Javier Vázquez Delgado recomienda: Los gatos del Louvre
Edición original: Shogakukan
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: MATSUMOTO Taiyô
Dibujo: MATSUMOTO Taiyô
Formato:Tapa dura. Color. 232 páginas
Precio: 32,00€
La razón de ser de esta obra la encontramos en una interesante propuesta del museo del Louvre para conectar el mundo del arte y el de las viñetas y atraer a sus públicos. Para ello, además del autor que hoy nos ocupa, contaron con ARAKI Hirohiko (Rohan au Louvre), URASAWA Naoki (Le Signe des rêves) o TANIGUCHI Jiro (Los guardianes del Louvre). En el marco de esta iniciativa, se permitía a los autores disfrutar del museo en solitario, para observar detenidamente sus obras de arte, recorrer e interiorizar sus pasillos y absorber su atmósfera, a fin de hacer justicia posteriormente a la importancia de dicha institución.
MATSUMOTO TAIYÔ es uno de los autores más vanguardistas del cómic japonés de las últimas décadas. Siempre se ha movido alejado del manga de masas, de producción intensiva y manidos esquemas argumentales y artísticos, dedicando sus esfuerzos a realizar un manga alternativo, en el que pueda ejecutar sus ideas con mayor libertad, dar rienda suelta a su creatividad y realizar experimentos formales. Muy valorado y reconocido por los lectores europeos, sus obras destilan una marcada influencia del cómic del viejo continente, con trazos cargados de expresividad y dinamismo, variadas y llamativas composiciones de páginas, un marcado componente emocional y una narrativa particular, de tempo pausado, que vehicula de maravilla la transmisión de sus ideas al lector.
En este sentido, el primer capítulo de la historia es toda una declaración de intenciones, pues dispone sobre la mesa los elementos clave del argumento, permitiendo vislumbrar sus líneas maestras y despertando el interés de los lectores. Cécile es una de las guías de visitantes del parisino Museo del Louvre, una experta conocedora de las obras de arte que este alberga. Durante la explicación sobre El retrato de la Mona Lisa a un grupo de personas, se reconoce hastiada de repetir dicha información en varias ocasiones a lo largo de la misma jornada y piensa que le gustaría explicar más otras obras que pasan más desapercibidas, hasta que repara en la presencia de un extraño visitante. Un pequeño gato blanco se ha deslizado entre la multitud de asistentes al museo, y permanece impávido, a pesar del alboroto, con la mirada fija sobre el cuadro, hipnotizado por el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci, y prestando atención a las palabras de la sorprendida guía.
A continuación, Patrick, el nuevo vigilante nocturno del museo, comienza su ronda de vigilancia con Marcel, un hombre de barba larga y cana, cuya familia ha trabajado durante generaciones en la célebre pinacoteca, por lo que la conoce mejor que nadie. Así, los acompañamos durante su paseo por los solitarios y silenciosos pasillos del museo, compartiendo con ellos el privilegio de poder disfrutar de todas sus pinturas y esculturas sin el agobio de las multitudes, percibiendo el peso de la solemne atmósfera, deudora de la historia y el valor de los tesoros guardados entre sus muros. Marcel se desliza por las oscuras instalaciones, invitándonos a escuchar “la voz de los cuadros” y guía a Patrick a una zona oculta del museo. Tras atravesar almacenes y pasillos de mantenimiento y ascender por una sinuosa escalera de caracol, llegan a una buhardilla habitada por una familia de gatos a los que Marcel da de comer, mientras explica a su nuevo compañero que viven allí desde hace generaciones, aunque su número mengua con el lento discurrir del tiempo. En otra parte del museo, el pequeño gato blanco que Cécile vio horas antes, disfruta del privilegio de poder pasear en soledad por los pasillos de la galería y es engullido por la oscuridad, como si estuviera “en el vientre de una ballena”
Estas 25 páginas iniciales bastan a Matsumoto para plantear una realidad oculta, muy próxima a los miles de visitantes diarios, pero ajena a los tumultos que producen, rodeada de un halo de misterio, características que desarrolla y potencia en los siguientes episodios, dando lugar a un hermoso mundo onírico. En él, los lectores encontrarán gatos antropomórficos que abandonan el museo en las noches de luna llena para darse un baño de luz y montar en tiovivo, seguirán los juegos de una pareja de niños que se esconden hasta el cierre del museo para poder hacer realidad sus fantasías y conocerán el misterio que ensombrece la vida del vigilante Marcel.
Matsumoto plantea un progresivo desarrollo de dos sociedades que entran en contacto lentamente para, poco a poco, ir estrechando una relación indisoluble. Por una parte, existe una sociedad humana, formada por los trabajadores del museo, y por otra una sociedad gatuna, de cuyos miembros se dan muestras poco a poco de su particular idiosincrasia, a la vez que quedan expuestas las relaciones de camaradería, juego, cariño, protección y odio que existen entre ellos. El paso de las páginas nos permite conocer en profundidad a Copo de Nieve, Palitroque, Barba Azul, Gordinflón, Serrucho, el abuelo e incluso la arañita que habita la buhardilla junto a ellos, mientras la eterna voz de los cuadros se eleva y dispersa por el bello horizonte de la ciudad de las luces.
El dibujo de Matsumoto, que se caracteriza por su toque surrealista y sus diseños algo confusos y poco estilizados, encaja perfectamente con el enfoque de la obra. En Los gatos del Louvre realiza un gran trabajo gráfico, dotando a la historia de una profunda dimensión visual, que nos permite trasladarnos al corazón de la pinacoteca parisina, bucear en la oscuridad de sus dependencias durante las solitarias noches e involucrarnos en la resolución del misterio.
El prestigio del que este autor japonés goza en nuestro país vecino propició la posibilidad de realizar esta edición a color por parte de Futuropolis y Louvre éditions. La elegida por el propio mangaka fue Isabelle Merlet, colorista de Blutch, Philippe Dupuy, Pascal Rabaté o Bastien Vivès, entre otros reputados autores franceses. En su blog su blog, la colorista nos permite comparar varias páginas antes y después de desempeñar su labor. El trabajo de Merlet es digno de aplauso, pues engrandece las virtudes del dibujo original y contribuye a transmitir la atmósfera que domina la obra, sin tapar el pincel de Matsumoto.
Como ha ocurrido anteriormente con la mayor parte de la producción de sensei Matsumoto, ECC Ediciones es la editorial responsable de la publicación de Los gatos del Louvre. Para ello se han basado en la preciosa edición francesa de Futuropolis y Louvre éditions, reproduciendo fielmente las características originales. Se trata de dos volúmenes en tapa dura con sobrecubierta, de 232 y 200 páginas respectivamente, a un gran tamaño para los estándares del manga, pues sus dimensiones son de 185×260 mm, con un papel satinado de alto gramaje, perfecto para la reproducción del color y que no da lugar a molestas transparencias. El inconveniente de una edición de tanta calidad es su elevado precio, ya que cada uno de los tomos tiene un precio de 32 euros; sin embargo, los fans de este gran autor la disfrutarán y agradecerán que se le dé este particular tratamiento.
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