemente con Emma Frost, ambas totalmente impersonalizadas como mujeres florero, esta última es mostrada como una manipuladora que utiliza su cuerpo como reclamo, lejos de toda evolución que ya empezase con Claremont en la serie de los Nuevos Mutantes, véase el comentario que hace a Xavier tras una misión “cómprame algo bonito”, en cierta manera este concepto de mujer como manipuladora también se ve en Mística, aunque su actuación es muy inferior. Quizás la que más me molesta es Tormenta, Ororo siempre fue uno de los personajes más fuertes, con mayor empatía, capaz de tomar sus propias decisiones, con un carácter independiente muy marcado que llegó a cuestionar y enfrentarse a Charles en varias ocasiones, eso sin contar su papel como reina de Wakanda, ¿aquí?, parece que es solo la voz de su amo, una persona que, desde una posición de altura, grita consignas de su líder para alentar a las masas. Hasta Polaris, ahora reducida a un ser que se queja de los humanos y escucha atentamente lo que su padre le dice, situando a este en un lugar jerárquicamente superior, siendo ella la que se somete a su opinión. Y Moira, ella puede ser la excepción, claro a no ser que se nos de por considerar sus poderes como el equipo de limpieza, se muere y la realidad se reinicia, su sacrificio nadie lo reconoce porque nadie se acuerda, como la ama de casa que limpia las habitaciones todos los días para que los niños puedan jugar, sin que nadie valore realmente su trabajo. Puede que sean palabras fuertes, pero más fuerte es lo que aquí se hace con el papel de la mujer, tan importante dentro del cómic de los mutantes. ¿Dónde están las mujeres-X?, no lo se, aquí desde luego no. Luego hay gente que se queja de que Marvel hace cosas forzadas… pues más que esto no lo he visto.
Sí que me gustaría acabar con algo positivo, el dibujo. RB Silva hace un trabajo enorme, pero lo de Pepe Larraz no tiene nombre, se disfruta de cada viñeta, lo dije hace unos meses y lo repito, la calidad que está dando este hombre a Marvel es inmensa y esperemos que se quede mucho tiempo. Pero el gran dibujo no me convence tanto como para poder disfrutar de estas series. Ojalá pudiera, amo los mutantes desde que empecé a coleccionarlos mes a mes hace cerca de treinta años, pero aquí estoy muy decepcionado.
• Me alegra que haya gente que disfrute de los mutantes, pero hoy yo no lo hago
Lo peor:
• Que esto exista
El personaje:
• Lobezno, por lo menos él tiene una frase en la que se cuestiona todo esto
Raúl López
Ten cuidado con lo que deseas. Esta frase hecha a buen seguro que habrá pasado por la cabeza de más de uno tras concluir la lectura de las miniseries de Dinastía de X y Potencias de X, y es que aunque en la cabeza de la mayoría Jonathan Hickman sonaba como el salvador del universo mutante lo cierto es que el resultado final ha generado cierto cisma entre los que consideran este proyecto una obra maestra y aquellos que se declinan por un enérgico: “Esta no es mi Patrulla-X.”
Resulta sorprendente que la gente no viese venir el tipo de obra que se iba a sacar de la chistera Hickman, sus proyectos anteriores: Shield, Los 4 Fantásticos, El proyecto Manhattan, incluso Los Vengadores, se han caracterizado por ser excesivamente esquemáticos, densos a la par que exigentes, sus obras son espectaculares a nivel conceptual pero no es menos cierto que tiende a primar la escenificación por encima de la acción. Algo que también sucede en este relanzamiento mutante. Como si de una partida de ajedrez de alto nivel se tratase va haciendo pequeños movimientos de piezas en el tablero, te va arrastrando poco a poco y cuando no te das cuenta recibes un fogonazo con una idea tan potente, tan imaginativa que se queda en tu retina para siempre, sirvan varios ejemplos: Krakoa como nación, el secreto de Moira o la longevidad mutante, en cierto modo, su forma de escribir me recuerda a la de Warren Ellis quien no sólo es capaz de escribir geniales historias sino que además deja tras de sí un rastro de semillas para que los autores que vengan tras de él puedan usarlas como cimientos para futuras tramas.
Hickman es un magnífico arquitecto mental, y eso es justo lo que ha hecho con el universo mutante, lo ha sacado de unas cenizas que amenazaban con ser el fin de los pupilos de Xavier y ha creado de la nada una nueva línea argumental sobre la que cimentar un buen número de nuevas series, ahora está por ver cuantas de ellas sobreviven a un año vista y cuantas son capaces de mantener la calidad de Dinastía y Potencias.
