Javier Vázquez Delgado recomienda: El Espectro, 80 años de venganza
El primer día de febrero de 1940 los kioskos y demás puntos de venta de cómics de Estados Unidos abrieron con la llegada de More Fun Comics #52, la nueva entrega de la revista de historietas pionera en el mercado americano, por ende podemos decir que mundial. Fue la primera publicación dedicada a presentar cómics originales, en lugar de reimpresiones de tiras de prensa. Aquel mes de febrero cumplía cinco años de vida y, puede que adrede o no, lo celebró con el debut de un nuevo personaje diferente de los demás superhéroes ya existentes. Aunque en aquella entrega solo se cimentó la primera piedra de lo que más adelante sería uno de los justicieros más originales y prácticamente único en su especie.
Creado por Jerry Siegel y Bernard Baily, el Espetro es un personaje que no se parecía a ningún otro. Nace de una idea que parte de la venganza del justiciero que ha fracasado en vida en su lucha contra el crimen y debe volver del más allá, o no marcharse del todo, para terminar lo que ha empezado y no ha podido realizar. Es casi como la expresión del que jura no descansar hasta lograr su objetivo aunque muera en el intento. Y es además una idea que con el tiempo fue reciclada por otros autores. Pues siempre me ha parecido que el concepto de The Crow, la serie de cómics de James O’Barr que inspiró la célebre película de Alex Proyas que protagonizó Brandom Lee, bebía mucho de este concepto. En ambos casos encontramos a dos inocentes que mueren a manos de unos gángsters y vuelven a la vida para vengarse.
Como suele ocurrir con los nacidos en la Edad de Oro, un personaje que fue diseccionándose conforme ha sido escrito por distintos autores, con el paso del tiempo. Y que supuso la llegada de un poder que nace de una deidad en forma de héroe en el mundo de los cómics. Bastante cercana a la religión cristiana. Es presentado como el paladín de La Voz del más allá que le da poderes para eliminar el mal y vengar las injusticias que éste comete. Esa sencilla idea le dotaba de habilidades vistosas para el lector, pero lo más importante, ofrecía un sin fin de posibilidades que fueron explotadas hasta el punto de llegar a convertir al personaje en el máximo salvador del Universo DC, como ocurriría casi medio siglo después en Crisis en Tierras Infinitas y Hora Zero.
En la Edad Oro
En la creciente ola de personajes justicieros que estaban llegando entre finales de los años 30 y los primeros meses de 1940, el Espectro ocupaba una posición vacía. Pues no era un ser de otro mundo como Superman, ni un humano con habilidades detectivescas y armas especiales como Batman y Sandman, tampoco tenía poderes causados por un accidente de laboratorio como Flash, ni recibía la ayuda de un genio como Thunderbolt o sus poderes nacían de un descubrimiento arqueológico como Hawkman. Era un ser humano que moría y resucitaba gracias a un espíritu superior. Y volvía al mundo de los vivos con unos poderes casi ilimitados que le permitían hacer de todo, con el objetivo único de vengarse por la injusticia cometida y luchar por el bien. Su apariencia de por sí levantaba respeto, su imagen fantasmagórica era imponente.
Jim Corrigan nació en aquel More Fun Comics #52, pero no lo hizo todavía el Espectro. No con la apariencia icónica que se le conoce, con la capa y capucha verdes y la piel blanca. En esta entrega solo aparecía el detective luchando contra un gángster llamado Gat Benson, a quien hacía tiempo que estaba persiguiendo. La noche en que iba a anunciar su matrimonio con Clarice Winston, en una gala de alto postín, recibió un chivatazo acerca de las operaciones de la banda y acudió a investigar, ocupándose de unos cuantos matones, pero con tan mala fortuna que esa misma noche el capo y sus secuaces terminaron por secuestrarle a él y a su prometida. Al pobre Jim lo dejaron inconsciente y lo metieron en un barril lleno de cemento de secado rápido para luego tirarlo al río. Murió en el acto pero su alma fue rescatada por el espíritu de la venganza. Y en su viaje hacia la luz, el desorientado Jim creía ir al más allá, muerto, pero se encontraba con que no podía descansar en paz, pues debía volver al mundo de los vivos para hacer justicia.
Así, regresaba al fondo del río, donde podía respirar y moverse libremente y encontraba el barril con su cuerpo en el interior. Y al salir a la superficie descubría que podía gravitar, su sombra iba y venía, era capaz de atravesar los objetos. Entonces, oía la voz de Clarice en un almacén del puerto y acudió a rescatarla. Aquí terminaba la historia en More Fun Comics #52. Es meritorio destacar que, en una época en que la continuidad como hoy la conocemos no existía, el bueno de Jerry Siegel se permitió contar una trama en la que supo cortar en el momento de más emoción y misterio. Un recurso ya conocido en las tiras de prensa, la acción terminaba con el regreso a la vida de Jim y la llamada de auxilio de su amada Clarice. En el siguiente número la acción continuaba al momento, con Jim sorprendiendo a sus asesinos con su misteriosa y etérea presencia. Descubría parte del alcance de su poder, cuando tocaba a uno de los gágnsters y le hacía envejecer hasta que su piel se consumiera, dejando su esqueleto, consciente hasta el punto en que desaparecía.
Terminaba así con la banda de Benson, salvaba a Clarice y determinó que no podía seguir con su relación, que él debía continuar siempre en su lucha contra el crimen, abrazando, a su pesar pues amaba a la joven, el poder del Espectro y la responsabilidad con la que se veía a partir de ese momento. Con el paso de las entregas se fueron desvelando más habilidades de Jim Corrigan y sus poderes sobrenaturales. Incluso, en el siguiente número, el #54, llegó a tener una conversación con esa fuerza del más allá, cuando ésta le llamó para dar el paso a la otra vida justo en el momento en que estaba salvando a Clarice, otra vez, de un vidente asesino que estaba extorsionando a su familia, cuya estafa Jim como detective había sacado a la luz. El momento de la conexión con esa enigmática consciencia ocurría cuando habían disparado a la chica y el Espectro se proponía a detener la bala. Le daba a elegir si quería unirse al más allá o quedarse en los límites terrestres, pero con la condición de que no podría cambiar de opinión nunca. Por supuesto, el héroe no dudaba y decidía continuar su lucha contra el crimen, por supuesto, después de salvar a su querida Clarice.
