Javier Vázquez Delgado recomienda: Los caballeros de Heliópolis 3. Rubedo, la obra en rojo

Edición original:Chevaliers d’Héliopolis 3 Rubedo, l’œuvre au rouge FRA, Glénat
Edición nacional/ España:Norma Editorial
Guion:Alejandro Jodorowsky
Dibujo:Jérémy
Color:Felideus
Formato:Cartoné, 56 Páginas
Precio:18€

Asimar, si con Rubedo encuentras la crueldad absoluta, te daremos una nueva oportunidad.

Rubedo, la obra en rojo es el tercer episodio de Los caballeros de Heliópolis la última obra de Jodorosky y su primera serie con Jérémy.Es una ucronía que sucede entre finales del siglo XVIII y principios de XIX que mezcla sucesos históricos con elementos fantásticos, algo que también hizo el guionista chileno en Los Borgia. Mi compañero Alejandro Ugartondo ya se había encargado de reseñar los dos primeros álbumes de la serie Nigredo, la obra en negro y Albedo, la obra en blanco. Como los anteriores álbumes nos llega de la mano de Norma Editorial.

Los caballeros de Heliópolis son una sociedad secreta de alquimistas que se encarga de preservar el futuro de la humanidad luchando contra quien lo ponga en peligro. El protagonista de la serie es su nuevo recluta Asiamar, un hermafrodita hijo de Luis XVI y María Antonieta. Tras los sucesos de anterior álbum es obligado por sus compañeros a luchar contra Napoleón Bonaparte que en el pasado fue considerado como posible miembro de los caballeros, pero su ambición lo acabo por convertir en una amenaza. Entre los dos se ha forjado un vínculo amoroso que hace que no pueden olvidarse el uno del otro. Para combantir contra el emperador Asiamar debe a adentrarse en Rubedo para conocer la crueldad femenina que le permita derrotarlo. Mientras Napoleón para combatir el deseo inicia una espiral de violencia y guerras que asolan Europa y le llevaran a adentrarse en Rusia.

Como los anteriores álbumes estamos de nuevo ante una historia en tres actos. En el primero Asiamar debe superar una fase de su entrenamiento alquímico, el segundo nos cuenta su enfrentamiento con Napoleón y el desarrollo de su campaña militar en Rusia y en el tercero somos testigos del final del corso, aunque deja la historia llena de interesantes posibilidades para el cuarto álbum. La principal diferencia con los dos anteriores es que el segundo acto no se desarrolla en el pasado, sino que la historia transcurre de forma lineal.

Todos los trabajos de Jodorosky por debajo de género que sea la obra, en este caso aventuras, siempre afloran sus obsesiones particulares sobre filosofía, misticismo y espiritualidad que son una constante en todas sus obras. En los dos primeros álbumes estos temas parecían más contenidos, pero en este se desatan y además de los personajes de naturaleza dual, los maestros-guías, los viajes iniciáticos, el renacimiento como detonantes del cambio, el misticismo y el tarot que ya habíamos visto en los dos primeros álbumes, tenemos otra de las marcas de la casa como son las mutilaciones y el sexo cobra más importancia. Aunque no aparecen de la manera tan alocada e imaginativa como en sus obras de ciencia-ficción o fantasía como El Incal o Alef-Thau, algo producto de tener como base sucesos históricos. Sin embargo no hay duda que estamos ante un trabajo suyo.

Otra de las principales características de sus obras es que habitualmente no acaba de rematar los finales y sus obras van perdiendo fuelle con el paso de los álbumes. Algo que no está claro que sucede en este caso sobre todo porque las últimas páginas parecen conducir la serie a un cambio de rumbo, aunque este tomo sí que da la sensación de tener un desarrollo muy atropellado. Lo que no es nada habitual en sus trabajos es el tratamiento que vemos de las mujeres que se podría considerar algo machista, aunque la historia transcurre en una época tremendamente machista. Algo similar sucede con el sexo que resulta algo mojigato para lo que es habitual en sus obras.

El eje de la historia es la transformación de Asiamar para poder afrontar las misiones que le encomiendan los caballeros y su enfrentamiento con Napoleón, algo que hace que el resto de personajes queden un tanto desaprovechados cuando cualquier de los alquimistas daría para mucho más.

Jérémy hace un trabajo brillante en la primera mitad del álbum, pero hacia el final parece que las prisas hacen que haga un trabajo más descuidado emborronando el resultado final. La ambientación está muy bien conseguida en todos los aspectos, brillando sobre todo los diseños de a base de los caballeros. Como muchos de los dibujantes hiperrealistas que pueblan el cómic francobelga sus personajes resultan algo estáticos, algo que hace que las escenas de acción que están muy bien planteados no acaben de resaltar todo lo que debieran. Además el personaje de Asiamar va cambiando los rasgos ligeramente de unas páginas a otras como si el dibujante no usara siempre el mismo modelo, lo mismo que pasa con otros personajes. Felideus hace un buen trabajo de color y de luz sobre todo en las escenas nocturnas.

Norma Editorial hace una buena edición que conserva las características de los anteriores álbumes de la serie.

Este tercer álbum de la serie cierra gran parte de las tramas anteriores, pero nos deja con la incertidumbre de como finalizará la serie ya que deja abiertas infinitas posibilidades. Los caballeros de Heliópolis no llega a las cuotas de genialidad de los mejores trabajos de Jodorosky pero es una serie que funciona muy bien sobre todos por los elementos de pura aventura que contiene. Lo mismo sucede con el trabajo de Jérémy que está lejos de Moebius, Giménez o Boucq, pero que cumple de sobra con lo que exige el guion.



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