Volviendo al debate, ¿es mi Patrulla-X? Pregunta de difícil respuesta, mi Patrulla es la de Chris Claremont, e incluso a lo largo de su extensa etapa encontramos diferentes fases, normalmente marcadas por la entrada de un nuevo dibujante y son muy diferentes entre sí. Poco o nada tiene que ver Días de un futuro pasado o La saga de Fénix Oscura con La caída de los mutantes o la segunda saga del Nido. Y si hablamos de los autores que cogieron el timón tras la marcha de Claremont me atrevería a decir que el único que se acercó a aquellos tiempos de gloria sería Joss Whedon con su Astonishing X-Men, el resto sólo han sido guionistas más o menos inspirados que o bien eran excesivamente planos en sus argumentos para evitar salirse de la foto de lo que esperaba encontrarse el lector o bien excesivamente experimentales – aunque muy disfrutables – como Grant Morrison o en menor medida Joe Casey. Hickman me atrevería a decir que está a medio camino entre Whedon y Morrison, es decir, tenemos ese torrente de ideas del escocés y a su vez, y sobretodo en Dinastía de X, ese sabor añejo que tan bien supo captar Whedon.
Personalmente, me ha fascinado lo que propone Hickman, creo que el universo mutante necesitaba una sacudida de este calibre, si que es cierto, que como a muchos le habrá sucedido voy a necesitar de una tercera y cuarta lectura para poder asimilar todos los nuevos conceptos que introduce el guionista, es más, es de esas obras tan exigentes que estoy seguro que dentro de diez o veinte años con una nueva relectura seguiré descifrando detalles que se me habían pasado por alto, ¿es esto malo? al contrario, nos posiciona ante una obra que con cada nuevo acercamiento más la vamos a valorar.
• Me quedo con el esfuerzo por parte de Marvel Comics de reflotar el universo mutante poniendo a unos autores tops lo cual evidencia que la editorial sigue apostando fuerte por los pupilos de Xavier.
• Lo exigente de la propuesta de Hickman que va a obligar al lector a releer no pocas veces la obra para captar todos los detalles.
Lo peor:
• Sólo se me ocurre que para poder tener una edición como se merece en tapa dura y encuadernación holandesa tendremos que esperar mínimo cinco años si Panini Cómics mantiene su política de reedición.
• Añadiría también la ausencia de protagonismo del que es uno de mis personajes favoritos, Kitty Pryde.
El personaje:
• Me quedo sin lugar a dudas con Moira, un personaje por el que siempre he tenido un cariño especial y me parece fascinante la vuelta de tuerca que ha tenido con ella Hickman.
Juanjo Carrascon
Qué decir de Dinastía de X y Potencias de X que no se haya dicho ya. Cómo lector veterano de Marvel Comics y en concreto de los mutantes, debo decir que, si bien en una segunda lectura y de seguido he disfrutado enormemente de ambas series, creo que es pronto para una valoración cerrada de lo que va a suponer el paso de Hickman en la Patrulla-X.
Hickman es denso, muy denso cuando empieza por derroteros puros de ciencia ficción. Para mí esa complejidad sci-fi hace que me aliene de la historia. Me ha costado mucho seguir el hilo de Potencias de X. Si bien debo decir que una lectura en conjunto y de seguido, con Dinastía de X, me ha permitido centrarme en la historia.
Mi corazón ahora está partido. Por un lado, ver estos X-Men me deja frio como el hielo. Por otro, esta renovación frente al hastío de años atrás, por no decir de la última década, me alienta a seguir este proyecto. Han sido años nefastos y todo oasis en el desierto es bienvenido.
La historia está bien montada, bien orquestada. La trama destila un componente épico, con un trasfondo de ciencia ficción que puede llevarnos a una era para el recuerdo o a un apocalipsis sin retorno. Los planteamientos de Hickman son tan radicales, tan distintos de lo visto hasta ahora que lo que encuentro delante de mí no es ni de lejos lo que llevo leyendo toda mi vida. Entiendo que una persona evoluciona en su pensamiento, y es completamente normal. Si bien lo que no consigo hacer mío es que, lo que hemos sentido, vivido durante todos estos años, era una falacia, un enmascaramiento de lo que de verdad se pretendía por Xavier, Magneto y Moira.
Lo que si debo alabar es la gran tarea del autor. Hickman lleva a cabo un completo encaje de bolillos. La labor efectuada permite encajar a la perfección el nuevo status quo con la historia de la Patrulla-X.
Por otro lado, la parte gráfica es de sobresaliente. Pepe Larraz desarrolla un trabajo soberbio, y R.B. Silva se ha desatado en Potencias de X. La elección de ambos ha sido muy acertada, y las palabras elogiosas que se merecen ambos no deben caer en saco roto Espero que ambos sean tenidos en cuenta en futuros eventos o incluso en las series principales de los mutantes.
Como conclusión debo poner en la mesa mi preocupación sobre si Hickman hará que perdamos el cariño y empatía por unos personajes temidos y odiados, y por el contrario sean convertidos en unos activistas cercanos a la Hermandad de Mutantes Diabólicos.