Y así fueron sucediéndose las aventuras del Espectro, luchando contra el crimen con sus poderes casi ilimitados, convirtiéndose en ese ente fantasmal capaz de volar, atravesar objetos, duplicar su cuerpo, volverse intangible, aumentar su tamaño, inmune a cualquier ataque de cualquier arma… un ser todopoderoso que luchaba con sus dones divinos contra villanos callejeros, mafiosos, gángsters, siguiendo el hilo general de los cómics inspirados en la novela negra de los años 40. En un sorprendente giro de los acontecimientos, Jim Corrigan resucitó en More Fun Comics #75. A partir de ese momento, su lucha contra el crimen se vio mermada en un controvertido viraje editorial, pues pasó a preocuparse casi más por salvar de cualquier peligro a su sidekick, Percival Popp, the Super Cop, un personaje que suponía un descargo cómico innecesario (como casi todos los descargos cómicos) que había sido creado en el número #74. Un policía de Nueva York que ocupaba el rol de patán al lado del señorío, la elegancia y la rudez de Jim Corrigan. Además, el Espectro quedó como un personaje independiente de Corrigan, siendo la representación de la presencia, siguiendo como esa personificación de la lucha contra el mal enviada por Dios. Después de More Fun Comics #90, abril de 1943, Jim Corrigan se alistó en el ejército para combatir en la Segunda Guerra Mundial, quedando el Espectro como un personaje secundario vinculado a las andanzas de Percival, el cual ganó un inexplicable protagonismo, visto con el paso del tiempo.
De esta forma se perdió el halo de misterio y misticismo que envolvía al personaje por un tono más desenfadado, en la línea de otros superhéroes más mundanos. Por suerte, este personaje, Percival, tuvo solo 27 apariciones en esta cabecera, hasta el #101 en enero de 1945, después de una decena de aventuras sin más interés que ver cómo el Espectro le ayudaba a resolver operaciones que le quedaban grandes, con situaciones hilarantes en las que los matones se ríen a sus espaldas y son noqueados por el Espectro cuando están a punto de atacarle. No volvió a ser parte de las historias del personaje, una vez fue recuperado en la Edad de Plata, a excepción de una única aparición en The Spectre vol. 3 #24 en diciembre de 1994, en una historieta de John Ostrander y Tim Mandrake narrada en analepsis que servía de recuerdo y cierre del personaje casi medio siglo después.
Al igual que ocurrió con tantos personajes de la Edad de Oro, las aventuras del Espectro dejaron de publicarse. Y, a diferencia de otros superhéroes, es esta una de las pocas ocasiones en las que no lamento que ocurriera, pues el rumbo del personaje se había perdido completamente, al perder a Jim Corrigan en favor de Percival Popp, lo que fue un auténtico bajón. El bagaje total del Vengador Astral en esta etapa se resume en 50 apariciones en More Fun Comics y en las 23 primeras entregas de All Star Comics, formando parte de la Justice Society of America desde su fundación, señal de la importancia que tuvo en sus primeros años, puesto que fue uno de los elegidos para encarnar el primer equipo de la historia. Cabe destacar que Jerry Siegel y Bernard Baily crearon la mayoría de sus aventuras en solitario, estando acreditado el dibujante hasta la última aparición. Es difícil saber si el que fuera co-creador de Superman escribió todos los guiones porque no hay acreditaciones históricas que lo confirmen, aunque hay fuentes en las que sí figura como uno de los autores de aquel More Fun Comics #101, en referencias biográficas del autor se cuenta que abandonó DC Comics en 1943, dos años antes del cese de las publicaciones del personaje. Personalmente, prefiero pensar que no fue responsable del liderazgo de las aventuras de Percival Popp y que su marcha coincidió con la de Corrigan.
El regreso. Edades de plata y bronce
Por suerte para la historia del personaje y para los lectores, su regreso en la Edad de Plata le sentó bien. Cuentan las crónicas que el editor Julius Schwartz ya planeó su regreso a mediados de los 50, pero este ocurrió finalmente en febrero de 1966, en Showcase #60 de Gardner Fox y Murphy Anderson, en la cabecera creada en marzo de 1956 (que duró 104 entregas hasta septiembre de 1978 aunque con un parón entre el #93 publicado en septiembre de 1970 y el #94, mismo mes siete años después) que hacía las veces de contenedor de historias de distintos personajes que no tenían serie propia en ese instante, que protagonizaban todo el número (salvo alguna página dedicada a tiras cómicas usadas para promocionar juguetes) y en cada entrega cedían el testigo a otros superhéroes, dándoles espacio para darse a conocer al no tener series en solitario. El Espectro apareció en cuatro entregas, #60-61, 64 y 100. En su número de regreso se incluía una página íntegra de texto que contaba el origen del Espectro, con un repaso a su biografía, su trayectoria en More Fun y All Star Comics, su vínculo con la JSA… pero no nombraba a Percival Popp. Citaba la marcha de Jim Corrigan al ejército como el momento de la separación entre él y el Espectro, contando que el espíritu siguió su lucha en solitario. ¿Hacen falta más pistas para descubrir que la propia editorial lamentó su error creativo?
El recuperado espíritu, con Jim Corrigan de nuevo como portador del manto, también apareció en agosto y septiembre del 66 en Justice League #46-47, durante el encuentro anual entre la Liga y la Sociedad de la Justicia, quedando encuadrado desde entonces en Tierra 2. Al año siguiente, en The Brave and the Bold #72 de Bob Haney y Carmine Infantino, donde tuvo un encuentro con el entonces todavía nuevo Flash de Barry Allen, en un viaje de éste a Tierra 2 poseído por un fantasma de un piloto de la Primera Guerra Mundial que buscaba venganza de sus compañeros de escuadrón y el caso es entregado al detective Jim Corrigan, que este lo entrega a su alter ego.
Desde el primer número de regreso se vio a un Espectro con un tono más oscuro, con aventuras más siniestras, buscando elementos sobrenaturales que sentaban mejor a un personaje venido del más allá. Y gustaron tanto al público que en diciembre de 1967, menos de dos años después de su regreso, salió a la venta The Spectre #1, el primer número de su primera serie, escrito por el omnipresente Gardner Fox, aunque durante los diez números que duró el título hubo baile de equipos creativos. Neal Adams llegó a dibujar los números #2-5, escribiendo también los dos últimos. Autores como Mike Friedrich y otros dedicados al género del terror Mark Hanerfeld y Steve Skeates también escribieron algún número. La serie, que estuvo formada por relatos independientes, orientados más hacia el género del horror que del detectivesco y religioso, concluyó en junio de 1969, con el personaje tomándose otro respiro.
