Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Bloodshot, de Dave Wilson

bloodshot

Dirección: Dave Wilson.
Guion: Eric Heisserer, Jeff Wadlow (Cómic: Bob Layton, Don Perlin, Kevin VanHook).
Música: Steve Jablonsky.
Fotografía: Jacques Jouffret.
Reparto: Vin Diesel, Toby Kebbell, Eiza González, Sam Heughan, Guy Pearce, Talulah Riley, Alex Hernandez, Siddharth Dhananjay, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Lamorne Morris, Maarten Römer, Tamer Burjaq, Patrick Kerton, Ryan Kruger, Alex Anlos, Clyde Berning, Tyrel Meyer, Jeremy Boado.
Duración: 110 minutos.
Productora: Valiant Entertainment / Sony Pictures Entertainment / Columbia Pictures.
Nacionalidad: Estados Unidos.

“Yo siempre vuelvo”.

El proyecto para convertir al universo Valiant en una rentable franquicia cinematográfica ha cambiado a lo largo de los últimos años. La idea original pasaba por realizar sendas adaptaciones de Bloodshot y Harbinger que desembocarían en el crossover de Harbinger Wars que ya pudimos leer en las páginas de los cómics de la mano de Joshua Dysart y Duane Swierczynski. Este era el plan original de Columbia Pictures y Sony Pictures, pero en la actualidad los derechos de explotación cinematográfica de Harbinger pertenecen a Paramount Pictures y DGM Entertainment, lo que podría dificultar los opciones de futuro para un universo compartido. No obstante, han sido Columbia Pictures y Sony Pictures los primeros en golpear con la primera producción basada en un personaje de Valiant Comics. Bloodshot ha llegado a los cines con una cinta dirigida por el debutante Dave Wilson en cuyo reparto destaca el de su principal protagonista, un Vin Diesel que también apuesta por la saga en calidad de productor y confiando en un guion que corre a cargo de Eric Heisserer (A Ciegas) y Jeff Wadlow (Kick Ass 2). Sobre los resultados, su fidelidad al cómic y sus posibilidades de éxito, de cara a convertirse en la primera pieza de un nuevo universo compartido, nos hablan a continuación nuestros redactores del área de cine Jordi T. Pardo y Sergio Fernández. ¿Y vosotros, ya habéis visto Bloodshot? ¿Qué os ha parecido? ¡Comentad, comentad!

Cuando Diesel nos alcance, por Jordi T. Pardo

La primera incursión en la gran pantalla de una adaptación de Valiant se queda a medio camino de ninguna parte. Bloodshot se puede considerar una película de acción correcta, como adaptación tiene sus claroscuros aunque se molesta en preservar algunos elementos del cómic original, y eso siempre se agradece, pero en conjunto resulta irregular y excesivamente convencional. Es una película que en cierta manera llega tarde y que pese a no hacer nada del todo mal, tampoco destaca sobre manera en ningún apartado. No consigue tener una personalidad que la distinga de otras producciones y adaptaciones que hayamos visto en los últimos años. La cinta se ha publicitado como una experiencia basada en “el cómic superventas” producida por los responsables de Fast and the Furious, Neal H. Moritz y Vin Diesel que además se encarga de “interpretar” al desmemoriado personaje del universo Valiant. Este simple dato ya arroja algo de luz sobre lo que podemos encontrar en esta propuesta dirigida por el debutante Dave Wilson, un producto pensado para el lucimiento de Diesel y enfocada más a su público que al aficionado de Valiant.

La elección de Dominic Toretto para ser la principal cara de esta producción, y por ende del posible universo compartido de Valiant en el cine, pasa por ser el mayor error de la película y por varios motivos. La primera se resume en el desempeño de Vin Diesel que nos entrega aquí uno de las interpretaciones más desganadas de su carrera; el actor no parece sentirse cómodo en ningún momento en su rol y su falta de expresividad crónica se acentúa en este caso hasta cotas insospechadas. Bloodshot en los cómics es el arquetipo del antihéroe torturado, parco en palabras y frio hasta la médula, pero bajo todo ello hay un rastro de humanidad que Diesel no logra acariciar en ningún momento. Las escenas que como espectadores nos deberían impactar, por sus consecuencias dramáticas y sus giros en la trama, pasan sin pena ni gloria ante nuestros ojos porque Diesel es incapaz de transmitirnos nada. Toda la película pasa a su lado y no parece que vaya con él, lo cual acaba repercutiendo en nuestras impresiones finales respecto a un producto que como película de orígenes funciona.

En este punto, cabe remarcar la poca visión de los responsables de Bloodshot, por situar a Vin Diesel como el principal reclamo sobre el que sustentar el inicio de una nueva franquicia con pretensiones de universo compartido; una cosa es levantar un imperio sobre el carisma de Robert Downey Jr., como fue del caso de Marvel Studios, y otra intentar hacerlo con el actor de Un canguro súper duro y El último cazador de brujas. Es normal que el resto del reparto le coman el bocadillo. En este sentido, cabe mencionar el efectivo trabajo el de Guy Pearce interpretando al villano de la función, con ciertos paralelismos al que interpretó en Iron Man 3, pero sorteando mejor la sobreactuación por la que en aquella se dejó llevar. También podríamos destacar el breve papel de Toby Kebbell, el Doctor Muerte -eso ponía en la sinopsis- en la vilipendiada Cuatro Fantásticos de Josh Trank. Finalmente, la actriz Eiza González, vista en Fast & Furious: Hobbs & Shaw, construye un personaje de heroína más interesante de lo que podría parecer de primeras.

