Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – La Cosa del Pantano 1ª Temporada: Primeras Impresiones
Género: Superhéroes, drama, thriller, acción, terror
Creador: Gary Dauberman, Mark Verheiden, basado en el cómic de Len Wein y Bernie Wrightson
Reparto: Crystal Reed, Maria Sten, Will Patton, Adrienne Barbeau, Henderson Wade, Jennifer Beals, Andy Bean, Virginia Madsen, Derek Mears, Kevin Durand,
Producción: Atomic Monster / DC Universe. Distribuida por DC Universe.
Canal: DC Universe/TNT
Posiblemente la serie dedicada a un personaje tan icónico como La Cosa del Pantano sirva como síntesis de aquello que no permite arrancar del todo a DC Universe, la plataforma de streaming propiedad de Warner Bros en la que se decidió aglutinar todo el contenido audiovisual relacionado con la adaptaciones, animadas y en imagen real, de personajes nacidos en el seno de la editorial estadounidense DC Comics y que lleva en funcionamiento desde abril de 2017. Si bien producciones propias como Titans o Doom Patrol parecen haber encontrado su hueco la nueva versión para la pequeña pantalla de Swamp Thing nació muerta cuando al poco tiempo de su estreno sus máximos responsables oficializaron que ni los trece episodios de los que constaba la primera temporada iban a llegar a emitirse. Supuestos problemas con los impuestos exigidos por el estado de Carolina del Norte abortaron prematuramente el programa creado por Gary Dauberman y Mark Verheiden, con la colaboración de James Wan y su productora Atomic Monster, para disgusto de muchos fans que esperaban con ella la traslación más fiel y digna del personaje creado por Len Wein y Bernie Wrightson. Nuestros redactores Luis Javier Capote, Sergio Fernández, Nacho Pena, Juan Luis Daza y Gustavo Higuero han podido ver esta primera y última tanda de episodios y a continuación nos ofrecerán sus opiniones sobre la misma.
Hoy debo confesar que era particularmente renuente al visionado de reciente adaptación televisiva de las aventuras de la Cosa del Pantano. Quizá pueda resultar un tanto contradictorio, habida cuenta del hecho de que me he tragado -y reseñado para esta santa casa- algunas de las últimas temporadas de Arrow o The Flash, pero en mi ánimo pesaban los precedentes habidos con el personaje, así como el carácter icónico del mismo, especialmente en lo relativo a la etapa escrita por Alan Moore. Afortunadamente, la recomendación de mi consejera de confianza hizo que me animara a verla y, de paso, a contribuir en esta entrada colectiva.
Sí, la fortuna ha sido buena, porque me he encontrado con un producto cuya solidez y medios está por encima del producto deceero televisivo al que estaba acostumbrado -el del «Flechaverso»- y que, resultando respetuoso con la materia prima original, aporta unas perspectivas que podríamos considerar novedosas. Por un lado, está la premisa de colocar en el centro del escenario al personaje de Abigail «Abby» Arcane, dejando a Alec Holland en un papel, si no secundario, supeditado al de ella. No me atrevería a ponerles al nivel de una pareja protagónica, pues es el rol de la científica el que asume la función introducirnos en el pantanoso lugar donde se desarrollan los acontecimientos. La investigación que la lleva de vuelta a su hogar es la que la trae también a una serie de recuerdos, muchos de ellos no muy agradables. El recurso utilizado no es nuevo, pero está bien utilizado: algo huele mal en el lugar y no es solo el pantano.
Uno de los puntos fuertes de la serie es, en mi opinión, la ambientación: los parajes en los que se desarrolla la trama transmiten una atmósfera opresiva y densa; las imágenes son oscuras y dan al conjunto un aspecto entre cochinito y sudadín, que casa perfectamente con el ecosistema en el que se mueve esta Cosa del Pantano y que no ahorra el uso de herramientas propias de la intriga, y el terror.
En resumidas cuentas, creo que es una buena adaptación que, quizá, mereció mejor suerte, sobre todo porque el último capítulo evocaba, por la obvia razón de su título, el inicio de aquella etapa que, al fin y a la postre, habría de definir al personaje para siempre.