A partir de este punto se suceden casi 20 años en los que el Vengandor Astral realiza contadas apariciones hasta volver a tener su serie propia, la cual llegó en 1987. El estigma de la dificultad de protagonizar sus propias historias, al ser un personaje todo poderoso y casi omnipresente, se tatuó a fuego junto a su nombre y empezó a ser utilizado como recurso de última hora ante situaciones de extrema gravedad, en las que la existencia misma del universo o del mundo corrían peligro. Lo cual no era una mala salida, pero tampoco podía convertirse en un recurso habitual.
La primera vez que sucedió fue en Justice League of America #83, en septiembre de 1970. En una paranormal situación en la que Tierra 1 y Tierra 2 estaban a punto de colisionar, a causa del poder trascendental de un alienígena llamado Creator² que ansía crear un nuevo mundo con la fusión de las dimensiones de los dos planetas, usando a Red Tornado como enganche entre los dos mundos. Todo estaba explicado en el número anterior. Esta situación era casi una idea primigenia de lo que estaba por llegar quince años después… Tras los esfuerzos inútiles de los héroes de ambos mundos, el Dr. Fate convoca al Espectro, que estaba reposando en un cripta de un lugar indeterminado.
La razón por la que estaba descansando ahí no se llega a explicar, de hecho, en la propia viñeta del momento de la invocación un recuadro indica al lector que esa información no es relevante, porque la propia historia es ya de por sí aterradora. Un momento más que misterioso, porque en el #82 había aparecido en la sede de la Sociedad de la Justicia planeando cómo actuar con el resto de compañeros. Volviendo a la aventura, finalmente usaba su presencia para evitar la colisión interplanetaria, facilitando el acceso del Dr. Fate y Thunderbolt a entrar en la nave del alienígena y destruirla, liberando así a Red Tornado y salvando los dos mundos.
Como consecuencia, su cuerpo etéreo se desvanecía, liberando su alma, encontrando el consuelo eterno al expiar sus propios pecados y los de los demás. Oficialmente era una muerte del personaje. Una desaparición inesperada. Pero volvió, sin justificaciones de continuidad. La siguiente aparición fue en Adventure Comics #431, en enero de 1974. La veterana cabecera antológica pasaba por un momento diferente al de sus orígenes, pues en lugar de albergar varias aventuras de distintos personajes, era uno solo el que protagonizaba la historia principal, acompañado por una historia de complemento de personajes que no siempre eran otros superhéroes conocidos y alguna tira cómica promocional. Así, entre el #431-440, hasta agosto de 1975 (la periodicidad era errática) el personaje volvió a tener presencia en las librerías, protagonizando esta vez historias policiales con un tremendo tono oscuro. Escritas por Michael Fleisher y Russell Carley y dibujadas por Jim Aparo, dotaron al personaje de un juicio muy severo y mucha sangre fría, pues desde la primera no dudaba en matar para castigar al pecador antagonista, aunque fuese un mero ladrón. Algo que no era nuevo, pues ya lo hizo en su primera aventura salvando a Clarice.
El primer número se llamó The Wrath of the… Spectre, La Ira del Espectro, y fue el nombre que dio título a una recopilación en cuatro partes de los diez números más tres historias que se quedaron sin publicar en el momento de la cancelación, que salió a la venta en mayo de 1988. Y es que esta etapa, considerada como la tercera serie dedicada al Vengador Astral (después de la etapa de More Fun Comics y la primera serie homónima), resultó muy violenta y controvertida para el público. Pero tenía una razón de ser.
El comic code había levantado el pie, dando paso a historias más profundas y arriesgadas que las que se venían haciendo desde los años 50. El editor fue Joe Orlando y éste atravesaba un momento de su vida en que sentía que el mundo necesitaba un héroe implacable, ya que había sufrido un atraco en Nueva York, un acontecimiento que puede marcar dolorosamente a cualquiera. Entonces, entre la ira del propio Orlando y la creatividad de Fleischer sumado al apoyo argumental de Carley, un autor vinculado a títulos de terror, más el dibujo oscuro y de corte más rudo de Aparo, crearon una serie no apta para lectores dóciles de cierta sensibilidad.
Hay que señalar que las muertes eran muy creativas, pues no se mostraban viñetas llenas de sangre, sino que a veces se veía al espíritu coger un coche en el que huían los malhechores y lo lanzaba por los aires, dando a entender que éstos morían al caer. O se veía algún esqueleto aparecer de repente, o algún disparo pero no siempre se mostraba al cadáver de turno. Un número especialmente creativo fue el #435, en el que además apareció un personaje llamado Earl Crawford, un reportero de aspecto similar a Clark Kent, que fue creado para personificar las preocupaciones de los lectores por las excesivas muertes de la serie. Quería mostrar la excesiva violencia de un ser que se supone lucha en el bando de los buenos, pero con acciones propias de los del bando de los malos. En ese número el Espectro mataba a un ladrón de una tienda dando vida a un muñeco de un vikingo con un hacha. También convertía en un bloque de madera a un secuestrador que retenía a Crawford y lo cortaba en pedazos. En una desgarradora última página lamentaba que la familia del criminal no tuviera la opción de enterrarlo, por malvadas que hubieran sido sus acciones.
Pero el mensaje de los propios autores, en plan “pensamos como los lectores, pero estamos creando un personaje, una serie propia, un contenido de ficción…” no bastó para impedir el final de esta breve e intensa etapa. Forma parte de la idiosincrasia del personaje y es, tal vez, el conjunto de historias más oscuras del mismo. Y si hoy en día volviera a contar con un título propio, debería ser el camino a seguir, pues si de venganza y justicia hablamos, de lucha contra la misma esencia del mal, no hay que temer a contar historietas de este nivel, aunque el contrapunto de Earl Crawford sea necesario para equilibrar la balanza. Hasta el comienzo de los 80, el Espectro volvió a desaparecer, salvo la aparición en el crossover anual en Justice League of America #147 casi testimonial. Incluso volvió a aparecer otras catorce veces en Adventure Comics, en los números #491-503 pero con reimpresiones de historias de Gardner Fox publicadas en Showcase en los 60 y la primera serie homónima.
