Javier Vázquez Delgado recomienda: The Wicked + The Divine 4: Tensión Dramática

 

Edición original: The Wicked + The Divine #18-22 USA.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Kieron Gillen.
Dibujo: Jamie McKelvie.
Color: Matthew Wilson.
Formato: Tomo rústica, 168 páginas.
Precio: 18 €.

 

Hace ya tiempo, año y medio, desde que en Zona Negativa reseñáramos el tercer tomo de The Wicked + The Divine, evidentemente no es justo que una serie de tal calidad se quede en el olvido, por ello vamos a aprovechar la falta de novedades de este mes para lanzarnos a recuperar, y reivindicar, la serie de Kieron Gillen y Jamie McKelvie para Image Comics hablando de su cuarta parte. Además este tomo supone el regreso del dibujante a la serie, si hacemos un pequeño ejercicio de memoria recordaremos que el anterior tomo, titulado Suicidio comercial, se nos contaba una situación desde el punto de vista de varios personajes, así Gillen aprovechaba la falta de McKelvie para contar, junto a otros dibujantes, historias de algunos de los personajes, orígenes y pensamientos personales, siguiendo brevemente con partes de la trama pero sin tanta fuerza como tuvieran los dos anteriores anteriores arcos, un tomo que, sin ser malo, suponía un pequeño parón hecho de forma totalmente consciente por parte del guionista y con beneplácito del dibujante, ya que este no estaba ni de descanso ni acusaba algún tipo de agotamiento, al contrario. ¿Dónde estaba McKelvie?, pues ambos autores tomaron una decisión, la de acabar una historia que tenían pendiente para su otra gran obra en el mercado independiente, Phonogram, así McKelvie demostraba ser incombustible lanzando lo que sería la tercera miniserie, Inmaterial Girl, de dicha colección mientras Gillen contaba pequeñas historias que de otra manera no hubiera podido, según él mismo afirmaba en sus entrevistas de aquel entonces, recordemos que estamos hablando de 2016.

En España la serie empezó a publicarse algo más tarde y su ritmo no está siendo precisamente rápido, aunque la editorial encargada de ello, Norma, ha acertado de pleno alternando su publicación con la de Phonogram, ya completa en nuestro país, que resultaba ser una maravilla y mezclaba elementos que también encontramos en esta The Wicked + The Divine, a saber, la relación entre la música y las personas así como la magia, a pesar de que son series muy diferentes, la primera se mete más en los grupos sociales que crean los diferentes movimientos musicales y la relación del arte en sí con el público, mientras que esta va a por la gran estrella, la adoración y la mitificación de los artistas. Todo ello desde un doble aspecto crítico hacia los mitos creados y hacia la sociedad que los magnifica.

Como decía antes, el tomo dos nos había dejado dos cliffhanger enormes, el primero la muerte de Inanna, que es lo que se desarrolla más en el tomo tres y vemos como los distintos dioses se pelean formando dos grandes facciones, siendo sus partes más importante la muerte de Tara, una miembro del Panteón que había sido nombrada pero resultaba la menos importante, y el encarcelamiento de Morrigan. Así la historia nos resultaba aun interesante, aunque sin el gran arte de McKelvie todo temblaba un poco, pero nos quedaba lo gordo, la transformación de Laura, la absoluta protagonista, en Perséfone y la muerte de esta, junto a sus padres, a manos de Ananké. Que el personaje principal, la que llevaba el peso de la historia desde su número 1, muera justo en el momento en que consigue su sueño era un golpe de efecto que nos dejó meses expectantes, no en vano su continuación se llama Tensión Dramática, técnica muy utilizada en las series actuales, dando a entender que los autores quieren seguir jugando con nosotros, nuestros conceptos preestablecidos y nuestra visión del propio arte.

Y vaya que si juegan, tensión dramática era la que nos generaba el segundo tomo, si tuviera que definir este con una palabra sería acción. Acción y respuestas es lo que los autores nos ofrecen, de manera que esta parte contrasta mucho con los tres recopilatorios anteriores. Que Laura vuelva a la vida no es tanto una sorpresa como una necesidad, la propia portada nos lo muestra, el anterior tomo demostraba que era difícil seguir una historia sin ella, que era la que nos aportaba el punto diferente al resto de personajes, pero también que no había un sustituto potente en el elenco que Gillen y McKelvie presentan, su vuelta era bastante lógica, especialmente cuando le habían dado ya sus poderes de diosa. Lo que sí es una sorpresa es el cambio absoluto de tono en esta parte de la historia, como si del fin de una fase se tratara, al fin y al cabo con él nos ponen en el ecuador de la serie.

Ese cambio le viene fenomenal para contrarrestar el pequeño parón que resulto el tercer tomo, pero también para realizar ese punto de ruptura en contraposición a los densos dos primeros, sigue habiendo referencias a muchas de las cosas de las que hablaban, a esa visión del icono, de la fama y de cómo los meros mortales los vemos, e incluso de la industria musical y sus cambios en las últimas décadas, con una más que clara alusión en las páginas finales con “el cambio”, pero a esto podemos añadir una dimensión más referida a algo mundano, es decir, la lucha entre el bien y el mal desde una perspectiva algo más clásica, con dos bandos ya situados y enfrentados, solo que, aparentemente la luz es el mal y la oscuridad el bien… ¿o es solo la historia que nos quieren contar?, ¿nos están engañando?. Como decía hay respuestas hacía quién, cómo y por qué se realizaron los asesinatos previos, pero muy pocas hacia toda la mitología que han creado los autores en esta historia, que no deja de ser lo fundamental.

Podemos resumir diciendo que es un cambio momentáneo y necesario el que aquí encontramos, los diálogos profundos se ven sustituidos por las grandes escenas de acción, las fiestas por peleas y los misterios por posicionamientos. Adiós trascendencia, hola puñetazos, pero, aunque resulte extraño en este tipo de series, esto es lo que necesitábamos para volver a levantarnos.

Lo que no cambia ni lo más mínimo es el gran dibujo de McKelvie que sigue con una narrativa espectacular y que, valga la redundancia, es perfecto para narrarnos esto, un gran espectáculo. Pero para hablar de la grandeza de esta serie no hay que dejar de lado a Matthew Wilson, con su color consigue hacer que esta serie sea aun más especial, sus tonos son perfectos y consigue dar el acabado que necesita en todo momento. Es el que pone la luz al show.

The Wicked + The Divine es una serie única, diferente, con una construcción que sabe nivelar muy bien la cantidad de fondo con la acción y este tomo demuestra que hay una historia detrás de todas esas simbologías, sabe moverse entre lo profundo y lo mundano, entre la originalidad y lo clásico, todo ello con una narración sublime. Estoy ansioso por ver cómo parten de aquí hacia el final.



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