Javier Vázquez Delgado recomienda: Astérix legionario

Es una pena enorme escribir en un homenaje a Uderzo por su muerte. Pero habría que empezar por darle las gracias por todos los grandes momentos que nos ha hecho pasar a quienes hemos tenido la suerte de disfrutar de sus trabajos. Sin duda, Astérix es el cómic más importante de mi vida, por eso mi deuda de gratitud con Goscinny y Uderzo es tan enorme que nunca se la podría pagar. Vine al mundo el mismo año que falleció el guionista. No tengo claro cuando supe que estaba muerto, ya que cuando comencé a leer Astérix solo me preocupaba de pasármelo bien. ¡Y vaya si me lo pasaba! Con el tiempo comprendí la enorme perdida que había sido para el cómic su muerte, pero no la sentía como algo propio. Sin embargo, cuando hace una semana salió la triste noticia del fallecimiento de Uderzo sentí como con él moría una parte de mi infancia. Mis primeros recuerdos del cómic están ligados a la figura del pequeño galo puesto que mi madre me enseñó a leer con Astérix y los Godos. Fue el comienzo de una afición que nunca he abandonado y me ha proporcionado grandes momentos. Todo gracias a René y Albert. Sin ellos nunca hubiera llegado a disfrutar de los trabajos de otros autores inmensos de distintos ámbitos geográficos que hacen manga, BD, tebeos, cómics, novela gráfica o como quieras llamarlo que es lo mismo.

Ambos formaban una de las mejores parejas que ha dado el cómic. No solo eran una pareja artística que crearon varias obras en común, su relación era mucho más estrecha. Eran amigos muy leales. Uderzo, como hace Obélix en Astérix y El caldero, acompañó a su amigo al “exilio” cuando la agencia World Press en la que ambos trabajaban echo al guionista. Su pecado fue reclamar sus derechos como autor. Crearon una nueva agencia junto a Charlier y Jean Hébrard, pero pasaron momentos duros ya que las editoriales de cómics no los querían contratar. Sin embargo, esa nueva agencia fue el germen de la revista Pilote y en su primero número nació el galo más famoso del cómic. Esa amistad y camaradería es algo que se ve en cada página, no solo de Astérix, sino también en Juan Pistola o Umpa-pá. Y esa es una de las primeras cosas que Astérix me enseñó: el valor de la amistad y la lealtad.

Uno de los grandes placeres y mejores recuerdos que tengo de mi niñez era ir a la librería del barrio y buscar entre sus estanterías tomos de la serie que todavía no había comprado. Recuerdo mi sorpresa al ver Astérix en la India entre los Astérix y Tintines de la estantería. ¡¿Cómo podía ser?! Ese álbum no aparecía en la lista de títulos que Obélix tallaba en la contraportada. Pero me dieron muchas más cosas La residencia de los dioses y Obélix y compañía fueron mis primeras enseñanzas sobre economía y hasta la fecha nadie me ha explicado mejor los excesos del capitalismo. Gracias a sus álbumes nació mi fascinación con la Roma antigua. Pero además las aventuras de Astérix también están presente en momentos más inesperados como cada vez que veo la Esfinge recuerdo como Obélix rompió su nariz, si veo dos piscinas juntas me sigo tirando en bomba para ver si puedo vaciar una como Obélix en El escudo averno, etcétera… un sinfín de cosas gracias a una serie ferpecta que todavía me sigue sacando sonrisas.

Pero vamos al turrón que esto es una reseña de Astérix legionario, mi álbum favorito de la serie cuando era un pitufo.

Reseña Astérix legionario

 

Edición original:Asterix. La Grande Collection 10. Astérix Légionnaire FRA, Hachette
Edición nacional/ España:Bruño
Guión:René Goscinny
Dibujo:Albert Uderzo
Formato:Cartoné, 48 Páginas
Precio:19,90€

 

Centurión Hoteltérnimus, 1ª legión, 2ª cohorte, 3ª manípula, 1ª centuria

Astérix legionario fue prepublicado en la revista Pilote entre los números 368 (10 noviembre 1966) y 389 (6 abril 1967). Apareció en álbum en 1967 y es el décimo de la colección. Este álbum junto a junto con Astérix Gladiador sirvieron como base para La Sorpresa del César, película de animación del año 1985.