Hacia la segunda serie
Llegamos ahora a la etapa previa a Crisis en Tierras Infinitas. A principios de los 80, cuando las series de DC Comcis que más estaban pegando eran los Titanes y la Legión de Superhéroes, con una Liga de la Justicia en periodo de transición y una formación muy distanciada de la original, el primer gran grupo de superhéroes con título propio, como ya tuvieron en la década anterior, pero esta vez llamado All-Star Squadron, escrito por Roy Thomas, dibujado por Rich Buckler y entintado por Jerry Ordway, con el gran Len Wein como editor. Y con historias de la ya entonces vieja escuela y, por supuesto, con aparición de los miembros fundadores, aunque algunos, como fue el caso del Espectro en una viñeta durante una narración. Esta serie es apasionante, desde las primeras páginas presentan una situación límite en la mayoría de los héroes de la Edad de Oro han sido atacados, noqueados y secuestrados por un misterioso grupo de villanos, que estaban liderados por Per Degaton, tremendo personaje obsesionado con el viaje temporal. Nuestro protagonista tuvo la desgracia de ser uno de los desafortunados. Como curiosidad, aparecía en la portada de este primer número una foto suya, como una señal de que esa iba a ser la magnitud de su presencia.
Y es que el protagonismo de esta serie recayó, en un principio, en el Átomo (Al Pratt), Dr. Mid-Nite (Charles McNaider), Hawkman, Johnny Quick, Liberty Belle, Plastic Man y Robotman (pero Robert Crane, no el miembro de la Patrulla Condenada Cliff Steele), los cuales formaron un equipo muy equilibrado, con mucha química y posibilidades de protagonizar una gran historia coral. En el tercer número, que fue la conclusión del primer arco argumental, venciendo a Per Degaton y sus aliados, otros villanos menos conocidos en el Universo DC pero igualmente interesantes como Wotan, Sky Pirate, Dr. Zodiak, King Bee, Monster y, este sí es más conocido, Solomon Grundy. El Espectro, en un punto de inflexión, con los miembros de la Sociedad adormedicos bajo un hechizo y los del nuevo escuadrón luchando, se despertaba tras una erupción volcánica de la isla en la que se encontraban y con sus poderes astrales liberaba a sus compañeros y volcaba la lucha a su favor. Esto es, era utilizado como un poderoso deus ex machina.
A partir del siguiente número tuvo algo más de protagonismo, siempre dentro del reparto coral de esta serie. Esa fue realmente la magia que logró Roy Thomas en este título, equilibrar la importancia y el peso de los personajes en función de la historia. Lo cual es muy bueno, y nada fácil, porque manejaba una galería de protagonistas muy potente que supo administrar. Aunque, como nunca llueve a gusto de todos, habrá quien al leerla eche en falta más importancia de uno u otro personaje en algún momento, pero es que era una serie titulada All-Star Squadron, y el escuadrón era el protagonista por encima de sus integrantes. En los números #27-28 adquirió una importancia capital, porque fue poseído por el villano Kulak, un enemigo de la Edad de Oro al que el Espectro ya derrotó en All-Star Comics #2. Este acontecimiento desembocaba en un enfrentamiento contra el Dr. Fate, al que conseguía derrotar en un duelo de magia aplastante, enviándolo al confín del mundo. En el siguiente número se convertía en el villano a batir, de hecho, Wonder Woman llegaba a exclamar durante la batalla de todos contra el Espectro que había que matarlo.
Resulta muy interesante y bastante revelador que las mayores actuaciones del Espectro en esta serie, así como se demuestra en años posteriores en su participación en los grandes crossovers, es que el personaje es utilizado como recurso en un punto de inflexión, de gran impacto por supuesto, o como villano que se vuelve contra los héroes, pero no como un protagonista principal. Despierta esa lectura de que hay personajes, como también le pasa a veces a Superman, a los que parece que es difícil enmarcar en grandes historias por el elevado nivel de poder que poseen. Algo que parece ser una losa para los guionistas, que se pierden al crear una trama en torno a alguien omnipotente. Siempre he pensado que un personaje muy poderoso ofrece una infinita gama de posibilidades a las que enfrentarlo, porque pueden verse en miles de situaciones complicadas, pero no siempre es así para los creadores de cómcis.
En total apareció en 28 de los 67 números de la serie, ente 1981 y 1987. En aquella primera mitad de los 80, antes de la Crisis, también apareció en tres números de Ghosts, la revista antológica de historias sobrenatules y de terror. Un título casi olvidado que nació en 1971 y murió once años después, con un total de 112 entregas y tuvo mucho tirón entre un público que no buscaba (o no solo buscaba) historias de superhéroes, al igual que otras cabeceras de DC como House of Secrets, House of Mystery y Tales of the Unexpected, ya fuera de DC, en la misma línea que Eerie y Creepy. El caso es que formó parte de una historia contada en tres actos en la que tuvo un encuentro con el Dr. Thirteen o Dr. 13, un investigador de lo oculto, que quiso llevar al espíritu de la venganza ante la justicia al matar a unos delincuentes armados que amenazaban a unos estafadores a los que estaba persiguiendo. Un interesante contrapunto en las formas de trabajar y un marco que le sentaba muy bien, un tanto en la línea de la etapa de Fleischer y Aparo. Este pequeño arco estuvo escrito por Paul Kupperberg y dibujado por Michael Adams.
El siguiente paso es su momento de protagonismo más álgido de su historia hasta el momento, que es su participación en Crisis en Tierras Infinitas. De los doce números que componen el inolvidable crossover, el Espectro aparece en siete, en los #5, #7-12. También tuvo un papel importante en los números #49-50 de Swamp Thing de Alan Moore, que fueron tie ins del evento, donde se enfrentaba a la gran bestia del mal. Curiosamente, no es recordado porque matara al Antimonitor con sus poderes astrales, lo cual hubiera supuesto una tremenda imposición de su poder en el universo, sino por unir a héroes y villanos frente a él, advirtiéndoles de la magnitud del peligro real, a ellos ya los propios lectores.
Una vez más, como veníamos viendo, sucede que el espíritu frena los planes del gran villano, abriendo camino hacia la derrota final del mismo. En un momento avanzado de los planes del Antimonitor, con la mayoría de mundos destruidos, héroes muertos y la esperanza misma por los suelos, un empoderado espíritu de la venganza conducido por Jim Corrigan creó una sobrecarga de energía que destruyó el espacio y el tiempo. Después de aquello las cinco Tierras que quedaban se unieron en una sola. Aunque el antagonista no fue derrotado en ese momento, el papel de nuestro protagonista supuso un punto de inflexión para el bando de los buenos y, de alguna manera, una pequeña victoria en una serie que solo les estaba dando disgustos. Pero, como decía, ese momento crucial fue el de máximo protagonismo del Espectro, un deus ex machina necesario, pero con un papel secundario.
