Javier Vázquez Delgado recomienda: En pocas palabras
Edición nacional/ España: Astiberri Ediciones
Guion: Jason
Dibujo: Jason
Formato: Rústica con solapas; 160 páginas en blanco y negro, y bitono
Precio: 17,00€
Una semana más, y sigo buceando entre la bibliografía de Jason. Si recuerdan, justo hace 7 días me centraba en el cómic, con gran poso cinematográfico, llamado ¿Por qué haces esto? De paso mencionaba a otra obra del mismo autor que estaba también fuertemente influenciada por el séptimo arte. El tebeo en cuestión era En pocas palabras, que precisamente, es el que nos tiene hoy aquí reunidos.
Como curiosidad con respecto a la edición, habría que señalar que esta antología no tiene una edición previa a la de Astiberri; es decir, la editorial vasca fue la primera en lanzar dicho volumen en 2009 recogiendo 3 relatos del autor noruego. Un año más tarde, la editorial americana Fantagraphics publicó el álbum Almost Silence, que además de estar compuesto por esos 3 relatos, incluía un cuarto titulado en Estados Unidos como Meow, Baby! En España se publicó por separado con el título de La momia misteriosa. En este sentido, diré que, si bien la publicación de Astiberri es la pionera, la de Fantagraphics es más completa porque La momia misteriosa casa perfectamente con las otras 3 historias cortas, ya que tiene también en común la (casi) ausencia de texto.
En pocas palabras recoge el cariño y la influencia que el cine mudo; el cine en blanco y negro, y el cine de terror ejerce sobre el Jason historietista. A través de tres historias vemos como todas esas filias del autor surgen a la luz teniendo como denominador en común que la narración recae eminentemente en las imágenes, relegando a casi la nada al texto. Apenas hay diálogos, y parte de ese texto aparece en forma de intertítulos propios del cine mudo.
La importancia del cine mudo radica en narrar mediante las imágenes, siendo así el cine más puro que hay, porque, recuerden, el cine es narración, no explicación. Esto es un error muy típico del (mal) cine sonoro que le da tanta importancia a la palabra haciendo que los diálogos carguen con todo el peso. De este modo, la narración pasa a un segundo plano debido a que el relato pasa a ser algo meramente explicativo. Por esto mismo, cuando uno es capaz de mostrar la historia a través de la imagen, se convierte en un narrador excelente. Y Jason es justamente eso. Tiene una claridad expositiva, va directamente al grano y sus historias se desenvuelven con naturalidad y sin frenos. En su narrativa todo es un constante desarrollo hacia delante, y además, todo es posible dentro de su universo creativo.
El primer relato titulado Los vivos y los muertos (2006) es una no convencional historia de amor con los zombis de George A. Romero como telón de fondo. Lo más pintoresco del asunto, es que trae la obra del director de La noche de los muertos vivientes a la década de los 20. Si hay algo constante en la bibliografía de Jason es que sus relatos están impregnados por la fatalidad. Pese a la influencia de Hollywood, rara vez veremos un final 100% feliz.
Sobre “finales felices” (mejor dicho, la ausencia de los mismos) podríamos hablar del relato Dime algo (2001) también ambientado en los años 20. Aquí el referente sería más bien Buster Keaton, en la única historia del tomo que no tiene influencia del cine de terror. Las historias de amor en Jason suelen tener un halo de imposibilidad, de algo o alguien que se interpone entre los protagonistas. De ahí, a la fatalidad que he mencionado antes. Aquí, el autor juega muy bien con los tiempos narrativos, porque pese a incluir en varias ocasiones flashbacks, la historia no sufre cortes o bajadas de ritmo, sino que estos flashbacks están al servicio de la narración, ya que hurga sobre las relaciones de los personajes y sus deseos, por lo que se implementan de forma orgánica con la narración en presente.
Por último, tenemos Por el mal camino (2004). Aquí nos tenemos que ir a la década de los 30 y al Frankenstein de James Whale. Si bien, la mayor parte del relato sigue siendo mudo, en la parte final se introduce el diálogo y el bitono. No deja de tener su lógica, puesto que en esta década el cine sonoro está ya más que asentado. Una vez más, la imposibilidad amorosa es el eje de la historia. Aquí la carga dramática gira en torno a un triángulo romántico que pivota entre el amor correspondido y la obsesión, siendo ésta última la que genera todos los males dentro de la narración. Así pues, la fatalidad vuelve a hacer acto de presencia.
Como curiosidad, en este último relato hay un par de guiños. El primero de ellos es a la mítica escena de la ducha de Psicosis; una vez más, Jason demuestra su amor por Alfred Hitchcock. El segundo tiene que ver con lo que expresa un personaje, puesto que indica que éste trabaja para su amo que está haciendo una máquina del tiempo para matar a Aldolf Hitler. Dos años más tarde, Jason publicaría el cómic que tiene como figura central al líder del partido Nazi.
Una vez más, y nunca me cansaré de esto, recomiendo la obra de Jason; un artista con una voz muy personal, y con unas dotes narrativas altísimas. Su bibliografía se mueve entre la reflexión y la sorpresa, y siempre nos propone algo.
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