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En el apartado visual Bloodshot sigue siendo cumplidora, acertada a la hora de representar la tecnología de nanitos del cómic y sacarle un relativo provecho, incluso logra hilar algún recurso narrativo llamativo y unas escenas de acción que aunque son fácilmente olvidables funcionan a grandes rasgos. No obstante, este aspecto se nos queda muy corto, Bloodshot exigía mucha más acción, más violencia y gore, dadas las peculiaridades del personaje. En su lugar, encontramos una serie de coreografías para salir del paso, enfrentamientos que tienden a caer en cierto coitus interruptus y la expresión inanimada de Diesel en todas ellas. Los efectos especiales se hacen evidentes en algún pasaje, pero eso no es lo que lastra una película que tampoco necesita de un gran presupuesto para retratar a Bloodshot. El problema, como ya indicamos, es la falta de personalidad de esta cinta, nada apela al espectador para hacerle ver que tiene de especial y porque debe creer que esta historia es mejor que Soldado Universal o cualquiera de las entregas de la saga Fast and the Furious.

En términos de adaptación Bloodshot parece un tiro errado, no tanto por la infidelidad hacía su referente, pues en cierta manera lo respeta y podemos reconocer las señas de identidad del personaje de Valiant a grandes rasgos, pero sí por lo inapropiado como punto de partida ya que es una historia con la que era probable que ocurriese lo que finalmente ha ocurrido: que se convirtiese en una simple cinta de acción. No se acaba de sacar partido a las particularidades del personaje, ni a las puertas que la misma película abre pero no explora en ningún momento, dejándonos una propuesta ciertamente entretenida, con buen ritmo y sin excesivas taras, pero tan del montón que hace prescindible su visionado en la gran pantalla. Está por ver si este será otro caso de universo compartido muerto antes de nacer, como ya ocurrió con el Dark Universe de Tom Cruise. Por contra, si la película cumple en taquilla, nos preguntamos si los productores tendrán suficiente ojo para detectar y corregir lo que no funciona en ello, u optarán por una huida hacia adelante, persiguiendo una quimera siempre difícil de cazar.

Diesel se quedó sin gasolina, por Sergio Fernández

Vaya por delante que soy un gran seguidor de los cómics de Bloodshot. Probablemente, ni la serie ni el personaje sean el mejor ejemplo de complejidad, pero no cabe duda de que es realmente entretenida. Además, la etapa escrita por Jeff Lemire (tanto Reborn/USA como Salvation) inyecta cierta profundidad a la franquicia haciendo obligada su lectura. ¿Esto quiere decir que estaba ilusionado con su adaptación cinematográfica? Lo cierto es que no, ya que en este caso mis expectativas eran más bien bajas.

El primer clavo en el ataud fue la elección de Vin Diesel para el rol protagonista. Toda una declaración de intenciones por parte de la productora que iba a dar prioridad a la figura del actor por encima del personaje de las viñetas. Diesel es lo más parecido a un orangután interpretando y apenas vemos diferencias entre sus distintos estados de ánimo. Sus músculos llenan la pantalla pero, desgraciadamente, no le veremos hacer uso de ellos de manera espectacular. La acción dista mucho de ser recordada y salvo cierto momento en el túnel (que destaca más por lo visual que por su valor real en sí), el resto de secuencias se desarrollan entre bostezos y un CGI un tanto cantarín (¡Ay! Esos ascensores…).

En este momento aparece el nombre de Dave Wilson, artesano especialista en efectos visuales y el mundo de los videojuegos pero que jamás se había puesto detrás de las cámaras en una producción de este tipo. Su trabajo más reconocible hasta Bloodshot probablemente sea el cortometraje titulado Sonnie’s Edge que pudimos ver en Love, Death + Robots. Sin embargo, como hemos comentado anteriormente, en su debut en acción real en el mundo del largometraje, Wilson no da con la tecla. Sin ser excesivamente sangrante, Bloodshot sufre de un mal endémico en el género de acción. Cámaras rápidas que apenas dejan ver las peleas en condiciones y unas coreografías nada logradas.

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Pero la joya de la corona de Bloodshot es sin duda su guion. Un auténtico sinsentido que recoge parte de la mitología del cómic, pero sin darle una forma coherente. Una masa difusa que se centra en los falsos recuerdos insertados a Ray Garrison pero a los que no saben sacar partido de forma alguna. Eso por no hablar de la malévola compañía del Proyecto Espíritu Renacido, cuyas únicas motivaciones parecen ser las del Dr. Emile Harting. Interpretado por Guy Pearce, este trasunto del Kozol del mundo de las viñetas lo único que parece ejecutar son órdenes para acabar con sus antiguos compañeros.

En definitiva, la adaptación de Bloodshot no es la entrega soñada por los lectores de Valiant que aspiraban tener un universo cinematográfico compartido pero que, por tema de derechos, tendrán que quedarse con las ganas. Sin llegar a ser catastróficamente ridícula, la cinta de Dave Wilson tarda poco en abrazar el aburrimiento y eso es lo peor que se puede decir de una película de este estilo.



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