Segunda serie, de Dough Moench
El año 1987 fue tal vez el mejor para la historia de DC. En el sentido de que empezaron muchas de las mejores series de la compañía. Empezó la etapa de John Byrne al frente de la franquicia de Superman, de George Pérez con Wonder Woman, se publicó Año Uno de Frank Miller en la serie de Batman, John Ostrander tomó las riendas del Escuadrón Suicida, Mike Grell de Green Arrow, Giffen & DeMatteis de Justice League y Dennis O’Neal de The Question, entre muchos más de gran nivel literario. Y en el mes de abril de aquel 1987, ante este creciente panorama editorial, emergió 20 años después del primer título a la venta con este nombre y tan solo 11 meses tras ayudar a derrotar al Antimonitor, de que el Universo DC se viera reducido a una sola Tierra, de que mundos murieran y mundos vivieran, vio la luz la segunda serie homónima del Espectro, cuarta si tenemos en cuenta la primigenia etapa de More Fun Comics, la primera serie de diez números de los 60 y la controvertida serie de Adventure Comcis de los 70.
Con Dough Moench en los guiones y dibujos de Gene Colan, el legendario dibujante con una larga trayectoria en Daredevil, Tomb of Dracula y que venía dibujando Detective Comics desde 1982, fue la mejor elección posible para dotar a la serie de ambientes urbanos corrompidos, oscuridad, misticismo y esa dosis de terror necesaria en una historia con el Vengador Astral. Se mantuvo durante los seis primeros números y tras él llegó un baile con Cam Kennedy, Gray Morrow, Tom Artis, Gonzalo Mayo y otros. No tuvo estabilidad en el apartado artístico.
En esta serie los argumentos de Moench, que afortunadamente se mantuvo al frente de la misma durante los 31 números que duró, hasta noviembre de 1989, profundizaron en los aspectos mágicos, místicos, con un capital protagonismo de fenómenos paranormales, haciendo enfrentar al Espectro con una infinidad de criaturas fantásticas y monstruosas. Los poderes del Espectro se vieron reducidos después de los acontecimientos de Swamp Thing #50 y el enfrentamiento con el Antimonitor. Perdió sus habilidades cósmicas y el propio avatar del espíritu estaba encerrado en un vortex del espacio y el tiempo al inicio de la trama, separado del cuerpo de su portador. Jim Corrigan se encuentra desaparecido misteriosamente para sus compañeros de la policía. Así, tenemos a las dos personalidades separadas y perdidas en el punto de partida de este título. Como vemos, a diferencia de lo que pasó con muchos personajes de la época, no se escribió un nuevo origen, sino que continuaron la biografía que ya venía siendo errática.
Un personaje muy destacado de esta etapa fue Madame Xanadu, que fue el secundario con más peso, ayudando en el primer número a que Jim Corrigan vuelva a la vida, salvando al Espectro de la carcel dimensional en la que se encontraba, con las almas de aquellos a los que no puedo salvar de la antimateria y la oscuridad. Llegaron a tener un romance muy interesante. De hecho, mantuvieron un más que polémico encuentro sexual en el #9, un número en el que ella aparecía desnuda en todas sus viñetas, disfrutando de una experiencia nada convencional, pues él solo aparecía en forma de niebla. Un cómic que fue controvertido por lo explícito que, como siempre sucede, pone en entredicho el doble rasero de uso de la violencia contra el del sexo en historias para lectores adultos.
Al traer de vuelta a la vida y reunir de nuevo al detective con el espíritu, acto que resulta doloroso para ambos, despertó un sin fin de fuerzas del mal y criaturas desconocidas, atraídas por la fuerza de su existencia. Esta serie estuvo muy centrada en asuntos sobrenaturales en su primera parte. Corrigan ejerció de detective privado, centrado en este tipo de misiones. A lo largo de la serie aparecieron otros personajes mágicos de DC como Zatanna, Fantasma Errante, Deadman, la Cosa del Pantano. También hay que destacar a Kim Liang, personaje creado por el propio Moench en el primer número, que es utilizado por Madame Xanadu para sus propósitos de resurrección del Espectro, ejerciendo más adelante de secretaria de Corrigan.
Dough Moench se permitió el lujo de explorar en la dualidad Corrigan/Espectro, un conflicto que desemboca en la separación de la conciencia y existencia de ambos, pudiendo vivir independientemente. Parecido a la marcha al ejército de Jim en los años 40, pero con más significado, de manera menos amable y, por supuesto, más interesante para la propia serie. Sin embargo, en el #18 volvieron a juntarse.
Sucedió después de que Jim Corrigan muriera por un disparo en la cabeza de unos policías, que actuaron inconscientemente al verle pelear con otro personaje en la calle. Un acto que, de alguna manera, podía interpretarse como una crítica al abuso de poder y a miembros negligentes de la fuerza policial americana que disparan antes de preguntar. Al enterarse de lo ocurrido, el Espectro decide devolverle a la vida, intentando llevarse su cuerpo del hospital, sin conseguirlo, al ver que no era el modo apropiado. Consultaba con Madame Xanadu la manera de hacerlo, mientras, en la otra vida, en el más allá, el alma de Jim se encontraba con el Fantasma Errante y declaraba su alegría al ver terminada su vida y, consecuentemente, la eterna lista de muertes causadas por el Espectro. Ambos tenían un encuentro en el purgatorio, donde Jim llegaba a golpearle, volvía a la vida como un zombi, asustando a la gente y aterrorizando a los criminales. Finalmente, un aparente sacrificio del Espectro en la otra vida resucitaba a su compañero, quien llegó a entender los acontecimientos como la desparición del espíritu…pero no fue así, sino que volvieron a ser dos seres en un mismo cuerpo.
A partir de este punto la serie se volvió más detectivesca y menos sobrenatural, con casos centrados en criminales y misterios más mundanos. Se alejó del terror y se acercó al noir. Lo cual podía interpretarse como un regreso a las historias de los años 40, pero lamentablemente no se tradujo en éxito. La calidad de las entregas fue bajando, el baile de dibujantes fue incesante y el pobre Moench, que realmente estaba comprometido con el proyecto, vio como cancelaban la serie después del número #31. También se sucedieron cambios editoriales que afectaron la serie, pero no se puede obviar que el guionista se centró en tramas que no gustaron al público, cambió personajes que no fueron desarrollados y afectó negativamente al devenir de esta cabecera.
