Javier Vázquez Delgado recomienda: Friday #1

Edición original: Friday #1 USA, Panel Syndicate.
Guion: Ed Brubaker.
Dibujo: Marcos Martín.
Color: Muntsa Vicente.
Formato: Digital.
Precio: ¡Lo que quieras!

Estoy seguro de que cuando Brian K. Vaughan y Marcos Martín dieron el pistoletazo de salida a Panel Syndicate no se imaginaron el proyecto en el que se convertiría. Cierto es que con dos autores tan brillantes detrás es más sencillo que las cosas salgan bien, ¿pero publicar obras en formato digital entregadas directamente por los creadores al público? ¿Por el pago de una voluntad que puede ser incluso nada? Desde luego era arriesgado, pero las cosas de la vida. Cinco años y varios premios y nominaciones después, Panel Syndicate porta con orgullo un reducido pero exquisito catálogo de obras de tremenda calidad, entre las que además podemos mirar con especial cariño desde nuestro país, al ver triunfar no solo a Marcos, sino también a Albert Monteys, Muntsa Vicente, Ken Niimura y David López. Un rincón de autoedición para grandes artistas que este mes ha visto cómo se engrosaban sus filas con la llegada de un peso pesado de primerísimo nivel: Ed Brubaker.

Hablar de Ed Brubaker es hablar de cómic en letras grandes. Autor de etapas para el recuerdo tanto en Marvel como en DC, el guionista estadounidense hace tiempo que a lo que se dedica es a explorar todas las posibilidades del género noir junto a su inseparable compañero Sean Phillips, regalándonos obras de la talla de Criminal, Fatale o The Fade Out. Sin embargo, en esta ocasión la sociedad Phillibaker se toma un respiro y el guionista policiaco por excelencia llega solo a Panel Syndicate para ponerse a trabajar codo con codo con su fundador Marcos Martín para traernos una historia poco habitual en la bibliografía del guionista, pero llena de su personalidad. Hablamos del primer número de Friday, publicado este pasado 15 de abril.

La verdad es que ha sido toda una alegría encontrarse de repente con la publicación de esta serie. En pleno confinamiento y con el lanzamiento de novedades paralizado, Friday llega en un momento en el que el formato digital está más sobre la mesa que nunca en el sector, y en un momento en el que la cultura nos hace muchísima falta. La alegría es doble además en nuestro caso, ya que la presencia de Marcos y el resto de autores patrios en Panel Syndicate nos ha regalado desde el principio el privilegio de poder encontrar la mayoría de las obras publicadas simultáneamente en español. Pero vayamos al lío, ¿de qué va Friday?

Es Navidad, la nieve cubre las calles de Kings Hill, y la joven Friday Fitzhugh vuelve de la universidad para pasar las vacaciones invernales en su hogar. Pero volver a Kings Hill no es solo volver a ver a su familia, sino reencontrarse con su amigo Lancelot Jones, un astuto detective juvenil con el que Friday pasó su adolescencia investigando todo misterio que aconteciera en su ciudad. Y reencontrarse con él es sinónimo de volver a las andadas: nada más llegar, Friday volverá a verse envuelta en una siniestra investigación de Lance que gira alrededor del robo de una misteriosa antigüedad. El problema es que Friday tiene sus propios asuntos pendientes con su mejor amigo.

Ed Brubaker es y será siempre recordado como ese guionista que pasa todas las historias por el filtro de Philip Marlowe. El estadounidense es un consumidor voraz y un apasionado del noir, y toda esa pasión y ese conocimiento del género lo traslada a sus historias con una brillantez enorme, afronte la temática que afronte. Desde el horror lovecraftiano de Fatale a la figura del vigilante enmascarado de Kill or be killed, toda su obra está cubierta por un filtro hecho de cigarillos, whiskey y puñaladas a traición. ¡Diablos, si hasta ha convertido el western que le pedía Philips en otra obra negra! Sin embargo, Brubaker nos confiesa en las notas finales de este número que antes de sumergirse en este género fue también un ávido lector de literatura juvenil, y que siempre quiso volver a ella con una historia que ha encontrado su momento a raíz de la proposición de Marcos Martín para trabajar juntos. Y por el momento, el resultado pinta francamente bien, porque este primer número me ha parecido tan interesante como atípico.

