Javier Vázquez Delgado recomienda: El chico de los ojos de gato

Edición original: Shogakukan
Edición nacional/ España: Satori Ediciones.
Guión: UMEZZ Kazuo
Dibujo: UMEZZ Kazuo
Formato:Rústica con sobrecubiertas. 536 páginas
Precio: 22,00€

UMEZZ Kazuo fue un autor precoz, que consiguió publicar su primer manga cuando asistía al instituto y que consiguió hacerse un hueco en el sector junto a otros pioneros del cómic japonés. Fue uno de los padres del manga de terror, género por el que más se le conoce en el extranjero, pero también se consagró con obras de carácter humorístico, como Makoto-chan, un precursor del Shin-chan de Usui.

Umezz (Umezu, originalmente en japonés) se ha convertido en una figura mediática en su país, gracias a su participación en otros medios, como la televisión, el teatro o el cine, y a la imagen pública que ha creado de sí mismo, ya que siempre viste ropa y accesorios de rayas rojas y blancas, que incluso adornan la fachada de su casa. Se trata de una referencia ineludible para muchos mangakas, muy respetado por sus colegas y que incluso tuvo una asistente de la talla de TAKAHASHI Rumiko.

Por desgracia, tan insigne autor ha estado ausente del mercado editorial del manga en nuestro país desde que Ponent Mon finalizara la edición de Aula a la deriva en el verano de 2010, a pesar de que en este período de tiempo se ha publicado a otros autores del género del terror, como Ito, Maruo, Kago o Hino. Diez años son demasiado tiempo para prescindir de una figura tan relevante, pero esta es una carencia que, afortunadamente, los responsables de Satori Ediciones han decidido subsanar.

El chico de los ojos de gato es una obra que quizás engañe por su apariencia o el hecho de estar protagonizada por un niño, pero se trata de un trabajo complejo y maduro, realizado por un autor que ya tenía una dilatada experiencia en el momento de su publicación. Su protagonista es un chico de rasgos felinos, que se esconde tras un antifaz y se oculta entre las sombras, desde donde observa privilegiadamente los abusos cometidos tanto por otros seres sobrenaturales como por los humanos. Comparte nexos de unión con ambos mundos, pero no pertenece a ninguno de ellos, como el curso de los acontecimientos se encarga siempre de recordarle, y es que subyacen en su figura la incomprensión y una desalentadora soledad.

Resulta ser un justiciero poco ortodoxo que, si bien suele ayudar a los humanos que sufren abusos y vejaciones por parte de las malignas criaturas que se infiltran furtivamente en la sociedad, observa también en ellos actitudes y comportamientos censurables, castigándolos con cierto desdén e indiferencia. Aunque tiene un férreo código moral que respeta y que le obliga a defender a las personas más débiles, es despreciado por aquellos a quienes protege, lo que impide que pueda asentarse en ningún lugar y tenga que vagabundear continuamente.

Se trata de una obra que combina las características del horror gótico literario con el folklore japonés, para conseguir así un sello personal. Entre los escenarios de los relatos podemos encontrar bosques sombríos, fríos sótanos, angostas buhardillas o costas solitarias, en los que monstruos, espíritus y esqueletos emergen de sus oscuros pozos para aterrorizar a los seres humanos, transmutar sus cuerpos o provocar desastres naturales, bajo el azote de desgarradoras tormentas.

Desde las primeras historias podemos observar la influencia de Mary Shelley y su eterno Frankenstein, en forma de seres que reviven de forma artificial o científicos ansiosos por desafiar las leyes naturales y crear formas de vida. El uso de iconos del horror occidental se combina con el de los yôkais, criaturas ultraterrenales de apariencia variopinta, poderosas habilidades y particulares códigos morales que suelen suponer una fuente de conflictos para las personas con las que conviven o se encuentran.

Umezz demuestra en todo momento un amplio rango de habilidades destinadas a identificar, estudiar y dar forma a las emociones más primitivas y propias de los seres humanos, de forma que conceptos abstractos, como el miedo, el deseo, la avaricia, la repulsión, el odio, la vergüenza o la ambición quedan reflejados en la galería de personajes y las acciones que llevan a cabo, con las cuales desarrolla cada una de las historias de este volumen. También hace gala de un particular sentido del humor, de una revanchista sorna y una ácida ironía.

En el apartado gráfico, Umezz realiza un planteamiento soberbio, intenso y certero. Pone mucho cuidado en los ricos detalles de los escenarios y su trabajo en el diseño de los personajes, tanto humanos como espíritus, sigue los patrones propios del gekiga, con un trazo sencillo y un estilo realista, que consigue aproximar al lector a las experiencias de los personajes. Pero sobre todo, hay que destacar un excelente uso del negro, que predomina las páginas y las imbuye en la oscuridad propia del horror gótico, creando una atmósfera intimista, opresiva y asfixiante que dota de mayor profundidad a cada uno de los relatos. Además, destaca la acertada combinación de planos en momentos clave de la acción, como si se tratara del montaje de una película de terror, para producir desasosiego e inquietud en el lector. No obstante, se perciben influencias del cine de Murnau o Whales que enriquecen el arte del dibujante japonés.

A pesar de estar programada para los últimos meses del pasado año, la publicación de este título ha tenido que posponerse hasta marzo de 2020, debido a problemas con los materiales de reproducción. La responsable de que por fin lo podamos tener en nuestras manos es Satori Ediciones, editorial especializada en cultura y literatura japonesa, que continúa ampliando su línea manga a base de manga clásico firmado por grandes nombres, como nos avanzó en el pasado Manga Barcelona. En esta ocasión, la obra se publica en dos contundentes volúmenes, de los cuales el primero tiene 536 páginas, en formato A5 (15×21 cm), por el que apuestan firmemente, con encuadernación rústica y sobrecubiertas, muy robusto y realizado con materiales de buena calidad, a un precio de 22,00 euros.

Su diseño está especialmente cuidado, algo que los lectores pueden comprobar al retirar las elegantes sobrecubiertas, que incluyen una ilustración en su reverso y una biografía del autor en una de sus solapas. Además, las cubiertas de la encuadernación rústica tienen un diseño sobrio, que contrasta con las rayas blancas y rojas de su interior, tan características de Umezz. Se incluyen también un par de páginas a color y un marcapáginas, como detalle hacia los lectores. La editorial gijonesa ha dado un paso adelante y se ha volcado en la producción de este tomo, mereciendo todo nuestro reconocimiento por ello.



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