Javier Vázquez Delgado recomienda: La esperanza pese a todo. Segunda parte

Edición original:Le Spirou de Émile L’Espoir malgré tout Deuxième partie Un peu plus loin vers l’horreur FRA, Duipuis
Edición nacional/ España:Dibbuks
Guión:Émile Bravo
Dibujo:Émile Bravo
Color:Fanny Benoit
Formato:Cartoné, 80 páginas
Precio:20€

¡Sí, sí, es Spirou! ¡Les zurra a los malos con su amigo Fantasio!

La esperanza pese a todo es una tetralogía en la que Emile Bravo pretendía narrar el proceso por el que Spirou y Fantasio pasan de ser humanos a los héroes humanistas que Franquin convirtió en los protagonistas de uno de los cómics más maravillosos de la historia. En Diario de un ingenuo nos había mostrado como Spirou dejaba de ser un niño para convertirse en adulto mientras los nazis estaban a punto de destruir Europa. En esta serie nos cuenta, a través de los dos protagonistas, como vivió Bélgica la guerra con Alemania y la posterior ocupación. En la primera parte veíamos los días previos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la caída de Bélgica y la ocupación. En este álbum somos testigos del difícil día a día que vivieron todos los belgas, similar al resto de territorios ocupados, además de ver las medidas que los nazis tomaron contra los judíos que acabaron con casi todos en los campos de exterminio.

En anterior álbum finalizó con Fantasio montado en un tren dispuesto a marcharse a Alemania a trabajar. Pero lo que no sabía es que iba a trabajar en una fábrica de armamento, así que su amigo Spirou le persuade para que se fugue del tren. Tras perder ambos su trabajo, Spirou por la destrucción del hotel Moustique y Fantasio al descubrir que el nuevo Le Soir es un periódico filonazi, la única solución que les queda para ganarse la vida es montar un teatro de títeres itinerante con el recorren Bélgica. Mientras los nazis y los colaboracionistas comienzan a perseguir a los comunistas y judíos del país.

Spirou y Fantasio van madurando y humanizándose mientras una gran parte de la humanidad hacían el camino inverso volviéndose cada más inhumanos. En esos tiempos terribles mantenerse humano es un acto de heroicidad. También vemos reflejado como un parte de la población participa, consiente y justifica actos que superaban cualquier barbarie inimaginable. Pero Bravo también nos nuestra a los que se oponían a los nazis y a los que simplemente trataban de sobrevivir. Lo mismo sucede con el papel de la iglesia católica, los dos curas que aparecen son el reflejo de las dos actitudes que jugaron la ocupación desde los que aplaudían a los nazis hasta los que formaron parte de la resistencia. También vemos los problemas entre valones y flamencos, que los nazis potenciaron para controlar la sociedad, y todas las estupideces asociadas al nacionalismo que provocaron un conflicto mundial. Un problema que todavía hay que resolver, ya muchos políticos siguen usando las banderas para tratar de tapar problemas y para aprobar leyes que van en contra de toda la población. El retrato que hace Bravo trata de ser lo más objetivo posible y mostrarnos como fue la realidad cotidiana.

Pero no es un álbum solo de denuncia también hay espacio para la comedia, la acción y la aventura. Fantasio se ve envuelto en una trama de espionaje que parece abocarle a formar parte de la resistencia dentro de la evolución que esté sufriendo el personaje. Una de las grandes críticas que se hacía desde algunos sectores a esta serie era el tratamiento que Bravo hacía de Fantasio en el primer álbum. Pero en realidad teníamos al personaje alocado, imprevisible y muchas veces colérico de sus primeras apariciones y uno de los objetivos de la serie es explicar el cambio que se produce en ellos desde las historias cortas de sus primeros años de vida hasta Hay un brujo en Champigñac.

A pesar de los temas que trata estamos ante una obra que puede ser leída por a cualquier edad ya que tiene varios niveles de lectura. Los niños podrán disfrutar de las aventuras y gags de los personajes y los adultos de todo el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial. Bravo ha dado nuestras durante toda su carrera de su habilidad para escribir para los niños con su serie Jules. Y aquí nos vuelva a hacer un retrato fantástico de los niños, sobre todo como su amistad es capaz de superar las barreras ideologías y religiosas que le quieren imponer sus padres. Esos momentos cuando hacen frente de manera conjunta a las adversidades que sufren sus amigos por sus ideas políticas o su religión, que ninguno ha elegido ni comprende, son los más emotivos del álbum y los que permiten seguir creyendo en la humanidad.

En esta serie Bravo trata de hacer algo que bien podría haber hecho Franquin de ocuparse del personaje en la época en la que transcurren los hechos, si hubiera tenido libertad creativa total y no se publicase en una revista destinada a público infantil y juvenil. Es por eso que vemos el humor lleno de gags físicos tan propio de la época y la composición de página más sencilla que se estilaba en aquellos años. Algo que puede chocar al lector acostumbrado a estilo más modernos pero que va como anillo al dedo a la historia.

Bravo pese a la dureza de lo que cuenta, nunca lo hace de manera explícita, ni se recrea en los episodios más truculentos. Uno de los mejores recursos de la obra es la mamera en la que Bravo consigue que sintamos el pánico que imbuían los nazis sin necesidad de mostrarlos, solo con un primer plano de sus botas, un recurso que ya usaba en el álbum anterior.

Durante los dos álbumes hemos visto que Bravo se atreve con todo, con embargo no deja de ser sorprendente hacía donde se dirige el tercer álbum tras el final de este. Veremos cómo lo desarrolla y resuelve, pero las posibilidades de ver a Spirou en un campo de concentración y a Fantasio en la resistencia son enormes y muy ambiciosas. Si todo sale bien estamos ante una obra que ira mucho más lejos que la mera revitalización del personaje.

Dibbuks hace un magnifica edición como viene siendo habitual en todas las obras que publica relacionadas con el botones. La pena es que hasta el 2021 no vamos a poder ver la serie finalizada.

El segundo álbum de La esperanza pese a todo confirma y aumenta todo lo bueno que su autor nos mostró en el primero. Estamos ante una obra que a buen seguro será una de las mejores de esta década y un antes y un después en la larga historia del botones de Dupuis. Si queréis saber más de Émile Bravo podéis leer la entrevista que mi compañero Tristan Cardona le hizo en su visita a España aquí.



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