La tercera
El regusto que dejó el final de la serie de Dough Moench debió ser amargo para los editores de DC Comics. Lo fue para los lectores. Estudiando los acontecimientos de la historia del personaje, se entiende que el rumbo del mismo, que estuvo bien encaminado durante buena parte de la serie, se había perdido dejando en el tintero un buen puñado de posibilidades. Es el sentir que dejan muchos personajes interesantes cuando se cierran sus series después de haber empezado muy bien, pero terminado insatisfactoriamente. La historia le debía al portador del manto verde y piel blanca una buena serie. Los lectores la merecían. Y llegó. Vaya si llegó. Antes de continuar, aquí encontraréis una reseña del primer tomo de esta etapa, recopilado por Planeta en 2008.
El Espectro vivió una etapa decisiva a cargo de John Ostrander y Tom Mandrake, definitoria para terminar de perfilar, por fin, 52 años después de su creación, las posibilidades absolutas del personaje, así como los ambientes y las historias que mejor le quedan. En diciembre de 1992 se publicó el primer número de esta tercera serie (quinta en total). Ostrander, que venía de escribir 66 números del Escuadrón Suicida, en la que fue una de las mejores series del equipo de villanos en busca de redención, fue acertadamente elegido para revivir y reorientar al personaje.
Entre el final de etapa de Moench y el comienzo de la de Ostrander solo pasaron tres años. Dejando clara la impresión de que en DC todavía tenían planes que no habían terminado de llevar a cabo. Y en una década oscura, la de los 90, con muchos personajes dando tumbos, una creatividad editorial que quedó en entredicho, con el entonces recién fundado sello Vertigo triunfando y calando más que los títulos de los superhéroes tradicionales, brilló con luz propia una serie muy oscura, que fue una de las mejores de su tiempo.
Ostrander, que había estudiado teología, terminó de construir los cimientos del origen del poder del Espectro. Desarrolló que realmente la existencia del Espectro era un ángel caído llamado Aztar que había participado en la rebelión de Lucifer, pero luego se arrepintió, y que servir como la encarnación de la ira de Dios era su penitencia. Además, contó que no era el Espectro el primer espíritu de la venganza de Dios, sino que antes que él existió Eclipso, otro personaje de DC creado por Bob Haney y Lee Elias en House of Secrets #61, septiembre del 63. Ostrander planteó un enfrentamiento histórico entre los deseos de venganza de ambos personajes y su rivalidad interminable. Incluso plantea que, en sustitución de Eclipso, que había llegado a realizar actos como el gran diluvio, el Espectro había arrasado Sodoma y Gomorra.
El carácter del protagonista evolucionó gracias a la visión y las ideas ideas aportadas por Ostrander. Dotó de más contenido moral al personaje, exponiendo al Espectro a situaciones más reflexivas. Dejó de actuar como un espíritu vengandor sin trasfondo, poniéndolo a pensar en los límites del uso de sus poderes. Hasta este punto había sido muy fácil para todos los autores poner a juzgar las acciones humanas a un personaje todopoderoso con su juicio basado en el bien contra el mal. Representando siempre al mal de la manera más sencilla, con actos violentos, injustos, corruptos. Totalmente reconocible, con el eterno blanco contra negro. Había funcionado hasta cierto punto y todo había sido fácil para el lector. Pero Ostrander fue más allá, ahondó en la psique humana, en los comportamientos de libre albedrío que proponen verdaderos juicios de valor.
El Espectro ya no perseguía a un criminal y lo mataba. Ahora se exponía a situaciones tales como la de decidir si matar o no a alguien que ha sido víctima de abusos que ha buscado la justicia por su cuenta, la ejecución pendiente de un hombre condenado injustamente, la redención de quienes han cometido crímenes pero buscan una segunda oportunidad, el perdón, concepto que encontramos en nuestro día a día pero que no conocíamos hasta el momento en el idiosincrasia del personaje. Y muchos acontecimientos más. Hasta ahora sus acciones eran directas, con un juicio de blanco o negro. Ostrander introduce la inagotable gama de grises y explica que hay que saber valorar más allá. Encontrando historias para lectores inagotables que no bajan el nivel en ninguna entrega.
Además, introducía una explicación de la dificultad del uso de los poderes para el portador del manto. En el número #7 Madame Xanadu, personaje que volvió a ser clave como secundario de peso en esta serie, explicaba sus intenciones con el uso de los poderes del Espectro, contando que venía de una sociedad matriarcal, gobernada por el uso de la magia de las mujeres, don que perdieron en el momento en que los hombres empezaron a controlar el mundo. Pero no solo era ese su objetivo, sino que cree que Corrigan debería usar su poder para rehacer completamente el mundo, erradicando enfermedades y desterrando la muerte misma. Sin embargo, Corrigan explica que cuando él es el Espectro, no lucha contra la muerte, sino que lucha contra el mal. Y que aunque tiene unas ideas y unas intenciones, el Espectro tiene las suyas y que su dominio no es fácil. Entonces, Xanadu, después de matar a un violador, un empresario corrupto y unos cuantos delincuentes más, comprueba que había perdido el control de su conciencia y decide devolverle el poder a Corrigan.
Como curiosidad, un personaje muy interesante nació en las páginas de este tercer volumen: Michael Holt, quien en este emotivo número conocía al Espectro en el momento en que estaba contemplando la idea de suicidarse, después de haber perdido a su mujer en un accidente, y llegaba a ser convencido para asumir el rol de Mr. Terrific. En The Espectre vol. 3 #54. Un número en que se hacía justicia con la memoria del personaje del Mr. Terrific original de la Edad de Oro, Terry Sloane, compañero de la Sociedad de la Justicia asesinado en Justice League of America #171. Este número ayudaba a la reflexión sobre quienes han perdido todos los propósitos de su vida, quienes han hecho todo de la manera correcta, han trabajado, estudiado, construido un porvenir, una vida, una familia y, repentinamente, han perdido los pilares de su existencia y piensan que ya no tienen nada que hacer, viendo el final como único camino. Además, hacía justicia con la memoria de un personaje simpático que murió y no volvió a la vida en ninguna continuidad hasta la llegada de los New 52, donde fue introducido en la serie Tierra 2.
