Javier Vázquez Delgado recomienda: Cemetery Beach

Edición original: Cemetery Beach #’s 1-7 USA, Image Comics.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guion: Warren Ellis.
Dibujo:.
Rotulación: Fonografiks.
Formato: Cartoné.
Precio: 20,00 €.

Warren Ellis es un tipo que se hace de rogar. No son pocos los que sufren la larga espera para la continuación de Trees, la serie con la que el guionista se metió de nuevo al público en el bolsillo hace ya unos años. El título ha estado parado durante tres años en USA, lo que sumado al parón indefinido que ya ha confirmado para Inyección (otro de sus títulos más celebrados recientemente) tiene al fan completamente abatido. Sin embargo, parece que hay luz al final del túnel, y en el caso de Trees no solo se ha retomado por fin el tercer arco estos últimos meses en la tierra del Tío Sam, sino que sus creadores han estado jugueteando entre medias con una obra autoconclusiva de esas de subir la música a tope y soltarse la melena, y que Norma ha tenido a bien traernos a España en un bonito tomo en tapa dura para ayudarnos a pasar la espera. El fuego y las balas son los personajes principales en esta loca huida titulada Cemetery Beach.

Se abre el telón. Michael Blackburn se encuentra desnudo y esposado en un cuarto de interrogatorios con un guardia con una indumentaria un tanto vintage. Michael es un agente especial enviado para explorar una colonia espacial fundada hace cien años por un grupo de investigadores que encontraron la manera de cruzar las estrellas y que se ha mantenido aislada de la Tierra desde entonces. Michael no es bienvenido, y no tiene ningún interés en dejarse matar. Así que, con la ayuda de una disidente local llamada Grace y unas habilidades de lo más letales, Michael tratará de huir de las hordas del draconiano Presidente Barrow y escapar de la capital de la colonia hacia la Playa Cementerio, donde se encuentra su punto de extracción. A partir de ahí, luz, fuego y destrucción.

Este es el argumento de Cemetery Beach, una obra que según cuenta Warren Ellis comenzó a escribir porque Jason Howard, su compañero de armas en Trees, tenía el antojo de dibujar una historia de acción. Y vaya si lo hizo. Cemetery Beach comienza con un fluido y dicharachero diálogo entre el protagonista y su captor para entonces, tras el par de toñas de rigor, poner el pie en el acelerador y comenzar una infatigable metralleta de escenas de acción a cada cual más intensa y alocada.

No nos vamos a poner exquisitos: una buena ensalada de tiros siempre se agradece, y Ellis y Howard no tienen aquí ningún otro tipo de pretensión. El guionista británico va arrojando detalles a lo largo de toda la obra con los que ir caracterizando la realidad de esa colonia espacial sumida en una especie de futuro congelado con aire steampunk, pero no es más que el envoltorio con el que dar un poco de forma a todo el atrezzo que cae en manos de Howard para ser arrasado. El artista estadounidense, con su característico trazo rallado e irregular se aprovecha del escenario planteado por Ellis para diseñar un submundo lúgubre y oxidado con variados habitantes a los que poder explotarles la cabeza en cada nueva página. Mad Max es lo primero que le vendrá a todos a la cabeza en seguida, especialmente con ese villano principal mórbido y asqueroso sucedáneo de Inmortan Joe, sumido en su guerra personal en la que la vida de ningún esbirro tiene importancia.

A pesar de todo, y valorando sus sencillas ambiciones como historia de acción pura y dura, creo que Cemetery Beach habría ganado con un poco más de pausa. En no más de cuatro páginas la trama te sumerge en una vorágine de persecuciones, saltos, explosiones y disparos que llega en algunos momentos a resultar extenuante. La preocupación principal es la espectacularidad, pero le falta un par de diálogos sosegados por aquí y un par de descansos por allá, que te permitan recuperar el aire antes de retomar la carrera. Además, se centra tanto en los fuegos artificiales que olvida en cierto modo poner en apuros a sus protagonistas, en mostrarles algún tipo de vulnerabilidad o de verdadero desafío en lugar de limitarlos al perfil de apisonadoras indestructibles. ¿Es divertido? Sí. ¿Es ideal? No.

Sí es cierto que la acción es muy entretenida y entra mucho por los ojos. A título personal, el estilo de Howard me suele echar un poco para atrás con su trazo imperfecto y rallado y ese color moteado cual brocha gorda de pintor, tiquismiquis que es uno, pero lo considero una cuestión meramente subjetiva. Es innegable que el artista tiene una calidad enorme como narrador, y sus escenas de acción son tremendamente dinámicas. De hecho, ese trazo rallado actúa muy en su favor para darle mucho más movimiento a sus frenéticas huidas y persecuciones a lo largo de toda la historia, mientras que sus viñetas panorámicas huelen a cine por los cuatro costados. Sumado a un color ceniciento (como no podía ser de otra manera para el mundo colonial decadente que nos muestran) iluminado aquí y allá por las constantes explosiones tenemos un trabajo muy agradecido en el que se nota que Howard se lo ha pasado piruleta. Quizás tanto que no ha sido consciente de lo comentado arriba, que hay momentos en los que las incesantes secuencias aturullan al lector.

Por último, merecen una mención especial las preciosas portadas que el artista ha creado para la obra, no solo las principales, que rebosan de una personalidad enorme, sino de sus geniales portadas alternativas emulando a otros autores míticos como Mignola, McFarlane o Katsuhiro Otomo. Un detalle curioso que podemos encontrar por suerte en los extras del tomo.


Cemetery Beach no es la obra que uno acostumbra de Warren Ellis, y desde luego no es la obra que le deja a uno poso, pero también es cierto que esa no parece ser la intención de sus autores. Frente a esa sinceridad, solo queda recomendarla a aquel que disfrute de la acción pura y dura y le apetezca dejar el cerebro en suspensión durante unas decenas de páginas. Total, siempre hay tiempo para todo.



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