Javier Vázquez Delgado recomienda: Astérix el Galo: La Película, de Ray Gossens

Dirección: Ray Goossens
Guion: Willy Lateste, Jos Marissen, László Molnár (Cómic: René Goscinny, Albert Uderzo)
Música: Gérard Calvi
Duración: 68 min
Productora: Coproducción Francia-Bélgica; Dargaud Films / Belvision
Nacionalidad: Francia

Corría el 1 de junio de 1959 cuando la revista francesa Pilote publicó, en su promocional Nº0, la primera página de Astérix el Galo. Se trataba de una bande dessinée centrada en una aldea de la Galia que durante el año 50 a. C se mantenía firme contra el invasor romano gracias a una poción mágica proporcionada por el druida de la localidad. Aquella primera aventura, que más tarde se recopilaría en un álbum, estaba escrita por René Goscinny y dibujada por Albert Uderzo. Aunque todo el microcosmos que la pareja de autores iban a desarrollar con el paso del tiempo aún estaba en pañales esta odisea iniciática ya asentaba las bases del que con el tiempo se convertiría en el cómic francés más importante de la historia del medio. Fue en 1967, cuando la serie llevaba un buen puñado de entregas que poco a poco iban cimentando la leyenda, que la editorial Dargaud y la productora belga Belvision se asociaron con Goscinny y Uderzo para realizar la primera película protagonizada por Astérix y sus amigos galos. La historia elegida para dicho largometraje fue, como no podía ser menos, aquella Astérix el Galo que lo inició todo y dio nombre a la célebre colección.

Para sacar adelante tan importante proyecto sus máximos responsables contrataron para dirigirlo al ya por aquel entonces veterano animador Ray Gossens, al trío de guionistas Willy Lateste, Jos Marissen, László Molnár para escribirlo y para poner voces a los personajes principales a actores como Roger Carel (Astérix), Jacques Morel (Obelíx), Pierre Tornade (Abraracourcix), Jacques Jouanneau (Assurancetourix) o Lucien Raimbourg (Panoramix) entre otros. Todos estos apartados fueron supervisados a conciencia por unos René Goscinny y Albert Uderzo cuya intención era que el debut en la pantalla grande de sus hijos galos estuviera a la altura de las circunstancias. El 2 de diciembre de aquel 1967 Astérix, Obélix, los habitantes de Armórica y las tropas romanas comandadas por Julio César llegaron al mundo del séptimo arte para, al igual que sucediera con el de cómic, quedarse allí para siempre estrenando nuevas peripecias en celuloide cada cierto tiempo inspiradas en sus más exitosas aventuras en papel y alguna que otra nacida directamente para el medio audiovisual que alcanzó estatus de obra maestra, como Las 12 Pruebas de Astérix.

Con la película de Astérix el Galo acontece algo muy parecido a lo que sucedió con su contrapartida en viñetas en 1959. Aquella presentación en sociedad de Astérix y compañía todavía era un diamante en bruto, con mucho potencial oculto, pero que necesitaba ser pulido de manera adecuada para que alcanzara su máximo esplendor. Con el largometraje que adapta aquella historieta también se notan las carencias de un producto cuya naturaleza no está del todo establecida como pieza audiovisual. Aunque, de manera inteligente, el diseño de los personajes se acerca bastante al que por aquel entonces tenían en las viñetas y no tanto al primigenio de aquel primer álbum la animación de Astérix el Galo se revela algo tosca, no demasiado elaborada y diferenciándose poco de la de cualquier rudimentaria serie animada para la televisión de la época. Con esto no afirmamos que el acabado del film sea deficiente, pero sí tenía un notorio margen de mejora que no tardaría en ser superado con posteriores películas centrados en los galos. De hecho la inmediatamente posterior, Astérix y Cleopatra, ya daba muestras de una minuciosidad más contrastada en su ejecución formal.

En lo referido al guión a seis manos con el que Willy Lateste, Jos Marissen y László Molnár adaptaban la palabra escrita de René Goscinny la fidelidad a la misma es del todo escrupulosa siendo casi una mímesis exacta de lo acontecido ocho años antes en las viñetas. Desde la presentación de la historia en la que se contextualizaba espaciotemporalmente la serie con la deposición de armas del jefe Vercingetorix a los pies, en el sentido literal de la palabra, de Julio César todas las situaciones, personajes, gags y hasta la mayoría de los diálogos están sacados directamente del álbum que le sirve como base argumental. Hay quien podría pensar, sin falta de razón, que se trata de una decisión demasiado conservadora por parte de los escritores de la obra, pero siendo conscientes de tratarse de la primera película protagonizada por Astérix y sus paisanos, asó como asumiendo que la fórmula en los cómics funcionaba a la perfección se puede comprender dicha toma de decisiones acomodaticias. Por suerte con el paso de los años esta manera de trabajar cambió y se llegaron a realizar films que mezclaban varios álbumes y otros que, como previamente hemos apuntado, no se basaban en ninguno de ellos desembocando en rotundo éxito.

Astérix el Galo está lejos de las mejores películas animadas inspiradas en los personajes creados por los maestros René Goscinny y Albert Uderzo, pero como puesta de largo internacional de las versiones cinematográficas Astérix, Obélix y allegados cumple sobradamente por contener en su interior todos los aciertos, y algunos de los fallos, de aquella primera aventura que marcó el camino a seguir para la bande desinée más importante de todos los tiempos, junto a Las Aventuras de Tintín de nuestro añorado Hergé. Tras esta primera incursión llegarían genialidades como las ya citadas Astérix y Cleopatra o Las 12 Pruebas de Astérix, Astérix en Bretaña o El Golpe del Menhir y ya en la actualidad dos producciones que abandonaban la animación tradicional para sumergir a nuestros amigos galos en el 3D con la soberbia adaptación de La Residencia de los Dioses o Astérix: El Secreto de la Poción Mágica, esta ya construida sobre un guión original exclusivo para su producción. También podríamos hablar de las numerosas películas en imagen real con los personajes como protagonistas, pero se supone que estamos hoy estamos rindiendo tributo a Albert Uderzo y no me gustaría llenar la recta final de esta reseña de exabruptos y maldiciones varias ¡Por Tutatis!



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