Javier Vázquez Delgado recomienda: Conversaciones en cuarentena: Santiago García
Todos los que estamos aquí – redactores y lectores – estamos todos los días leyendo cómics que compramos cada semana, cada quince días o cada mes. Historias ficticias o reales que son creadas por artistas, que estos días, al igual que nosotros, están padeciendo tanto la excepcional situación de confinamiento, como el tener familiares enfermos o trabajando para lograr revertir la complicada situación en la que nos encontramos.
Desde Zona Negativa, como web de cómics, hemos sentido la necesidad de preguntar a aquellos que leemos y admiramos, cómo están viviendo esta situación y cómo creen que todo esto va afectar al mercado del cómic.
Hoy hablamos con Santiago García
Santiago García
Zona Negativa: Lo primero de todo, ¿qué tal te encuentras? ¿Cómo está la situación en New York?
Santiago García: Afortunadamente, mi familia y yo nos encontramos bien. También es cierto que llevamos ya un par de semanas confinados y extremando las medidas de precaución, en parte porque con el coronavirus llevamos la hora de España. Estar al tanto de las noticias que llegan desde nuestro país ha hecho que seamos más conscientes de la magnitud de este problema y del peligro que representa. Eso es precisamente lo que echo en falta en Nueva York, donde para mi gusto el estado de alarma es demasiado blando y la gente no acaba de entender la gravedad de lo que está pasando. El viernes -29 de marzo- hizo un excelente día primaveral y la calle y los parques estaban llenos de gente paseando, socializando y disfrutando del sol. Hay que decir que aquí las autoridades no han reaccionado con la contundencia con la que están reaccionando en Europa (aunque lo hicieran tarde) porque existe un miedo atroz a arruinar la economía y que los datos del paro influyan en las elecciones presidenciales que deben celebrarse este mismo año. En el dilema entre dólares y personas, hasta ahora claramente se está inclinando la balanza del lado de los dólares.
Z.N.: ¿En qué estás trabajando estos días?
S.G.: Intento mantener mi actividad normal, seguir escribiendo proyectos que tengo abiertos y cumpliendo con mi cuota de traducciones. Como trabajo desde casa, no he perdido el acceso a mi puesto de trabajo habitual.
Z.N.: La situación de estar encerrado en casa y el aumento progresivo de infectados y muertes ¿afecta a la capacidad de concentración? ¿Notas qué te está resultando más difícil realizar tu trabajo? ¿O por lo contrario, estás teniendo muchas ideas para nuevos proyectos?
S.G.: Lo noto una barbaridad. Cuando empezó todo esto, bromeaba con los amigos diciendo que los que nos dedicamos a esto llevábamos años preparándonos para afrontar el aislamiento, porque al fin y al cabo es casi como viviéramos en cuarentena. Siempre estamos encerrados en casa, escribiendo y dibujando, y a mí no hay nada que me guste más que leer y escuchar música. Así que todo fenomenal, ¿no? Los que lo iban a pasar mal eran los “civiles” que están acostumbrados a salir de casa todos los días y trabajar en una oficina, una fábrica o un entorno social, pero no nosotros. Sin embargo, desde que esto empezó estoy despistadísimo y me cuesta mucho concentrarme. Me paso el día en twitter y en internet, no solo buscando noticias, sino buscando simplemente interacciones sociales, aunque sean a distancia. Paso mucho más tiempo comunicándome con la familia y los amigos a través de mensajes, mails, videochats… Es como si de pronto sintiera la necesidad de estar más cerca de los demás, más conectado con todo, como si hubiéramos redescubierto nuestra condición de pieza de un colectivo y hubiéramos perdido algo de individualidad. Lo cual en parte es lógico, porque de pronto nos hemos dado cuenta de que nuestra libertad individual y nuestra capacidad de decisión depende enteramente del colectivo al que pertenecemos.
Z.N.: A los pocos días de salir a la venta La Cólera se produjo el cierre obligatorio de las tiendas de cómics ¿Cómo se vive que una obra en el que habéis trabajado tanto tiempo Javier, tú y Astiberri, no pueda ser comprada?