Esta serie, que debería de estar en los altares de los grandes títulos de DC que han trascendido más allá de las fronteras de los lectores habituales de cómics, como Sandman, Watchmen y V de Vendetta, tuvo una vida de 62 números más un número #0 y un anual. Todos escritos por Ostrander y 54 de ellos dibujados por Mandrake, que se tomó algunos descansos. El último número salió a la venta en febrero de 1998, culminando una serie inolvidable y una etapa clave en la historia del personaje. Supuso, además, la última serie de título The Spectre/El Espectro protagonizada por Jim Corrigan como portador del manto, ya que al final de esta larga etapa, el alma de Jim Corrigan encontraba la paz.
Acompañado por una gran representación de los superhéroes de DC, compañeros de batallas, Jim Corrigan por fin se quitaba el manto del Espectro para encontrar la paz, ir hacia la luz que tanto había anhelado, poniendo fin a casi seis décadas de lucha contra el mal. Oficia su despedida el padre Craemer, un amigo recurrente de la serie, creado además por Ostrander en su etapa en Suicide Squad, al igual que Ramban, un superhéroe de Israel que invoca poderes divinos, junto a otros personajes propios creados en su serie como Michael Holt vestido con nuevo uniforme (en el que suponía el primer encuentro entre éste y la JSA), Lonetree, el Profesor Hazzard y su compañero policía Nate Kane, también Patriot, un personaje de corto recorrido con alguna aparición en la serie.
No podían faltar Madame Xanadu, quien llora de emoción al ver a Jim Corrigan encontrar la paz, una paz que no sabe si ella encontrará algún día, el Fantasma Errante, la Cosa del Pantano, dos Flash, Wally West y Jay Garrick en una representación de la Sociedad con Wildcat, Green Lantern Alan Scott y Ted Knight, aunque acude sin querer ponerse el traje de Starman, Sandman Wesley Dodds acude con su mujer Diane, Aquaman en la época en que llevaba un arpón en lugar de su mano derecha, el Superman Azul, Batman, Nighwing, John Constantine, Martian Manhunter, la Cazadora (al estar esta serie en Tierra 1, post crisis, es Helena Bertinelli) y Zatanna. Todo un plantel de lujo para decir adiós a un superhéroe que por fin había tenido la serie que merecía.
Otros portadores del manto y otras series
Terminaba así una etapa legendaria para el personaje y la propia editorial. No hay en el Universo DC un personaje igual, que llegara a plantear los conflictos que planteaba, ni ofrecer la infinidad de posibilidades que invitaba a crear. Nos encontramos a finales de los noventa. Ostrander pasó a escribir Martian Manjunter y Mandrake a dibujarlo, manteniendo el equipo unido. Pero el Espectro quedó sin portador. Jim Corrigan descansó, dejando el manto verde en el aire y unos lectores más que satisfechos tras la serie disfrutada, pero la pregunta que no pocos formularían es ¿ya no hay nada más para el personaje?
En un inesperado giro en la historia del personaje, las mentes pensantes de DC arriesgaron y, tras un periodo de descanso conceptual, el espíritu volvió con un nuevo portador por primera vez en 60 años (obviando aquel paréntesis con Madame Xanadu). Nada más y nada menos que Hal Jordan. En un momento de búsqueda de la redención como un ángel caído después de los acontecimientos provocados en Hora Zero como Parallax, el espíritu de la venganza nombra al que fuera el Green Lantern más grande de todos como nuevo portador del manto durante el quinto y último número del crossover Day of Judgment, escrito por Geoff Johns y dibujado por Matt Smith. Después de llegar a abrazar el manto, aparecía el espíritu de Corrigan, que había rechazado volver, para aconsejarle y servirle de guía en su despegue como nuevo Vengador Astral. Esto ocurrió en noviembre de 1999.
Estos hechos habrían un montón de posibilidades para nuevas aventuras del Espectro, ampliando con la presencia de Hal Jordan los próximos horizontes editoriales. Con este nuevo rol, Hal Jordan apareció en numerosas ocasiones en las series de JLA, Green Lantern (que entonces estaba protagonizada por Kyle Rayner) y JSA. Resultó una salida interesante para el propio personaje de Hal, cinco años después de su transformación en villano y de dejar de ser el agente del sector 2814, en un momento en que había otros portadores del anillo en la Tierra. Pero, ¿suponía una buena noticia para el Espectro?
En marzo de 2001, tras una aparición en Legends of the DC Universe #33–36, en el arco Destroyer of Worlds, de J.M. DeMatteis y Michael Zulli, el nuevo Espectro protagonizó nueva serie. Que empezaba bastante bien, con un nuevo portador viajando al infierno para aprender el significado de la venganza y entender la naturaleza de su nuevo deber. Durante este tiempo Hal no se centró tanto en la misión de la venganza, sino en redimir otras almas además de la suya, haciendo de protector del Universo DC apareciendo en otras series para ayudar o aconsejar a sus amigos. Abin Sur fue personaje importante en esta etapa, el cual se recuperó para acompañar a su sucesor en su nueva andadura. Hal intentó redimir a Harvey Dent, aunque no fue posible, pues necesitaba sus dos personalidades. Incluso la de Darkseid, también sin resultado. DeMatteis fue también el guionista de este cuarto volumen de The Spectre, acompañado maravillosamente bien por Ryan Sook hasta la mitad y por el siempre genial y añorado Norm Breyfogle desde el #15 hasta el final, que fue en el #27, en mayo de 2003. DeMatteis supo combinar muy bien la naturaleza espectral con la del ex Green Lantern, pero no terminó de calar lo suficiente como para darle continuidad y el título fue cancelado. Terminando así la última serie propia del Espectro.
El vínculo de Hal Jordan y el Espectro terminó como una anécdota histórica y una posibilidad explorada de manera muy interesante, aunque en el criterio de cada uno estará la decisión de si fue o no acertada. Hal volvió al cuerpo de Linternas Verdes después de la miniserie de seis números Green Lantern: Rebirth, publicada entre diciembre de 2004 y mayo de 2005, que ayudó a revitalizar la franquicia y contó la historia de cómo el Espectro abandonaba el cuerpo de Hal Jordan y el renacimiento de éste.