Interesante, por su planteamiento. La propuesta de un grupo de jóvenes resolviendo misterios es por sí misma un clásico de la literatura y de la narrativa contemporánea en general, desde Harriet la espía a Nancy Drew, pasando por un clásico de nuestra tierra como Los Cinco. Sin embargo, lo que aquí nos plantea Brubaker es un giro rompedor en el que esos misterios se convierten en un mero acompañamiento al centrarse en el personaje de Friday por dos motivos claros. En primer lugar, al focalizar sobre la figura del ayudante en lugar de la del detective genio, dándole una presencia que cambia completamente el enfoque del género. Por otro lado, aunque se presenta un misterio al uso que podrá tener menores o mayores consecuencias en la historia (ya descubriremos), el escenario principal lo ocupan las reflexiones de Friday, sumida en una profunda preocupación por algo que sucedió entre su compañero y ella antes de que ella abandonara Kings Hill para ir a la universidad. Este misterio dentro del misterio no solo cambia las reglas del juego, sino que marca un profundo contraste con el género al presentar ese salto entre los protagonistas derivados de la madurez que está sufriendo ella frente al estancamiento de un Lance que sigue atrapado en su rutina detectivesca. No en vano Brubaker se refiere a la obra como una especie de post-young adult.

Atípico, porque generalmente el arranque de una serie se construye sobre una introducción a los personajes y al argumento que corona con un giro o un cliffhanger sorprendente que nos anime a continuar con el segundo. Sin embargo, este inicio de la serie se lo toma con calma y termina con unas páginas finales con un tono mucho más introspectivo de lo habitual. Esto es probablemente fruto de ese cambio de registro derivado de superponer la psique y la reflexión de Friday por encima del misterio de la antigüedad robada. No descarto que esto sea algo que pueda dejar un poco fríos a algunos lectores, esperando grandes giros y sorpresas como las que nos ha dado en los inicios de prácticamente todas sus obras, pero a mí el enfoque tan poco habitual del género me parece lo suficientemente atractivo como para dejarme sumergir en la voz interior de su protagonista.

Si hablamos del dibujo de la obra, al tener involucrado a Marcos Martín solo podemos esperar calidad. Confieso que el estilo de este dibujante no es de los que me entran por los ojos a primera vista, pero en cuanto vi de las cosas de las que es capaz a la hora de componer sus páginas me quedé fascinado, pocos autores hay con tanta imaginación a la hora de crear recursos para narrar sus historias. En esta serie no encontraremos (por el momento, al menos) un despliegue tan apabullante como el que pudimos ver en Barrier, en la que el artista barcelonés estuvo espectacular y era la esencia de la obra, pero da la sensación de que ese es el objetivo. Martín se adapta a la manera de escribir de Brubaker y realiza una narración más cercana a las largas reflexiones de sus personajes, dándole cierto aire a Sean Phillips pero con su marca persona. Sumado al color de Muntsa Vicente, que le confiere un aura lúgubre y opresiva a esos bosques invernales, el resultado es notable y prometedor para la continuación de la serie.

Friday nos ha llegado como un regalo en estos tiempos que corren, y lo ha hecho con una propuesta original y muy prometedora de la mano de dos autores cuya carrera habla por ellos mismos. Quizás haya un determinado público al que no le pueda despertar entusiasmo, pero a todo aquel que se sienta atraído por las historias de misterios y sea fan de Brubaker debería picarle el gusanillo por continuar leyendo. Desde aquí os animo a pasaros por Panel Syndicate para echarle una ojeada, y si os es posible, aportar dineros a los autores, que bien merecido lo tienen.



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