La vida transcurre placida en la aldea gala hasta que nuestros protagonistas se cruzan con la joven Falbalá que ha vuelto a la aldea. Obélix queda prendado de ella al instante. Así que con la ayuda de Astérix decide intentar conquistarla de manera bastante torpe. Mientras está con ella descubre que Tragicómix, su prometido, ha sido reclutado forzosamente para luchar en la Guerra Civil entre Julio Cesar y los pompeyanos en África. Así nuestros protagonistas deciden ir a rescatarlo, aunque para ello deban alistarse en la legión romana.

Cuando apareció este álbum la serie estaba en su punto álgido, que duraría hasta la muerte de Goscinny, con los autores en plena madurez y conociendo todos los resortes que convertían cada nuevo episodio de la serie en una joya. Por eso siempre aparece entre los citados en las discusiones irresolubles sobre cuál es el mejor álbum de la serie. Lo que sí es seguro es uno en los que el personaje de Astérix está más chispeante, decidido, brillantes, irónico y con un punto de malicia nada habitual en los cómics destinados al público más juvenil.

Como ya era norma en la colección tras la aventura anterior, Astérix y los normandos, que se desarrollaba en la aldea en este, tocaba viajar para que Goscinny juegue con los prejuicios de los franceses sobre los distintos países que les rodean. Pero la diferencia es que aquí los protagonistas acaban en un grupo heterogéneo compuesto por un egipcio, un bretón, un belga, un griego y un godo además de un traductor, un cocinero y dos centuriones romanos que intentan imponerles una vida castrense. Estos personajes dan pie a una hilarante comedia de situación por los problemas de comunicación y los constantes choques culturales que se producen. Sin embargo, los momentos más divertidos del cómic son los relacionados con las reacciones de Obélix por su enamoramiento de Falbalá y los infructuosos intentos de los centuriones de imponer la disciplina romana a sus reclutas. Entre los reclutas brilla con luz propia Campodetenis que es uno de los personajes más antológicos y descacharrantes de la serie. Como curiosidad hay que destacar que sus jeroglíficos están sacados de símbolos de la guía Michelin.

Pero como siempre Goscinny aprovecha para criticar algunas de las cosas que sucedían en su época. En esta ocasión sus dardos van dirigidos al ejército y al servicio militar que todavía era obligatoria en Francia cuando apareció este tebeo. Vemos como los galos se burlan de muchas de las normas estúpidas que tienen los ejércitos. Y como se obligaba a gente que no quería a aprender a manejar armas. Un mensaje con un marcado tomo antimilitarista que ve reflejado en las delirantes escenas del desierto y boca de muchos legionarios que hacen saber lo absurdo de las guerras civiles. Algo que contrasta con la fidelidad histórica con la que están reflejadas algunas de las características del ejercito romano, como la construcción de los campamentos. Pero la crítica más mordaz va dirigida a la burocracia, la ineptitud y falta de eficacia provocan la ira de Astérix, algo que ha sentido cualquiera que haya tenido que llegar algún trámite administrativo y se haya encontrado con algún funcionario que no tiene ganas de trabajar. Sin duda, es una de las secuencias más acertadas de la serie.

El álbum, como es norma de la serie, está jalonado de homenajes y guiños a la cultura popular. Entre sus personajes vemos homenajes a James Bond, Tintín o al cuadro La balsa de la medusa, además de referencias a Descartes, Juan Bautista u Homero.

Uderzo al igual que Goscinny está en su mejor momento en la serie. Ha conseguido encontrar su estilo propio y su trabajo es increíble demostrando su dominio tanto de la caricatura como del dibujo más realista. Es capaz de dotar a sus personajes de expresividad y además de reflejar la impedimenta militar o distintos lugares geográficos tan dispares como los bosques galos, la ciudad de Condate o el desierto africano. Todo ello sin perder de vista la claridad de la narración.

Astérix ha tenido múltiples ediciones en nuestro país, pero la mejor es La Gran Colección que hace un tiempo lleva sacando Bruño-Salvat aunque de mamera irregular. Ojalá la desgraciada muerte de Uderzo sirva para que aceleren su publicación que es la única que hace justicia a su trabajo.

Astérix legionario es uno de los álbumes más divertidos de la serie con los autores en estado de gracia demostrando todo lo que hizo grande a Astérix. Una obra maestra del noveno arte por la que el legado de sus autores será inmortal.

Gracias René y Albert por eso ratos inolvidables.



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