El siguiente paso en la historia del Vengador Astral fue en Day of Vengeance, un tie in de Infinite Crisis, de seis números, publicado entre junio y noviembre de 2005. En esta historia encontramos un Espectro sin portador desatando el caos en el mundo de la magia del Universo DC, matando a 700 personas, obligando a los personajes mágicos a reunirse y enfrentarlo. Es una historia electrizante, para los fans de la magia, escrita por Bill Willingham y dibujada por Justiniano (excepto el #3, por Ron Wagner) que abría boca para el gran evento que estaba por venir, con el espíritu nuevamente haciendo las veces de villano, brillando en el otro bando tanto como en el de los héroes. Supuso, además, la creación del grupo Shadowpact y la primera aparición del Oblivion Bar.
Hacía falta un nuevo portador y éste llegó en Infinite Crisis #4, en mayo de 2006. En este gran evento el Espectro no tuvo un papel destacado, pero sirvió para ver cómo el Espectro era introducido a la fuerza en el cuerpo de Crispus Allen, agente de la comisaría de Gotham Central, un personaje secundario muy interesante del siempre difícil cuerpo de policía de Gotham, que había sido asesinado tres meses antes, en Gotham Central #38, precisamente, por un poli corrupto llamado…Jim Corrigan. Pero no era nuestro Jim Corrigan, sino un personaje random al que macabramente le pusieron su nombre.
Crispus Allen, que había sido creado en Detective Comics #742, marzo de 2000, por Greg Rucka y Shawn Martinbrough, no tuvo una trayectoria larga como anfitrión del Espectro. En Inifinte Crisis solo aparecía para asesinar inconscientemente a Star Sapphire por sus crímenes y un par de personajes irrelevantes más, desapareciendo delante de la atónita mirada de los demás magos. Su elección resultaba muy interesante y abría las puertas a una recuperación del personaje en asuntos de la calle, con casos policiales que podían sentar nuevamente muy bien para el ser blanco con capucha y capa verdes. Pero no tuvo una serie propia.
Tuvo Crisis Aftermath: The Spectre, de Will Pfeifer y Cliff Chiang, una mini de tres números que vio la luz entre agosto y septiembre de 2006, en donde Crispus rechazaba en su funeral al espíritu, que le informaba de su necesidad de tener un cuerpo humano. Finalmente, transcurrido un año, Allen, que vivía como un espíritu invisible que no podía comunicarse con su familia, aceptaba la oferta. Y se encargaba del peor caso de todos para debutar como Espectro al final del tercer número: su hijo había matado a Jim Corrigan, su asesino. En una página que ningún padre puede ver sin estremecerse, el propio Crispus con el manto abrazaba a su hijo, pensando que solo iba a ser juzgado, sin entender que ese juicio consistía en quitarle la vida. Una página muy dura, muy fría, muy dolorosa. Servía para asumir su nuevo rol y empezar la misión como el nuevo avatar del Vengador Astral.
Después de esta mini protagonizó la serie que podríamos considerar propia de Crispus Allen como Espectro, que fue Tales of the Unexpected vol. 2, una serie de ocho números de David Lapham y Eric Battle, que recuperaba el título de los años 50-60 de historias centradas en asuntos sobrenaturales y paranormales. Se publicó entre diciembre de 2006 y julio de 2007. Fue el espacio perfecto para el nuevo personaje.
Compartió la cabecera con otro conocido, el Dr. Thirteen. En cada número había una historia para cada personaje. Y en cada entrega Crispus Allen, (adaptando su rostro a la apariencia del Espectro, como hizo Hal Jordan, a diferencia de los días de Corrigan, en que su apariencia humana desaparecía con la apariencia del Espectro) se ocupaba de un caso distinto y a veces ejecutaba a alguien. Con esta serie volvió la sangre, la violencia, la novela negra macabra en su más pura esencia. Con un arte a la altura de las historias que se contaban.
Crispus Allen no fue para nada un mal Espectro. De cara al lector. Al propio personaje no le gustaba serlo. En una reunión con Phantom Stranger en Tale Of the Unexpected #6, Crispus reconocía que se sentía un equipaje de mano inútil, obligado a ver cómo se desarrollaban crímenes horribles antes de que pudiera intervenir y dejar que se vengara. Con el tiempo tuvieron fuertes desacuerdos entre espíritu y humano, Allen se sentía parcialmente obligado a hacer su trabajo, incluso sin ninguna fe en Dios. Apareció con el manto en Final Crisis, Blackest Night con un enfrentamiento con Nekron, Brightest Day con una historia de juicio de Atrocitus, con papeles no tan protagónicos e historias de apoyo, ayudó en el arco Rise of Eclipso de Justice League of America #54-59 entre abril y septiembre de 2011, apareciendo solo en el #57. Su tiempo como Espectro terminó con el reboot del universo y el pobre Crispus quedó en el limbo de personajes de DC, sin serie y sin volver a aparecer ni como policía en una nueva reencarnación.
En la continuidad creada en The New 52, Jim Corrigan volvió a ser el Espectro a partir de Phantom Strange #0, una historia de Dan Didio y Brent Anderson y protagonizó los doce números de Gotham by Midnight, entre enero de 2015 y febrero de 2016, escrita por Ray Fawkes y dibujada por Ben Templesmith, contó nuevos casos el Departamento de Policía de Gotham, de los que se ocupaba un equipo liderado por Corrigan dedicado a asuntos paranormales. El nivel de esta serie es más que bueno y recomendable, el personaje volvió a brillar en sus ambientes oscuros acompañado por un puñado de secundarios de nuevo cuño que redondedaron un gran reparto como Lisa Drake, Sister Justine, Szandor Tarr, Lt. Weaver y Sgt. Rook. Muy recomendable.
En estos últimos años también hemos podido ver la capucha verde en series como la mini de Swamp Thing de Len Wein y Kelly Jones, el Año Tres de Injustice, Justice League y Justice League Dark en una única aparición, en el #28, en la primera serie con ese título, lo cual fue un poco sorprendente para los fans de este tipo de personajes y esta serie, en la que se le esperaba con más frecuencia. Con todo este recorrido no he nombrado su presencia en títulos como la JSA, JLA, 52, Infinite Inc. y muchos otros que han necesitado de sus poderes.
Y es que el Espectro ha sido un personaje muy importante en el Universo DC, es uno de los más poderosos, de los más veteranos y está actualmente en el limbo, con su espíritu vagando a la espera de una nueva oportunidad editorial para seguir impartiendo justicia. Es un personaje único, con infinitas posibilidades, capaz de brillar en historias de terror, de misterio, de detectives, de asuntos cósmicos en los que hace falta un poder de un ser superior, de superhéroes clásicos y todo lo que se preste a la imaginación de un buen guionista.
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