S.G.: Hasta ahora, siempre que había sacado un libro, éste había llegado a las librerías lo más rápidamente posible desde que estaba acabado. Terminábamos el original, lo mandábamos a la editorial para que lo revisaran y maquetaran, y de allí a imprenta, distribución y librería cuanto antes, así que la fecha de salida estaba determinada por la fecha en que los autores lo dábamos por acabado. Con “La cólera” no fue así, sino que elegimos conscientemente la mejor fecha posible. Nuestra primera intención era salir en la campaña de Navidad de 2019, pero no llegamos a tiempo. Acabamos el libro poco después del plazo límite y a partir de ese momento ya estábamos listos para mandarlo a imprenta, pero de acuerdo con la editorial decidimos elegir el momento que pareciera más propicio comercialmente. Podríamos haber salido en enero o febrero, pero optamos por marzo porque así sería novedad para el Salón del Cómic, Sant Jordi y la Feria del Libro, que son los momentos más importantes del sector en la primera mitad del año. De hecho, fijamos la fecha en el 19 de marzo y finalmente la acabamos adelantando una semana para que llegara a tiempo al Graf, donde estaba prevista una charla de Javier presentando el libro. Si hubiéramos mantenido el 19, “La cólera” ni siquiera habría llegado a distribuirse y sería novedad absoluta para cuando vuelvan a abrirse las tiendas. La semana de salida del libro los acontecimientos se fueron deteriorando a una velocidad de vértigo. El martes, Javier todavía estaba preparando la charla del Graf y deseando ir al festival con su flamante libro nuevo debajo del brazo, y los organizadores todavía estaban convencidos de que el festival se celebraría, aunque fuera con ciertas precauciones. Cuando vimos que era mejor cancelarlo nos sentimos frustrados porque empezamos a darnos cuenta de que las presentaciones en persona iban a ser complicadas de hacer durante las siguientes semanas. En ese momento todavía nos preocupaban únicamente las dificultades que esta crisis pondría a la promoción presencial. Pero para el fin de semana ya estaban cerrando las librerías y de pronto nos dimos cuenta de que el libro en el que habíamos estado trabajando durante tres años había estado a la venta durante 24 horas y podía convertirse en un libro fantasma. Es más, intentar promocionar tu libro en la situación que estábamos viviendo parecía una frivolidad, algo que no le interesaría a nadie, empezando por nosotros mismos, que ya estábamos pensando en otra cosa. Es un golpe, porque has dedicado tantas horas, tanto esfuerzo y tanta ilusión a este trabajo que ver cómo se te disuelve entre las manos de la noche a la mañana es difícil de comprender y de asimilar. Así que pasamos por la decepción, la frustración, la rabia (¡la cólera!) y finalmente la resignación y la aceptación. Esto es algo más grande que nosotros mismos, es obvio que la tragedia es tan enorme que el destino de nuestro libro es insignificante ahora mismo, y ya solo pensamos en cómo saldremos todos de esto y cómo seguiremos adelante, y lo que pase con el libro es secundario.
Desde luego, para una vez que elegimos conscientemente, elegimos el peor día de los 50 últimos años. Qué ojo tenemos. La lección está clara: a veces es mejor no pensar demasiado las cosas.
Z.N.: ¿Tenéis pensado en algún modo especial de promocionar La Cólera una vez que se puede volver a comprar?
S.G.: No. Ahora mismo no pensamos en eso. Hay preocupaciones más inminentes y no sabemos cómo ni cuándo vamos a volver a la actividad en todos los sectores, de modo que ya nos preocuparemos cuando llegue el momento. No tiene sentido hacer planes. Sí sabemos que Astiberri sigue decidida a tratarlo como una novedad a promocionar cuando vuelvan a abrirse las librerías, pero ya veremos con qué escenario nos encontramos para entonces.
Z.N.: ¿Has notado que por parte de las editoriales han paralizado próximos proyectos?
S.G.: En mi caso particular, de momento no. Este año tengo previsto sacar otro libro, ¡García! 3 con Luis Bustos, también en Astiberri, y por ahora seguimos trabajando en él con normalidad. Estaba previsto para la segunda mitad de año (sin fecha concreta), de modo que en principio contamos con que pueda aparecer con relativa normalidad. Y en cuanto a las traducciones que hago para Panini/Marvel, como intentamos trabajar con la máxima antelación posible, de momento no me han dado ninguna instrucción de que paremos. Imagino que si la situación se prolonga ese momento podría llegar, pero por ahora aún no ha ocurrido.
Z.N.: ¿Crees o percibes que a largo plazo (2021) el modelo de mercado sufrirá cambios? ¿Cómo se puede ayudar a qué las tiendas de cómic y las editoriales sobrevivan a esta situación, tanto por parte de los autores como de los lectores?
S.G.: Me parece una imprudencia hacer predicciones ahora mismo. Si hay algo que creo que todos debemos entender de esta crisis es que es algo insólito, que nadie había vivido nada parecido y que por lo tanto no sabemos cómo ni cuándo va a acabar. Para mí sería muy fácil ponerme en lo peor y hacer predicciones catastróficas. Al fin y al cabo, nuestro sector es un sector que vive siempre al filo del desastre económico, no tiene unas bases financieras muy sólidas y depende en gran medida de profesionales y empresarios independientes, muchos de los cuales viven al día: desde dibujantes hasta libreros pasando por editores. Es obvio que éste es un sector vulnerable ante una situación como la actual. Pero también lo son muchos otros. Como no creo que nos ayude en nada sumirnos en la desesperación (ya habrá tiempo para eso si hace falta cuando toque), prefiero pensar que con mayor o menor dificultad todos conseguiremos salir adelante. Y si acaso,el sector del cómic en concreto, precisamente por esa fragilidad histórica de la que hablaba, ha salido ya de agujeros tan profundos que está más capacitado para sobrevivir y salir del cráter que va a dejar el coronavirus. Somos supervivientes por naturaleza. Pero claro, eso es más un deseo que una realidad. Lo que tenga que pasar, ya lo veremos.
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