Reconozco que cuando comencé con el visionado de Swamp Thing, sabía que la serie no había echado raíces. Los dos primeros episodios rodados por el cineasta californiano Len Wiseman captaron mi atención. Pese a su limitado presupuesto, tanto la puesta en escena como la estética elegida para recrear los cenagales eran más que acertadas. Por si esto fuera poco, que James Wan fuera uno de los padrinos del proyecto me hacía pensar que nos encontraríamos ante una versión que abrazara sin tapujos al terror. Nada más lejos de la realidad, el resto de la temporada se hunde en el fango de la mediocridad.
Si algo lastra esta adaptación de La Cosa del Pantano son las insípidas subtramas que ocupan mucho más metraje del que debieran. Tanto es así que la criatura creada por Len Wein tiene bastante menos protagonismo que el resto de los personajes. Un culebrón en toda regla con tintes sobrenaturales que por momentos recuerda a series como Twin Peaks o Expediente X pero que palidece de manera alarmante en dicha comparación. Pese a contar con veteranos intérpretes de cierto caché en el reparto como Will Patton o Virginia Madsen, el conjunto de las actuaciones son más que olvidables. La galería de secundarios no parece no tener fin y lo único que tienen en común es lo tedioso que resultan sus historias. La amiga periodista, el hijo del sheriff… hasta llegar a Ian Ziering (sempiterno Steve en Sensación de vivir), piezas que no encajan en un puzle soporífero.
Si todo lo que sucede en Marais produce bostezos, el pantano es el lugar donde nos gustaría que la atención se hubiera fijado. El gigante Derek Mears es un gran molde para dar forma a la extraña criatura y lo cierto es que da el pego en pantalla. Las sanguinolentas escenas que coquetean con el gore y el look utilizado para recrear al otrora Alec Holland encajan a la perfección con el tono de serie B tan propio del género. Lástima que, como he comentado anteriormente, el porcentaje de estas gozosas secuencias sea tan exiguo. Tanto, que no hace recomendable su visionado en absoluto.
De aquellos barros, estos lodos. El guion firmado por Gary Dauberman y Mark Verheiden (showrunners del experimento) se pierde en ramificaciones insulsas apelando a la mejor etapa que La Cosa del Pantano tuvo en el mundo de las viñetas. Cualquier parecido con el cómic de Alan Moore es mera coincidencia pese a tratar de meter las semejanzas con calzador. Hay que tenerlos muy gordos para titular Lección de anatomía a un capítulo que queda a años luz del mítico número que transformó por completo no sólo a una franquicia que estaba a la deriva sino también al propio medio. La relación entre Alec y Abby Arcane, crucial para el desarrollo de la historia, resulta poco creíble como consecuencia de la nula química entre Crystal Reed y Andy Bean. Aunque hablando de personajes capitales, Avery Sunderland (el mencionado Patton) y Jason Woodrue (Kevin Durand) son villanos chichinabescos que parecen haber salido de un gag de Muchachada Nui.
En definitiva, a pesar de su evidente falta de pretensiones, Swamp Thing tiene un punto de partida interesante, pero se diluye como un azucarillo en cuanto termina dicha presentación. Más allá de los guiños a la franquicia (aparece la gran Adrienne Barbeau como ya hiciera en la cinta que Wes Craven dirigió en 1980), DC Universe sigue sin dar con la tecla en sus fallidas producciones. Tanto es así que parece hasta paródico que el último capítulo de la temporada lleve por título Cabos sueltos. La cancelación era necesaria. Piensa en verde.
Reconozco que tengo ciertas dudas con los proyectos del DC Universe televisivo. Titanes comenzó bien y admiro su capacidad de no tener complejos sobre los trajes de los héroes que adapta y ser fiel a los mismo, sin embargo, debido a la cantidad de episodios por temporada hay relleno y se puede hacer tediosa. Es, en mi humilde opinión, el caso de la serie de La Patrulla Condenada, que comienza muy bien y siendo muy atrevida en el entorno de la TV pero sus 15 capítulos de duración se pueden hacer verdaderamente pesados.