• La parte gráfica, y en concreto Pepe Larraz.
Lo peor:
• Covertir a la Patrulla-X en unos activistas nada afables.
El personaje:
• Magneto, por su magnificencia, y porque creo sinceramente que es el ganador en este nuevo status.
Jordi Molinari
Hickman. Sólo tú podías volverme a re-engancharme a los mutantes. O mejor dicho, engancharme de una vez, pues mi principal contacto seguían siendo la serie animada de los noventa y las películas de la Fox. Alguna serie y evento (Cyclops was right) he leído estos años, pero no tenía la asiduidad con la que puedo tener con series de Batman o Green Lantern. Así pues, este nuevo enfoque claramente estaba destinado a lectores como yo, que jamás habíamos traspasado completamente la puerta, viendo la gran cantidad de ruido que había al otro lado.
Hickman me hizo amar a los 4 Fantásticos, y esperé sin suerte a que viniera a hacer esto mismo en DC Comics con la Legión de Superhéroes, pero no me quejo para nada que haya vuelto a Marvel para hacerlo finalmente con los mutantes. Ha sido, dentro de la devastadora noticia de no tenerlo en las filas deceitas, la mejor noticia posible. A diferencia de mis compañeros con décadas de fiel seguimiento de todas las series mutantes, yo no he tenido ningún problema en que uno u otro personaje no “suene” como lo recordaba, pues pocos personajes tenía bien definidos en mi cabeza.
Ciertamente que, pese a eso, a mí también me sigue sorprendiendo la nueva actitud de Charles Xavier. Pero a fin de cuentas, hablamos de un personaje que hasta donde mis conocimientos alcanzan, se han dedicado a ponerle esqueletos en el armario y hacerlo cada vez más gris en las últimas décadas. No me molestó que quitasen la “pureza blanca” de Billy Batson para ser Shazam, y no me importa que tenga una tonalidad bastante similar a la de Magneto. A fin de cuentas, Erik ha sufrido en muchos casos el efecto inverso, y si las nuevas reglas de juego es que ambos amigos lucharan juntos para hacer crecer y mantener su sueño mutante, no podían ser tan opuestos. Ahora tenemos al Profesor X como el candidato demócrata, y a Magneto como el candidato republicano. Y ambos, por encima de sus diferencias, está su nación mutante. Krakoa.
Todo esto no es posible sin Moira, quien es el verdadero motor de cambio de todo el universo mutante. Hickman juega tremendamente bien con su nuevo poder mutante, y las distintas lineas temporales que se nos presentan de forma conjunta tanto en Dinastía de X como en Potencias de X. El momento en el que me doy cuenta que no sólo se llama Moira X por ser una mutante, sino porque en el presente es su décima reencarnación, X en números romanos, es de esos momentos que te hace releer otra vez más todos los números anteriores, para revisar por enésima vez todos los detalles que ha ido colocando sobre la mesa.
Las reencarnaciones de Moira son una excusa genial para no quitar nada de la continuidad. Todo ha ocurrido, si no en la 4ª vida de Moira, en una de las posteriores. Y si les interesa a Hickman y demás arquitectos del nuevo universo mutante, estarán en la actual continuidad. Puedes hacer una continuidad oficial desde “cero”, y sin que nadie pueda acusarte de haber sacado de la continuidad cualquiera de los cómics publicados. Que, por las reseñas de mis compañeros, tampoco habría mucha queja si eso ocurriese con las publicaciones mutantes de los últimos años.
Aparte de todo esto, las páginas dedicadas a documentación son un añadido genial. A mí me encantó Doomsday Clock, siendo una de mis partes preferidas las páginas finales documentando los hechos narrados, o ampliando temas paralelos. A pesar de tener los cómics la parte visual, y siempre es mejor enseñar en vez de contar, en este caso cada página se le presta tanta o más atención de cualquiera de las páginas. Y no es por la falta de calidad, puesto que el talento de Pepe Larraz es de sobras conocido, pero también hemos visto a un R.B. Silva que no recordaba tan potente en su etapa en DC Comics. O quizás no le presté la debida atención. Estas dos miniseries me parecen unas obras geniales para dar el paso de meterte de lleno en el universo mutante, aunque tendrás que prepararte ya que se vendrán muchas series la mar de interesantes, y es tanto una bendición como una maldición. En mi caso, mientras estas series tengan en sus genes mutantes la firma de Hickman, me tendrá benditamente maldito.
• Tener la oportunidad de (re)introducirte con los mutantes de forma tan limpia y potente.
Lo peor:
• Hubiese preferido ya tener una amenaza real para los mutantes más palpable.
El personaje:
• Moira X. Es el motor del cambio del universo mutante, la pieza angular del proyecto de Hickman.
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