Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman: Último Hijo

Edición original: Action comics 844-846, 851, 855-857 Action comics annual 11
Edición nacional/ España: Planeta Deagostini
Guion: Richard Donner, Geoff Johns
Dibujo: Adam Kubert, Eric Powell
Entintado: Adam Kubert, Eric Powell
Color: Dave Stewart
Formato: Cartoné, a color
Precio: 20 €

Esta semana quería leer algo del hombre de acero, ese héroe del que tantos autores han comentado lo complicado que es dotar su trama de interés ante su omnipotencia y carácter espléndido, un tebeo que me recordara al héroe inmaculado y poderoso y que no por esto se sienta sin interés. All Star Superman, Superman: American alien, La muerte de Superman, Superman: Identidad secreta, Superman: Legado… Lo malo de todos estos cómics es que los tengo muy presentes. Entonces descubrí el tomo que nos ocupa, nunca releído que recordaba me había gustado. Con diez años de distancia las cosas no se ven de la misma manera.

Richard Donner, de sobra conocido por todos, fue el director de la película Superman The Movie de 1978. Con su visión del kriptoniano, convirtió en fan del personaje a toda una generación (y alguna venidera), la expectación por lo que pudiera decir en este cómic de su héroe favorito despertaba el interés de gran parte del fandom. Presentado para 2006 por la voluntad de hacer coincidir la historia con el estreno de Superman Returns, película protagonizada por Brandon Routh que recreaba al Superman de Reeves años después con una interesante continuación de la historia del film original. La película pasó sin pena ni gloria por las carteleras. Recientemente se ha recuperado la misma representación en el crossover del canal CW, Crisis en Tierras Infinitas, convenientemente, ya que el mismo Routh ejerce de Átomo/Ray Palmer en Legends Of Tomorrow una de sus series de DC. Con bastantes retrasos la obra se terminaría de publicar en 2008 por lo que ni Jason, hijo de la película, ni Christopher, hijo del cómic, coincidieron del todo.

A la tierra llega un niño del espacio, Superman rápidamente siente una gran conexión con él y no puede evitar pensar que de no haber aterrizado en Smallville y sido encontrado por el matrimonio Kent, su infancia hubiera estado rodeada de pruebas y estudios científicos a razón de estudiar la naturaleza kriptoniana. En este punto vemos a un Superman muy humano, pues no solo su empatía hacia el crío se siente real sino también su cólera con los militares y científicos que lo custodian, por raro que sea ver a Superman en esta situación, resulta chocante pero apegada a la moralidad del personaje. Mucho más creíble que cuando, recientemente, con un rato de charla es convencido para dejar que su hijo se vaya un tiempo indefinido por el espacio con su abuelo. Una reacción como la de este cómic es mucho más plausible que lo que nos contó Bendis. La situación avanza con la inevitable adopción de Christopher Kent (nombre en honor a Christopher Reeve) algo que Superman quería hacer desde el primer momento en que lo vio, entregando páginas del cómic a convencer a Lois, sus padres o quien haga falta. La llegada del verdadero padre del niño supondrá un enfrentamiento brutal que acabará con Superman en la zona fantasma.

Aparentemente Richard Donner escribiendo a Superman es un reclamo impactante, si tiene a su apadrinado Geoff Johns ayudándole en su interacción con el mundo de las viñetas la cosa no puede salir mal. La verdad es que no lo hace pero tal vez por el recuerdo que tenía del cómic o por la categoría de sus autores, la oportunidad se percibe como perdida. A día de hoy creo que su interés reside en poder ver a Kal-El con un hijo distinto de Jon, en la aparición del General Zod y en la Metrópolis de Kubert. Además de por el invaluable e incalculable factor nostalgia que pueda tener cada lector hacia la figura de Donner, el cineasta no engaña a nadie y brinda el trabajo que, sinceramente, podíamos esperar de él, en el sentido de lo parecido que es con su película. De niño vería la película de Superman y de seguro pasé un par de días pensando en ella pero las series animadas de Mattel destinadas a la venta de juguetes, con He-Man a la cabeza, atrapaban la atención de mi yo más infantil. No fue con la cinta de Donner cuando me enamoré de Superman y por eso el factor añoranza no me influye en exceso a la hora de leer esta obra. Aunque de niño no valorara como se merece la película, la considero muy revisitable y disfrutable hoy en día.

El cómic se siente apresurado y sin el suficiente tiempo como para que se desarrolle la historia. Seis números donde ocurre de todo y se pasa muy de puntillas por la mayoría de situaciones. La paternidad de Superman, la resistencia e indecisión de Lois ante la maternidad, el propio sentimiento del niño, poco explorado, no resulta ser más que el punto sobre el que gira la trama, las inquietudes de Zod como gobernante o incluso la pelea del resto de héroes del universo DC contra los kriptonianos. Todo esto está en la obra pero no se trata de verdad ninguna de las premisas. Con un guion que, en ocasiones, deja diálogos vacíos y explicativos de más. Esto es algo que no se suele percibir cuando se lee a Johns por lo que probablemente sea obra de Donner, o el bueno de Geoff no estaba inspirado esos días. El tebeo es entretenido pero no tiene el suficiente poso como para que la historia te marque o te despierte algo distinto de lo que te sucede con la mayoría de cómics. Excesivamente procedimental, sin acabar de tener chispa y un paso de situaciones común y poco sorprendente.

Del dibujo se encarga Adam Kubert con viñetas espectaculares que en ocasiones se ven afeadas por algunos rostros expresivos poco convincentes, su labor es muy agradable destacando sus escenas de acción y el nivel de detalle de su dibujo, sus calles de Metrópolis derruida cobran vida. El diseño de las naves kriptonianas no me acaba de parecer bueno, recordándome dichos vehículos voladores a cebollas sin pelar. Detalle menor, al héroe lo representa poderoso y magnífico, como debe ser Superman. Hay una splash page con un camión incrustado en un rascacielos cuyas ventanas reflejan toda la destrucción ocasionada por la batalla que es espectacular. El color de Dave Stewart le viene bien a la obra, sólido y vivo, ideal para representar la luminosidad y grandiosidad del kriptoniano.

Terminada la invasión kriptoniana, el tomo continúa con Huida de mundo Bizarro. Un cómic simpático y emotivo (que tiene su mérito al estar escrito en idioma bizarro) ideal para conocer al personaje y descubrir la particular representación del universo de DC Cómics dado bajo un sol azul. Esta historia se parece más a un cómic de Geoff Johns y el diálogo se percibe más suyo que de Donner. Del dibujo se ocupa Eric Powell con un estilo que casa muy bien con la trama, retratando perfectamente las abominaciones de Bizarro en su conveniente y nuevo hogar.

Un cómic entretenido, con la circunstancia de tener a Donner como co-guionista, que da un Superman cercano a su versión fílmica (el paralelismo nostálgico con su versión cinematográfica es evidente) con elementos interesantes que no terminan de explotar y que gracias al dibujo de Adam Kubert da una gratificante experiencia visual.



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