Sin embargo, con La Cosa del Pantano he tenido mi primera experiencia positiva. El proyecto, que iba a estar producido por James Wan prometía y, aunque se haya quedado en algo bastante dentro de lo común, no me quejo con el resultado. Una serie que es una combinación entre una peli de terror de los años 80 y los cómics de Alan Moore (quedandose en la superficie, no tampoco centrándose en la simbología del material original). Es cierto que no hay grandes interpretaciones en la serie más allá de Virginia Madsen y Will Patton cuya veteranía se come al reparto entero pese al muy manido personaje de este último (empresario malvado), salvo quizá el buen hacer de Crystal Reed, actriz en primera plano por su papel protagonista en Ghostland de Pascal Laugier (Martyrs). Los demás miembros del cast no brillan especialmente ni una Jennifer Beals a la cual está bien ver actuar en un registro distinto al acostumbrado. No menciono tampoco el papel de Kevin Durand, que difiere mucho con el Woodrue de los cómics y que el propio actor nunca fue un as de la interpretación precisamente.
Aunque el argumento siga una continuidad cada capítulo consta de una trama única pero que, sorprendentemente, no se me hace pesada en mi caso y eso que aborrezco bastante los procedimentales. Y los toques gore y de misterio así como el que Derek Mears trate de hacerle justicia al gigante (dentro de su registro, por supuesto), hacen que sea una serie entretenida de ver aunque tampoco una maravilla, claro. Pero me parece que realmente no se busca venderse como algo más que lo que es: Un thriller con toques de terror sencillo a la que, no voy a negar, a veces se hunde un poco en su propio costumbrismo pueblerino, y es que la obsesión de algunas series por querer ser Twin Peaks es incomprensible.
A su manera la serie también plantea una especie de Liga de la Justicia Oscura con personajes como Madame Xanadu, el Fantasma Errante o el personaje interpretado por Ian Zieringg, el actor de Sensación de vivir cuya carrera fue resucitada por la alocada saga de Sharknado, por lo cual está bien ver cómo encajan estos personajes entre ellos y si quizá se hubieran encontrado con la Patrulla Condenada o los Titanes si la serie hubiera continuado. Es una lástima porque en base a esta primera temporada se podrían haber pulido esos fallos de cara al futuro y convertir La Cosa del Pantano en uno de los proyectos audiovisuales más interesantes de DC.
La plataforma DC Universe no fue creada solamente para servir de contenedor de todos los productos audiovisuales previos inspirados en los personajes de la editorial estadounidense que le daba nombre. La intención de sus máximos responsables y de Warner Bros también fue diseñar producción propia para atraer el mayor número de suscriptores y fans posible. Series como Titans o su spin off, Doom Patrol, así lo atestiguan. A estos dos proyectos se sumó una ambiciosa adaptación de La Cosa del Pantano, Swamp Thing, el personaje creado en 1971 por Len Wein y Bernie Wrightson en las páginas del House of Secrets N.º 92, conociendo serie propia un años después y llegando a sus mayores cotas de calidad y fama cuando en 1984 Alan Moore se encargó de los guiones de la serie protagonizada por el personaje regalándonos arcos superlativos como American Gothic o Lección de Anatomía y convirtiendo aquella etapa en un clásico del cómic moderno.
Antes de adentrarnos en esta serie protagonizada por el personaje de DC Comics debemos mencionar que no hablamos con ella de la primera traslación a imagen real del ser sobrenatural que una día soñó ser el científico Alec Holland. En 1982 Wes Craven acometió la primera adaptación en pantalla grande de Swamp Thing con resultados más bien pobres, aunque siendo notablemente fiel a lo narrado por Len Wein y Bernie Wrightson en la génesis del personaje. Siete años después, en 1989, se estrenó la secuela, El Regreso de la Cosa del Pantano, con dirección del desconocido Jim Wynorski, y resultados estrambóticos, pero paradójicamente superiores a los conseguidos por el autor de Pesadilla en Elm Street con la anterior entrega. Ya entre 1990 y 1993 se emitió la primera versión para la pequeña pantalla con una serie homónima de tres temporadas a la que se sumaría otra de animación de tan solo cinco episodios en 1991.
Volviendo a la actualidad y centrándonos en la serie de Swamp Thing los responsables de DC Universe contrataron a James Wan para ser el ideólogo en la sombra del producto. Exitoso director y productor de cine de terror con sagas como Saw, Insidious o The Conjuring (Expediente Warren) posiblemente fuera el descomunal éxito de Aquaman, film rodado por el cineasta australiano, el catalizador para que Warner Bros volviera a depositar su confianza en él para dar vida a otro personaje de la editorial DC. James Wan intervino creativamente en la creación de esta temporada mediante su productora Atomic Monster y delegando responsabilidades en su habitual colaborador Gary Dauberman (Annabelle, La Monja, It) y Mark Verheiden, veterano guionista de cómics, desde hace años implicado en el mundo de la ficción audiovisual. Ambos son los principales responsables y showrunners de la la serie.
Cuando ya se habían contratado los servicios de un varipinto reparto coral formado por Crystal Reed, Andy Bean, Maria Sten, Will Patton, Adrienne Barbeau, Henderson Wade, Jennifer Beals, Virginia Madsen, Derek Mears o Kevin Durand y los del director Len Wiseman (Underworld, Die Hard 4.0) para rodar los dos primeros episodios saltaba la noticia de la cancelación prematura del show por culpa de los altos impuestos que Carolina del Norte, estado donde se rodaba la serie, impuso a los productores y que estos no podían permitirse pagar. De esta manera los trece episodios de los que iba a constar esta primera temporada se vieron reducidos a diez ofreciendo un cierre del todo insatisfactorio. Una vez vista La Cosa del Pantano un servidor debe admitir, muy a su pesar, no pertenecer al grupo de aquellos que la echarán de menos.
Con las consabidas y esperadas licencias La Cosa del Pantano toma como referentes tramas y personajes, principalmente, de la primera etapa del personaje escrita por Len Wein y dibujada por Bernie Wrightson añadiendo algunos apuntes de la ya citada etapa de Alan Moore a los guiones con la inestimable ayuda de ilustradores como Stephen R. Bissette, Rick Veitch o el entintador John Totleben. El problema es que Gary Dauberman y Mark Verheiden parecieran no saber aprovechar el potente material original que tienen en sus manos y a la hora de extrapolarlo a la narrativa serializada en imagen real se centran en la vertiente más culebronesca, en el peor sentido de la palabra, para apuntalar las bases argumentales del proyecto en el que ambos se han implicado. De esta manera el producto se convierte e un claro ejemplo de lo que “pudo ser y no fue” que para colmo no podrá solucionarse en una segunda temporada.
Desde su misma concepción Swamp Thing centra su mayor interés en las relaciones interpersonales de un grupo de personajes causantes de poco o ningún interés de cara al espectador. Las intrigas personales y profesionales, las conspiraciones en la sombra, la aparición de un extraño virus que amenaza a la población están acometidas por los guionistas con un perfil bajo, como sacado de una serie procedimental con poco que ver con la esencia de los cómics en los que se inspira. Es cierto que hay un intento por definir roles potencialmente interesantes como los de Will Patton y Virginia Madsen, dando vida al matrimonio formado por Avery y Maria Sunderland, pero la escritura no pone precisamente fácil el trabajo a unos actores que en el caso de ella no puede sacar de donde no hay y en el de él pareciera tomárselo a broma con un terrible acento sureño y aspavientos variados . Esto se convierte en la tónica habitual con respecto a la fauna social de la localidad de Marais.
Otro de los fallos más notables de Swamp Thing tiene que ver con el tremebundo error de casting que supone el de sus dos intérpretes principales. Crystal Reed es una actriz muy límitada incapaz de, no sólo llevar sobre sus hombros todo el peso que recae sobre Abby Arcane, sino también inviable a la hora de transmitir los conocimientos implícitos en la personalidad de su rol o el conflicto emocional al que se enfrenta durante su cruzada. La situación no mejora con la elección de Andy Bean para caracterizar a Alec Holland, ya que el actor de It: Capítulo 2 carece de la personalidad, el carisma y la presencia necesarios para dar vida a una adecuada contrapartida en imagen real del superdotado y memorable científico. Como era de esperar la química entre Reed y Bean es inexistente y desde esa perspectiva la serie nace muerta desde el primer momento.
Pero no todo van a ser malas palabras por parte de un servidor para Swamp Thing. Gary Dauberman, Mark Verheiden, James Wan y el resto de colaboradores contratados por DC Universe para crear la serie aprovechan adecuadamente el presupuesto invertido en la misma. Todo lo relacionado con la Cosa del Pantano, su entorno y microcosmos está inteligentemente ejecutado desde un punto de vista técnico y adaptado con notable fidelidad de las viñetas del cómic. Diseño de producción, maquillaje y muy dignos efectos especiales, tanto prácticos como digitales, ofrecen la mejor cara del proyecto. A este respecto es justo mencionar que la caracterización de la Cosa del Pantano es la mejor ofrecida hasta el momento en producciones cinematográficas y televisivas siendo la trama centrada en su mímesis con la naturaleza de Marais la única interesante y digna de mención.
En la recta final de la temporada, cuando llegan los episodios nueve y diez, pareciera como si el producto remontara el vuelo y comenzara a suscitar interés, aunque, como acabamos de apuntar en el párrafo anterior, sólo sucede con la subtrama dedicada al personaje que da nombre a la serie. Swamp Thing se despide sin decir adiós y con una prometedora escena post créditos que, conociendo el futuro del programa, sabemos que queda en nada, al menos por el momento. Lamentablemente, y no es de mi agrado decirlo, no será un servidor de los que echen de menos la creación de Gary Dauberman y Mark Verheiden, ya que ha resultado ser una oportunidad desperdiciada en casi todos sus apartados. Algo muy triste si tenemos en cuenta que sus principales responsables tenían en su poder un personaje icónico del mundo del cómic que llegó a disfrutar de una larga etapa convertida con el paso del tiempo en todo un hito del cómic a nivel mundial.
El canal de vídeo bajo demanda de DC lanzó Titanes como primera serie sobre la que cimentar su nuevo Universo televisivo compartido, para poco después llegar la Patrulla Condenada y más tarde La Cosa del Pantano, bajo el aval de James Wan (director de Aquaman). El tono y estilo visto en Titanes parecía ser la hoja de ruta a seguir en las nuevas producciones, pero en el concreto caso de la Cosa del Pantano era de esperar que subiera el listón por ser una serie que se inspira en unos comics que hunden de lleno sus garras en el terror.
La premisa de la serie se construye sobre lo conocido por todos los lectores del personaje, sin dejar de añadir ciertos conceptos nuevos con los que poder dar un ese toque novedoso y tan necesario en este tipo de producciones. Con un esfuerzo muy marcado en los efectos especiales, una cuidada puesta en escena y un tono oscuro, sin concesiones para el espectador, se construye un relato que bebe de las fuentes primigenias del trabajo de Wein y Wrightson, para ir transaccionando de forma clara hacia el trabajo desarrollado por Alan Moore.
Diez entregas que van deshilando el trasfondo de cada uno de los personajes que pueblan el pantano, con villanos bien perfilados, heroínas capaces y la trágica figura de Alec Holland como centro de todo. Un equilibrado cóctel que se despliega con contundencia para satisfacer las exigencias del espectador aficionado al género de terror y de superhéroes por igual.
Uno de los factores más importantes de la serie es el equilibrio que demuestra en su progresivo despliegue de trama. Sin dejar de lado los tropos más arraigados al género del que se nutre, se mueve con soltura a fin de hacer interesantes a todos y cada uno de sus protagonistas, sin importar su trascendencia dentro de la historia.
La Cosa del Pantano ha sufrido, y se usa este verbo de forma muy consciente, de otras adaptaciones y en todas ellas se fracasa de forma muy clara a la hora de trasladar el germen más puro del personaje. En el caso de esta nueva serie se tiene claro que Holland es relevante y que debe ser fiel a esa esencia, pero que sin un entorno que lo sitúe, que lo arrope, que lo eleve de manera clara, poco importará lo bien que luzca el traje de la Cosa del Pantano. Y por ello aquí el valor no está tanto en la criatura del pantano, como en los secundarios que lo rodean. Ese todo unificado es el mayor triunfo de la serie.
La historia es atractiva desde el primer momento y las inserciones de Blue Devil y Madame Xanadu añaden ese componente extra de universo DC compartido, mezclando la magia y lo sobrenatural, con el componente superhéroico, en un todo heterogéneo donde la imagen poderosa de la Cosa del Pantano se erige como bastión de todo ese microcosmos que conforma ese pantano perdido del sur de los Estados Unidos.
Se puede seguir hablando de su excelente ritmo, de su apuesta por no traicionarse a si misma en ningún momento, su música (de excelente factura), su perfecto equilibrio a la hora de alcanzar el clímax visual o el magnetismo que desprenden algunos de sus personajes, pero sin duda la mejor forma de poder disfrutar de la serie es dejarse llevar y meterse de lleno en sus ponzoñosas aguas.
Si hay que decir algo negativo, es que se haya cancelado por motivos ajenos a audiencias y todo sea por motivos presupuestarios derivados de subvenciones que nunca llegaron. Al menos eso se dice. Una lástima, la verdad.
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